A 60 años: Vigencia del Primer Congreso Latinoamericano de Juventudes en Cuba
Se cumple un nuevo aniversario del I Congreso Latinoamericano de Juventudes, un encuentro que marcó la lucha por la independencia en Nuestramérica y el rol de la juventud en ello.
CAPAC- Tomado de Resumen Latinoamericano Cuba/ Foto: Fidel Soldado de Ideas.
El aniversario 60 del I Congreso Latinoamericano de Juventudes, inaugurado por el comandante Ernesto Guevara, es evocado hoy como un encuentro que marcó la lucha por la independencia de los pueblos del Sur.
La cita reunió en La Habana a 339 delegados de 23 países y más de 230 organizaciones juveniles, estudiantiles y sindicales de América Latina y el Caribe, así como de África, Asia, Europa y Norteamérica.
Entre el 28 de julio y el 6 de agosto de 1960, el cónclave abogó por el entendimiento, la cooperación y la necesaria unidad contra el imperialismo.
Queremos saludar especialmente, también, a Jacobo Arbenz, presidente de la primera nación latinoamericana que levantó su voz, sin miedo, contra el colonialismo, y que expresó, en una reforma agraria profunda y valiente, el anhelo de sus masas campesinas, dijo en sus palabras de bienvenida el comandante Guevara.
En sus palabras de bienvenida, el comandante Ernesto Che Guevara denominó al proceso revolucionario como «este fenómeno, nacido en una ínsula del Caribe, que se llama hoy Revolución Cubana».
Fue en el teatro Karl Marx -entonces Blanquita-, donde el luchador cubano-argentino recorrió el presente y futuro posible del continente en una invitación a la reflexión y al debate sobre la transparencia del gobierno tras el triunfo del 1 de enero de 1959.
«Todos los miembros del gobierno cubano, jóvenes de edad, jóvenes de carácter y de ilusiones, han, sin embargo, madurado en la extraordinaria universidad de la experiencia y en contacto vivo con el pueblo, con sus necesidades y con sus anhelos», reconoció el Che.
De acuerdo con el guerrillero, se trató de un proceso, que desde el primer día atrajo «las miradas esperanzadas de todo un continente y las miradas furiosas del rey de los monopolios».
«Se nos ataca mucho por lo que somos, pero se nos ataca muchísimo más porque mostramos a cada uno de los pueblos de América lo que se puede ser«, añadió.
Pocos días después, Fidel Castro, el líder de la Revolución, clausuraría el congreso en el Estadio del Cerro, el de mayor aforo del país, hoy Estadio Latinoamericano de la capital cubana.
Aquel cierre resultó doblemente histórico, pues en el acto de clausura Fidel Castro suscribió la Ley de Nacionalización de todos los bienes y empresas de Estados Unidos en la isla, incluidos 36 centrales azucareros y las compañías eléctrica y telefónica.
Además, otras 26 compañías norteamericanas que poseían tres refinerías de petróleo pasaron a manos del Gobierno Revolucionario.
Entonces exclamaría: «Para nosotros esta reunión de representativos de la juventud de los pueblos de América Latina, de América entera, por cuanto lo malo de América no es ningún pueblo, sino que lo malo de América es el sistema implantado al pueblo norteamericano y al pueblo latinoamericano por el imperialismo yanki».
Además, Fidel Castro definiría su concepto de Revolución: «Revolución quiere decir destrucción del privilegio, desaparición de la explotación, creación de una sociedad justa donde los hombres perciban el fruto de su esfuerzo, donde las naciones perciban el fruto de sus riquezas naturales, y que los hombres vivan de su trabajo, y que sin trabajar solo vivan los que no puedan valerse por sus brazos, o los que son demasiado ancianos, o los que son demasiado jóvenes para producir».