VA-MENGOC-BC: Para que menos personas se agraven o fallezcan por COVID-19 en Cuba
Cuba cuenta con la vacuna contra el meningococo hace tres décadas y hoy es una de las herramientas utilizadas en la lucha contra la Covid-19 para potenciar la inmunidad de la población.
CAPAC- Tomado de Resumen Latinoamericano Cuba/ Foto: Getty Images.
El programa de la televisión cubana Observatorio Científico, realizado por la periodista Diana Rosa Schlachter Piñón, estuvo dedicado esta semana a explicar cómo el uso de una dosis de la vacuna antimeningocócica VA-MENGOC-BC pudiera estimular la inmunidad innata de las personas, y ayudarlas así a enfrentar -de una mejor manera- la posible exposición al SARS-CoV-2.
De acuerdo con la periodista, especializada en temas científicos, más de 18 mil habitantes de zonas de La Habana, especialmente afectadas por la COVID-19, recibieron una dosis de la vacuna VA-MENGOC-BC, como parte de las acciones para hacer frente a la pandemia.
Esta vacuna -precisó-, desarrollada en Cuba por el Instituto Finlay Vacunas (IFV) para la prevención de la enfermedad meningocócica causada por la bacteria neisseriameningitidis, ha sido utilizada de manera segura en niños y jóvenes durante 30 años, con más de 60 millones de dosis aplicadas tanto en Cuba como en otros países.
Ahora, ¿cómo puede ayudar la VA-MENGOC-BC, un preparado contra bacterias, al enfrentamiento del SARS-CoV-2? Para responder a esta interrogante la periodista explicó que en su indicación principal la vacuna consiste en dos dosis, y que ambas cuentan con el componente B; o sea, con la vesícula de la membrana externa del meningococo B.
Esta nanopartícula -dijo- es capaz de potenciar la inmunidad innata inespecífica y puede activarse ante cualquier agente extraño.
Explicó Schlachter Piñón que la segunda dosis completa la protección específica frente a la enfermedad meningocócica B y C. Pero, “en el actual contexto epidemiológico se aprovechan las potencialidades de la primera dosis de VA-MENGOC-BC, activadora de los mecanismos de inmunidad innata”.
Al respecto, la Doctora Dagmar García, Directora de Investigaciones del IFV, entrevistada para Observatorio Científico expuso a los televidentes que no se trata de una reactivación del esquema de vacunación contra el meningococo B, sino de utilizar sus propiedades inmunoestimulantes sobre el sistema inmune innato con una sola dosis, “lo cual puede ser beneficioso en el control viral en la fase más temprana de la COVID-19”.
Por su parte, el Doctor Yury Valdés, Director Adjunto del IFV, recordó que la comunidad científica internacional trabaja en más de 100 proyectos de obtención de vacunas específicas contra la COVID-19, y que también el Instituto Finlay y otras instituciones científicas y médicas cubanas lo hacen de manera acelerada, aunque recapituló que estos preparados tienen que transitar por diferentes fases. Y que, por tanto, el uso de la primera dosis de la VA-MENGOC-BC es una alternativa.
“Sabemos que la inmunidad innata puede ser entrenada y que esto puede lograrse a partir de la activación con vacunas ya conocidas”, explicó el científico.
Asimismo dijo que, en recientes estudios han sido demostradas dos características: una cierta perdurabilidad en el tiempo de esa respuesta inespecífica y que esta es útil porque se activa frente a cualquier patógeno como puede ser el SARS-CoV-2.
La periodista Diana Rosa Schlachterindicó a continuación que para hacer esta propuesta los científicos del IFV analizaron lo que sucede en el organismo de las personas asintomáticas.
La diferencia en el curso clínico de la enfermedad entre el sintomático, el asintomático y el grave radica en cómo el individuo sale exitoso de ese primer encuentro con el virus en la fase temprana de la enfermedad -añadió la Doctora Dagmar García- y eso es consecuencia de la interacción entre el virus y los mecanismos de la inmunidad innata: si logra ser efectivo, el paciente no evoluciona a fases críticas.
Schlachter ilustró mediante una gráfica la idea de que este proceso es como una balanza que sopesa inmunidad innata contra carga viral.
“Si la primera barrera de defensa es fuerte, las personas tienen más posibilidades de controlar la enfermedad. De ahí que los jóvenes presenten muchas veces manifestaciones leves o que sean asintomáticos».
“Cuando el sistema inmune es débil, como es el caso de los ancianos, una cantidad de virus menor es suficiente para inclinar la balanza hacia la enfermedad. Por otra parte, ante una gran carga viral ocasionada por exposiciones consecutivas e intensas al SARS-CoV-2 ese microorganismo vence a la inmunidad que tenemos de nacimiento y transita hacia el pulmón donde se reproduce de manera más agresiva”.
Estos fundamentos condujeron a la decisión de aplicar una dosis de la VA-MENGOC-BC a los grupos con mayor riesgo de infección; entre ellos, a los trabajadores de la salud y a personas que puedan desarrollar la enfermedad de forma severa, debido sobre todo a la edad avanzada, mediando siempre el consentimiento informado.
En palabras de la Doctora en Ciencias María E. Toledo, del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), esta es una alternativa dentro del paquete de medidas o intervenciones generadas por la ciencia e implementadas por la salud pública cubana.
“Su uso en grupos de riesgo, permitirá además generar evidencias sobre su impacto en la salud poblacional”.
Para concluir esta edición de su programa Observatorio Científico, la periodista Diana Rosa Schlachter Piñón, informó que, a partir de esta experiencia se valorarán las posibilidades de aplicar la VA-MENGOC-BC a otras poblaciones en situaciones de riesgo epidemiológico.
“En el caso de la COVID-19 el objetivo es transformar el curso clínico de la enfermedad; o sea, que cada vez sean menos las personas que lleguen al estado grave o crítico y, por supuesto, evitar fallecimientos”.