Cien años con salud, alegría y un futuro por delante

Un siglo es tiempo suficiente para hacer historia, dejar huellas, legitimar razones de existir, avivar buenos impulsos y sentimientos nobles. Todo eso y más lo ha logrado la Federación Estudiantil Universitaria (FEU).

CAPAC.- tomado de Granma

Un siglo es tiempo suficiente para hacer historia, dejar huellas, legitimar razones de existir, avivar buenos impulsos y sentimientos nobles. Todo eso y más lo ha logrado la Federación Estudiantil Universitaria (FEU).

Hija pródiga de Mella y de aquellos que lo secundaron, por su indiscutible madera de líder, sus ideales de justicia y su voluntad férrea de hacer frente a una tiranía que arrebataba los sueños a la juventud cubana, la organización devino, desde aquel 20 de diciembre de 1922, bastión de combate, unidad y amparo para sus miembros. Lo fue entonces, y sigue siendo hoy, madre redentora de los universitarios cubanos. 

Mucho hay que agradecerle a la joven centenaria. Sobre todo, el haberse mantenido fiel a sus principios fundacionales, el permanecer sin miramientos a la altura de cada tiempo, la respuesta siempre afirmativa y pronta a cada llamado de la Patria, el compromiso jamás hipotecado con el presente y futuro de aquellos que la mantienen viva.

FEU de tantos hijos de esta Isla, incluido el brillante abogado al que la historia absolvió, y cuyos lazos con ella nunca deshizo, sabiéndola también responsable de la digna trayectoria que eligió para su vida.

Es un día feliz para la FEU de ineludibles compromisos, de trabajo voluntario, de zona roja, de marchas por la paz, contra el bloqueo; para la FEU de ciencia, de cultura, de deporte, de diversión y sonrisas, de los amigos que nunca se olvidan, de los títulos que nos hacen, en igual medida, profesionales y humanos.

Que cien más le sobrevengan, con la salud de la continuidad y los nuevos caminos que se abren, con la fuerza suficiente para encarar todos los retos. Hoy presente en cada rincón de Cuba, al ritmo de su Décimo Congreso, la joven centenaria FEU asegura que hay organización para rato.

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