Un apologista de la dictadura en un homenaje a personas desaparecidas judías

En medio de la ceremonia de homenaje a las víctimas del Terrorismo de Estado en el club Hebraica, David Fleischer, el expresidente de la entidad, realizó declaraciones negacionistas que desataron el repudio de familiares de desaparecidxs. Las respuestas de Ángela Urondo Raboy y Eduardo Nachman. La negación de la AMIA.

CAPAC – por Lautaro Brodsky en La Retaguardia

El 30 de abril se realizó un homenaje a las personas desaparecidas judías socias de la institución Sociedad Hebraica Argentina (SHA). El acto tuvo lugar en su sede de Pilar. Todo parecía ser solemne, emotivo y nada salía de lo común. Estaban presentes los directivos de la institución, el presidente ortodoxo de la AMIA, Guillermo Amos Linetzky, y el expresidente del club en los años 70, David Fleischer. En la comunidad judía, a pesar de haber sido investigada, discriminada y víctima de un especial ensañamiento durante los años de la última dictadura militar, hubo también quienes fueron cómplices y hasta colaboradores del régimen genocida.

Los y las oradores/as institucionales remarcaban la importancia de la memoria, de la lucha por los derechos humanos y también la importancia de la identidad judía con los valores democráticos. Todo resultaba un buen lavado de cara por parte de una institución que junto a la DAIA, AMIA y el establishment comunitario le dieron la espalda por esos años de “Noche y Niebla” a las familias con personas desaparecidas.

En aquellos años, la dirigencia comunitaria les decía a las madres que: “Eso les ocurre por no haber dado a sus hijos educación sionista”. Pero entonces, en la sala ceremonial, no parecía ser uno de esos días oscuros, sino todo lo contrario, parecía ser un día de reflexión de la memoria, de recuerdo junto a las instituciones oficiales de la comunidad judía Argentina. Se recordaba a Darío Bedne, Daniel Gluj, Alberto Jamilis, Gregorio Nachman, Alicia Raboy, Patricia Roisinblit, Mirta Schwalb, Gerardo Strejilevich, Betina Tarnopolsky, Sergio Tarnopolsky, Hugo Tarnopolsky y Blanca Edelberg de Tarnopolsky.

Todo cambió cuando los actuales dirigentes del club le dieron el micrófono a un cómplice del pasado.  El ex presidente de Hebraica en los años de la dictadura se llama David Fleischer y su discurso fue el de un defensor de la dictadura.

Ángela Urondo Raboy todavía está indignada: “Llegué al acto pensando en mamá y en su relación con el club, en mis abuelos y su participación en la comisión directiva, y en las colectas para recaudar el dinero para comprar el predio donde actualmente funciona la sede. Quería hablar del equipo de vóley, del conjunto de folklore, de las compañeras y los amigos, de los bailes, los vestidos, las fiestas de 15 y los amores, de las fotos, de los archivos. La angustia me hizo olvidar”. Si bien se recuerda más a su papá, Francisco Urondo, Ángela suele pedir que se recuerde también a su madre, Alicia Cora Raboy, secuestrada y desaparecida el 17 de junio de 1976 en Mendoza. Esta era una buena ocasión para recordar su vida, en un club del que era socia vitalicia. Pero…

Fleischer empezó defenestrando al Che Guevara por sus supuestos “crímenes y asesinatos”. Aseguró que por aquellos años hubo una infiltración marxista de caracteres trotskistas y guevaristas en las instituciones comunitarias, y que se vio obligado a erradicarlas de Hebraica, porque según él “nada tenían que ver con el judaísmo”.

Ángela desglosa el impacto que le causó lo que escuchó: “Rápido como un karateka, un golpe tras otro, no puedo recordar precisamente cuál fue la primera barbaridad, creo que ‘Con la llegada del Guevarismo sangriento’, quedé prendida fuego, con palpitaciones galopantes, sensación de sofocamiento y boquiabierta. Quise salir corriendo a los gritos para las canchas de golf, me contuve para poder escuchar”.

Fleischer dijo también que tuvo que tomar la “drástica” decisión de intervenir un área juvenil de la institución para evitar la “infiltración”. Cuestionó a la juventud sionista socialista de ese entonces por hacer un acto contra el golpe militar en Chile. Divagó sobre el “presunto suicidio” de Salvador Allende y terminó dando un pésame y condolencias a los familiares de los “presuntos desaparecidos”.

Ángela repite las palabras de Fleischer y se angustia: “‘La infiltración Marxista fue detectada y decidimos decapitar el departamento’. Una tras otra, las palabras elegidas ponían sobre la mesa, de manera contundente y honesta, una postura que siempre creí iba a permanecer como una tensión subyacente durante esa jornada, de cortesía. Por un milímetro no los llamó subversivos. Con sus palabras dijo que algo habrán hecho. Marcó un punto antecedente, una clara coincidencia en una traza de continuidad ideológica con la siguiente dictadura, que, bajo los mismos argumentos, pero con otra capacidad de fuerza, llevó luego adelante su plan de exterminio brutal”.

Durante el acto, uno de quienes le respondió con firmeza fue Eduardo Nachman, hijo del teatrista marplatense Gregorio Nachman (secuestrado en Mar del Plata el 19 de junio de 1976 y luego desaparecido). Recordó que padeció un comentario antisemita y homofóbico de la policía tras hacer la denuncia por la desaparición forzada de su padre.

Denunció que AMIA y DAIA no hicieron nada por Gregorio, porque para ellos él era un “mal judío”. Recordó a los 30 ml desaparecidos y en especial a  judíos, que llegan a 2000, una cantidad cuyo porcentaje supera por mucho la participación judía en la población total.

Dice Ángela: “No esperaba tanta coherencia. Más allá de la sorpresa, me dio pie para ir más allá. Con el cuerpo todavía tembloroso tuve necesidad de responder, algo más que abuchear, y algo pude decir, pero me olvidé de hablar todo lo demás, aquello que era vital”.

Ella también dio un discurso en respuesta a Fleischer que emocionó a todos/as los/as familiares presentes. Dijo que no hay una forma homogénea de ser judío o judía, casi un sacrilegio para quienes buscan de manera constante una hegemonía del deber ser. Agregó que no puede una institución comunitaria lavarse las manos porque sus miembros son marxistas o guevaristas y desentenderse en momentos en que la necesitaban. Mencionó que no hay “malos judíos”, como pretendían algunos dirigentes.  Comentó acerca del desamparo en que las instituciones del establishment comunitario dejaron a los familiares de aquel entonces, durante un régimen militar que tenía identidad nazifascista y antijudía. 

Dijo que “no puede haber una doble vara porque a alguno no le guste el marxismo”, y también pidió a Hebraica que ordene sus archivos de aquellos años para poder abrirlos y que los familiares de desparecidxs judíos puedan acceder a ellos y ver si encuentran algo de sus familiares. Después de otras idas y venidas, se inauguraron varias placas por los desaparecidos. Una era artística y otra tenía los nombres de los compañeros y las compañeras judíos miembros del club.

¿Quién es este hombre David Fleischer ?

En el libro de David Fleischer “ACTAS de mis actos”, hay un capítulo llamado ¡CAOS! en el que menciona los años pre-dictadura, como años de “anarquía y desorden”. Allí solo se dedica a repudiar a la “extrema izquierda” a la que considera “violenta” y “terrorista”. La responsabiliza de los asesinatos del Padre Carlos Mugica y Silvio Frondizi. Ambos fueron asesinados por la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A), la banda precursora del genocidio que operó fundamentalmente en 1974 y 1975, durante los gobiernos de Perón y su esposa María Estela Martínez

En ese libro, Fleischer menciona todo lo que dijo en el homenaje a los desaparecidos judios, y en sus escritos no se lee ninguna condena sobre el Terrorismo de Estado; todo lo contrario, solo ataca a las organizaciones de militantes populares.

En las páginas 140 y 141 de su libro hay contundencia: “Cuando asumimos la conducción principios de los años 70, en medio de una amarga anarquía en el país, con falsos destellos guevaristas inconfundiblemente antisionistas que contaminaban la mente de muchos, afrontamos la crisis para evitar el suicidio ideológico de nuestra línea azul y blanca y recuperar HEBRAICA de una quiebra irreversible. Esa crisis sorprendió a nuestro medio comunitario con la guardia baja, presa del quietismo conformista y deterioro de la esencia judía. Nuestra convicción de afianzar la continuidad judía con el sionismo como desafío existencial e involucrar a la comunidad con un todo”. 

¿Qué dijo la AMIA sobre lo sucedido?

La respuesta a esa pregunta es simple: NADA. En una gacetilla formal publicada en su portal luego del evento, se puede leer: “El acto contó con las palabras de Amos Linetzky, presidente de AMIA; Jonathan Lemcovich, presidente de Hebraica, y Zulema Chester, en representación de la Asociación de Familiares de Desaparecidos Judíos. También compartieron sus mensajes Jonás Papier, secretario de Cultura de AMIA, y Elio Kapszuk, director de Arte y Producción de la institución”. AMIA prefirió obviar la intervención apologista de Fleischer. Y también silenció a los familiares de las víctimas. Hoy, igual que ayer.

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