Revolución Popular Sandinista, mucho que celebrar

 “Si en algo el sandinismo, también ha despuntado, es en la unidad alrededor de su proyecto, alrededor de su liderazgo y de sus principios guías y valores”

CAPAC – por Alejandro Rusconi (*) tomado de El Argentino

Durante varios días viví, junto al pueblo nicaragüense, el más grande de sus festejos: el triunfo de la Revolución Popular Sandinista. Fui testigo de todo lo que esto significa como celebración. Acaricié su trascendencia, vitalidad, fortaleza y alegría en lo que refiere a cambios, avances y mejoramiento de la vida de las comunidades en el hermano país.

De primera mano, en el sitio, compartiendo el regocijo de la fiesta revolucionaria, puedo, sin lugar a dudas, dar de fe de ello: la Revolución en Nicaragua está arraigada, no se detiene, para dolor y frustración de aquellos agoreros, detractores y distorsionadores. La nación centroamericana resiste, avanza, construye, articula, gestiona, vibra, canta al ritmo de transformaciones inobjetables.

En el 43 aniversario de la Revolución Sandinista, el cual festejé en Managua, puedo afirmar que el país avanza raudo en el cumplimiento de las metas que el Gobierno Sandinista, liderado por el Comandante Daniel Ortega y la Compañera Rosario Murillo se ha planteado. Me refiero a metas relacionadas a temas esenciales para las comunidades que conforman el tejido variopinto e intercultural de la nación: calidad de vida, nutrición, reducción de la pobreza, paz, estabilidad, compañerismo, trabajo, alegría, convivencia, obviamente, hay que incluir aquí, rubros tangibles, como energía, infraestructura, salud, educación, entre otros.

«Si en algo el sandinismo, también ha despuntado, es en la unidad alrededor de su proyecto, alrededor de su liderazgo y de sus principios guías y valores».

Con lo dicho anteriormente, estoy afirmando que la Revolución en Nicaragua ha juntado las transformaciones materiales, con la promoción de valores, como ejes esenciales para re-fundar el país, como fin estratégico de un proyecto sociopolítico que también es económico, cultural y que asume los procesos redistributivos como vector esencial para alcanzar la tan ansiada justicia social que, todo gobierno o modelo persigue, con la diferencia que el sandinismo ha encontrado el camino.

Ahora bien, moviéndome en las calles, avenidas, plazas, mercados y parques del país, así como entre las propias caminatas de la celebración, pude percibir los sostenes de la Revolución nicaragüense. En relación con eso, diré que la organización, la unidad y la conexión generacional, de género e intercultural, que el Sandinismo ha conseguido articular en todo el país son claves. Hay otros elementos que están vinculados a la propia gestión gubernamental, a su acumulado histórico, a la coherencia ideológica, pero, a mi juicio, los primeros son fundamentales. Los explicaré brevemente.

La organización. Demostrado está que la organización del sandinismo como movimiento, partido o corriente, es una de las más solventes en lo que refiere a la historia de los movimientos sociopolíticos de la región. Desde el propio Sandino quien, de un puñado de soldados, consiguió estructurar un ejército de más de 8,000 soldados. Él mismo afirmó, que la disciplina y por lo tanto la organización en sus filas, era una de las divisas más sobresalientes, la cual le permitió alcanzar la hazaña, no sólo de resistir, sino de derrotar al imperialismo estadounidense. Esa misma organización y disciplina, hoy es vital en el Sandinismo, igual que Sandino, para resistir, pero también para, desde las estructuras estatales y la organización popular avanzar, sumar y hacer crecer su militancia.

«Otra Nicaragua es posible y viable, una que, además de solventar los problemas de la población, mantenga el alto el estandarte del nacionalismo y la soberanía, como lo defendió Sandino».

La unidad. Esta es garantía absoluta de que, todos trabajan en y para un mismo proyecto. Si en algo el sandinismo, también ha despuntado, es en la unidad alrededor de su proyecto, alrededor de su liderazgo y de sus principios guías y valores, lo cual igualmente tiene su vínculo directo e inmediato con la coherencia ideológica, que mencionamos.

La conexión. La movilización que pude ver en estos días de jóvenes, mujeres, hombres de todos los estratos y niveles de escolaridad, pero sobre todo de la órbita popular para clasificarlos de alguna manera, pueblos originarios, campesinos, trabajadores en torno a la Revolución, es altamente destacable. Esto dice mucho de la capacidad de conectar con todos estos sectores. No verdad, no sólo de conectar, diría yo, sino de llevar y sembrar el mensaje y a partir de este, lograr simpatía, interés, vocación alrededor de la idea de que otro mundo es posible y, en este caso concreto, que otra Nicaragua es posible y viable, una que, además de solventar los problemas de la población, mantenga el alto el estandarte del nacionalismo y la soberanía, como lo defendió Sandino. La Nicaragua que ellos, junto al liderazgo del Comandante Daniel y la Compañera Rosario, están construyendo para las futuras generaciones.

Dicho esto, puedo decir que en Nicaragua, hay mucho que celebrar

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(*) Alejandro Rusconi es abogado, Responsable de Internacional de la Usina del Pensamiento Nacional y Popular, Miembro de la Secretaria de Relaciones Internacionales del Movimiento Evita.

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