ELAM: Cuando una decisión cambia la vida

Compartimos con nuestros lectores una interesante entrevista realizada al Dr. Romeo Antonio Mejías, salvadoreño graduado en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) en Cuba, quien hoy se desempeña como profesional en la Patagonia argentina.

CAPAC- Por Julieta García Ríos/ Tomado de Resumen Latinoamericano Cuba / Fotos: Gentileza del entrevistado.

Cada elección importante lleva al salvadoreño Romeo Antonio Mejías a un país distinto: la pobreza, a graduarse de médico en Cuba; el amor, a ejercer la profesión en la Patagonia argentina. En ese inhóspito sitio para la justicia está entendiendo el sentido de todos sus rumbos.

—Toma la decisión correcta, yo te apoyo, le dijo la madre hace ya 15 años.

El adolescente salvadoreño estaba entre la disyuntiva de presentarse al examen de admisión para la Universidad Estatal —la más barata y que debía costear con su propio trabajo— o ir a la entrevista para una beca en Cuba. Ambas convocatorias estaban programadas coincidentemente para la misma hora y de un día de noviembre de 2004.

Romeo Antonio Mejía Gutiérrez no se arrepiente de haberse presentado como candidato a una beca para ir a estudiar a Cuba en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM). Una institución —inaugurada por Fidel Castro el 15 de noviembre de 1999 en el contexto de la 9na. Cumbre Iberoamericana—con el propósito de formar gratuitamente a estudiantes de bajos recursos de diferentes latitudes. La iniciativa busca, que una vez graduados, los médicos retornen a sus comunidades y contribuyan a la sostenibilidad del sistema de salud de sus países. Hasta la fecha la ELAM ha graduado 29 mil 639 médicos de 115 naciones.

Elegir estudiar en Cuba es la mejor y más trascendental decisión que ha tomado en sus 33 años de edad, comenta el joven doctor desde la Patagonia Austral Argentina, donde brinda sus servicios de manera gratuita en el humilde Barrio Moreira 3, de Trelew, en la Provincia de Chubut.

El Salvador

Nací el 2 de febrero de 1987 en Cojutepeque, El Salvador. Provengo de una familia de clase media baja. Mis padres son docentes, pero no podían pagar mis estudios universitarios. Cuando terminé mi bachillerato el Director Departamental de Educación me preguntó si me seguía gustando la carrera de Medicina y me dio a conocer el Proyecto ELAM y la oportunidad de poder acceder a una beca para estudiar Medicina en la Isla. En mi país la carrera de Medicina es muy costosa. Económicamente, era imposible con el salario de mis padres poder costearla. Pensé entrar a la Universidad Estatal, la más barata, donde tal vez trabajando y estudiando podría algún día terminar la carrera. Luego averigüé sobre la oportunidad de estudiar en Cuba. Durante mi adolescencia militaba en el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), el Partido de Izquierda en mi país y organismo oficial que en aquel entonces otorgaba las becas. Me presenté y  la gané .

Cuba

Cuando me fui a Cuba, en el 2005, recién cumplía 18 años. Al principio no era muy dedicado al estudio, tal vez era consecuencia de un destete precoz de la casa, la familia y la tierra que me vio nacer. Pasado un tiempo el estudio no daba tiempo ni de acordarte de nada. En la ELAM me encantaba ver el Caribe. Despertar, atravesar la cancha de básquet y sentir el olor a jazmines…toparme en el día a día con la calidez, ternura y dureza de nuestros queridos profesores. Pienso en los instructores, ellos cumplían el rol de padres, sea para felicitarnos o dar un regaño. Los que por allí pasamos formamos parte de esa gran y única familia: ELAM.-CUBA. No exagero cuando digo que los mejores años de mi vida los viví en Cuba. Me gradué en el 2011, y me fui en mayo de 2012, cuando ya había iniciado mi Residencia como Médico General Integral (MGI). 

Argentina

En la isla de Martí y Fidel maduré, me formé como médico, hice amigos de distintas partes del mundo y conocí a la compañera de mi vida, Pamela Benavent, médica argentina también egresada de la ELAM. Por eso optamos por migrar acá. Juntos establecimos una familia con dos hijas, la mayor casi nace en Cuba. Vivimos un año y medio en Buenos Aires, ella es oriunda de ahí. Pero nos vinimos a la Patagonia dado la escasez de profesionales que hay acá.En el barrio Moreira 3 de la Ciudad de Trelew, en la Provincia de Chubut,encontramos el espacio para ofrecer nuestros saberes de manera gratuita. El barrio está situado cerca de la Ruta Nacional 25 que une la Costa Atlántica con la Coordillera de Los Andes. Es en una toma de tierras que tiene aproximadamente once años: Allí las compañeras de la Biblioteca Popular 22 de agosto, nos permitieron un espacio a Tatu, desde el cual se le da atención a unas 50 familias. El sitio se convierte en el comedor social donde las personas de escasos recursos económicos llegan a comer y a los niños se les prepara la leche diaria.  Le distribuimos medicamentos de forma gratuita, y una vez a la semana damos atenciones médicas integrales. Este año teníamos como proyecto empezar con el Método Cubano de Alfabetización “Yo Si Puedo” y con el Curso de Promotores de Salud, pero la pandemia de COVID-19 ha pospuesto ambos proyectos. Las atenciones médicas siguen, ya que no abandonaremos al pueblo.

Toda esta labor comunitaria la hacemos desde Tatu Latinoamerica, iniciativa nacida el 8 de octubre de 2005 que iniciaron los Médicos Graduados de La ELAM de Cuba acá en Argentina. Surgió ante la necesidad de mejorar la calidad de vida de los más necesitados. Se ha multiplicado en distintas regiones de Argentina así como en el Bio Bio , Chile y Quetzaltenango, Guatemala. Tatu, es una organización sin fines de lucro, no recibimos ayuda del estado ni de ninguna institución, hacemos trabajo voluntario en los barrios humildes y en tomas de tierra, movidos por el gran sentimiento de amor hacia la humanidad y la vida.

¿Qué si me sentí preparado al graduarme? Cuando me fui a hacer el MGI a Manajanabo, pueblo rural de Santa Clara, tenía un poco de miedo. Luegode unas horas de vuelo y práctica me sentí seguro. Para lo que no estoy preparado es para ejercer la medicina y negar la atención porque el paciente no tiene seguro médico, o porque este no le cubre los gastos hospitalarios o el traslado en ambulancia. Esa diferencia abismal, entre la medicina socialista y humanista de Cuba y la cruel y mercantilista del capitalismo, te produce un choque tan brutal. Causa impotencia. Al día de hoy no puedo superarlo. Esa es una de las razones por las que me uní a Tatu cuando llegué a Argentina hace ocho años y al migrar a la Patagonia decidí seguir con el trabajo voluntario.

El mandato de Macri

Con Macri en el poder el Ministerio de Salud dejó de existir, degradándolo a Secretaría con el correspondiente recorte del presupuesto. Hubo miles de despidos en hospitales públicos, científicos del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) fueron despedidos en masa. Se dejó de dar gratuitamente la vacuna de meningococo, quien deseara aplicarla debía pagar unos 2 mil 500 pesos argentinos, equivalente a 125 dólares estadounidenses. Se dejó de financiar los medicamentos a los jubilados con enfermedades crónicas… El recorte masivo de presupuesto produjo la escasez de recursos humanos y una insuficiencia catastrófica de insumos médicos necesarios para brindar un servicio de calidad. Como consecuencia, en el Hospital Andrés Ísola, de la Ciudad de Puerto Madryn, donde vivo actualmente, en más de una ocasión intubamos a los pacientes iluminándonos solo con la luz de nuestros celulares. Es el neoliberalismo nefasto en toda su expresión.

La pandemia

«En Argentina el ritmo de propagación es menor a lo esperado. El actual gobierno implementó las medidas necesarias a tiempo. El aislamiento preventivo y obligatorio nos ha dado resultado, pudiendo disminuir el contagio y la expansión del virus, logrando proteger así a la población de riesgo. Nuestra situación contrasta con la de Chile y Brasil donde a sus gobiernos les importó más mantener activa las ganancias económicas de las empresas y de la clase dominante, que salvaguardar la vida y la salud de la mayoría de la población».

La Patagonia es diferente al resto del país, la densidad poblacional es poca en correspondencia a la extensión territorial. En las cinco provincias patagónicas este jueves 7 cerró con un total, a la fecha, de 576 casos confirmados, en el país son 5.371 los positivos al nuevo coronavirus (*). Mientras que en la provincia Chubut, donde vivo, únicamente hay cuatro casos. En la clínica diagnosticamos uno. El acceso a las localidades se encuentra cerrado en las fronteras interprovinciales, solo puede circularse con permisos y pasando los controles sanitarios correspondientes.

La Covid-19 cambió la rutina de trabajo y la vida particular misma. Se tuvieron que crear protocolos que cada día se actualizan. Se centralizó la atención médica. Los hospitales públicos son los únicos que atenderán y tratarán a los pacientes, el ámbito privado “se hará cargo del resto”.

Los días son estresantes. Es difícil vivir con la incertidumbre de lo que puede llegar a suceder, sobre todo saber que los hospitales públicos no están preparados para afrontar una catástrofe de tal magnitud. En Chubut venimos de dos años de un deplorable abandono de parte del Gobierno Provincial no solo de la Salud sino además de la Educación Pública, así tenemos que los hospitales no cuentan ni tan siquiera con los trajes reglamentarios para los que atenderán los pacientes contagiados, exponiendo así la vida del trabajador y la de su familia, sumándole además que los trabajadores estatales tienen un atraso de dos meses de sus salarios.

Impacta

La salud mental de la población, la desinformación y la propagación del miedo, la confusión e incertidumbre inyectada por los medios amarillistas de comunicación y en las redes cibernéticas o “infodemia”, como lo llama la OMS, lo que trae consigo es  una paranoia casi generalizada. Sin dejar a un lado la situación económica de una gran parte de la población. Quienes viven del trabajo diario y dependen del mismo para poder llevar el sustento a sus familias  ahora se ven imposibilitados de hacerlo. Cuando no tienes comida y te encuentras privado de poder trabajar el “Quédate en casa” se convierte en un infierno.

El ánimo

Intento ser positivo siempre, como dijo el Che que la dureza de éstos tiempos no nos borre la ternura de nuestros corazones. Junto a mi compañera intentamos estar firmes y aprovechar el tiempo con nuestras hijas cada vez que podemos y tenemos nuestros días francos. Pero estoy más preocupado por mi familia en El Salvador, y en especial por mi madre que es diabética e hipertensa. El dictador Nayib Bukele que gobierna en mi país, aprovechándose de la actual situación sacó los derechos constitucionales al pueblo poniendo un Estado de Excepción. Epidemiológicamente actúa mal. Los “Centros de Contención” que ha creado para sospechosos y aquellos que violen el Toque de Queda, traerá como consecuencia que con un solo paciente positivo caerá el resto cual fichas de dominó.

Amenazas

La pandemia exacerba lo que somos: los miserables, son más miserables y los solidarios, más solidarios En estos tiempos el personal de salud ha sido amenazado. Nos pasó con una compañera del hospital. En el ascensor de su edificio le dejaron una nota intimidándola para que se vaya y no los contagie. Esto ocurre en los barrios de mayor poder adquisitivo. Son los mismos que se oponen y difaman la llegada de médicos cubanos, los cuales son los menos. En los barrios de trabajadores, en los barrios humildes es otra la realidad que se vive,  se apoyan y solidarizan los unos con los otros.

«Espía cubano»

Atendiendo una paciente el otro día, me pregunta de dónde soy, pues mi acento es distinto. Le respondo que salvadoreño. “Mira vos che, qué lindo, al menos no eres un espía cubano”, dijo. Mi enfermera y yo no parábamos de reír. Hasta que pude responderle: “Señora orgullosamente soy cubano de corazón. Estudié mi carrera becado en  Cuba, así como su cardiólogo, la doctora que la atendió anoche y otros siete médicos más que hay en la ciudad que nos graduamos allí”. Hubo un silencio abismal. La señora no mencionó más del tema.

Ayuda necesaria

La llegada de una Brigada Médica Cubana es no solo necesaria sino fundamental debido al gran aporte que harán para detener el avance y disminuir así la mortalidad, sabemos y conocemos perfectamente que todos los médicos graduados en Cuba,  los que pertenecemos a ése ejército de Batas Blancas y nuestros compañeros de la Brigada Henry Reeve están más que capacitados para afrontar la situación. Los que difaman de ellos, lo hacen con la única razón de inyectar odio son los mismos que piden que vuelva la dictadura militar, los que niegan los 30 mil aparecidos. Ellos saben que sus mentiras caerían a pedazos cuando el pueblo se dé cuenta de la formación científica y humana de los profesionales cubanos.  A los dueños de las grandes farmacéuticas, de las clínicas privadas, de los seguros médicos, de esa derecha retrógrada, recalcitrante y miserable, les diría: “Adelante, condenad a los médicos cubanos no importa, ¡LA HISTORIA LOS ABSOLVERÁ!”

“Yo tengo dos patrias: Cuba y la mía”, expresó el poeta salvadoreño Roque Dalton y Romeo Mejía hace suya la frase. En la Patagonia argentina el médico revolucionario sigue atado a los recuerdos. En su memoria están detenidos sus días en:  “el Malecón de La Habana, el Castillo del Morro y el cañonazo de las nueve de la noche. En la Santa Clara del Che (donde terminó la carrera), en Manajanabo (donde ejerció como médico), las lomas del Escambray, la del Capiro, el Mausoleo del Guerrillero heroico, cargados de historia, y hasta el Malecón de Cienfuegos, del que guarda una foto junto a su esposa embarazada de la primera de sus hijas…

Fue difícil la partida, pero otras tierras reclamaban los conocimientos adquiridos y el cumplimiento del deber por intentar cambiar la realidad en cualquier rincón del planeta donde viva. Me preparé, converso a la fe del Hombre Nuevo. Y aunque lejos esté, de Cuba me quedó todo… En casa hacemos comida cubana, oímos trova, casino…Y allí se escucha: “¡Oye Mimi, no te me pongas fula!» Tanto queremos a esa isla que nos hizo médicos —que a riesgo de que se me enoje mi familia en mi país—, mis hijas quieren conocer primero Cuba y luego El Salvador.

(*) Datos actualizados según parte médico matutino correspondiente al viernes 8 de mayo.

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