Los medios estadounidenses y el conflicto Ruso– Ucraniano

Gracias a los medios controlados por el establishment capitalista, los asesores del presidente Joe Biden (me refiero al secretario de Estado Antony Blinken, al asesor de seguridad nacional Jacob Sullivan y al especialista en China Kurt Campbell, entre otros) no tendrán problemas para convocar a los estadounidenses a la guerra potencialmente más devastadora que el mundo haya conocido en 77 años, comenzando en Ucrania y, tal vez, extendiéndose a China, Irán, República Popular Democrática de Corea, es decir al mundo entero, de una forma u otra. Y, como es habitual, bajo falsos pretextos.

CAPAC.- José R. Oro*, colaborador de Prensa Latina

José R. Oro*, colaborador de Prensa Latina

“Señores guardias civiles:

aquí pasó lo de siempre.

Han muerto cuatro romanos

y cinco cartagineses” (nota 1)

La mayoría de los estadounidenses ignora la realidad de que los medios occidentales son propiedad (directa o indirecta) y están operados por las mismas corporaciones que obtienen ganancias masivas al ayudar a avivar “pequeñas guerras” y luego vender las armas necesarias para que se hagan realidad e.g. muchas decenas de miles de millones de dólares a Arabia Saudita y otras monarquías medievales del Golfo para que destruyan a Yemen.

Los líderes corporativos estadounidenses (y en general el uno por ciento que tiene más riquezas que el 99 por ciento restante), están educados en su supuesta «excepcionalidad», y que el lucro y el consumo son la razón de ser del sistema. Tal situación no les permite discernir con claridad, y se engañan a sí mismos asumiendo que:

(a) Estados Unidos no puede perder una guerra, caso fehaciente de húbris (nota 2);

(b) la escalada militar se puede calibrar y la guerra más amplia se puede limitar a Europa; y

(c) se puede esperar que China simplemente se quede al margen (mientras por otro lado se la provoca en Taiwán y en políticas comerciales y tecnológicas contra ese país).

Tal actitud, consciente o inconscientemente, le dice a la audiencia de esos medios: «No te preocupes. Y, en cualquier caso, el botín y el derroche de que disfrutamos (sobre todo ese uno por ciento de la población), valen el riesgo de una “guerrita” con Rusia o China».

Los medios también saben cómo «explicarle» a las audiencias, por qué los rusos están «… genéticamente impulsados» a hacer el mal (como lo manifestó verbatim James Clapper, ex director de inteligencia nacional y ahora contratado como experto en CNN); o también Fiona Hill (ex oficial de inteligencia), quien insiste en que «Putin quiere expulsar a Estados Unidos de Europa…».

En ausencia de la aparición milagrosa de mentes más claras en EE.UU. con una actitud menos ignorante hacia los intereses centrales de Rusia en Ucrania, de China en Taiwán, etc., los historiadores del futuro que sobrevivan la guerra que está ahora en nuestros umbrales, la describirán como el resultado de la arrogancia y la estupidez enloquecidas, el húbris que mencionábamos antes. Los historiadores objetivos incluso dirán que el profesor John Mearsheimer, acertó desde el principio, cuando explicó en la edición de otoño de 2014 de Foreign Affairs «Por qué la crisis de Ucrania es culpa de Occidente «.

La esclarecida analista de la historia Barbara Tuchman (nota 3) abordó el tipo de situación que enfrenta el mundo en Ucrania hoy en su libro «La marcha de la locura: de Troya a Vietnam». (Si hubiera vivido más tiempo, seguramente habría actualizado su libro para tener en cuenta a Iraq, Afganistán, Siria y Ucrania). Ella escribió:

«La testarudez… juega un papel notablemente importante en el gobierno. Consiste en evaluar una situación en términos de nociones fijas preconcebidas mientras se ignoran o rechazan los signos contrarios. Es actuar de acuerdo con el deseo, sin dejarse disuadir por los hechos.»

Catorce años (y contando) de lavado de cerebro acerca de Ucrania

Gracias a las sistemáticas omisiones de los medios, en Estados Unidos un porcentaje muy pequeño de los estadounidenses sabe que:

• Hace 14 años, el entonces embajador de EE. UU. en Rusia (actual director de la CIA), William Burns, fue advertido por el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, de que Rusia podría tener que intervenir en Ucrania, si se convertía en miembro de la Organización Tratado del Atlántico Norte (OTAN). El cable de la Embajada de Moscú del 1 de febrero de 2008 de Burns (#182) a Washington no deja dudas de que el embajador Burns entendió bien las palabras de Lavrov; la línea de asunto decía: «Nyet significa nyet: líneas rojas de ampliación de la OTAN de Rusia».

• Por lo tanto, la dirección política de Washington recibió suficiente advertencia, en términos bien específicos y nada enigmáticos, de la “línea roja” de Rusia con respecto a la membresía de Ucrania en la OTAN. Sin embargo, el 3 de abril de 2008, una cumbre del pacto noratlántico en Bucarest afirmó: «La OTAN da la bienvenida a las aspiraciones euroatlánticas de Ucrania y Georgia de ser miembros de la OTAN. Acordamos hoy que estos países se convertirán en miembros de la OTAN».

• Hace ocho años, el 22 de febrero de 2014, EE. UU. orquestó un golpe de estado en Kiev, etiquetado con razón como «el golpe de Estado más descarado de la historia», en la medida en que ya había sido divulgado 18 días antes y retratado por su nombre por la actual subsecretaria de Estado, Victoria Nuland, en la conversación publicada con el embajador de EE. UU. (Geoffrey R. Pyatt) en Kiev. Los golpistas pidieron de inmediato que Ucrania se uniera a la OTAN.

• Hace más de seis años, en junio de 2016, el presidente ruso, Vladimir Putin, expresó a los reporteros occidentales su preocupación de que los llamados sitios de misiles antibalísticos en Rumania y Polonia pudieran convertirse de la noche a la mañana para acomodar misiles de ataque ofensivos que representan una amenaza para Rusia.

• El 21 de diciembre de 2021, el presidente Putin dijo a los líderes militares rusos del más alto nivel: «Es extremadamente alarmante que elementos del sistema de defensa global de Estados Unidos se estén desplegando cerca de Rusia. Los lanzadores Mk 41, que están ubicados en Rumania y se desplegarán en Polonia, están adaptados para lanzar los misiles de ataque Tomahawk. Si esta infraestructura continúa avanzando, y los sistemas de misiles de EE. UU. y la OTAN se despliegan en Ucrania, su tiempo de vuelo a Moscú será de solo siete a 10 minutos, o incluso cinco minutos para los sistemas hipersónicos. Este es un gran desafío para nuestra seguridad».

• El 30 de diciembre de 2021, Biden y Putin hablaron por teléfono a pedido urgente de Putin. El comunicado ruso sobre esta conversación decía:

“Joseph Biden enfatizó que Rusia y EE. UU. compartían una responsabilidad especial para garantizar la estabilidad en Europa y en todo el mundo y que Washington no tenía intención de desplegar armas de ataque ofensivo en Ucrania”,

• El 12 de febrero de 2022, Rusia informó a los medios sobre una nueva conversación telefónica entre Putin y Biden ese mismo día.

“La llamada fue una especie de seguimiento de la… conversación telefónica del 30 de diciembre… El presidente ruso dejó en claro que las propuestas del presidente Biden realmente no abordan los elementos centrales y claves de las iniciativas de Rusia con respecto a la no expansión de la OTAN, o no despliegue de sistemas de armas de ataque en territorio ucraniano…A estas inquietudes, no hemos recibido una respuesta satisfactoria».

• Nada de lo anterior se hizo público en los medios más accesibles en EE.UU. y otros países, nada. El 24 de febrero de 2022, Rusia lanzó su operación militar en una Ucrania controlada por grupos pro- nazis y pro- Otanistas, y entonces comenzó la gran bulla, el rasgado de vestiduras por Ucrania, de muchos que no sabían un día antes dónde quedaba ese país.

Pero: ¿Sin provocación?

Estados Unidos insiste en que la invasión de Rusia «no fue provocada», sino que surgió de la nada. Los medios capitalistas repiten hasta la náusea, obedientemente, esa línea, mientras mantienen a los estadounidenses en la oscuridad sobre lo sucedido en realidad (no dan nunca hechos, sino opiniones). La mayoría de los estadounidenses están tan engañados por los medios como hace 20 años, cuando les dijeron que había armas de exterminio masivo en Iraq. Simplemente lo aceptaron como un acto de fe. Los medios culpables tampoco expresaron remordimiento, ni un mínimo de vergüenza, cuando fue evidente que no era cierto. Ninguna sorpresa para los cubanos, quienes vimos que el bulo deshonesto de la “Patria Potestad” en 1962, nunca reconocido como un fraude, o más recientemente los “ataques sónicos” en La Habana, que simplemente se esfumaron sin la más mínima explicación, aunque tuvieron un grave efecto en las relaciones entre EE.UU. y Cuba y de hecho fueron la sustentación de dejar sin efecto y derogar lo avanzado durante la administración de Barack Obama, nueva excusa para incluir a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo y la expulsión de decenas de diplomáticos cubanos.

Este es el tema más importante, en el que más quiero insistir, la gente cree esas mentiras, después no se habla más de ellas y son reemplazadas por nuevas mentiras, que son también creídas, y así sucesivamente. Eso sucede porque los medios canallas actúan con casi total impunidad, por ello es tan importante denunciarlos y hacer que cada vez se les crea menos.

Fred Hiatt, quien fuera el editor de artículos de opinión en el Washington Post, es un buen ejemplo. En una entrevista con Columbia Journalism Review (CJR) afirmó (nota 4): «Si miras los editoriales que escribimos antes [de la agresión contra Iraq], declaramos como un hecho rotundo que él [Saddam Hussein] tenía armas de destrucción masiva». «Si eso no era cierto, hubiese sido mejor no decirlo».

Por supuesto, es que precisamente ese es un principio fundamental del periodismo y de la ética en general; que si algo no es real, se supone que no se debe declarar con seguridad que lo es.

Pero si hay cosas que son reales, muy reales, pero no son originadas en o por Rusia. Por ejemplo, el lunes 17 de octubre de 2022, la OTAN comenzó un ejercicio de dos semanas en Europa para capacitar a las tripulaciones aéreas en el uso de bombas nucleares tácticas estadounidenses. El ejercicio, conocido como Steadfast Noon (Mediodía Firme), se centra en Kleine Brogel en Bélgica, una de las seis bases aéreas en Europa que almacenan bombas nucleares estadounidenses. El ejercicio tiene lugar en medio de importantes modernizaciones en las bases nucleares de toda Europa.

Los ejercicios de Steadfast Noon se llevan a cabo una vez al año, pero en esta ocasión fue único porque tuvieron lugar durante la guerra convencional más grande en Europa desde la Segunda Guerra Mundial con una tensión e incertidumbre considerables. Para los funcionarios de la OTAN, aparte de la guerra en Ucrania, todo esto es rutina. Para el público, no es más que otra noticia, sin entender su importancia en el aumento de las tensiones y temores sin precedentes sobre una guerra nuclear.

Steadfast Noon involucraría a 14 países (menos de la mitad de los 30 aliados de la OTAN) y hasta 60 aviones F-16 y F-15E de cuarta generación, así como los de combate F-35A y F-22 de quinta generación. Aunque en el ejercicio se practican las fuerzas nucleares tácticas de la OTAN, también participarían bombarderos estratégicos B-52 estadounidenses. Los vuelos se realizarán sobre Bélgica, el Reino Unido, el Mar del Norte, Alemania y los Países Bajos.

“Practicando” el intercambio de bombas nucleares con los aliados de EE. UU.

Steadfast Noon ejercita un acuerdo conocido como “intercambio nuclear”, según el cual Estados Unidos instala equipos nucleares en aviones de combate de países seleccionados de la OTAN no nucleares y entrena a sus pilotos para llevar a cabo un ataque con bombas nucleares estadounidenses.

El acuerdo es muy controvertido y de facto ilegal porque Estados Unidos, como parte del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), ha prometido no entregar armas nucleares a otros países. En tiempos de paz, las armas nucleares están bajo el control de EE.UU., pero el arreglo implica que serían entregadas al país no nuclear en tiempos de guerra. El arreglo estaba en vigor antes de que se firmara el TNP, por lo que no se considera por algunos como una violación de jure de la letra del tratado. Pero se puede decir con completa seguridad que sí viola claramente el espíritu del TNP y ha sido muy irritante y provocador durante años para Rusia.

No se trata solo de una modernización de las infraestructuras para el almacenamiento y uso de las armas nucleares tácticas. Las bombas nucleares B61 existentes pronto serán reemplazadas por la bomba nuclear guiada B61-12 mucho más precisa y letal. Se espera que la producción a gran escala de alrededor de 480 B61-12 comience pronto. El entrenamiento de las unidades en Europa está programado para comenzar a principios de 2023 y las armas podrían llegar a fines de 2023 o en 2024, o antes si el conflicto de Ucrania precipita una confrontación en gran escala entre Rusia y la OTAN.

En comparación con las mentiras de que Saddam Hussein tenía armas de “exterminio en masa”, la situación es mucho peor ahora. Rusia no es Iraq, Rusia si tiene “armas de exterminio en masa”, miles y miles de ellas, y si se ve acorralada, de seguro las usará. Lo mismo pasa con la República Popular China, y en menor escala con la República Popular Democrática de Corea (RPDC).

Putin ha sido tan demonizado en EE.UU. en los últimos seis años que la gente se inclina a creer que hay algún “mal hereditario” que hace que los rusos sean monstruos diabólicos. Este «Rusia-gate» fue y es una gran estafa, como lo fuera la voladura del “Maine”, la “Patria Potestad” o los “ataques sónicos”, pero los estadounidenses tampoco lo saben. Las consecuencias de la demonización prolongada son extremadamente peligrosas, y lo serán aún más en las próximas semanas (cuando el invierno traiga incontables penurias a los ucranianos y veamos millones de desplazados más) (nota 5), ya que los líderes políticos de ambos partidos en el poder en EE.UU., con pocas y honorables excepciones, compiten por ser los más “ardorosos” en oponerse y contrarrestar el ataque «no provocado» de Rusia contra Ucrania.

rmh/jro

*Nació en Cuba en 1952. Geólogo de profesión, autor de cuatro libros y más de 100 artículos especializados en minería, geología, ingeniería y medio ambiente y muchos otros de temas sociales, política y economía. Vive en EE.UU.

Notas:

(1) “Reyerta”. Romancero Gitano, Federico García Lorca (1928)

(2) Húbris o hibris, es un concepto de la Grecia Clásica, que puede traducirse como “desmesura del orgullo y la arrogancia”. Hace referencia a la transgresión de los límites impuestos por los dioses a los mortales, cuando estos se empiezan a creer que son también “dioses”. Dice un proverbio antiguo, “A quien los dioses quieren destruir, primero lo enloquecen”. Este concepto de que “EE.UU. no puede perder una guerra”, olvida a Vietnam, a Afganistán, etc. Pero si vemos una película de Rambo y no tenemos otra información, salimos convencidos que los EE.UU. ganaron la guerra en Vietnam.

(3) Barbara W. Tuchmann, extraordinaria historiadora, natural de Cos Cob (Connecticut), quien desmitificó el concepto de que “la escalada militar se puede controlar y una guerra más amplia se puede limitar…” en su fenomenal obra “Los cañones de agosto” (publicada a principios de 1962) que Kennedy estaba leyendo en los días de la Crisis de Octubre, y que las personas cercanas a él afirmaron que desempeñó un gran papel en no atacar a Cuba como le exigían desgañitados los generales y almirantes del Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU., en cambio negoció con Nikita S. Jruschov y el mundo aún existe.

(4) CJR, marzo/abril de 2004

(5) También los europeos y todos en el mundo vamos a sufrir de una forma u otra, ya se me anunció por correo que mi cuenta de electricidad y gas se espera suba entre 110 y 120 dólares mensuales con respecto al invierno del 2021.

(Tomado de Firmas Selectas)

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