El 21 de febrero de 1934 el General Sandino y sus dos mejores lugartenientes, Francisco Estrada y Juan Pablo Umanzor, fueron secuestrados y asesinados a traición por la Guardia Nacional. La orden fue dada por el Jefe Director de la Guardia Nacional (cuerpo de cipayos creado por la invasión norteamericana), Anastasio Somoza García. Esa noche, el hermano de Augusto César, Sócrates Sandino, corrió la misma suerte, acribillado a balazos con Rolando Murillo, yerno del ministro Salvatierra y un niño de diez años, que en esos momentos cruzaba la calle. Sólo el Coronel Santos López, defendiéndose con un arma, logró escapar herido y salvarse de la masacre. A continuación, el excelente artículo de Carlos Fonseca Terán, hijo de Carlos Fonseca Amador, fundador, máximo ideólogo, y jefe, del Frente Sandinista de Liberación Nacional.
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