Bebo y su humilde homenaje a los médicos cubanos

Un humilde homenaje, desde el arte, a la inmensa tarea de los médicos y trabajadores cubanos ante la lucha contra la Covid-19.

CAPAC- Por Laura V. Mor/ Resumen Latinoamericano Cuba/ Fotos: Laura V. Mor.

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«Bebo» le dicen los vecinos de Nuevo Vedado al hombre que hoy despertó al barrio con una sonrisa, aún en tiempos de preocupación y pandemia.  

Ayer se lo podía ver a Bebo delineando con una pequeña tiza algo que no terminábamos de descubrir los curiosos que nos acercábamos a mirar pero que, temprano en la mañana, cuando ya la vida cotidiana en La Habana daba sus primeros pasos, ahí estaba, mirándonos, desafiante y a la vez, esperanzador.

Con la bandera de la estrella solitaria flameando en su mano firme y con Cuba en el corazón, el extenso dibujo emulaba a la mujer cubana, en la figura de una médica, esas que junto a sus compañeros profesionales de la salud día a día pelean en una batalla contra reloj, invisible y desigual contra la Covid-19. La erguida figura lleva en brazos a esta isla, como una hija amada a la que cuidar y proteger a costa de todo; tal como cubanas y cubanos vienen haciendo desde que aquel 11 de marzo fueron diagnosticados en el país los primeros casos positivos importados.

Cuba “atacó” desde todos los costados, como quien no quiere darle “ni tantito así” de ventaja, y Bebo, como todos, fue testigo de ello. Pesquisajes a diario, charlas con el médico de familia sobre formas de prevención y situación real del virus en el país, gotitas homeopáticas y medicamentos para reforzar las defensas, medidas sanitarias de contención que dejaban ver la necesidad de ganar la batalla, o al menos, tratar de no perderla hasta que sea una realidad tangible la tan esperada vacuna.

Por Laura V. Mor/ Resumen Latinoamericano Corresponsalía Cuba.

«Bebo» le dicen los vecinos de Nuevo Vedado al hombre que hoy despertó al barrio con una sonrisa, aún en tiempos de preocupación y pandemia.  

Ayer se lo podía ver a Bebo delineando con una pequeña tiza algo que no terminábamos de descubrir los curiosos que nos acercábamos a mirar pero que, temprano en la mañana, cuando ya la vida cotidiana en La Habana daba sus primeros pasos, ahí estaba, mirándonos, desafiante y a la vez, esperanzador.

Con la bandera de la estrella solitaria flameando en su mano firme y con Cuba en el corazón, el extenso dibujo emulaba a la mujer cubana, en la figura de una médica, esas que junto a sus compañeros profesionales de la salud día a día pelean en una batalla contra reloj, invisible y desigual contra la Covid-19. La erguida figura lleva en brazos a esta isla, como una hija amada a la que cuidar y proteger a costa de todo; tal como cubanas y cubanos vienen haciendo desde que aquel 11 de marzo fueron diagnosticados en el país los primeros casos positivos importados.

Cuba “atacó” desde todos los costados, como quien no quiere darle “ni tantito así” de ventaja, y Bebo, como todos, fue testigo de ello. Pesquisajes a diario, charlas con el médico de familia sobre formas de prevención y situación real del virus en el país, gotitas homeopáticas y medicamentos para reforzar las defensas, medidas sanitarias de contención que dejaban ver la necesidad de ganar la batalla, o al menos, tratar de no perderla hasta que sea una realidad tangible la tan esperada vacuna.

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