Nimotuzumab: El medicamento cubano contra el cáncer que reduce las secuelas pulmonares de la COVID-19
Comenzaron su uso primeramente en ocho pacientes, y hasta la fecha se han tratado con Nimotuzumab alrededor de 60 pacientes con formas moderadas de la enfermedad, procesos bronconeumónicos y basados en criterios clínicos, complementarios y radiológicos.
CAPAC- Por Lisandra Fariñas Acosta/ Tomado de Cubadebate/ Foto: Cubadebate.
Cuando el pasado 25 de agosto la Doctora en Ciencias Tania Crombet Ramos presentaba ante la dirección del país parte de los resultados parciales del uso del anticuerpo monoclonal humanizado Nimotuzumab, en pacientes con enfermedad severa de COVID-19; a más de 600 kilómetros de La Habana, en el municipio de Guáimaro, el camagüeyano Marlon Silva Acosta estaba a punto a de recibir las bondades de un fármaco que no vacila en asegurar “le salvó la vida”.
Entonces, en el encuentro semanal que se realiza hace casi dos años con los científicos y expertos que participan en las actividades de ciencia e innovación tecnológica en el enfrentamiento al SARS-CoV-2, la doctora Crombet Ramos informaba:
“El anticuerpo monoclonal fue seguro en el tratamiento a estos pacientes, demostrando en ellos una mejoría en la función ventilatoria, una disminución en los marcadores de inflamación, y una mejoría radiológica o estabilización de la neumonía intersticial multifocal en el 80% de los pacientes al séptimo día de tratamiento. Demostró, además, evidencias de prevención o mejoría de las lesiones fibróticas y una alta tasa de recuperación en pacientes graves”.
Todo lo que Marlon Silva viviría desde el 15 de agosto, cuando comenzó con síntomas respiratorios y por indicación de la doctora del consultorio del médico de la familia acudió a realizarse el día 18 un test rápido, corroboraría los datos aportados por la científica sobre este producto biotecnológico, desarrollado por el Centro de Inmunología Molecular (CIM).
“Ahí mismo resulté positivo. Entonces me remitieron para el hospital de campaña del centro de sospechosos de la ESBEC de Guáimaro”, comentó Marlon casi dos meses después de que pasara por esa “pesadilla”.
Estuvo allí hasta el día 22, pues hasta ese momento no le habían detectado ruidos pulmonares cuando se le auscultaba. Recibió una primera dosis del Interferón y comenzó tratamiento con Azitromicina, dijo.
“Ese mismo día el clínico, en el pase de visita, me detecta ruidos crepitantes en la base del pulmón y me remite para el hospital, pero la sala covid estaba ocupada completamente. Por eso me llevaron para el hospital de campaña del hotel de Guáimaro, para una mejor atención”, rememoró.
“Ya yo había presentado, además de la fiebre, pérdida del apetito, del gusto y del olfato, pero sobre todo la fiebre era muy alta y se mantenían los ruidos respiratorios detectados por el clínico”.
Fue en el hotel que Marlon comenzó a sentir falta de aire. El día 25, luego de realizarse la primera radiografía, es enviado de inmediato al Hospital Municipal de Guáimaro, Manuel Enrique Cardoso.
Maybe. Así recuerda Marlon que se nombra la doctora que esa noche estaba de guardia cuando él ingreso. “Comenzaron de inmediato la hidratación, me empezaron a poner el antibiótico Cefuroxima, de segunda generación, además de la dexametasona y me continuaron administrando la Azitromizina”, relató.
El día 26, en el cambio de guardia, el doctor Daniel le informa de la posibilidad de tratarlo con el medicamento Nimotuzumab. “Ya yo había recibido dos dosis de interferón. El doctor me explica que, por mi condición de grave, calificaba para el uso de emergencia del Nimotuzumab, pero tenía que dar mi consentimiento. Hicimos las formalidades e inició el tratamiento con este fármaco y gracias a Dios lo asimilé bien. Debo agradecer también a la rapidez con que este doctor ʹse movióʹ, como decimos los cubanos, e inició el tratamiento con ese anticuerpo monoclonal”, confesó.
La mejoría, dijo, no tardó en llegar. Dos días después de esta primera dosis, “ya la falta de aire no era tanta, tenía buena saturación de oxígeno en sangre y pude así salir de la UCI hacia otra sala, de la misma área COVID, pero ya fuera de peligro”.
“El día 29 me administraron la segunda dosis del Nimotuzumab y el primero de septiembre la tercera. Entonces me hacen la placa. Ese día por la tarde me dieron el alta médica, por supuesto, con los exámenes complementarios realizados y un test rápido negativo”, refirió Marlon.
La mejoría, dijo, no tardó en llegar. Dos días después de esta primera dosis, “ya la falta de aire no era tanta, tenía buena saturación de oxígeno en sangre y pude así salir de la UCI hacia otra sala, de la misma área COVID, pero ya fuera de peligro”.
“El día 29 me administraron la segunda dosis del Nimotuzumab y el primero de septiembre la tercera. Entonces me hacen la placa. Ese día por la tarde me dieron el alta médica, por supuesto, con los exámenes complementarios realizados y un test rápido negativo”, refirió Marlon.
“Tengo 37 años recién cumplidos. No tengo ninguna enfermedad de base y de los efectos adversos que leí en el formulario que se me dio para dar mi consentimiento y que estarían asociados al medicamento, no presenté ninguno. Ni mareo, ni náuseas, ni pérdida del apetito, todo fueron, gracias a dios, bendiciones y recuperación”, apuntó.
El relato ahora nos los hace este joven desde Las Bahamas, donde se desempeña como colaborador, por el Ministerio de Educación. Cuando enfermó, no estaba vacunado y espera en diciembre, cuando vuelva a Cuba, poder recibir su dosis de refuerzo con alguno de los inmunógenos de la Isla.
De aquellos días “grave” y la incertidumbre de padecer los estragos de un virus mortal, recuerda además el miedo y la angustia. “Todos nos enfermamos en casa, incluido mi niño de nueve años, pero por suerte solo yo agravé”.
Por suerte, agregó, existe el Nimotuzumab.
Marlon junto a la doctora Evelyn, el doctor Daniel y la enfermera Yoania / Foto: Cortesía del entrevistado
Una fortaleza para el protocolo cubano contra la Covid
Refirió el especialista que comenzaron su uso primeramente en ocho pacientes, y hasta la fecha se han tratado con Nimotuzumab alrededor de 60 pacientes con formas moderadas de la enfermedad, procesos bronconeumónicos y basados en criterios clínicos, complementarios y radiológicos.
“Nos llamaba la atención que, a diferencia del otro monoclonal, en este es más factible su uso, su administración es en corto tiempo, las reacciones adversas son prácticamente nulas y si aparecen son ligeras, pues se controlan rápidamente. Nosotros no reportamos reacciones adversas graves en ningún paciente”, afirmó.
El entrevistado subrayó que los resultados son muy positivos. “Cuando nos retroalimentamos con los resultados específicos que nos ofrece el CIM sobre los estudios que se vienen realizando, nos damos cuenta que esa que describen es justo la evolución clínica de los enfermos. Es decir, que la mejoría clínica que nosotros vemos en los enfermos se traduce en una reducción de varios marcadores qué está viendo el CIM posteriormente en los estudios de estos mismos pacientes nuestros y de otros hospitales que ellos recopilan. Se observa cómo bajan los niveles de interleuquina y de otras citocinas que son las causantes de ese síndrome hiperinflamatorio”, explicó el doctor Yaikiel Díaz Morales.
Agregó que es evidente desde el punto de vista clínico cómo enfermos con un cuadro bronconeumónico, de saturación y caída de oxigenación, frecuencia respiratoria alterada, al recibir una primera dosis del Nimotuzumab, muestra una mejoría clínica a las 48 o 72 horas de haber usado este medicamento.
“Hemos observado además en el trabajo en nuestro hospital cómo pacientes después de la segunda dosis (se aplican en intervalos de 72 horas) tienen una mejoría clínica y desde el punto de vista radiológico. Muchos de ellos han tenido que usar una tercera dosis, otros no. La minoría, apenas cuatro pacientes, ha tenido que usar una cuarta dosis”, detalló.
“Para el colectivo de nuestro hospital, el Nimotuzumab—al igual que lo es el Itolizumab— es sin duda una bendición para el tratamiento de la covid-19. Esta enfermedad nos ha enseñado a cada uno de los profesionales a enfrentarse a ella con todos los fenómenos y complicaciones que causa desde el punto de vista microvascular. Sin tener estas armas, el Nimotuzumab y también el Itolizumab, no hubiéramos salvado tantas vidas. Esos medicamentos junto con la anticoagulación, otros antiinflamatorios y por supuesto el resto del protocolo cubano, son sin dudas las herramientas para enfrentarse a esta enfermedad tan compleja”, consideró.
Para el especialista, ante un paciente que desde el punto de vista clínico está evolucionando a formas graves o críticas de la enfermedad, “tener a mano un anticuerpo como el Nimotuzumab nos da seguridad y confianza. Estamos esperanzados en que ese medicamento sí es capaz de reducir esa terrible respuesta hiperinflamatoria para evitar que ese paciente fallezca o no vaya por un buen camino, como decimos en la sala”.
El doctor Yaikiel agradece la oportunidad de tener este monoclonal dentro del arsenal terapéutico y agradece además a sus desarrolladores. “En los momentos más críticos tuvimos el apoyo del CIM, tener la llamada de la profesora Mayra, de la profesora Tania, en los momentos en que estaba muy difícil la situación epidemiológica en nuestra provincia para darnos apoyo, confianza, para intercambiar en ocasiones sobre un paciente en específico, nos ha dado aliento y fuerza para continuar. Nuestro colectivo está listo para seguir guapeando hasta lograr erradicar la pandemia o llevarla a lo más mínimo de su expresión”, dijo.
¿Qué dice la evidencia científica sobre el Nimotuzumab?
La Doctora en Ciencias Tania Crombet Ramos, directora de Investigaciones Clínicas del Centro de Inmunología Molecular, es clara en su explicación: “A diferencia de otras moléculas innovadoras que hayamos usado en la covid, este anticuerpo pudiera tener no solo un rol importante antiinflamatorio”.
“El Nimotuzumab pudiera impactar además en la mejoría del trastorno de coagulación que acompaña a la covid, o pudiera prevenir o revertir la fibrosis pulmonar, ya que el receptor del EGF (factor de crecimiento epidérmico) es una de las proteínas centrales que participan en la proliferación celular y en la reparación del tejido que tiene que ocurrir como consecuencia del daño producido por el virus”, sostuvo.
¿Pero qué es el Nimotuzumab? Explicó la científica que es un anticuerpo monoclonal que bloquea o inhibe el factor de crecimiento epidérmico, que es un blanco muy validado en oncología. Como consecuencia de este bloqueo se produce una inhibición de la proliferación descontrolada de las células tumorales, de la formación de nuevos vasos, de la metastización, que es la diseminación tumoral, además de la inducción de la apoptosis, que no es más que la muerte de las células tumorales. El monoclonal además activa el sistema inmunológico.
“Contrario a otras moléculas que reconocen el mismo blanco, el Nimutozumab es una molécula muy segura. Esta es una de sus grandes ventajas, pues reconoce de forma preferencial las células tumorales y no el tejido normal, que tiene una expresión más baja del receptor de EGF y se puede usar en combinación con otras terapias oncológicas como la irradiación y la quimioterapia, aunque también se puede usar como monoterapia”, añadió la experta.
Desde el año 2002 el Nimotuzumab obtuvo su registro sanitario en la indicación de cáncer avanzado de cabeza y cuello. También ostenta registro en otras indicaciones como son tumores nasofaríngeos, que es un subsitio diferenciado dentro del cáncer de cabeza y cuello, los tumores de esófago, el cáncer de páncreas y el cáncer de pulmón de células no pequeñas. También se pueden beneficiar con este producto los pacientes portadores de tumores cerebrales, particularmente aquellos clasificados como glioblastomas multiformes o astrocitoma anaplásico, y tumores de tallo cerebral en el caso de la población pediátrica.
“De acuerdo a la demanda del consumo anual del Ministerio de Salud Pública, nuestra estimación es que más de 5000 pacientes de oncología se tratan anualmente con el Nimotuzumab. Además tiene registro en otros 24 países y tiene permiso de venta especial en quince territorios de Europa y en otros países como Malasia y Singapur”, puntualizó Crombet Ramos.
Respecto al uso de este monoclonal en enfermos de covid-19, explicó que se hizo un ensayo clínico entre los meses de mayo y junio en los hospitales Julio Trigo y Salvador Allende de la capital, y al finalizar esta investigación el Nimotuzumab se incorporó al protocolo cubano de manejo de la covid-19. “Actualmente se usa en el tratamiento del paciente grave y el paciente moderado con alto riesgo de agravamiento, que tenga evidencia de lesiones pulmonares”, dijo.
Refirió que estimaciones globales dan cuenta de que una cifra superior a los 5000 pacientes se han tratado con Nimotuzumab entre los meses de julio y septiembre, precisamente en el pico pandémico de Cuba. “Los resultados más importantes de nuestra investigación muestran que el monoclonal resultó muy seguro en el manejo de los pacientes con covid-19 en estado grave y estadio moderado, con riesgo de pasar a forma severas de la enfermedad. Se produjo una mejoría de la función ventilatoria, se demostró la reducción o estabilización de la concentración de interleuquina 6, que es una de las citocinas más patogénicas que repercuten en el estado hiperinflamatorio que ocurre en la covid-19. Hubo además una mejoría radiológica o estabilización de las lesiones de neumonías intersticial multifocal en el 80% de los pacientes al séptimo día de la primera dosis”.
“También tenemos evidencias preliminares de prevención o reversión de las lesiones fibróticas por tomografía axial computarizada y se alcanzó una alta tasa de recuperación mayor al 80% en el caso de los pacientes graves y mayor que el 90% en el caso de los moderados de muy alto riesgo. En resumen, el Nimotuzumab es una molécula muy segura, que además evidencia una alta tasa de recuperación y permite la reducción de las secuelas pulmonares”, aseveró la científica.
La mejor de las pruebas está ahí, en historias como la de Marlon, o en las tantas batallas acumuladas de Leonor, Yaikiel y Raity, quienes desde dentro de la zona roja han visto en el Nimotuzumab traducirse la ciencia de un laboratorio, a la esperanza y la seguridad en salvar vidas.