El jinete del apocalipsis rumbo a EE.UU

Gerardo Wertheimer es el nuevo embajador de la Argentina en Estados Unidos. Acomodado como empresario a todos los gobiernos, ahora, con Javier Milei en la Casa Rosada. Presidente honorario del Comité Olímpico Argentino, forjó su trayectoria como dirigente deportivo mientras crecían sus negocios privados, entre otros, con el Estado.

CAPAC – por HUGO CARIC (*) fuentes Revista El Sur y Gustavo Veiga Derribando Muros

  No fue un salto cualquiera. O al menos, como los que acostumbrada a dar en sus tiempos de jinete. Sin demasiados obstáculos -la difusión de una causa pendiente por una estafa de 84 millones de dólares ligada a la venta de Cachamai y algún artículo periodístico que recordó su presencia en el Top 100 de fugadores de activos durante el gobierno de Mauricio Macri-, Gerardo Werthein pasó de montar negocios a la pista de la política.

  Antes de ser elegido como el embajador argentino ante el Fondo Monetario Internacional y el gobierno de Estados Unidos, en ese orden, este médico veterinario de casi siete décadas -cuarta generación de inmigrantes judíos que llegaron desde Rusia a principios del Siglo 20- hizo una prolongada escala en el mundo del deporte. A tal punto que en la actualidad ostenta la ‘chapa’ de presidente honorario del Comité Olímpico Argentino (COA); una auténtica paradoja en tiempos en que al deporte le bajaron el rango.

  La práctica y el fomento de la equitación le permitieron a Werthein hacer buenas migas con el poder, la alicaída farándula de cabotaje y algún que otro representante del jet set internacional, a la par que iba poniendo huevos en varias canastas con el holding que hasta 2019 compartió con sus parientes, conocido como Grupo ‘W’. Ganadería, agroindustria, telefonía, alimentos, seguros, salud, finanzas, construcción, medios y energía son algunos de los rubros que abarca la inversión de una de las familias más ricas de la Argentina, con un patrimonio estimado de US$ 2.000 millones.

Igual de variado es el abanico de relaciones que el ahora jinete de Javier Milei ha ido desplegando al calorcito de los gobiernos de turno: al COA llegó de la mano de Daniel Scioli; pero antes el menemismo le cedió en bandeja la Caja de Ahorro y Seguros, después hizo buenas migas con Néstor y Cristina Kirchner y también tuvo su luna de miel con el macrismo. Los que conocen el paño aseguran que Gerardo heredó la cintura política de su tío banquero, ‘Don Julio’, ferviente defensor de las políticas económicas de Alfredo Martínez de Hoz en la última dictadura militar.

EL SEÑOR DE LOS ANILLOS

  Werthein se convirtió en la máxima autoridad del COA el 15 de junio de 2009, luego de una votación que lo favoreció 34-24 en la compulsa con Alicia Masoni de Morea, quien por entonces ejercía la presidencia interina.

  La representante del tenis completó el mandato de Julio Cassanello, el hombre del taekwondo, quien había dado un paso al costado denunciando un “despiadado operativo mediático” en su contra. Cassanello, intendente de Quilmes entre 1979 y 1982, en pleno gobierno de facto, había sucedido a un integrante de las Fuerzas Armadas, el coronel retirado Julio Rodríguez, cuyos 28 años de permanencia en el COA establecieron un récord en el organismo que en diciembre pasado celebró el centenario de su fundación.

  Desde mucho antes de su asunción, Werthein venía pregonando la necesidad de incorporar capitales privados a la gestión deportiva. De hecho, en Londres 2012, sus primeros Juegos como principal referente del olimpismo argentino, la delegación nacional contó con la esponsorización de Telecom, empresa que ‘W’ le vendería tiempo después al Grupo Clarín.

 Su paso siguiente fue impulsar la creación del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Enard), para financiar la participación de los atletas de nuestro país en el máximo nivel de competencia internacional.

Aunque su gestión atravesó otros dos JJ.OO., Río 2016 y Tokio 2020, el referente de la equitación tuvo su cuarto de hora en los Panamericanos de Lima 2019. “Argentina ha completado una actuación histórica, con 101 medallas, la mayor cantidad conseguida en una competencia de este tipo fuera del país. Nada de esto hubiera sido posible sin el aporte fundamental de Werthein. El presidente del COA ha sido la figura clave en el ascenso del deporte nacional y su conducción ha marcado un antes y un después”, señaló Infobae, el diario de su íntimo amigo Daniel Hadad. La nota se tituló ‘Gerardo Werthein, el hombre que cambió el deporte argentino”.

  En octubre de 2020, el empresario sorprendió a sus pares de la Mesa Ejecutiva del COA, anunciando a través de un Zoom que no renovaría su mandato al año siguiente. “Seré un soldado que seguirá luchando por el bien de los atletas”, manifestó. Entre sus interlocutores estaba Gregorio, su hijo, a quien ubicó en el ente como representante de los deportes ecuestres.

TIRO AL BLANCO

  Antes de volver al ‘campo de batalla’, Werthein no sólo se hizo colgar la medalla de presidente honorario del COA. También se aseguró un lugar en los altos mandos del Comité Olímpico Internacional, donde ocupa una de las vicepresidencias, es titular de la Comisión Digital y de Tecnología, integra la Comisión de Coordinación de los Juegos de Paris 2024 y de Los Ángeles 2028, es miembro de las áreas de Marketing y de Prensa, y está a cargo del Servicio Olímpico de Radiodifusión. Un auténtico polifuncional.

  El hombre no es un improvisado en el tema medios. Tras pedir el cambio en la empresita familiar, volvió a la cancha con otra camiseta y nuevos compañeros de equipo, con los que celebró otro par de victorias. Se adueñó de DirecTV, TyC y Torneos, la productora que organiza el Córdoba Open. Del otro lado del mostrador, la aseguradora de su parentela oficia de sponsor del torneo de tenis que se juega en el Estadio Kempes desde 2019.

  Werthein también tiene acciones en el diario ‘El Observador’ de Montevideo, en una FM porteña cuya propiedad comparte con el periodista Luis Majul y en ‘El Cronista Comercial’, diario especializado desde donde se fogonearon las propuestas de La Libertad Avanza, incluida la privatización del fútbol, uno de los temas que Javier Milei incluyó en el decretazo de ‘necesidad y urgencia’ del pasado 20 de diciembre. En esta materia, ofició como columnista estrella Guillermo Tofoni, el otrora ‘Dueño de la Selección Argentina’, actualmente en litigio con la AFA.

  No son pocos los popes del COA que relacionan el paso al costado de Werthein con la incómoda posición en que el empresario quedó tras la compra del predio donde funcionaba el Tiro Federal Argentino, unas 12 mil hectáreas ubicadas en el cotizado barrio porteño de Núñez. Lo hizo como parte de un fideicomiso financiero privado, Buenos Aires Landmark, que con US$151,5 millones (pagaderos en cómodas cuotas) se adjudicó la subasta que organizó el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, luego de cambiar su idea original de montar un Polo Tecnológico en el lugar.

  Werthein no es conocido en las inmediaciones del Estadio Monumental: el 5 de diciembre de 2009, seis meses después de asumir en el COA, tuvo un fallido intento de desembarcar en River Plate con su gerente de la aseguradora de riesgo ‘La Caja’, Rodolfo D´Onofrio, como punta de lanza. Daniel Passarella les ganó las elecciones por seis votos y asumió el cargo que terminaría esmerilando su idolatría en el club. En enero pasado, DirecTV formalizó un vínculo de patrocinio con ‘el Millonario’ hasta diciembre de 2026, a cambio de US$2,5 millones por temporada.

  En el ámbito del fútbol también se recuerda su fuerte crítica a la AFA luego de la eliminación de la Selección Argentina en Río 2016: “Fue la derrota de la improvisación y del abandono”. En aquellos días, el cordobés Armando Pérez, con el pomposo título de Presidente del Comité de Regularización, se estaba acomodando en el sillón de otro ‘Don Julio’ de indescifrable gambeta y contactos estrechos con gobiernos de todo tipo: Grondona.

MUDANZA FALLIDA

  “El predio del Cenard es un lugar maravilloso, pero antiguo. Tiene más de medio siglo”. Cinco años atrás, Werthein buscaba justificar el traslado de la histórica ‘Casa del Deporte Argentino’ a la Villa Olímpica de Villa Soldati, construida para los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018.

  “Cuando los atletas, a quienes yo represento, se familiarizaron con el nuevo Parque Olímpico, me plantearon que querían entrar ahí, donde cuentan con instalaciones idénticas a las de cualquier competencia de un Juego Olímpico o campeonato internacional”, decía el ‘prohombre’ de Hadad.

  “Por otro lado, si uno analiza la localización de ambos predios, debemos aclarar que los atletas no necesariamente viven en Palermo o Núñez. El 93% viene del interior. Otro valor agregado es que van a tener un hotel de 500 camas y, en lugar de dormir escuchando el ruido del tránsito de la avenida Lugones, los atletas van a dormir mirando el parque”, agregaba.

  La presión de la comunidad deportiva, unida bajo el lema ‘No al cierre del Cenard’, impidió que los 115 mil metros cuadrados del predio deportivo fueran a parar a manos del negocio inmobiliario. Con las reservas del caso, un actual miembro del COA le reveló a Revista El Sur que, detrás de la fallida mudanza, estaba la figura del mismísimo presidente honorario.

  Ajeno a esos y otros señalamientos, Werthein empezó a probarse el traje de embajador en Estados Unidos en el viaje que Milei y su comitiva –‘el Jefe’ Karina Milei, “el Messi de las Finanzas’ Luis Caputo y el embajador estadounidense en Argentina Mark Stanley, entre otros-, realizaron a Washington y Nueva York inmediatamente después del balotaje.

  El hombre del Comité Olímpico Internacional fue quien puso a disposición el lujoso avión privado en que el electo mandatario nacional y sus laderos viajaron para pedir más dinero al FMI y tratar de acordar buenos negocios (sobre todo, para la administración de Joe Biden) entre ambos países. El viaje relámpago al país del norte incluyó un encuentro con el exmandatario estadounidense Bill Clinton, quien un par de veces supo desembarcar en Argentina atraído por los buenos oficios de Werthein, su amigo de la casa.

  “Será un trabajo duro”, vaticinó el flamante representante del gobierno argentino en Washington. Aunque no fue tan explícito como su antecesor Guido di Tella, el embajador olímpico tiene claro que su misión será facilitar las “relaciones carnales” que busca consumar Milei.

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 (*) Periodista y escritor (este artículo salió publicado en Revista El Sur)

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