The Vanguard Group y BlackRock, los fondos de inversión dueños de las vacunas. La excepción: Las vacunas de Cuba (+video)
En la agencia de noticias Sputnik, el periodista Pascual Serrano ha publicado dos trabajos sobre las vacunas contra la Covid-19: en uno descubre quiénes son los dueños y se enriquecen con ellas a nivel global; el otro aborda una experiencia alternativa, la de Cuba.
CAPAC – fuente Sputnik y Cubainformacion.TV
Esta es la historia de cómo los mismos accionistas son dueños de las diferentes vacunas compradas por la UE y EEUU, de cómo los gobiernos europeos pasaron de pagar 2,9 euros a 19,5 la dosis y cómo fueron esos mismos gobiernos los que financiaron con dinero público las investigaciones. Son los dueños del dinero del mundo y ahora también de la salud.
Las denominaciones de las vacunas que se están distribuyendo en Europa y Estados Unidos ya nos resultan familiares por el nombre de sus empresas fabricantes: AstraZeneca, Pfizer/Biotech, Moderna, Janssen (Johnson & Johnson). Sin embargo, no se habla tanto de cuáles son sus accionistas, o dicho de otra forma, quiénes son los dueños de las vacunas. Como era de suponer básicamente se trata de fondos de inversión. Lo curioso es que si los analizamos encontramos dos fondos comunes a todas ellas (incluso en otras vacunas que están pendiente de aprobarse, como la de Novavax): The Vanguard Group y BlackRock. Estos dos fondos de inversión administran 16 billones de dólares. Si fueran un bloque de naciones, serían la tercera potencia mundial, solo por debajo de Estados Unidos y China, de acuerdo con datos del Banco Mundial en 2019.
Su poder es tal que han presionado para que las principales farmacéuticas occidentales se coordinen y negocien conjuntamente. Según la revista financiera Expansión, «Pfizer y Moderna trabajan, cada una por su cuenta, con otras biofarmacéuticas como Rentscheler Polymun, Rovi, Recipharm, mientras que AstraZeneca y Novavax colaboran con el Serum Institute of India, el mayor fabricante de vacunas del mundo, que está elaborando en paralelo productos similares a los de Oxford-AstraZeneca». Incluso esta última empresa anunció una alianza similar con Novavax (que, por supuesto, también tiene a BlackRock y Vanguard son sus mayores accionistas).
Conozcamos algo más de estos fondos. BlackRock es uno de los grupos financieros más influyentes en Wall Street y Washington, así como en Europa. En abril de 2020, la división de consultoría de BlackRock ganó un contrato de la Reserva Federal de Estados Unidos para gestionar su programa de estímulo financiero. Este fondo de inversión mueve más de 6,65 billones de euros, es decir, supera en cuatro veces y media el Producto Interior Bruto de España.
En España, según los registros de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), BlackRock participa en 21 grandes empresas cotizadas españolas. 18 pertenecen al Ibex, lo que supone más de la mitad del selectivo que agrupa a las principales compañías del país. En el peor momento de la pandemia y de la Bolsa española eso eran 13.000 millones de euros. Controla nada menos que el 15,9% del mercado español de inversiones.
Dueños de la banca española
De ese dinero, cerca de 9000 millones de euros están invertidos en la banca española BlackRock es el primer accionista de los dos grandes bancos españoles, Santander y BBVA, el tercero de Banco Sabadell y Bankinter y tiene cerca del 3% del Banco Popular. Cuenta también con capital de CaixaBank y Bankia, ahora fusionados. También posee participaciones en grandes empresas multinacionales españolas, como por ejemplo: Iberdrola, Telefónica, Repsol, Red Eléctrica, ACS, OHL, Gamesa, IAG, Amadeus o Aena.
BlackRock también es el mayor casero de España puesto que es el accionista de referencia de las dos mayores Socimi (sociedad de inversión inmobiliaria) españolas, que están cotizadas en el Ibex 35: Merlin Properties Socimi, S.A. e Inmobiliaria Colonial Socimi, S.A.
Los de BlackRock están en todo lo que pueda dar dinero. Hace unos años se anunció que sería el principal accionista de una empresa creada para comprar plantas fotovoltaicas en España, como el Gobierno suspendió las subvenciones a las energías renovables, el fondo demandó al Gobierno español y le exigió una indemnización de 124 millones de euros. Perdió entonces la subvención, pero seguro le llegará ahora con los fondos de recuperación europeos que se destinarán al desarrollo de las energías renovables.
Puertas giratorias
Una de las estrategias de BlackRock es lograr influencia política mediante la contratación de altos cargos de gobiernos y bancos centrales. Todos unos especialistas en puertas giratorias para políticos que se portaron bien. Llevan contratados al menos a 84 exfuncionarios del gobierno de EE. UU. Además del exdirector del banco central de Suiza, el exministro de Hacienda del Reino Unido, el exvicepresidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, el exportavoz parlamentario del partido alemán CDU, el exjefe de gabinete de Hillary Clinton o el exconsejero de Jacques Chirac.
En cuanto a The Vanguard Group, es uno de los mayores inversores del mundo, solo superado por el BlackRock. A comienzos de 2020 contaba con 6,2 billones de euros en activos repartidos en algo más de 400 fondos en EEUU, Europa y el resto del mundo. Cuenta entre sus principales inversiones con compañías como Apple, Microsoft, Amazon, Facebook o Alphabet (Google). Suma importantes participaciones en otras como The Coca-Cola Company, Walmart o Disney,
Estimar la presencia de Vanguard en España, según Eldiario.es es algo más complicado, ya que está dividida en decenas de fondos que operan en Europa. La CNMV obliga a todos los accionistas que superan el 3% de una empresa a hacer públicas sus posiciones y la gestora estadounidense no aparece en ninguna de ellas como inversor relevante. Es en los registros de la institución homóloga estadounidense, la SEC, donde se comprueba que Vanguard está presente en todas las compañías del selectivo bursátil español, aunque sea con participaciones minoritarias. El diario La Información estimó, en base a distintos registros, que el dinero de este fondo alcanza unos 12.000 millones de euros en el Ibex a finales de 2019.
Pero tampoco creamos que entre estas empresas se pelean. Basta saber que Vanguard es el primer accionista de Blackrock.
Goldman Sachs
Conocidas ya las dos grandes empresas propietarias de nuestras vacunas, vale la pena fijarse en otra que está presente en el accionariado de varias de ellas, desde AstraZeneca hasta Novavax, que se fabricará en España, se trata de Goldman Sachs. Como se recordará, esta entidad, con su bancarrota, tuvo un papel importante en la crisis financiera de 2008 y estuvo involucrada en el origen de la crisis de la deuda soberana en Grecia, ya que ayudó a esconder el déficit de las cuentas griegas del Gobierno conservador.
El negocio de las vacunas no para de dispararse para estos fondos de inversión. El primer gran pelotazo lo pega Pfizer cuando descubre que de cada vial en lugar de salir cinco dosis se pueden sacar seis, como el precio firmado por los gobiernos eran por dosis, se encuentra con una subida del 20% de su producto, una ganancia anual adicional de 3.120 millones de euros en su facturación global, por el mismo producto. Como no les pareció suficiente, durante su intervención en la conferencia virtual Barclays Global Healthcare, dos directivos de Pfizer —el director financiero Frank D’Amelio y Chuck Triano, vicepresidente senior de relaciones con inversores— anunciaron que habría una oportunidad para que Pfizer subiera los precios de la vacuna. Aunque el precio que negocia la UE es secreto, el primer ministro búlgaro, Boyko Borissov, ha revelado hace unos días que Pfizer empezó costando 12 euros la dosis, luego 15,50 y ahora la Comisión Europea está firmando contrato por 19,50 euros. La caída en desgracia de AstraZeneca puede ser una gran noticia, los gobiernos europeos pasarán de comprar una vacuna que valía 2,9 euros a los 19,50 que ya vale la de Pfizer y, como hemos visto, los accionistas son los mismos.
La nueva remesa de compra firmada entre la UE y la farmacéutica contempla 300 millones de dosis para la segunda mitad de 2021. Esto sumaría un total de 600 millones para todo el año. El Ejecutivo comunitario desveló también hace unos días que ha iniciado negociaciones para adquirir otros 1.800 millones de dosis en su estrategia de vacunación para 2022 y 2023. Esto se produce al mismo tiempo que se está planteando no renovar el contrato de compra con AstraZeneca por su incumplimiento en la entrega de las vacunas. Es lógico si los inversores pueden vender un producto por 19 euros por qué van a seguir entregando otro con la misma función para el mismo cliente por menos de tres. Incumples el compromiso de entrega del segundo y les colocas el primero.
Investigación con dinero público
Y, mientras tanto, no dejan de salir a luz informaciones que muestran que los principales recursos para la investigación de las vacunas fueron públicos. Un estudio elaborado por prestigiosos científico a partir de toda la documentación ofrecida por los investigadores revela que, en el caso de la vacuna de AstraZeneca, la industria farmacéutica soportó menos del 3% de los costes de investigación que la han hecho posible. La mayor parte de los 120 millones de euros invertidos llegaron desde el Gobierno del Reino Unido (45 millones) y la Comisión Europea (30 millones), mientras el resto procedía de entidades también financiadas con fondos públicos (centros de investigación) y fundaciones que apoyan la investigación científica.
El dinero público le vino muy bien al consejero delegado, Pascal Soriot, que vio cómo la empresa le premió el desarrollo de la vacuna contra el coronavirus con una subida salarial que llegó a los 18 millones en 2020 y que se aproximará en los próximos años a los 20 millones.
En cuanto a Pfizer, el presidente de la empresa, Albert Bourla, declaraba desde Nueva York al periódico español El Mundo que su empresa no dispuso de subvenciones ni dinero público para investigar la vacuna, sin embargo, el eurodiputado español Ernest Urtasun le recordaba que la tecnología RNA usada por Pfizer fue desarrollada por Biontech con el apoyo de casi 445 millones de dólares del gobierno alemán.
Es por todo ello que el eurodiputado belga Marc Botenga denuncia que los europeos hemos pagado cuatro veces el valor de la vacuna. «Los fondos públicos han financiado la investigación, el desarrollo, la capacidad productiva…, pero la propiedad final de la vacuna sigue siendo de la empresa. Esto se traduce, a fin de cuentas, en que es la empresa la que decide la cantidad de vacunas que se puede producir y el precio de venta», afirma.
Lobby contra la liberalización de la patente
Una investigación de Corporate Europe Observatory muestra las maniobras del gran lobby farmacéutico EFPIA (Federación Europea de Industrias y Asociaciones Farmacéuticas) para presionar a la Comisión Europea para que no ceda ante quienes piden la liberalización de las patentes para poder vacunar a toda la humanidad. EFPIA es el principal grupo de presión de las grandes farmacéuticas en Europa, con un gasto en lobby de hasta 5,5 millones en 2020 con la participación de 25 lobistas (4,6 millones en 2019) y ha dejado clara su oposición a «cualquier flexibilización de los derechos de propiedad intelectual».
Algunos números pueden ayudar a comprender la negativa de las farmacéuticas. El informe del Corporate Europe Observatory señala que «según una estimación conservadora, los ingresos de 15.000 millones de dólares de las ventas de la vacuna por parte de Pfizer este año lo convertirán en el segundo fármaco que más ingresos genera en cualquier momento y en cualquier lugar, con un beneficio estimado de 4.000 millones de euros (sólo superado por un fármaco contra la artritis). Otros analistas alcanzan una cifra mucho más alta al tomar en cuenta una decisión reciente de aumentar la producción a 2.500 millones de dosis, y un beneficio de 3-5 dólares por dosis: entre 7.500 y 12.500 millones de dólares beneficios (es decir, 10.500 millones de euros)».
Esos fondos de inversión con los que empezamos nuestro texto ya no son solamente los dueños del dinero que se invierte en el mundo, ahora son los dueños de nuestra salud, o sea, de nuestra vida.
«Cuba será posiblemente el primer país en vacunar a toda su población con una vacuna propia»
El mundo asiste atónito a la noticia de que un pequeño país de once millones de habitantes, comunista y bloqueado por Estados Unidos, haya logrado descubrir cinco vacunas contra el COVID-19. El doctor en Ciencias Biológicas Eduardo Martínez, presidente del complejo bioquímico responsable de las investigaciones, nos explica los detalles y plazos.
En las grandes potencias se recurre a poderosas empresas multinacionales farmacéuticas, millonarios presupuestos públicos de centros de investigación y universidades e inyección de gran cantidad de dinero público mediante precontratos de compra para lograr la vacunación contra el COVID-19. De hecho, la Unión Europea no tiene fecha exacta para comenzar a vacunar con ninguna vacuna propia. Sin embargo, existe una isla con tan solo once millones de habitantes, bloqueada por el país más poderoso del mundo que le impide comprar y comerciar hasta con los productos más imprescindibles, cuya economía —basada en el turismo— ha sufrido más que cualquier otro país, que en los próximos meses estará en condiciones de comenzar a vacunar gratuitamente con cinco, sí, cinco tipos diferentes de vacunas contra el COVID-19 de su propia investigación a los ciudadanos de su país y a otros cuarenta que ya les han pedido autorización. La isla se llama Cuba, un lugar donde algún periodista extranjero podrá exclamar al saber esta noticia, «¿ese lugar donde circulan coches desvencijados de los años cincuenta?».
Pero si le preguntan a los científicos de la comunidad internacional no les mostrarán sorpresa: «No es sorprendente en absoluto. Conozco el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología y el Instituto Finlay de Vacunas de Cuba y están perfectamente capacitados para elaborar una vacuna efectiva, solo tenían que proponérselo como un objetivo nacional y lo han hecho», asegura en el periódico El Confidencial Vicente Larraga, científico del Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB-CSIC) que lidera uno de los proyectos españoles de vacuna contra el COVID más avanzados.
Hasta la prestigiosa revista británica médica The Lancet recordaba el pasado 1 de abril que «Cuba tiene una atención de salud universal integral y uno de los mejores índices de atención sanitaria del mundo».
De hecho su acción sanitaria frente al COVID-19 empezó desde el primer momento de la pandemia. Después de que el virus ingresara a la isla, «más de 28.000 estudiantes de medicina lideraron un programa de detección activa que en pocas semanas había alcanzado nueve millones de cubanos. Cuba había comenzado a prepararse antes de su primer caso de COVID-19. Cierra rápidamente sus fronteras y configura centros de aislamiento y un sistema eficiente de prueba y rastro», explica la revista científica.
Por su parte, el representante de la Organización Panamericana de la Salud (integrada en la OMS) José Moya, señaló que el descubrimiento de las vacunas contra el COVID por parte de Cuba «no se trata de ningún milagro: existe un notable desarrollo científico en Cuba y una experiencia de 30 años en fabricar vacunas». Y recuerda también que la isla fue el primer país en desarrollar una vacuna antimeningocócica, además de fabricar —a comienzos de los noventa— una contra la hepatitis B que fue ampliamente empleada en América Latina y África. Los logros de Cuba son todavía más extraordinarios si se tiene en cuenta que, desde 2017, según la abogada estadounidense Eva Golinger, la administración de Trump lanzó 240 nuevas sanciones, acciones y medidas para endurecer el bloqueo de 60 años a Cuba, incluidas casi 50 medidas adicionales durante la pandemia, que solo al sector de la salud le costaron más de 200 millones de dólares.
La apuesta de Cuba por la biotecnología se remonta a la década de los ochenta, cuando el líder cubano Fidel Castro decidió poner en marcha un complejo biotecnológico que permitiera autosuficiencia tecnológica al país acosado por el bloqueo estadounidense. Hoy ya acumula varios éxitos internacionales como la inmunoterapia contra el cáncer de pulmón, utilizada, por ejemplo, en el Roswell Park Comprehensive Cancer Center en Nueva York. La presidenta del Roswell Park, Candace Johnson, señalaba en declaraciones a The New York Times que en Cuba se «están usando exactamente los mismos altos estándares que cualquier otro país que produce estos medicamentos». Johnson dijo que los científicos cubanos demostraron que «se adhirieron a todas las normas y controles apropiados» antes de que ella llevara el medicamento contra el cáncer de pulmón a Nueva York.
Los profesionales cubanos han recibido diez medallas de oro de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual
Los profesionales cubanos han recibido diez medallas de oro de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) durante 26 años y sus productos biotecnológicos se exportan a 49 países antes de la pandemia, incluidas las vacunas utilizadas en los programas de inmunización infantil en América Latina.
Hoy BioCubaFarma (Industrias Biotecnológica y Farmacéutica cubana), íntegramente propiedad del Estado cubano, lo integran 32 empresas que realizan actividades de Investigación, Desarrollo, Producción y Comercialización, tanto de productos biomédicos como para el sector agropecuario. Las empresas se autofinancian a partir de sus operaciones comerciales. Hemos dialogado con su presidente, el Doctor en Ciencias Biológicas Eduardo Martínez Díaz, para que nos explique el proceso y perspectivas de las vacunas cubanas para el COVID-19.
—Según tengo entendido trabajan con seis líneas de producción en varias de las empresas del grupo con el objetivo de la producción de vacunas contra el COVID-19. ¿Eso quiere decir seis posibles futuras vacunas?
—En estos momentos tenemos seis líneas de producción en función de la fabricación de cinco candidatos vacunales. En unas se producen los antígenos y en otras se realizan las operaciones de formulación, llenado y envase final. Ya hemos completado el escalado de la producción de Abdala y Soberana 02. Si fuera necesario, teniendo en cuenta la demanda creciente que estamos recibiendo de nuestras vacunas, podemos poner otras plantas a producirlas.
—Es una de las cosas que me cuesta entender. ¿Por qué varias vacunas? ¿No se duplican esfuerzos? ¿No bastaría con una que demostrase su eficacia? ¿O es que no se prevé que todas alcancen el éxito y quizás algunas tengan menor eficacia y la tendencia es que al final solo haya una?
—¿Por qué varias vacunas?, es una pregunta que nos hacen con mucha frecuencia. No se trata de duplicar esfuerzo o gastar más recursos, que no tenemos en abundancia. Las vacunas cubanas en desarrollo utilizan de base el mismo antígeno del virus SARS-CoV-2, el dominio de unión al receptor de la proteína S (RBD por sus siglas en inglés), producido en dos sistemas diferentes, uno en células de mamíferos y otro en células de levaduras.
¿Por qué dos fuentes de antígeno?, bueno, contamos con esas tecnologías en nuestras fábricas y el diseño fue tener la mayor capacidad posible para disponer de muchas dosis de vacunas al mismo tiempo, para inmunizar a nuestra población y después ayudar a otros países. En paralelo se avanzó en 5 formulaciones, son plataformas tecnológicas que dominamos bien, son seguras, las hemos usado en otras vacunas que fabricamos. Queríamos ir al seguro, teníamos la idea de seleccionar y avanzar con las más efectivas. ¿Qué ha sucedido?, todas las variantes han demostrado resultados positivos y pueden tener utilidad en diferentes nichos. La combinación Soberana 02-Soberana plus y el candidato vacunal Abdala se priorizaron para avanzar a las fases II y III y son las que probablemente usemos en la vacunación masiva en Cuba.
La combinación de Soberana 02 con Soberana plus aporta resultados muy buenos en cuanto a los niveles de respuesta inmune y la calidad de esa respuesta. Pronto se publicarán los resultados.
En el caso de Abdala, utiliza el antígeno obtenido en levadura llamada Pichia pastoris. Hemos visto que este tiene características inmunogénicas muy particulares debido al tipo de glicosilación que ocurre en este microorganismo. Estos resultados también se publicarán próximamente.
Son términos muy técnicos, pero trato de significar que los resultados que estamos viendo en los estudios clínicos con estos candidatos vacunales tienen un respaldo científico y novedad importante.
Por otra parte, tanto Soberana plus como Mambisa, esta última, una formulación nasal, hemos decidido evaluarlas en convalecientes para incrementar la inmunidad y evitar la reinfección, sobre todo con las nuevas variantes del virus. Las evaluaciones clínicas están en curso y los resultados parciales son muy buenos.
—Por lo que he leído, para la elaboración de las vacunas, se necesitan cerca de 200 componentes procedentes de distintos orígenes, lo que supone un alto grado de interdependencia global. ¿Es así? ¿Cómo logra Cuba en su situación geográfica de isla y de política de bloqueo acceder a todos esos componentes?
—Es así, en general, el desarrollo y la producción de vacunas, cualquiera que sea, necesita un número grande de componentes que se obtienen de diferentes orígenes. En nuestro caso, trabajamos intensamente para cada vez lograr mayor soberanía y no depender tanto de la importación de estos componentes, porque como planteas el bloqueo nos hace mucho daño, nos afecta la rapidez en lograr tener esos insumos y los encarece significativamente. Son muchas las acciones que tenemos que hacer para evadir ese bloqueo inmoral e injusto. Ya son más de 60 años y hemos aprendido a resistir y buscar soluciones, pero nos cuesta.
Precisamente, otra razón por la que trabajamos en diferentes variantes de vacunas, que me preguntabas antes, es el bloqueo, como son procesos diferentes, si se dificulta una vía tenemos la otra, créeme que eso nos está pasando ahora mismo.
—¿Me puede explicar los diferentes niveles de desarrollo de cada una de las vacunas? Creo que Soberana 2 y Abdala son las más avanzadas.
—Sí, la combinación Soberana 02-Soberana plus y Abdala se encuentran en fase III y esperamos un permiso de uso de emergencia entre finales de mayo y principios de julio. En el caso de Soberana Plus y Mambisa, como mencioné antes se están evaluando en convalecientes y pensamos que en dos o tres meses podrían lograr también un permiso de uso de emergencia, en las personas que enfermaron con la COVID-19 para incrementar los niveles de anticuerpos protectores y evitar reinfección, sobre todo con las nuevas variantes del virus.
—El pasado 22 de marzo se inició un ensayo de Soberana 02 que incluía su administración a 150.000 voluntarios de los trabajadores de la salud, un ensayo enmarcado en la Fase III. ¿Cuándo se podrá evaluar el resultado y qué supondrá?
—Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en situaciones de pandemia como la que estamos viviendo, es posible realizar estudios de intervención en cohortes poblacionales, siempre que sea seguro, en paralelo a la ejecución de un estudio Fase III. Teniendo en cuenta los datos de seguridad acumulados después de administrar varias decenas de miles de dosis, se decidió presentar a la autoridad regulatoria un estudio de intervención poblacional, tanto con la vacuna Soberana 02 como Abdala, en trabajadores de la Salud y de nuestra propia organización, BioCubaFarma.
Este estudio tiene como uno de sus objetivos fundamentales seguir acumulando datos de seguridad en un número significativo de voluntarios y lo consideramos una garantía mayor para pasar en un momento determinado a la vacunación masiva. Hasta la fecha se ha seguido acumulando datos positivos de seguridad.
—Su empresa ha anunciado que como muy tarde en el mes de agosto se habrán fabricado las dosis requeridas para inmunizar a toda la población cubana, informó BioCubaFarma en su cuenta oficial de Twitter. ¿Cómo quedarían entonces los plazos de vacunación?
—El Ministerio de Salud Pública ha preparado una estrategia y cronograma de vacunación y teniendo en cuenta los pronósticos de entrega de dosis de vacunas que le hemos dado, en el 2021 toda la población quedará inmunizada. Según los cálculos, en agosto, aproximadamente el 70% de la población estará inmunizada. Cuba será uno de los primeros países en el mundo en vacunar a toda su población y posiblemente el primero en hacerlo con una vacuna propia.
—Se ha dicho que una de las estrategias previstas en Cuba era vacunar a los turistas que llegasen a la Isla. ¿Tiene usted información al respecto? ¿Qué le parece la idea?
En Cuba, durante años, muchas personas vienen para hacer turismo de salud. He leído y escuchado el interés de muchas personas, de diferentes países, en venir a inmunizarse con las vacunas cubanas, creo que es una buena idea y lo podrán hacer a través de la Empresa Comercializadora de Servicios Médicos Cubanos S.A.
—¿Qué les llevó a ustedes a investigar su propia vacuna cubana? Tienen buena relación con gobiernos que están fabricando su propia vacuna, como el ruso y todavía más con el chino, no hubieran tenido dificultad para acceder a la vacuna fabricada en esos países.
—Nosotros tenemos una experiencia de más de 30 años en el desarrollo y producción de vacunas. Fabricamos ocho de las que usamos en el Programa Ampliado de Inmunización. Nuestras vacunas son conocidas en muchas partes del mundo donde se han usado. Tenemos certificación de autoridades regulatorias locales y de la OMS. Desde el inicio sabíamos que podríamos desarrollar nuestras propias vacunas. También era fácil imaginarse lo que está sucediendo ahora, de que no habría suficientes suministros y los precios serían muy altos. Estoy convencido de que hemos hecho lo correcto. Además, ayudaremos a otros países.
—Hay un fuerte debate en la comunidad internacional referente a que se liberen las patentes de la vacuna del COVID, al menos durante estos primeros años de emergencia. ¿Qué piensan ustedes?
—Yo soy un científico cubano, nosotros pensamos que los resultados de la ciencia debían ser Patrimonio de la Humanidad, pero así no funcionan las cosas en este mundo. Los resultados con novedad científica se patentan y los dueños de esas patentes obtienen grandes ganancias a partir del monopolio en la venta de los productos y tecnologías que se derivan de esas patentes. Pienso que todos los países debían colaborar más para luchar juntos contra esta pandemia, hay muchas formas de hacerlo, Cuba lo hace y está dispuesta a seguir haciéndolo.
—Cuando alguna o algunas vacunas de Biocubafarma hayan superado todas los controles en Cuba, ¿tienen previsto solicitar su aprobación en algún otro país o región con el objeto de comercializarla?¿Cómo se haría? ¿Venderían las vacunas o la autorización para su producción fuera de Cuba?
—Ya tenemos solicitudes de más de 40 países. Muchos de ellos han usado otras vacunas nuestras para otras enfermedades. Estamos colaborando con países amigos y tenemos diferentes modelos, incluido la venta directa, pero también las producciones cooperadas.
—Se ha hablado de intereses geopolíticos en la distribución de las vacunas. Por ejemplo de utilizarlas como influencia política por parte de Rusia y China. O, por el contrario, que han sido motivos geopolíticos los que han bloqueado que los ciudadanos de la Unión Europea pudieran acceder a esas dos vacunas.
—En la situación que hoy presenta la humanidad, el interés que debiera prevalecer es el de cooperar y enfrentar juntos los retos que está imponiendo esta enfermedad.
—Los precios que están pagando la UE por las vacunas oscilan entre 3 euros por dosis la de AstraZeneca y los 31 de Moderna, ¿qué le parecen teniendo en cuenta el coste de producción?
—Está claro que es necesario recuperar las grandes inversiones que se han hecho para desarrollar, en tiempo récord, las vacunas contra el COVID-19. También los costos de producción varían entre las vacunas por el tipo de tecnología, pero pienso que algunos precios no se justifican y se debía lograr un balance para hacerlas accesibles a la población mundial.