EEUU vs. Cuba: de la estafa al fracaso

Un brevísimo muestrario de la perversa indignidad de los EE.UU. y sus mercenarios, de su gran fracaso, de su insignificancia frente a un pueblo consciente. Las «protestas» del 15 de noviembre sólo existieron en el mundo virtual, el de las mentiras de la propaganda occidental.

CAPAC – tomado de Al Mayadeen en castellano

Los límites de la ética y la valentía de la contrarrevolución cubana prefabricada en Miami se pusieron a prueba cuando el destacamento invasor 2506, organizado y armado por Estados Unidos, invadió la Isla en 1961.

Tras su rendición en menos de 72 horas ante los milicianos y soldados dirigidos por Fidel Castro, se descubrió un hecho inédito en la historia militar: nunca antes una brigada invasora tuvo tantos sanitarios y cocineros. Se inició así una estela de hechos que patentizaron el carácter impúdico y mercenario de la contrarrevolución cubana.

Ni poeta ni inválido

Mientras Cuba lograba en 1962 que EE.UU. pagara una indemnización por los daños causados con su intento de invasión, pago que no ha logrado ningun país del mundo, un ex polícía de la dictadura batistiana era condenado a 30 años de privación de libertad por acciones terroristas. Se gestaba así el embrión de una farsa monumental.

Se trataba de Armando Valladares, a quien la CIA le construyó en 1979 una leyenda de poeta e inválido que copó titulares en la prensa corporativa internacional. Tan intensa fue la campaña que el presidente francés Francois Mitterrand cayó en la trampa.

Mitterrand mantenía una buena amistad con Fidel Castro. De manera muy respetuosa se interesó por el “poeta inválido” preso. Fidel le explicó que Valladares no tenía problemas de salud ni de locomoción. No obstante, el Comandante accedió a liberar al terrorista en 1982 con una sola condición: debía subir la escalerilla del avión caminando.

Valladares, sin pereza y raudo, subió al avión que lo conduciría a Francia. El mundo fue testigo de una gran estafa made by CIA, y una vez más el prestigio de Cuba y de Fidel quedaban incólumes.

De damas, huelgas y juergas

En el 2003, tras el arresto de un grupo de contrarrevolucionarios por delitos reconocidos en el código penal cubano, EE.UU. organizó a varias de las esposas y madres de los detenidos en una nueva organización: las Damas de Blanco.

La idea era explotar el simbolismo de las luchas de las Abuelas de la Plaza de Mayo de Argentina y de una manera sensiblera, insistir en la matriz de la “violación” de los derechos humanos en Cuba. 

Pronto se activó la maquinaria mediática y se montó una nueva estafa. Las caminatas dominicales de las señoras por distintas arterias de la capital cubana le dieron la vuelta al mundo. Sin embargo, la estirpe mercenaria de los miembros de la organziación comenzó a oradar su unidad.

Los 20 dólares por caminata comenzaron a ser insuficientes. Las empleadas exigian más y acusaban a la administradora del negocio de sucios manejos financieros. La organización perdió la poca credibilidad que alcanzó.

Las huelgas han sido también instrumentos de estafa permanente. El desenlace fatal en el 2010 de un prisionero común convertido en “disidente”, constituyó un hito en la hipocresía de la contrarrevolución cubana y en el cinismo de EE.UU. Cuba intentó evitar la muerte de aquel ser humano, pero sus socios necesitaban un mártir. 

Si lamentable fue su muerte, bochornoso fue su utilización mediática. Tras la euforia, nadie recuerda a aquella víctima del odio contra Cuba, ni a sus familiares, pues hasta su madre, objeto de otra estafa, sufrió mucho después que se apagaron las cámaras tras su traslado a Miami.

Famosa fue la Huelga del Aguacate en el 2012. La protagonista también arrancó primeras planas en importantes periódicos del mundo. Su inminente muerte era seguida con desvelo por los corresponsales, hasta que en la televisión de la Isla se vio la realidad. La señora recibía diariamente una factura de frutas y alimentos que la mantenían muy vital y rosagante.

La Huelga de la Croqueta fue otra parodia reciente. Un grupo de jóvenes identificados como artistas por los medios de prensa internacionales, pero sin obra de valor que mostrar, se reunieron en el 2020 para hacer una huelga colectiva. Sus propias publicaciones y la energía que mostraron confirmaron que aquello fue ante todo una juerga. Hoy, a solo meses de aquello, nadie los recuerda.

El penúltimo sainete

Con tantos años en el empeño para fabricar una contrarrevolución cubana creíble, cualquiera espera que el próximo paso sea un producto más elaborado.

En estos días, el pueblo cubano presenció otra gran estafa. Un grupo de pillos le han robado con total desfachatez al erario público estadounidense y han roto las esperanzas de los que en el mundo esperan hace décadas la derrota de la Revolución.

No es posible que tanto dinero y despliegue mediático para fabricar una marcha termine así, como un lunes cualquiera. El líder de la marcha no salió de su casa. Tampoco lo hicieron sus “miles” de seguidores. Y en Miami, como ya es costumbre hace 62 años, se quedaron con las ganas.

A donde si marchó el ex líder este 17 de noviembre fue a Madrid, en un remake 2.0 de la farsa de Valladares. Si aquel no estaba inválido ni fue torturado, este no tuvo nunca madera de héroe ni fe en su “lucha”. La contrarrevolución cubana está tan desmoralizada que el gobierno ni se molesta en hacer cumplir las leyes previstas para estos casos.

El lunes pasado, el día previsto para la “histórica marcha”, la Isla se vistió de niños y niñas inmunizados y felices marchando a sus escuelas; le abrió los brazos al mundo; recibió a los Pastores por la Paz; observó las muestras de solidaridad mundial y se quedó esperando el próximo paso de la contrarrevolución y sus financistas. 

Ojalá pronto la CIA, el Departamento de Estado, el Congreso y hasta el Departamento del Tesoro de EE.UU. se convenzan del carácter impúdico, mercenario y hasta risible de la contrarrevolución cubana actual. Hasta tanto, no dejarán de hacer el ridículo frente al pueblo de la Isla y el mundo. 

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