Biden fotocopia a Trump contra Cuba
El gobierno del Presidente Joe Biden confirma que en materia de política hacia Cuba reedita los caminos de hostilidad, bloqueo y subversión trazados por su Donald Trump, por más que el demócrata quisiera desmarcarse de su antecesor republicano en otros temas.
CAPAC- Por Orlando Oramas León (*) / Tomado de Resumen Latinoamericano Cuba/ Foto: AP.
Así lo dibujan los fondos que la Casa Blanca planea solicitar al Congreso para “programas de democracia” destinados hacia la mayor de las Antillas, un monto que igualaría lo que destinó la administración anterior el año último, con igual pretexto.
Serán 20 millones de dólares que salen del bolsillo de los estadounidenses para respaldar una política por la cual los ciudadanos de aquel país tienen prohibido viajar a la vecina isla caribeña.
Según el portal Cuba Money Proyect, del periodista norteamericano Tracey Eaton, la partida se incluye en otra muy superior destinada al Departamento de Estado y otras dependencias, incluida la Agencia de los Estados Unidos para Medios Globales.
Se trata de la Usagm (siglas en inglés) encargada de supervisar la Oficina de Radiodifusión de Cuba, matriz de medios de comunicación como Radio y TV Martí, con marcada línea anticubana.
Pero la misma fuente afirma que la citada oficina, con solo 117 empleados, y sin apenas recepción en Cuba, precisa 30 millones de dólares adicionales para acompañar los efectos de los castigos que Estados Unidos ha impuesto a su vecino sureño.
Así lo suscribió el exdirector Jeffrey Scott Shapiro, quien cifró en 30 millones de dólares las necesidades monetarias de esas emisoras con claro objetivo subversivo.
“Si Biden quiero mostrar apoyo al pueblo de Cuba y no al régimen, debería fortalecer Radio Televisión Martí”, escribió Shapiro en el diario Miami Herald.
Los requerimientos de la administración actual, en particular para la Usagm pretende financiar “los desafíos políticos y humanitarios emergentes en países como Myanmar, Bielorrusia, Hong Kong y Venezuela”, cual la pretensión histórica de Estados Unidos de resultar juez e inquisidor a escala global.
Llama la atención que entre las demandas globales de financiamiento de la Casa Blanca se incluye lo que califica como “la histórica transición de poder en curso en Cuba».
Interesante definición, pero alejada de lo que asume la mayoría de los cubanos respecto al relevo que en abril último, cuando el 8vo Congreso del Partido Comunista de Cuba, eligió a Miguel Díaz-Canel para desempeñar el cargo que ocupaba Raúl Castro.
Ya Díaz-Canel era presidente de la República y el ingeniero electrónico graduado en la Universidad Central de Las Villas encarnaba el cambio generacional en la revolución histórica comandada por Fidel Castro.
La coyuntura es interpretada de otra manera por el gobierno estadounidense, y lejos de aportar nuevos senderos e ideas de acercamiento hacia Cuba, peca de plagio respecto a la era trumpista.
Quizás en unos años Cuba Money Proyect, en sus informes, repetirá cifras y programas anticubanos con protagonismo para la Usaid, la NED, y otras organizaciones e instituciones que vuelven a revelarse en sus aprestos bajo el paragua de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Se trata de la saga que marca la ruta del dinero para la subversión en Cuba y que conduce a la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos y la National Endowment for Democracy (NED), principales pantallas de la CIA.
Baste recordar que entre 1997 y 2018, el Programa Cuba de la Usaid aprobó unos 900 proyectos y actividades de un amplio carácter contrarrevolucionario, dirigidos fundamentalmente a subvertir ideas, valores, símbolos e instigar a la actividad contrarrevolucionaria interna en la juventud, el sector artísticos y otros segmentos sociales.
Y para que no quede dudas, Cuba Money Project afirma que durante el Gobierno del presidente Donald Trump al menos 54 grupos operaron programas con dinero proveniente de la Usaid o la NED.
Entonces nada nuevo trae en su agenda el demócrata Joe Biden.
Sobre todo al fotocopiar a Trump cuando mantiene a La Habana en listados espúreos, refuerza el viejo bloqueo en tiempos de pandemia y reedita fondos para subvertir el orden constitucional asumido por los cubanos a 90 millas de las costas de Estados Unidos.