Comunidad animalista en Cuba, a las puertas del decreto ley de bienestar animal
CAPAC- Tomado de Cubadebate/ Por Dinella García Acosta, Karina Rodríguez Martínez/ Fotos: Ismael Francisco.
Son las 11 de la mañana de un miércoles de febrero y Nora ha llegado de “un rescate”. Un hombre estaba capturando gatos en jaulas para asesinarlos sin ningún motivo y los vecinos hicieron la denuncia a la policía. Esta mañana la Asociación para la Protección de Animales y Plantas (Aniplant), ha ido a intervenir en la situación. Este jueves se cumplen 34 años de que fuera registrada legalmente la única asociación de su tipo en Cuba.
Durante estos 30 años el equipo de Nora García Pérez ha presentado en tres ocasiones un anteproyecto de bienestar animal en Cuba, para lograr, entre otros objetivos, que el capturar animales y matarlos, sea penado por la ley. Este mes está previsto en el cronograma legislativo que se apruebe el decreto ley de bienestar animal que, según informaron directivos del Ministerio de la Agricultura (Minag), podría multar hechos como este con cifras de hasta 7 000 pesos.
Aniplant y otros grupos, como Bienestar Animal en Cuba (BAC) y personas voluntarias que se han unido con el paso de los años, reciben diariamente cientos de denuncias y preocupaciones sobre maltratos y abandonos en todas las esferas. Durante la pandemia provocada por la COVID-19 estos hechos han aumentado.
“Viene por rachas”, explica Nora. Cuando hay turismo, por ejemplo, los dueños de alquileres botan o intentan dar en adopción a sus animales. “Nos dicen: ‘si no lo pueden recoger ustedes, los botamos’. Pero existe una equivocación muy grande. Los países desarrollados tienen leyes y a quien no le gustan los animales está obligado a respetarlos. La educación, la cultura y la presión estatal, tienen que lograr que el animal se respete”.
Nora, que tiene 75 años y ama a los animales desde que de pequeña su madre le metiera en el corral una gallina con los pollitos, dice que el pueblo de Cuba siempre ha sido bondadoso y respetuoso. “No obstante, en cualquier lugar puede haber personas maltratadoras. El botar un animal a la calle para muchas personas no es delito. El darle golpes a un animal para que trabaje, ya sea un toro o un caballo, para muchos no es delito. Es una meta hacer conciencia de que sí sienten y padecen desde un enfoque diferente al nuestro”.
De hecho, desde hace meses Aniplant viene levantando listados de las quejas de los vecinos para saber quién, cuándo y cómo. “Para no esperar al decreto, ya lo tenemos contabilizado. Si hay un decreto ley y hay contravenciones, se supone que debe haber un cuerpo de personas dedicadas a analizar y ver las quejas”, apunta.
De acuerdo con la información adelantada en diciembre, el decreto ley tiene previsto tocar algunos aspectos como el tratamiento contravencional y penal de las conductas que atenten contra el bienestar animal, las obligaciones de los propietarios poseedores y tenedores de animales, los temas relacionados con los animales de compañía y el control de las poblaciones callejeras, las funciones del Minag y los gobiernos locales, las peleas y el sacrificio de animales, el uso de la eutanasia y el componente educativo.
Pero, ¿estamos preparados como sociedad para este decreto ley? ¿Cómo haremos para que no quede en letra muerta? Sobre esta y otras cuestiones, Cubadebate conversó con varios protectores de animales en la Isla.
“¿Estamos preparados? No estamos preparados —asegura Nora—. Tenemos que aprender cómo vivimos con un decreto ley que proteja a los animales. No lo sabemos, para muchos los animales son el gato para el ratón, el perro para que el niño se entretenga o para que avise si hay un ladrón. Total, el ladrón lo envenena, entra y roba”.
Javier Larrea Formoso, estudiante de Derecho en la Universidad de Villa Clara y presidente del grupo Bienestar Animal en Cuba (BAC), cree que la sociedad está lista para la mayor parte de las demandas que van a ser reflejadas en el decreto. “Digo la mayor parte porque otras demandas dependen del tiempo. El tiempo en que la sociedad se vaya sensibilizando con determinados temas, en que vaya asimilando actitudes y procesos que dependen más de la conciencia de la gente, que de una norma”.
“Una vez aprobado el decreto ley de bienestar animal se le debe dar la publicidad necesaria, porque es una norma que ha sido esperada por un país entero, por la ciudadanía, más allá de un movimiento animalista”, sugiere el activista. Según los últimos registros, BAC contaba con 645 miembros y en 2020 llevó a cabo más de 3 000 adopciones responsables y rescates, exposiciones, talleres, campañas de desparasitación y eventos culturales.
Las personas deben conocer las diferentes tipologías de maltrato animal y saber que no quedarán impunes. Javier considera que estas pautas nos permitirán vivir cada día más en una Cuba que ame y respete a los animales. Yo creo que sí, -dice- la sociedad está preparada para esperar esta norma, porque hace mucho, hace más de 30 años se viene abogando por la aprobación de una ley de protección animal en Cuba.
Nora, que es parte del Grupo de Trabajo Temporal detrás de la realización de las normas, considera que uno de los elementos que no puede faltar es la identificación de los animales. “A aquel que bote un perro hay que sancionarlo, pero es casi imposible si no tiene una marca, un chip, o al menos crear un censo o registro donde diga de quién es cada cual”.
Cuando una mascota es abandonada, se queda en la calle a su suerte y lejos de su hogar, sin ni siquiera saber volver o defenderse. Al frío y al hambre son propensos además a contraer enfermedades, si no es que los abandonaron por tenerlas. Desde que se dedica a la protección de animales, como antes lo hizo la filántropa norteamericana Jeannette Ryder con su organización conocida como Bando de Piedad, Nora ha visto y escuchado muchas historias de horror.
“Testigo soy de mucha violencia que ha habido. Cuentos como el de una perrita amarrada en un carro de recogida por Coopelia para que todos los perros se acercan a ellos y cogerlos. O, por ejemplo, en los años 90 en la calle Luyanó, el público abrió la puerta y los perros empezaron a salir. El señor que estaba allí acabó con ellos con un machete”.
Según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), cada año surgen cinco enfermedades humanas nuevas. De ellas, tres son de origen animal y el 60% de estas pueden transmitirse del animal al hombre. Una de las labores que realiza Zoonosis, muy cuestionada en redes sociales y prevista a ser perfeccionada en las normas, es recibir y vigilar a los animales que han lesionado al hombre. Pero,“una cosa está clara —puntualiza Nora— hay que cambiar el sistema de recogida”.
Según la presidenta de Aniplant, Zoonosis tiene que existir, pues lo hace en el mundo entero como departamento sanitario que protege la salud humana. No obstante, para Nora esta ocupación la llevan realizando años personas que no son meritorias de un trabajo de ese tipo. “Por lo regular han tenido una vida alterada y la misma provocación se la hace la gente, cuando le dicen ‘hijo de …’, ‘suéltalo’, ‘no lo tires’. Realmente es maltrato lo que hacen”.
Gabriela Hernández es lo que podríamos llamar una amante de los animales, una característica que tiene grabada en el ADN, herencia de su madre. “Desde pequeña me han encantado los animales. En los videos que tengo de bebé se les ve corriendo por toda la casa. El primero que mi mamá recogió fue cuando yo estaba recién nacida, 10 años después llegó Clip For, casi sin pelo, lleno de garrapatas y con sarna. A medida que lo fuimos curando y se recuperó descubrimos que era un Bichón”, nos dice en un audio vía Whatsapp .
“En total, de la calle hemos recogido como diez perros, aunque algunos estaban muy enfermos y no sobrevivieron, los otros que sí hemos podido salvar se han quedado con nosotros. Hace poco recogimos dos, supuestamente para brindarle un hogar temporal, pero nos quedamos con ellos”. Mientras Gabriela me cuenta la historia del último perro que recogieron de la Ocho Vía, sus animales ladran en busca de protagonismo.
— ¿Por qué rescatarlos? Empatía, cuánto deben sufrir esos perritos solos en la calle, sin comida ni agua, la indiferencia de quienes pasan por su lado, los que maltratan. Respeto a quienes no le gusten los animales, pero ellos también merecen que respeten su vida.
No hay edad. Dicen que el amor no se limita por la edad. La historia de Mario es un ejemplo de ello, a sus 72 años encontró en el amor a los animales una cura. Él es el guardián protector de la colonia de gatos de 25 y O. “No pasó nunca por mi mente que fuera a amar tanto a los gatos hasta hace ocho años, que por azar de la vida, dos gaticos tocaron mi corazón y desde ese día mi vida fue otra”.
Nora alerta que “no puede faltar lo educativo en la tenencia de animales. La educación en los niños es algo fundamental. Nosotros hemos trabajado bastante en este campo”, aunque reconoce que siempre se puede hacer más.
De ahí han surgido miles de protectoras de animales, nos cuenta la directora de Aniplant. “No importa cómo se llamen, el hecho está en que hay juventud que está dispuesta a la ayuda. Están los grupos que tienen incluso refugios que están sacando a los animales de la calle con recursos propios y donaciones, pero haciéndolo en su casa, en espacios pequeños, y casi todos hacen un sacrificio extraordinario por lograrlo”, relata. El material humano está disponible y el compromiso es sincero. Desde amas de casa, jóvenes universitarios, profesionales, veterinarios, y hasta ancianos se han vinculado con esta tarea.
Aún así uno de los grandes problemas que persisten en su atención es la falta de medicamentos. “Es muy triste que con los esfuerzos que se hacen en el país haya que pedir de favor a un amigo una receta para ir a la farmacia o ir a un hospital a suplicar un suero. Debe haber un ordenamiento y se está tratando de lograr. Entendemos que son muchas cosas, pero hay que también garantizar la salud de los animales”.
Entre todo, queda la unión de muchas personas. Es una efervescencia muy linda —reconoce Nora— la comunidad que se ha creado en redes sociales. “Por ejemplo, cuando avisan de que arrollaron a un animal en tal esquina, no pasan dos horas hasta que esté recogido. Y el mérito mayor hay que dárselo a esos grupos que están trabajando de manera tan intensa. Nosotros hemos trabajado, tenemos grupos de rescate, pero no habíamos logrado lo que ellos en este campo de recogida están logrando”.
En este sentido, el presidente de BAC considera que existe un movimiento animalista más unido que nunca, pero enfatiza en la necesidad del apoyo gubernamental. Precisamente para llevar a cabo las esterilizaciones, casi la única solución para erradicar la reproducción masiva de animales, grupos como BAC y Aniplant, que ha realizado estas campañas desde 1992, se han aliado en busca de colaboración.
Respeto. Nora dice que respetan las creencias de cada persona. “No quisiéramos que pasaran los sacrificios de animales por grupos religiosos, y lo que sí no concebimos es la tortura”. Palomas colgando por las patas tres días en una puerta, relata la directora de Aniplant, “eso no es sacrificio inmediato, es tortura”, sentencia.
Los animalitos que son vendidos para hacer sacrificios viven de una manera horrible y mueren de igual forma. “Los transportan de una manera vergonzosa. Tengo vídeos de chivitos bebés en sacos. Dos hombres los balancean del maletero del carro al suelo. Eso hay que tratarlo con las autoridades que tienen que ver con determinadas religiones. El sacrificio debe ser de una manera rápida. Si van a degollar, con un cuchillo que degüelle rápido para que el sufrimiento sea lo menos posible”.
Los residuos en las calles, las cabezas de animales en las esquinas, esto va contra las normas sanitarias e higiénicas y es otro de los problemas que debemos de solucionar, detalla.
La aprobación de la primera política de bienestar animal en Cuba fue dilatada en noviembre pasado para tomar en consideración todas las opiniones recibidas por la población mediante una consulta online. Según Nora, nunca será perfecto porque es el primero. “A unos les gustarán unas cosas, a otros no, pero, de hecho, es una herramienta que empieza y empezará a hacer su trabajo. En un año, dos o tres, quizás haya que cambiar o mejorar. Lo importante: educar y sancionar de una manera adecuada”.
Para Javier se trata de cambiar la mirada que se le ha dado al tema por años. “Hay que despertar a la gente. Debe entenderse que la salud es una sola, y va desde la salud animal hasta la salud del hombre, debe entenderse que los humanos no somos dueños de los animales, sino que convivimos en un entorno común donde debemos cuidarlos y amarlos”.
Falta mucho. Hay mucho que educar. Hay mucha gente que está actuando mal. “Yo no digo que son gente mala, son gente equivocadas”, dice la presidenta de Aniplant y pide ayuda desde donde podamos, aunque sea agua o comida. “Tenemos que ganar el prestigio que como cubanos debemos de mantener: el humanismo hacia animales indefensos. Y llevará tiempo, yo ya no estaré, no me enteraré, pero hace falta un trabajo bien grande para cambiar muchas cosas”.