Las necesarias Operaciones Verdad

Todas las administraciones estadounidenses, incluidas las de Barack Obama -con Joe Biden como vicepresidente- y de Donald Trump, emplearon la manipulación mediática en América Latina, pero al menos dos países la resistieron: Cuba y Chile.

CAPAC.- tomado de Prensa Latina

El primero de esos países, en 1959, bajo el liderazgo de Fidel Castro, y el segundo en 1971, encabezado por Salvador Allende, convocaron a sendas “Operaciones Verdad” frente a la hostilidad mediática de Washington y sembraron así un ejemplo de resistencia para los llamados medios alternativos actuales frente a similares campañas de desinformación.

Tal manipulación, que nació con los propios Estados Unidos en 1776 y se desarrolló con su expansión hacia el Oeste y el Sur, se apoyó en la injerencista Doctrina Monroe (1823) para influir sobre América Latina.

Durante décadas, los grandes medios y la llamada industria del entretenimiento de ese país suministraron, en exclusiva y a su manera, información mundial a la prensa de Latinoamérica.

Según la Unesco, en 1964, la United Press International (UPI) y la Associated Press (AP), juntas, contaban con más de 400 corresponsalías y miles de reporteros en todo el mundo, especialmente en América Latina.

Apenas 20 días después del triunfo revolucionario en Cuba, el 1 de enero de 1959, La Habana intentó quebrar ese monopolio informativo al realizar la primera Operación Verdad, descrita entonces como la mayor conferencia de prensa internacional del mundo, pues asistieron unos 400 periodistas extranjeros.

Lo hicieron para conocer la realidad del novedoso proceso político y para observar directamente los juicios públicos contra los represores del derrocado régimen de Fulgencio Batista, acusados de numerosos asesinatos y torturas.

En esa masiva reunión de dos días, Fidel Castro denunció las noticias falsas de varios medios estadounidenses como parte de una campaña que describió como “la más infame, más criminal y más injusta que se ha lanzado contra ningún pueblo”.

Denunció asimismo que “la prensa de América debería estar en posesión de medios que le permitieran conocer la verdad y no ser víctima de la mentira”. Así surgió, el 16 de junio de ese mismo año, la Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A., el primer medio alternativo de la región, a punto de que cumplir 65 años de fundada.

La segunda Operación Verdad de la región la encabezó el entonces presidente de Chile, Salvador Allende, en 1971, cuando invitó a numerosos intelectuales extranjeros a presenciar el inicio de “la vía chilena al socialismo”, proceso desestabilizado por Washington y liquidado en 1973 con el cruento golpe militar de Augusto Pinochet.

En la ocasión, alertó que durante meses sectores reaccionarios del país “utilizaron todos los caminos y los expedientes más deleznables para impedir que nosotros llegáramos al gobierno”.

Subrayó que “los medios de difusión pertenecen a sectores poderosos vinculados a la industria, a la banca, al latifundio” y denunció especialmente al periódico El Mercurio, que jugó un papel desestabilizador clave.

Los dueños de ese diario, dijo Allende, “saben que con el gobierno popular no sólo sus bancos, sino que algunas de sus industrias van a pasar al Estado. Por lo tanto, nosotros entendemos perfectamente bien que El Mercurio no nos aplauda”.

En la actualidad, la prolongada persecución del periodista Julián Assange, confinado durante más de una década por decir la verdad sin miedo y quien podría ser extraditado a Estados Unidos para pasar otros 175 años de aislamiento, tiene orígenes en esa misma subversión mediática de Estados Unidos, de la cual hay muchos otros ejemplos.

Por eso, en plena “Era de Información”, numerosos periodistas e investigadores temen que, con la posible muerte de Assange en prisión, también se mantengan ocultas muchas verdades y exhortan a diario a la necesidad de realizar nuevas y continuas Operaciones Verdad.

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