¿Debe Cuba castigar la propaganda que alienta el bloqueo?

Un país pobre en recursos, sometido a semejante asedio económico, ¿debe quedarse impasible, sin aplicar las leyes, comunes a todos los países, que castigan a quienes atentan contra la economía nacional?

CAPAC– Tomado de Cubainformación TV / Foto: RTVE.

Camila Acosta: “periodista independiente” perseguida en Cuba. Saily González: “comunicadora independiente” cubana en redes sociales. Veamos en qué consiste su “independencia”.

La primera promueve la campaña de boicot al turismo a Cuba. Como antes hiciera contra los servicios médicos internacionales, con cuyos ingresos Cuba adquiere medicamentos e insumos, ahora dispara contra el turismo que, a duras penas, trata de reabrirse en la Isla.

Acosta publicaba en el diario español ABC un reportaje que aseguraba que el “lujoso” –expresión textual- Centro Fidel Castro, recientemente inaugurado, ha sido pagado por “las empresas hoteleras españolas Iberostar y Meliá”, que “podrían haber aportado (…) 24 millones de euros”.

No aportaba pruebas, pero sí su fuente: “un reportaje investigativo” del “portal digital CubaNet”. Camila Acosta trabaja para ambos, ABC y CubaNet, medio este sostenido por el gobierno de EEUU con 220 mil dólares cada año. Es decir, su fuente –con gran probabilidad- es un trabajo redactado con dinero de Washington… por ella misma.

Saily González, por su lado, se dedica a amenazar a las empresas extranjeras implantadas en Cuba, como Meliá, y a difundir el boicot a los productos cubanos de exportación.

Ahora la pregunta: un país pobre en recursos, sometido a semejante asedio económico, ¿debe quedarse impasible, sin aplicar las leyes, comunes a todos los países, que castigan a quienes atentan contra la economía nacional?

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