Fidel en tiempos de colonialismos tardíos, imperios decadentes y pandemias. Por Stella Calloni

Cuando Fidel hablaba de los tiempos volcánicos que vendrían y  de los tiempos de decadencia  y desintegración del imperio, algunos asentían escépticos.

CAPAC  – por Stella Calloni

Es muy difícil para mí hablar del Comandante Fidel Castro Ruz, son tantas las palabras, los recuerdos, la mirada, pero en estos días de noviembre siento, en el sentir de los sentires mágicos, su presencia  más fuertemente que nunca, en las calles de Santiago de Chile, en el sur, en el norte, en Iquique, tan caro en la memoria, andando junto a ese pueblo que resucitó de las cenizas del pasado, del horror de una dictadura, cuyos mandatos aún perduran.

Antes fueron los jóvenes estudiantes que  agitaron las aguas dormidas y conmovieron al mundo. Ellos fueron quienes movilizaron a los padres, a los vecinos. 30 años después uno de los volcanes de nuestra América se activó, entró en erupción, como lo había previsto Fidel. Y ese volcán en Chile sigue con sus lenguas de fuego, con su lava ardiente.

Hace poco más de un año está el pueblo en las calles, desafiando la brutal represión, con sus muertos, sus heridos, sus presos, sin bajar las banderas, sin callar. Son millones.

La derecha que creía en el reinado pinochetista para siempre y  que ahora es la tropa de choque de Estados Unidos en la guerra recolonizadora que libra contra Nuestra América, ya sabe que sólo puede actuar protegida, detrás de escudos, armas, de  tanques y  de las infanterías de las fuerzas de seguridad, que son el rezago del terror de la dictadura y la impunidad. Pero el pueblo no se detiene y no se detendrá. .

Muy cerca de Chile , cruzando una dura frontera, ¿cómo no ver a Fidel y al Che  a su lado, junto al pueblo boliviano, que salió a las calles el mismo día del golpe de Estado del 10 de noviembre de 2020 cuando  el gobierno de Evo Morales había ganado las elecciones y fue derrocado por las hordas paramilitares,  con la OEA a la cabeza y su secretario general Luis Almagro al frente de las derechas más fascistizadas y brutales de América Latina.

Ese pueblo que por primera vez en su historia recuperó, esa vanguardia de pueblos originarios, que como en las primeras luchas anticoloniales resistió durante cinco siglos, a pesar de los millones exterminados por el criminal poder colonial, derrotó a  Washington y regresó sólo un año después. Nunca había sucedido.Y ese volcán también sigue ardiendo.

La sed de justicia de nuestros pueblos ha llegado a sus límites de sobrevivencia y, el volcán estalló en Perú como había estallado en Haití, en Guatemala, en el traicionado pueblo ecuatoriano, que eligió a un gobernante de un partido popular que rápidamente, se desdijo de su posición política y de su programa de gobierno. Traicionó abiertamente la voluntad popular e impuso un virtual golpe de estado postelectoral, una nueva fórmula imperial.

Y allí está ese pueblo que fue a las calles, que ardieron y que ahora se prepara para volver., Volcanes centroamericanos: el pueblo en Honduras, y en Guatemala este noviembre también,  como todos los días lo hace el pueblo colombiano, aunque los medios de información hagan silencio como lo hacen sobre las masacres  cotidianas, los muertos de cada día.

En un solo día ganaba el pueblo boliviano, marchaban millones en Chile para enterrar la constitución pinochetista, por lo cual van a seguir luchando y en Colombia, los pueblos indígenas llegaban por primera vez en forma masiva, en colores, en música hasta las calles siempre cerradas para ellos de Bogotá. Así está América. Asi lo vió Fidel como un profeta que no era, pero que también era.

Las calles se llenan de banderas y huipalas, caminan en paz,  pero decididos  a rescatar  su derecho a vivir en sus territorios ricos y deslumbrantes, libres de toda dominación y dependencia.

Y también están los pueblos que defienden a sus gobiernos revolucionarios y populares y son murallas contra los intentos imperiales de arrodillarnos otro siglo más.

Cuando Fidel hablaba de los tiempos volcánicos que vendrían y  de los tiempos de decadencia  y desintegración del imperio, algunos asentían escépticos. Cuando nos advertía con toda su pasión, sobre las funestas consecuencias de la destrucción del medio ambiente, de  la naturaleza, de los ríos y los mares, de los grandes bosques y selvas incendiadas por la mano del hombre, por  la ambición sin límites, por el desprecio a la vida y a la humanidad, parecía que esto estaba muy lejos. Hasta que el fuego comenzó a devorar miles y miles de tierras verdes, a secar  el pulmón del mundo.

 Y ¿ qué diría Fidel observando lo que  pasa en Estados Unidos, en tiempos de un gobierno como el de Donald Trump y su equipo de asesores. Y ahí sí que hay que detenerse. Esos asesores de Trump como entre otros fundamentalistas, Elliot Abrams, que debía estar pagando en una cárcel sus crímenes y masacres en Centroamérica en los años 80 y los del llamado lobby cubano-americano, que durante años fueron educados por sus antecesores, sobre las miles de formas de terrorismo para  tratar de exterminar al pueblo cubano.

Pero “no olvidar”- diría Fidel- que no sólo fue contra Cuba. Esos mismos personajes, o sus antecesores fueron terroristas en Vietnam, en el Africa, en Europa, en América Latina.

Nadie hubiera esperado que no  volvieran a la Casa Blanca, o a las oficinas de la CIA donde recibían sus instrucciones y cocinaban sus proyectos de muerte, pero no con el gran poder que dejaron en sus manos en estos tiempos. Los viejos lobos, algunos de los cuales ya no están, pero tienen reemplazo  como los Luis Posadas Carriles, Orlando Bosch, o Félix Rodríguez y otra larga lista y sus sucesores, entre ellos Mauricio Claver Carone, nada menos que colocado, mediante una abierta y descarnada guerras sucia, en el Banco Interamericano de Desarrollo(BID) ocupando ilegalmente el lugar que debía ocupar un latinoamericano, un funcionario de nuestros países elegidos por nosotros.

Me imagino las reflexiones del Comandante Fidel Castro Ruz en estos tiempos de canallas, de sembradores de odio, de  mercenarios de las palabras, de medios que se convierten en los formateadores de guerras criminales.

El lobby cubano dedicado a armar golpes, acordando las acciones terroristas de estos tiempos con los más temibles paramilitares  como en Colombia, contra el pueblo de ese país  y Venezuela; en Bolivia, en Nicaragua, en Cuba y en otros lugares. Creyeron los Marco Rubio, los Ted Cruz, Bob Menéndez, Ileana Rosh Lehtinen, y otros que nada había sucedido en América Latina, que iba a ser muy fácil, amparados por el poder y la impunidad.

Pero los hemos derrotado y eso nadie lo dice. Fidel ya le hubiera puesto un nombre a este momento histórico.

Creyeron que el comandante Hugo Chávez Frías era sólo un hombre de paso por Venezuela. No entendieron nada de nuestra idiosincrasia. Creyeron que las rebeliones populares eran fuegos fatuos. No entendían que detrás estaban los José Martí, los Simón Bolívar  y tantos otros y ese extraordinario sincretismo de la plurinacionalidad,  que nos ha ayudado a resistir imaginativa y creativamente  durante dos siglos y después de los cinco siglos de nuestros antepasados originarios.

¿Acaso no estamos en tiempos de  un nuevo proyecto de recolonización, para apoderarse y controlar férreamente y en forma directa, nuestros recursos?. Nuestra América, es su última gran esperanza. Donald Trump confirmó hace muy poco tiempo, lo que muchos de nosotros  denunciábamos: “estamos aplicando en América (del sur) la doctrina Monroe” Una doctrina colonial por excelencia- de 1823- que proponía que el inmenso territorio de América del Sur – al que le robaron, entre otros, la mitad del territorio mexicano, o Puerto Rico que hasta hoy resiste-  “para los americanos del norte”.

A esos años intentan regresarnos como si nada hubiera pasado, Pero sí pasó y pasan Fidel, el Che Hugo Chavéz y otros héroes del pasado y contemporáneos de nuestra América. Y no se van, nunca se irán.   .

Mucha agua pasó por estos ríos, querido Comandante. Y vino la pandemia de un virus, cuyo origen no sabemos muy bien cual es,  pero cuyas consecuencias no sólo en muertes, sino en desastre humanitario, económico, social y político  aún debemos valorar.

Y no tengo dudas que Usted nos dría, como nos dijo tantas veces, “no  podemos  dejarnos sorprender” ante estos hechos.

Y nos dría que nada será lo mismo, que hay planes temibles del poder para paralizarnos, atraparnos, pero que las enormes contradicciones que genera  un virus, que sólo puede verse en laboratorios con aparatos de última tecnología, puede parar el mundo durante días y meses. Y aunque organismos del mundo exigen detener las guerras de todo tipo, el  imperio continúa inmutable.

Pero ahora comienza a implosionar en su propio territorio y sus socios, ven resurgir fantasmas del pasado, y  ya nada será lo mismo, con  las grandes marchas por las avenidas del primer mundo, que siente que tiemblan sus estructuras.

 Y de esta situación comandante seguro que nos diría que  no salimos como se sale siempre, si  no nos anticipamos, si no dejamos atrás todo lo que pesa para alivianar nuestro camino e inventamos cada día, como inventaron ustedes desde aquel día en que cruzaron un mar embravecido, un grupo de hombres, en un barco pequeño que pudo zozobrar varias veces en el camino del agua.

Pero como un hecho bíblico no pasó y los que llegaron al objetivo y sobrevivieron a una trampa,  con escasos pertrechos y ropas raídas se fueron a la Sierra Maestra, soñando con la liberación.

¿Una docena de hombres, va a enfrentar a un dictador poderoso en una isla pequeña, colocado en el poder, financiado y sostenido  nada menos que por Estados Unidos. Era imposible desde todos los puntos de vista,

Pero lo hicieron, derrotaron  a lo que ya aparecía como el gran poder mundial. ¿Qué tenían?, La dignidad, el amor a la justicia y a un pueblo, un volcancito en erupción Y lo hicieron ¿ y después qué?, decían los incrédulos de siempre.

Hace más de 60 años, más de medio siglo y ahí están los Fideles, los Che, los Raúl, las Celia, los Almeydas, las Vilmas, los  Camilos, las Aleidas  y ¡tantos otros nombres!. Y hoy en este noviembre de 2020  siguen resistiendo y sembrando solidaridades.

Todo lo que anticipó sucedió y no lo hizo porque fuera un profeta, aunque también lo era, sino porque cada día de su vida estuvo atento a todo lo que pasaba en el mundo, desde su mirador en la pequeña isla del Caribe, junto  a los suyos. Nos dieron la lección más importante de nuestra vida.

Nos advirtió que en la caída, el capitalismo iba a superar el salvajismo de su historia, cuando el “esplendor” del terror  se apagara lentamente. Fuimos aprendiendo a lo largo de la mitad del siglo pasado, hasta hoy.

Los volcanes siguen comandante, y no dudo que usted anda por esas laderas volcánicas con Hugo Chávez Frías, con el Che Guevara, y con los miles que quedaron en el camino de la resistencia y andan renaciéndose en nosotros, en los despojados, en los olvidados, en los pueblos que resucitan una y otra vez, hasta el día del triunfo.

Ese día comienza lo más duro, pero será el camino que tracemos nosotros, el edificio que construiremos con nuestras , el socialismo del siglo XXI, ,el nuestro. No es lo mismo el tiempo del socialismo en pueblos que emergen del colonialismo. Usted lo sabía desde un principio, Y por eso estamos seguros que el día de la liberación definitiva, estará con nosotros, cuando bailaremos con nuestros  muertos por todas las alamedas de Nuestra América.

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