El escenario para el balotaje y el F. A. en Uruguay
La izquierda uruguaya está reunida en un solo partido aunque se nutre de expresiones políticas que van desde la democracia cristiana al MPP de Pepe Mujica y los comunistas. La suma de fuerzas que hasta hoy lidera el presidente Lacalle Pou no, la derecha puede decaer en segunda vuelta.
CAPAC – por Gustavo Veiga en Derribando Muros
La segunda vuelta de las elecciones en Uruguay supone una serie de lecturas e interpretaciones, pero simplificadas. La sola votación por dos candidatos hace ver menos complejo lo que viene: Yamandú Orsi del Frente Amplio (FA) y Álvaro Delgado, de la Coalición gobernante, más sus compañeras de fórmula, Carolina Cosse y Valeria Ripoll. Pero la pregunta clave entonces cuál es: ¿Sobre qué escenario de fondo se vislumbra el futuro del país? Y es ahí donde resalta lo novedoso, la modificación en la correlación de fuerzas del Parlamento, la victoria que no es apenas del candidato del FA y sí de toda la estructura política que lo respalda.
Hay que decir una cosa. El primer dato es que la izquierda uruguaya está reunida en un solo partido y la suma de fuerzas que hasta hoy lidera el presidente Luis Lacalle Pou no. El Frente va hacia el 24 de noviembre con el mismo aspirante a gobernar el país que votó hace menos de 48 horas. En cambio, cuatro de los cinco candidatos que quedaron fuera de carrera en la derecha, no tienen un electorado cautivo. Lo explican acá los especialistas. Hay que desgranarlo en cada uno de sus aspectos.
Luis Costa Bonino es doctor en Ciencia Política y estratega electoral. Trabajó para Mitterrand, Andrés Manuel López Obrador, Xiomara Castro y el Pepe Mujica, entre otros. Estima un triunfo del Frente Amplio en el balotaje: “Si en 2019 la Coalición, con diecisiete puntos de ventaja, cayó en segunda vuelta hasta un virtual empate, es claro que el 24 de noviembre, con tres puntos de diferencia en primera vuelta, Yamandú Orsi va a ganar la Presidencia con no menos de diez puntos de ventaja”.
Parece arriesgada la diferencia que anticipó en X entre un candidato y otro, pero Bonino la explica: “Porque la coalición no es un partido, sino un grupo de partidos separados, cuyos electores en primera vuelta votan con mucha motivación a sus propios candidatos presidenciales y a sus propios candidatos al Parlamento. En la segunda vuelta, sólo los electores del Partido Nacional votan por su propio candidato. Los electores de los otros partidos de la Coalición ya no tienen uno propio y tienen que optar entre dos candidatos de partidos ajenos. Aquí se produce la dispersión del voto en segunda vuelta”.
El FA GANÓ EN DOCE DEPARTAMENTOS
Daniel Chasquetti es politólogo y profesor titular del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de la República. Su análisis sobre la victoria del Frente Amplio genera una corriente de optimismo para su militancia, de por sí muy movilizada: “El Partido Nacional votó peor que en el 2019 pero el retroceso no es tan grande. El Partido Colorado mejoró un poco, es cierto, tres puntos con relación a la elección pasada, pero el crecimiento del Frente Amplio es espectacular. Ganó en doce departamentos, se quedó con la mayoría en el Senado y le robó la banca 50 en Diputados a la Coalición que al comienzo de la noche, todos los que daban proyecciones le otorgaban cincuenta bancas pero para la Coalición”.
Para el especialista y crítico de las consultoras que anticiparon un escenario en el Congreso muy distinto, lo que urge considerar en este momento es qué pasaría si se impusiera en el segundo turno la Coalición: “Si ganara Delgado va a tener que salir a explicar cómo va a hacer para gobernar donde el Senado es del Frente Amplio y en la Cámara Baja no tiene nadie la mayoría. Es un escenario al que no estamos acostumbrados”.
La Asamblea General, el Parlamento bicameral que tiene Uruguay, es el territorio estratégico en disputa –ubicado en segundo plano por las presidenciales- que afloraba si se confirmaba el balotaje. La fórmula del Frente había mencionado una y otra vez en la campaña que aspiraba a conseguir la mayoría parlamentaria en la primera vuelta. Ese objetivo se consiguió en el Senado y los números son elocuentes: el FA ahora tiene 16 senadores, el Partido Nacional 9 y el Colorado 5. Ni siquiera necesitaría que Carolina Cosse desempate, la eventual presidenta del cuerpo, tras una hipotética victoria electoral el domingo 24.
En Diputados la situación no es parecida, pero el FA hizo una excelente elección y consiguió 48 de las 100 bancas que estaban en juego. Toda la Coalición cuenta con 49 legisladores y el partido del disruptivo Gustavo Salle logró dos escaños por Identidad Soberana. Sus diputados serían claves para inclinar las mayorías hacia cualquiera de las fuerzas mayoritarias, pero él ya anticipó que llamará a anular el voto en la segunda vuelta. Es crítico por igual de la derecha y la izquierda y se define como enemigo de la masonería, el sionismo, los jesuitas y el narcotráfico. Un personaje de cuya fuerza – la más votada entre las más chicas -, en el Frente Amplio creen que podría drenar votantes hacia la candidatura de Orsi.
La oleada tricolor del FA se impuso finalmente en todo el país por cinco puntos y además ganó en doce de los diecinueve departamentos. Demostró su elevado caudal electoral en el interior y en los dos principales distritos, Montevideo y Canelones, le ganó solo a todos los partidos juntos de la Coalición. En el que se encuentra la Capital la diferencia fue aplastante: el Frente Amplio sacó 466.376 votos contra 302.408 de la derecha, una diferencia de 163.968 sufragios. Solo en Maldonado, donde queda Punta del Este y es el tercer departamento en cantidad de habitantes, venció la Coalición.
El Frente Amplio irá ahora a pescar votos en donde quedaron electores huérfanos de candidato propio. Ese cálculo es el que hacen en la propia fuerza. Estiman que por afuera del FA tienen chances de respaldo en votantes de Salle, de lo que llaman “la izquierda que se presentó por afuera del Frente” y que acompañó a la Asamblea Popular e inclusive en una parte de los votantes del general Guido Manini Ríos de Cabildo Abierto, que sufrió el peor retroceso de la elección y no obtuvo ni siquiera su banca para el Senado. Su cara lo decía todo, la noche del acto en Plaza Varela cuando la Coalición quiso mostrarse unida camino al balotaje.
“Estamos a muy poco de ganar la segunda vuelta porque nosotros pescamos mejor y porque el crecimiento en las dos cámaras es un envión anímico”, le dijo a este enviado el diputado nacional Gabriel Otero, del Movimiento de Participación Popular dentro del Frente Amplio. La fuerza de José Mujica que por Montevideo puso en el Parlamento a 15 de los diputados que tendrá el FA en la Cámara Baja. Una marea de votos hacia el interior de la fuerza política que hoy pasea embanderada y con orgullo su optimismo para el decisivo 24 de noviembre. El día que podría retornar al gobierno después de cinco años.