En Cuba, diálogo para la libertad artística; en los medios, “represión y censura”
Agencias y medios se han dedicado a repetir las mentiras de portales como ADN, Diario de Cuba o Cubanet, sostenidos, cada uno, con 350 mil dólares anuales del gobierno de EEUU.
CAPAC– Tomado de Cubainformación/ Foto: AP.
España es el estado del mundo con más condenas de prisión a artistas: catorce el pasado año. Pero su prensa llena titulares con la supuesta “censura” artística en Cuba, porque allí hubo una pequeña protesta, sin incidentes, de un pequeño grupo de artistas, a quienes recibió el viceministro de Cultura y con quien acordaron una agenda de diálogo: “Fuimos arribando a un consenso de temas, de asuntos que la institución tiene disposición de atender, en el que participen no solo los que estuvieron ayer en el Ministerio, sino la gran masa de artistas y escritores que tienen, por supuesto, mucho que decir”, explicaba el viceministro Fernando Rojas en la Televisión Cubana.
Allí, a falta de represión, hubo que inventarla. Un «inmenso operativo policial”, “un cerco represivo errático”, “agentes (…) listos para actuar” que “amenazaba con sacar la pistola y todo», el “temor de que se agotaran las baterías de los teléfonos, que impediría reportar las acciones represivas del régimen”… Era el relato psicotrópico de Jorge Enrique Rodríguez, corresponsal de ABC y de Diario de Cuba, no sobre lo que ocurrió, sino sobre lo que no ocurrió en La Habana. Pero sí en las calles de París, Washington, Bogotá o Santiago de Chile.
Pero, ¿cómo una “dictadura” dialoga con jóvenes que, a su vez, dan apoyo a un colectivo que aboga abiertamente por la caída del gobierno, el llamado Movimiento San Isidro? Algo no cuadra.
No cuadra el aluvión de noticias sobre la supuesta “censura” en Cuba, en diarios que, al día siguiente, censuraron la información sobre otro acto, convocado también de manera espontánea, pero en defensa de la Revolución, y que reunió a veinte veces más jóvenes; y que pasaron por alto el intento de linchamiento a un periodista, el cubano Edmundo García, cuando cubría un acto anticastrista en Miami.
Medios que silencian la prohibición, por la Casa Blanca, de los intercambios culturales y las exposiciones de artistas estadounidenses en Cuba. O el boicot institucional y cancelación de conciertos, en EEUU, a artistas de la Isla como Haila María Mompié, Alexander Abreu, Tony Ávila o Paulito FG. Mientras nos empachan con los supuestos “ataques a la libertad artística” en Cuba, donde –cierto es- se vigilan y se tratan de desmantelar los más de 70 proyectos de “cambio de régimen”, que a día de hoy financia la Casa Blanca, bajo títulos tales como “Promoviendo la libertad de expresión de artistas independientes” o “Empoderando artistas cubanos de hip-hop como líderes sociales”.
Programas de injerencia política que están prohibidos y duramente penados en los EEUU, mediante la llamada Ley Logan, en Cuba se llevan a cabo, con provocativo descaro: los integrantes del Movimiento San Isidro han llegado a publicar, en sus redes sociales, videos de sus paseos en los coches oficiales de la Embajada de EEUU.
Nos dicen también que Denis Solís, rapero integrado en el citado “movimiento”, fue injustamente condenado por “desacato”. ¿Qué hizo? Insultar y amenazar a dos policías que llevaron a su vivienda una citación judicial, para declarar sobre sus presuntas relaciones con terroristas de Miami: “esbirro”, “sicario”, “penco envuelto en uniforme”, “rata”, “mariconsón”, fueron algunos de los improperios. Algo sancionado en cualquier país del mundo. “So perro. Miren esto: citación judicial. Ahora mismo lo voy a guardar para limpiarme las nalgas. Yo no creo en ti, que eres un penco envuelto en uniforme. ¡Donald Trump 2020, Donald Trump 2020! Ese es mi presidente. Yo no creo en tu verdugo, porque aquí no tengo Presidente”, decía Solís.
Agencias y medios se han dedicado a repetir las mentiras de portales como ADN, Diario de Cuba o Cubanet, sostenidos, cada uno, con 350 mil dólares anuales del gobierno de EEUU. Por ejemplo, leemos que “en la protesta participaron personalidades del cine y la música cubana”, como Jorge Perugorría y Fernando Pérez. Esto es mentira: ambos actuaron como intermediarios del diálogo con el Ministerio de Cultura, y no fueron parte de la protesta. De hecho, aunque el núcleo inicial, de unas 50 personas, sí apoyaba al Movimiento San Isidro, después se incorporaron otras artistas con la intención de apoyar el diálogo. Es el caso del cantante de Buena Fe, Israel Rojas, cuyas palabras en Facebook no dejan lugar a dudas: “fui (…) porque estoy consciente de que contra Cuba se libra una Guerra de Quinta Generación que intenta desestabilizar y dividir a la sociedad cubana para lograr los objetivos imperiales de dominación”. No en vano, una parte del Movimiento San Isidro considera el diálogo con el gobierno una traición: “Uds. son unos desleales, unos cobardes, unos aprovechados, unos arribistas, no podían hacerlo. No podían atravesar el umbral del Ministerio de Cultura para volver a hacer otro pacto con la dictadura”, acusaba la “disidente” Omara Ruiz Urquiola.
Es el guión caribeño de golpe blando que la CIA ha intentado en Venezuela, Irán, Bolivia y Bielorrusia. En el que sobresale el uso –cada vez más extendido en Cuba- de las redes sociales para hacer llegar fake news a ciertos sectores de la juventud.
Por cierto, el gobierno de EEUU –¡qué casualidad!- acaba de anunciar su programa de becas “Joven cubano influyente”, para la formación de liderazgos en valores democráticos y derechos humanos. Corran, corran, que el plazo acaba… el 17 de enero.