CDR: Tres letras de un país

Los Comité Defensa de la Revolución arriban a su 60 aniversario en Cuba.

CAPAC- Por Liset García/ Tomado de Bohemia.

Cuando Carlos Puebla le cantó a los Comités de Defensa de la Revolución –recién fundados por el líder cubano Fidel Castro en 1960–, hizo declaraciones a un diario español: «No inventamos canciones, le ponemos música a la historia». Por eso, poco después el pegajoso son “Por allí vinieron, pero allí quedaron”, aludiendo al ataque mercenario por Playa Girón de 1961, se convirtió en estribillo popular, cuya impronta ha quedado en la memoria de los cubanos.

Y todavía cuando se oye en la voz de Sara González, “en cada cuadra un comité, en cada barrio revolución, cuadra por barrio, barrio por pueblo, país en lucha: revolución”, versos que también dejaron glosada un época, la memoria refresca sucesos convulsos y agresiones de Estados Unidos que hicieron preciso organizar al pueblo.

Los Comités de Defensa de la Revolución, resumidos por el pueblo en solo tres letras, CDR, son parte de la historia de Cuba. A 60 años de aquel nacimiento, sus objetivos siguen intactos.

Con la guardia y el humor en alto

Gerardo Hernández Nordelo, el hombre que por fin tocó suelo cubano en diciembre de 2014 siendo un héroe, se considera un soldado. Eso le dijo al general de Ejército Raúl Castro tras el abrazo a su llegada a la Isla después de tantos años de injusta prisión en Estados Unidos. Asumiría cualquier tarea en la que fuera útil.

Por eso no se sorprendió cuando en abril pasado lo nombraron vicecoordinador nacional de los CDR, luego de ser vicerrector del Instituto de Relaciones Internacionales. Pero ahora ha asumido una responsabilidad mayor: coordinador nacional. “Es una honrosa tarea que solo podremos cumplir con el apoyo de todos, con el esfuerzo de todos”, aseguró tras darse a conocer la designación. ‎

Sabe que su nueva misión es “una oportunidad para ponerse en contacto con su pueblo y ver con otros ojos una organización que 60 años después es diferente, en un mundo que es otro y una Cuba que tampoco es la misma».

“La osadía radica en pensar cómo renovamos su actuación, con estrategias y métodos diversos, porque lo que sí no ha cambiado es la necesidad de defender la Revolución ante el enemigo implacable que no nos perdona”, afirmó Gerardo al ser entrevistado.

En estos meses ha encontrado un equipo de valiosos compañeros que han dedicado toda su vida a la organización. “Hay quienes llevan 20, 30 años en el trabajo cederista, están desde jovencitos dirigiendo y tienen mucha experiencia, por lo que me he dedicado a aprender de ellos y lo continuaré haciendo a la luz de sabias palabras de Fidel en relación con los CDR; no hay guía de trabajo más completa».

En una palangana vieja

“Se escuchan criterios de que los CDR están envejecidos, que es una organización de viejitos. Es una visión que se transmite. Pero al recorrer el país, posibilidad que he tenido ahora, se ve otra realidad. Una de las primeras cosas que encontré fue la cantidad de jóvenes, con ideas frescas y muchos deseos de hacer, dirigiendo los comités y las zonas, teniendo en cuenta los tiempos”.

Hace poco en un recorrido por varios municipios de la capital conoció a una muchacha que estudia Medicina y es presidenta de su CDR. Tiene una perspectiva desde el punto de vista de la salud que ahora, en tiempos de pandemia, es muy útil. Otros jóvenes universitarios también están en esos puestos. “No es la generalidad, pero avanza la idea de que ellos sí pueden incorporarse”.

Además de las donaciones de sangre y el trabajo voluntario, tareas de siempre, “ahora estamos impulsando la idea: ‘desde el barrio, cultiva tu pedacito’, para ayudar al país y ayudarnos en la producción de alimentos. Nadie está en mejores condiciones que los CDR para determinar las parcelas, los patios que están subutilizados y se pueden cultivar. Se trata de aprovechar cada espacio, motivar a los cederistas para usarlos en beneficio personal y colectivo. Los jóvenes pueden dar impulso a esa estrategia».

“Hay ejemplos de personas que tienen en un balcón una palangana vieja con cultivos; en un cubito, en una maceta, han logrado plantas de orégano, cilantro, espinaca, cebollinos, hasta lechuga… Todo está en embullarse y saber que la tierra es generosa y nos ofrece sus frutos, solo hace falta saber extraérselos”.

El coordinador nacional de los CDR cuenta que cuando comenzaron a dar vida a la idea de los cultivos en patios, varios renegados e inconformes “empezaron a burlarse en las redes sociales, señal que nos dijo que íbamos bien, porque lo que ellos quieren es que no avancemos y nos crucemos de brazos.

“Mi experiencia en los años fuera de Cuba es que no conoces a los vecinos. No tienen la oportunidad de conversar, de chapear el patio juntos, de hacer algo en bien de su edificio, mucho menos de su barrio. Ya quisieran muchos países tener una organización como la nuestra, que se ocupa del bien colectivo.

“Ahora mismo, en tiempos de COVID, vemos cómo se han organizado en muchos lugares para que a los más vulnerables se les lleven a su casa los alimentos, los medicamentos de la farmacia. Este país no tiene que crear estructuras para eso porque existen los CDR, y los jóvenes están listos para junto a los más experimentados continuar su obra.

“Cuando Fidel hace 60 años dio vida a los CDR, entre el clamor del pueblo, sembraba una semilla que ayudaría a cambiar la historia de los barrios cubanos. Hoy la organización se adapta a los tiempos y suma nuevos objetivos, siempre con el pueblo que es su razón de ser”, apunta el Héroe de la República de Cuba.

A propósito, Gerardo recuerda aquella idea genial del Comandante en Jefe en el VI Congreso de la organización, en respuesta a los curiosos que no entendían cómo Cuba había resistido tanto frente al poderoso imperio: “Si alguno se preguntara cuál es el misterio de esta Revolución, no podría haber otra respuesta que el hecho de haberse apoyado en las masas”.

Tomado de Bohemia

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