Argentina – Día de la Soberanía Nacional: conmemoran a Hebe de Bonafini como «soberana de la Patria»
Como parte de la conmemoración del Día de la Soberanía Nacional, el 22 de noviembre se inauguró, en acto en el Parque Madres de Plaza de Mayo de Ensenada, el mural «Hebe, soberana de la Patria», realizado por el grupo artístico «Mosaico Nacional».
CAPAC – por Leonardo Del Grosso
Uno podría pensar que siendo que Hebe de Bonafini pasaba a la inmortalidad hace un año, un 20 de noviembre, Día de la Soberanía Nacional, entonces los actos realizados este 22 de noviembre en el municipio de Ensenada para honrarla tendrían que ver con su fallecimiento y la coincidencia en que el día de la Soberanía Nacional tiene una enorme significación. Error: Hebe de Bonafini sostenía que no había que celebrar a los patriotas en el día de su fallecimiento (intuyo que por lo menos Hebe se referiría al momento de un fallecimiento no como resultado de una caída en combate, ya que eso entraña gloria, pero no conozco su pensamiento tan precisamente respecto de este punto), sino en el de su nacimiento, y entonces la conmemoración de su figura no tuvo nada que ver con su deceso sino con su trayectoria de luchadora soberana, porque si algo es la soberanía, es justamente la lucha, que en el caso de los revolucionarios es el ejercicio del poder en la resistencia contra la injusticia.
Es así que la consigna del acto solemne realizado en la tarde del 22 de noviembre en el Parque Madres de Plaza de Mayo organizado por las Madres de Plaza de Mayo, la Municipalidad de Ensenada y el Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires fue «Hebe, soberana de la Patria», porque justamente se realizó siguiendo el criterio de Hebe. Y así mismo se llama el hermoso mural cuya inauguración en el Parque Madres de Plaza de Mayo fue el evento central del acto, mural realizado por el grupo Mosaico Nacional.
Estuvieron presentes en el acto, además de las Madres de Plaza de Mayo Carmen Arias y Josefa Pira de Fiore y del militante de las Madres, Demetrio Iramain; el intendente de Ensenada, Mario Secco; la presidenta del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, Florencia Saintout; la subsecretaria de políticas culturales de la Provincia de Buenos Aires, la actriz Victoria Onetto; el ministro de Desarrollo de la Comunidad de la Provincia de Buenos Aires, Andrés «Cuervo» Larroque y el ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer; entre otros.
También la multitudinaria asistencia pudo disfrutar de las interpretaciones de los cantores Gabriela Fernández y Carlos «Chino» Becerra; del poeta Daniel Ballester, que leyó un texto de Hebe de Bonafini escrito en el taller literario que las Madres hicieron durante los años noventa con el escritor Leopoldo Brizuela; y finalmente el Himno Nacional Argentino en la voz del grupo Raíz Soberana, entre cuyos integrantes hay un combatiente de Malvinas.
Sin soberanía no hay derechos… Es éste un concepto que a veces desde la izquierda no se comprende, ya que la lucha por los «derechos humanos» (percibidos éstos frecuentemente, y erróneamente, sólo como lo referido a la defensa contra los abusos policiales o militares del estado contra los individuos y contra el libre albedrío de los mismos) está inextricablemente unida con la lucha por la integridad territorial ya que, sin condiciones materiales es imposible garantizar ningún derecho. Sin territorio, condición material esencial, no se puede garantizar el derecho a la alimentación, a la vivienda, a la vestimenta (por nombrar sólo algunos), porque sin territorio no puede desarrollarse simplemente ni la producción ni la vida. Pero claro: defender el territorio exige mucho más que lo que exige la actitud de la solidaridad, la misericordia y la compasión. Exige fuerzas militares que lo protejan y defiendan y eso requiere un compromiso mucho mayor, que solo personas valientes pueden asumir con cabalidad (es menos peligroso ser compasivo que ser combatientes, por eso abundan mucho más los que son sólo solidarios que los que, además de ser solidarios, están dispuestos a luchar a muerte por la Patria).
Hago esta reflexión porque en este sentido Hebe de Bonafini no tuvo una línea política anti Fuerza Armadas, caso contrario no se habría abrazado con el jefe del Estado Mayor General del Ejército durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, el Teniente General César Santos Gerardo del Corazón de Jesús Milani. Por el contrario, como persona lúcida y valiente, Hebe de Bonafini tuvo clara comprensión de la necesidad de la unidad de los combatientes por la soberanía nacional (entre los que siempre deberían estar, en la primerísima línea, los hombres de las Fuerzas Armadas, puesto que esa es su misión) y los trabajadores y pueblo todo de la Patria.
Hebe supo señalar a los enemigos de la Patria con mucha claridad. Ella se enfrentó con los militares genocidas formados por los Estados Unidos, el Estado Terrorista de Israel, Gran Bretaña y otros países del Occidente imperialista que nos somete (militares que fueron la política de la usura internacional «por otros medios» -recordemos ese concepto de Clausewitz: «la guerra es la política por otros medios»-, o sea, idiotas útiles al servicio de sionistas estilo Kissinger o Rockefeller, estrategas y magnates del capital financiero internacional) pero no por ello Hebe estuvo en contra de los hombres de armas que son leales a su Patria y Pueblo; sino todo lo contrario.
De hecho, en Nuestra América, Hebe de Bonafini tuvo siempre en altísima y absoluta estima y veneración no sólo a combatientes patriotas revolucionarios como el Comandante Fidel Castro, que como militar se forjó en la guerra irregular, sino de la misma manera al Comandante Hugo Chávez, que salió de las filas de la institución militar de un estado venezolano sometido al neocolonialismo pero que, fiel a su juramento de defender la Patria, se sublevó ante el ultraje de una conducción política que ordenaba a los militares masacrar a su propio pueblo, y en beneficio de intereses enemigos de la Patria. Por esto y más es que es justicia ver en Hebe de Bonafini a una de las soberanas de la Patria, no sólo una luchadora «de los derechos humanos» sino, tanto como ello y parte de lo mismo, una firme luchadora por la independencia nacional.