Comandante Tomás Borge, ejemplo imperecedero de valentía y convicción revolucionaria

El Comandante Tomás Borge nació el mismo día que el Comandante Fidel Castro, pero 4 años más tarde, en 1930. En su memoria reproducimos estos materiales -incluído un discurso de Tomás- tomado del sitio sandinista Barricada.

CAPAC – por Manuel Lucero – tomado de Barricada

«Para que Sandino viva nosotros necesitamos vivir todos los días, las 24 horas, nuestra Revolución. Para que el pensamiento de Sandino viva y el pensamiento de su discípulo excepcional, Carlos Fonseca, viva, necesitamos […] convertirnos realmente en Hombres Nuevos; y para que esta frase nos diga algo, hombres nuevos, mujeres nuevas, llenos de generosidad, llenos de coraje y de valor para hacer nuestra Revolución».

Cmdte. Tomás Borge, febrero de 1980

Tomás  Borge Martínez, el hijo de doña Anita y de don Tomás, nació el 13 de agosto de 1930 en la ciudad de Matagalpa. Allí vivió en el barrio Pancasán, cerca de la poza de El Chivo.  En esa misma ciudad nació el que sería su más grande amigo y compañero, por siempre, Carlos Fonseca Amador, quien vino al mundo el 23 de junio de 1936.   Se conocieron siendo muy jóvenes, y cuando Carlos no le dio la mano a Anastasio Somoza García, cuando visitó Matagalpa y Tomás lo imitó.   Amistad que se hizo más fuerte en los días en que se encontraban en la casa de una tía de Tomás, a la orilla del río Matagalpa, para estudiar marxismo en unos libros encontrados por Carlos.

Los años universitarios en León

En 1956, Tomás Borge ingresa a la Universidad en la ciudad de León, para estudiar Derecho y con Carlos Fonseca y Silvio Mayorga organizan una célula clandestina, para estudiar teoría revolucionaria.  Carlos y Tomás fundaron en esta época  el periódico «El Universitario».  En este mismo año, en el mes de septiembre, el patriota Rigoberto López Pérez,  con su acción, marcó «el principio del fin», dando muerte al general Anastasio Somoza García, en León.

Se desató entonces una feroz represión y Tomás Borge fue capturado, acusado de encubridor y condenado a nueve años de prisión, de los cuales dos los pasó en las cárceles somocistas, hasta que el régimen fue cambiado a casa por cárcel.  Carlos Fonseca realizó un intenso activismo a favor de la libertad de Tomás Borge, que logró salir hacia Honduras y posteriormente a Costa Rica, donde fundó con Silvio Mayorga la Juventud Patriótica Nicaragüense (JPN).

Adiestramiento militar en Cuba

En 1959, viajó a Cuba para estudiar en una escuela militar recibiendo el grado de Subteniente, siendo el único comandante sandinista con formación formal en la ciencia militar.   En 1961, Carlos y Tomás, junto con Silvio Mayorga, Faustino Ruíz, Francisco Buitrago, Jorge Navarro, Germán Pomares Ordoñez, Rigoberto Cruz, José Benito Escobar y el Coronel Santos López, fundaron el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN),  bajo las banderas nacionalistas y antiimperialistas del General Augusto C. Sandino.

Todos los fundadores murieron en combate o asesinados por la Guardia Nacional, a excepción del coronel Santos López  y  del Comandante Tomás Borge Martínez, que fallecieron por causas naturales.   Los fundadores murieron con fe en la victoria final del pueblo, siendo el Comandante Borge el único que pudo ver el amanecer del pueblo el 19 de julio de 1979, día del triunfo de la Revolución Popular Sandinista.

La primera guerrilla sandinista en Raití-Bocay

Entre 1962 y 1963, Tomás y Carlos  estuvieron en la primera guerrilla en el Río Coco o Wangki, el río dorado del pueblo miskitu, el mismo donde el General Augusto C. Sandino tuvo un ejército de pipantes y leales combatientes mayangnas y miskitus.   En las duras jornadas de esta experiencia guerrillera anduvieron por Walakitang, Sangsang Raití, Bocay.   Esta fue la última vez que se utilizó la estrategia guerrillera de la invasión desde países fronterizos.  En esta gesta histórica también participó el coronel Santos López, veterano del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional (EDSNN) bajo las órdenes del General Sandino.

La gesta de Pancasán

Después de la derrota de Raití-Bocay, Carlos Fonseca Amador estudió los procesos revolucionarios que en ese tiempo se gestaban en muchos pueblos que luchaban por su liberación y organizó en 1967  una nueva guerrilla en la zona de Pancasán, en las montañas de Matagalpa.  Fue la primera experiencia que se estableció desde adentro, para iniciar una guerra de guerrillas que con el apoyo de obreros y campesinos culminaría con el derrocamiento de la dictadura somocista.  Esta guerrilla fue derrotada militarmente, pero significó un salto cualitativo en la lucha armada sandinista.  Los jefes militares de esta guerrilla fueron Tomás Borge, Óscar Turcios, Silvio Mayorga y Rigoberto Cruz.  Un año después, en 1968, Carlos Fonseca Amador fue ratificado como Jefe militar y político del FSLN.

La operación Diciembre Victorioso

El Comandante Borge fue parte de la dirección político militar de la Operación Diciembre Victorioso en 1974.   Fue capturado en 1976 y sometido a criminales prácticas de tortura durante largos periodos de tiempo a los que pudo sobrevivir por su entereza ideológica, voluntad y fe.

Por nueve meses lo mantuvieron con grilletes y encapuchado. Cuando estaba en la cárcel, recibió la noticia de que su entrañable amigo y compañero, el Comandante Carlos Fonseca Amador, que se había adentrado en las montañas de Zinica había sido asesinado el 8 de noviembre de 1976.   La noticia se la dio, sin disimular su alegría, el Coronel Nicolás Valle Salinas.  El Comandante Borge le contestó: «Carlos Fonseca es de los muertos que nunca mueren».

El regreso a la patria liberada

La toma del Palacio Nacional en agosto de 1978 por un comando guerrillero del FSLN, logró la libertad de un grupo de presos políticos sandinistas, entre ellos, el comandante Tomás Borge Martínez, que se mantuvo activo hasta su regreso al suelo patrio, cuando triunfó la Revolución Popular Sandinista el 19 de julio de 1979.

«Los vacilantes, los engreídos, los que no sean capaces de soñar en el futuro, de llorar por un niño que muere y de reír por un niño que canta. Los que tienen alma de esclavos, los que han vendido su alma al diablo y al imperialismo, los que no son capaces de amar, esos no pueden ser jamás militantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional»

Tomás Borge

Cuatro meses después, los restos mortales del Comandante Carlos Fonseca Amador fueron traídos a Managua, el 7 de noviembre de 1979,  para ser colocados en la Plaza de la Revolución.  En esa memorable ocasión el comandante de la Revolución Tomás Borge Martínez, junto con el Comandante Carlos Núñez, acompañaron al Jefe de la Revolución en la solemne marcha al encuentro con el pueblo.  Posteriormente fue depositado en otro mausoleo, en el mismo lugar, los restos del Coronel Santos López y fue el Comandante Tomás Borge quien pronunció el emotivo discurso en la solemne ceremonia.

Sus cargos en el gobierno sandinista

De 1979 a 1990 integró la Dirección Nacional del FSLN y fue Ministro del Interior. Posteriormente, fue Diputado ante el Parlamento Centroamericano (PARLACEN) para el periodo 1996-2001.  Fue electo diputado de la Asamblea Nacional para el periodo 2002-2006 y para el periodo 2007-2011 y nombrado embajador de Nicaragua en Perú en 2007.

Obra narrativa y poética

Poeta natural,  elocuente orador, Tomás Borge Martínez, es el autor de una importante obra narrativa y poética, fundamental para conocer la historia contemporánea de Nicaragua: La paciente impaciencia (Premio Casa de Las Américas), Un grano de maíz, Los primeros pasos: la Revolución Popular Sandinista, La historia de Maizgalpa, La ceremonia esperada y Poesía Clandestina Reunida.

El orgullo de ser sandinista

Cuando cumplió 80 años de edad, el Comandante Tomás Borge, dijo con la entereza de una vida dedicada a la revolución sandinista, que no temía a la muerte: «Me siento orgulloso de seguir siendo sandinista, de seguir siendo fiel a la bandera rojinegra de nuestro partido, de seguir siendo fiel a nuestra organización revolucionaria; y morir orgulloso de tener la frente levantada, y no haber sido desleal con mis principios, ni desleal con mis amigos ni con mis compañeros, ni con mi bandera, ni con mis gritos de combate».  (Entrevista con 19 Digital).   Unos años antes, en 2010,  había expresado que cuando llegara la hora de la muerte quería ser enterrado junto al Comandante Carlos Fonseca Amador, porque así podría acariciar los huesos de su compañero de tantos años, de tanta lucha.

Los muertos que nunca mueren

El Comandante de la Revolución Tomás Borge Martínez, partió a otro plano de vida a los 82 años de edad.  Su cuerpo físico reposa en el Mausoleo en la Plaza de la Revolución, junto al que fue su amigo desde los años de rebeldía juvenil en Matagalpa, en los años universitarios en la célula revolucionaria, en la redacción de los periódicos combativos; fundadores ambos del Frente Sandinista de Liberación Nacional, combatientes de la primera guerrilla sandinista en Raití-Bocay y en la guerrilla de Pancasán, ideólogos del Programa Histórico del FSLN y forjadores de la unidad sandinista.

«Audacia sandinista para combatir y timidez sandinista para ser reconocido. No somos, por supuesto, enemigos del reconocimiento. Hay que ser justos y abundantes en el reconocimiento, con aquellos que trabajando y sacrificándose jamás buscaron ser reconocidos»

Tomás Borge

Portadores de la fe en los cambios sociales, hijos del fuego revolucionario, que no mueren porque los sandinistas creemos en la resurrección de los pueblos, que no han podido ser doblegados nunca y que renacen cada día.

Juntos, en la Plaza de la Revolución y en el alma del pueblo nicaragüense,  acompañados por el coronel Santos López, reposan los Comandantes Carlos Fonseca Amador y Tomás Borge Martínez.

«Ser militante del Frente Sandinista tiene grandes responsabilidades. El militante es prudente en la estrategia y audaz en la táctica, es conductor y no amo, no está por encima del pueblo pero se coloca a la cabeza del pueblo para guiarlo con su ejemplo y con sus orientaciones»

Tomás Borge

Extractos de un discurso

Lo que sigue es un extracto de un discurso pronunciado el 21 de febrero de 1981 en Niquinohomo, en homenaje a Sandino:

“Los vacilantes, los engreídos, los que no sean capaces de soñar en el futuro, de llorar por un niño que muere y de reír por un niño que canta. Los que tienen alma de esclavos, los que han vendido su alma al diablo y al imperialismo, los que no son capaces de amar, esos no pueden ser jamás militantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Los mejores trabajadores, los mejores estudiantes, los mejores sacerdotes, los mejores combatientes, los mejores milicianos, los más abnegados activistas de las organizaciones de masas, los funcionarios más eficientes y abnegados, los empresarios que sean capaces de renunciar al becerro de oro, los que tengan el valor de destruirse para reconstruirse, los que aman, los que se conmueven, quienes apremian a las flores porque las flores alegran a los hombres, los generosos, los audaces, los valientes, los que están dispuestos a sufrir y a derramar su sangre por el pueblo, esos sí tienen todo el derecho de llegar a ser militantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Ser militante del Frente Sandinista tiene grandes responsabilidades. El militante es prudente en la estrategia y audaz en la táctica, es conductor y no amo, no está por encima del pueblo pero se coloca a la cabeza del pueblo para guiarlo con su ejemplo y con sus orientaciones. Es conductor de hombres conscientes y no de rebaños, se gana el derecho a ser oído y respetado con su abnegación y con su ejemplo. Debe estar a la vanguardia a la hora del sacrificio, del trabajo y del combate. El pueblo es, debe ser, para los sandinistas como el fuego de los dioses, tan vital como el aire, como el agua y el alimento. El pueblo es para los sandinistas raíz y horizonte, principio y fin. Un partido que no se entregue al pueblo, es un partido de idiotas, de retardados y de ciegos. Si el sandinista está a la vanguardia en todo, debe estar sobre todo en medio del pueblo. Y si el sandinista está a la vanguardia en todo, está a la retaguardia a la hora de los dolores.

Audacia sandinista para combatir y timidez sandinista para ser reconocido. No somos, por supuesto, enemigos del reconocimiento. Hay que ser justos y abundantes en el reconocimiento, con aquellos que trabajando y sacrificándose jamás buscaron ser reconocidos. La entrega del carnet, las menciones de hoy son un reconocimiento. Los compañeros lo han recibido con ejemplar modestia revolucionaria, y los que lo van a recibir lo recibirán con igual modestia, pero no lo cambiarían por ninguna riqueza material” […]

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