El chantaje económico como arma de la guerra cultural contra Cuba

La mayor parte de las operaciones clandestinas de la CIA en América Latina durante los años 60 estuvieron dirigidas contra la Revolución Cubana y contra Fidel Castro. «No más Cubas», era la consigna de la agencia en aquellos tiempos.

CAPAC- Por Raúl Antonio Capote/ Tomado de Granma/ Imagen: El País.

Creó una división en la ciudad de Nueva York, llamada Foreign Publications Inc. (Publicaciones extranjeras incorporadas), para subsidiar varias publicaciones anticubanas, muchas de las cuales procedían de Miami. También se utilizó a la Agencia de Información de Estados Unidos (USIA) con este fin.

En 1996, la CIA lanzó, en Madrid, la revista Encuentro, dirigida por el escritor cubano Jesús Díaz, con financiamiento de la Fundación Ford y del Fondo Nacional para la Democracia (NED). En 2002, se creó, en Puerto Rico, la Editorial Plaza Mayor, bajo la dirección de Patricia Gutiérrez-Menoyo, patrocinada por la NED.

Plaza Mayor se proponía publicar libros de autores cubanos, en un proyecto aparentemente «apolítico» y cultural que llevaba el nombre de Colección Cultura Cubana.

En 2004, como prolegómeno de lo que sería el proyecto Génesis, la CIA creó, en La Habana, la Agencia Literaria Online (Aló) para representar a escritores de la Isla, promover su obra en el exterior y otras gestiones afines. Aló sería patrocinada por la Fundación Panamericana para el Desarrollo (Fupad).

Así, la CIA contaba con una estructura completa para trabajar con los escritores: una agencia literaria, una revista y una editorial, todas independientes de las instituciones cubanas.

Se crearía, en primer lugar, una página web para promover a los autores, y se insistió mucho en que debía evitarse cualquier politización; incluso, se sugirió usar una frase de Fidel en el anuncio de la página. Según la CIA, en poco tiempo tendrían el control de una buena parte de los creadores literarios del país. La autonomía económica e institucional les permitiría diferir, sin problemas, de las políticas del Gobierno, y estarían comprometidos con sus nuevos patrocinadores.

Se deberían organizar tertulias, eventos, concursos y actividades con otros artistas, pintores, actores, músicos, para, poco a poco, interesarlos en la agencia, que podría terminar siendo artística y no solo literaria.

El nombre de Aló, Agencia Literaria Online, fue escogido aprovechando la popularidad que en el archipiélago tenían los programas Aló Presidente, de Hugo Chávez, lo que, calculaban, permitiría posicionar rápidamente el sitio web.

Para 2006, Aló se convirtió en una agencia que no solo representaría a escritores. Ampliaría su gestión a actores, músicos, artistas plásticos, etc.

Según los cálculos de la CIA, trabajando en ese sentido, es decir, creando agencias o utilizando las ya existentes en Miami, intentarían, infructuosamente, separar a los artistas y escritores de las instituciones culturales cubanas, lo que, permitiría ejercer control sobre ellos y utilizarlos contra la Revolución.

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