1902 – 10 de julio – 2019: 117 años del nacimiento de Nicolás Guillén
Nicolás Guillén, poeta nacional de Cuba y poeta mayor de Nuestra América, nacía mulato en Camagüey, en el centro proporcional de la geometría del caimán, tal como estaría en su vida, con la incomparablemente bella cubanía de sus letras.
por Movimiento Cultural Acercándonos
fotos tomadas de Ecured
Nicolás Cristóbal Guillén Batista nació el 10 de julio de 1902 en Camagüey, en el seno de una familia de clase media, la cual contaba con determinado nivel cultural y social siendo parte de la pequeña burguesía negra. Su padre era Nicolás Guillén Urra, director del diario Las Dos Repúblicas y consejero provincial del Partido Nacional Liberal, y su madre Argelia Batista Arrieta. Ambos de origen mulato, mestizaje blanquinegro, síntesis de lo criollo y de la cubanidad. La madre, una mujer de carácter y valor, se encargó de la formación de sus hijos y de la dirección del hogar.
El padre de Guillén era un político liberal que fue senador por su provincia de 1909 a 1913. Se opuso a la candidatura para un segundo mandato del entonces presidente Mario García Menocal, situación que lo llevó a alzarse, junto a otros antiguos militares en 1917 en la ciudad de Camagüey, dentro de los sucesos que se conocen como el Alzamiento de La Chambelona. Fallido el alzamiento, las fuerzas insurgentes fueron acorraladas y muchos de su dirigentes asesinados, esta fue la surte que corrió el viejo Guillén, lo que trajo consigo la ruina económica de la familia. El propio Nicolás Guillén hablaría de su padre tiempo después:
«(…) Era un hombre viejo ya, de bigote canoso, amarillento a causa del incesante cigarrillo; vestía siempre de dril y como andaba a caballo por las calles del pueblo –era su vehículo predilecto–, no faltaban nunca en su atuendo ni espuelas ni polainas. Tenía la voz muy gruesa (tal vez él la engordaba un poco) y era hombre de escasas palabras. (…) Más que por el grado militar, lo llamaban por el nombre a secas, Gustavo. De apodo le decían Polainas. Tenía una popularidad inmensa.»
El recuerdo del padre fue conservado siempre por el hijo, quien, muchos años después, en la década del cincuenta, lo evocaría intensamente en su obra.
Estudios
Entre los años 1908 y 1912 el joven Nicolás Guillén asiste a las aulas del Instituto Provincial de Camagüey y aprende sus primeras letras. Recibe una educación profundamente influida por la religión católica.
En 1913 se realizan elecciones en Cuba obteniendo la victoria los conservadores en las urnas, lo que privó del cargo de senador al padre de Guillén, por lo que retoma su labor periodística, esta vez como director de La Libertad, periódico del partido en el que militaba. En la imprenta de este diario aprenderá más tarde el joven Guillén el oficio de tipógrafo, que desempeñará durante su juventud.
En 1916 el joven Guillén asiste a la escuela secundaria y toma clases nocturnas de preceptiva literaria en las aulas del instituto de don Tomás Vélez, las cuales le permiten ahondar en el estudio de los autores del Siglo de Oro español —Quevedo, Góngora, Lope de Vega, Miguel de Cervantes—, y de los neoclásicos y románticos, dotándolo, al mismo tiempo, de elementos de análisis y de un sentido del rigor formal que ya no lo abandonará.
En 1918 Nicolás Guillén trabaja como tipógrafo en el periódico El Nacional. Empieza a escribir y a publicar sus primeros versos en la revista local Camagüey Gráfico. Sus creaciones pronto trascienden el ámbito provinciano y son difundidas en la revista Orto, de Manzanillo, Oriente, y en seguida en Castalia, de La Habana, cuyas páginas acogían las producciones de la más joven promoción de poetas. Esta temprana actividad literaria lo llevará a ser incluido en la abigarrada compilación Poetas jóvenes de Cuba (1923), realizada por Paulino G. Báez, director de Castalia.
En septiembre del 1920 obtiene el título de Bachiller y viaja a la capital de Cuba para cursar la carrera de Derecho en la Universidad de La Habana, pero se ve obligado a abandonar sus estudios al poco tiempo por carecer de medios económicos que le permitan mantenerse en la capital. Su breve estancia en la universidad habanera la dejó reflejada en el poema Al margen de mis libros de estudio, en el que satiriza la mediocridad de la vida universitaria que conociera (este texto, publicado en el número inaugural de la revista Alma Mater, en cuya directiva figuraba Julio Antonio Mella, tuvo una cierta notoriedad en el momento).
Inicios literarios
En 1921 Nicolás Guillén asiste a la tertulia iconoclasta del Café Martí, donde asistían los jóvenes poetas de ideas revolucionarias más representativos de La Habana, entre los que se encontraban Rubén Martínez Villena y Agustín Acosta. Esta experiencia le permite entrar en contacto con las tendencias renovadoras del postmodernismo y adquirir una visión crítica diferente del quehacer poético. Un año después regresa a su natal Camagüey y abandona definitivamente sus estudios de Derecho, comienza a colaborar con las revistas Orto y Castalia y con el periódico Las Dos Repúblicas, en el cual había trabajado su padre, cuya página literaria dirige en compañía de Justo Menéndez Roque. Reúne los mejores poemas de su obra primigenia, marcada por la influencia todopoderosa de Rubén Darío, en un libro titulado Cerebro y corazón, que nunca llega a publicar por pudor crítico ya que su experiencia habanera de 1921 y 1922 mostraba que se habían producido signos renovadores en la poesía cubana desde los inicios de la segunda década. Este poema sería publicado cincuenta años después en su antología Obras Completas.
En 1923 el joven poeta funda la revista Lis, de la que aparecen dieciocho números. Entra en el periódico El Camagüeyano como corrector de artículos, luego como redactor y terminando al frente de ese diario. En El Camagüeyano estuvo a cargo de una sección, «Pisto Manchego», en la que el joven periodista mezclaba, con sumo gracejo, temas de actualidad nacional o mundial con el anuncio de productos comerciales. También fue empleado del Ayuntamiento de Camagüey. Durante esta época se dedica al periodismo y a la vida bohemia, que lo aleja de las letras y lo acerca a la vida sencilla de la provincia. Manos amigas lo rescatan de esta postración y le consiguen un trabajo que le permite establecerse nuevamente en La Habana.
En 1926 Nicolás Guillén regresa a La Habana y trabaja de mecanógrafo en la secretaría de la gobernación, allí se intensificaron sus intereses literarios e intelectuales y conoció a Federico García Lorca (quien había sido invitado por Fernando Ortiz a impartir unas conferencias). La turbulencia de esos años propició un ambiente de protesta en toda la isla que, en el campo artístico y literario, se manifestó a través del Grupo Minorista formado por jóvenes intelectuales de izquierda que, sin olvidar los problemas sociales de Cuba y América, se pronunciaron desde los primeros momentos contra los falsos valores imperantes y por una radical y completa renovación, formal e ideológica, en las letras y en el arte. Guillén fue parte de ese grupo y, a través de sus colaboraciones periodísticas en el suplemento literario dominical de El Diario de la Marina dirigido por José A. Fernández de Castro, dio a conocer las nuevas formas de expresión procedentes de las diversas tendencias artísticas y literarias surgidas de las vanguardias europeas que en la isla apenas empezaban a cultivarse. En esa época conoce también al gran poeta negro norteamericano Langston Hughes, cuya amistad e influencia serían sumamente importantes para Guillén.
En 1927 rompe su silencio de un lustro y, tras cuatro años sin publicar un solo verso, da a conocer sus nuevas creaciones en la revista Orto de Manzanillo donde aparecen sus nuevos poemas de corte claramente vanguardista. Dos años más tarde publica en un semanario local sus Versos de ayer y de hoy, suerte de antología de su obra anterior y de su transitoria fase vanguardista, con la que hace su entrada en los círculos literarios habaneros y recibe una buena acogida de la crítica.
En abril de 1930 Guillén publica en el suplemento Ideales de una raza de El Diario de la Marina, que dirigía el periodista Gustavo Urrutia, los ocho poemas que conforman su primer libro, Motivos de son[3], que, al publicarse en el “Diario de la Marina”, lanzan al poeta novel a una especie de celebridad polémica, pero de amplia resonancia popular; la musicalización sucesiva de estos poemas por diferentes compositores, entre ellos Alejandro García Caturla y los Grenet, subrayó más aún la enorme acogida popular de sus textos. La publicación de este libro se constituye pronto en un verdadero acontecimiento cultural en la isla. Los versos de este poemarío, enmarcados dentro del molde rítmico del son, dan inicio a una nueva etapa de la poesía cubana, en la que la palabra adquiere caracteres inconfundiblemente autóctonos y rasgos específicamente nacionales. Por vez primera el pueblo negro de la isla, discriminado y aislado por las clases burguesas, aparece retratado con sus costumbres y su vocabulario peculiar dentro del molde rítmico folclórico del son, formando una serie de magníficas estampas de la vida popular habanera, del solar o la casa de vecindad, que lo sitúa como protagonista fundamental e insoslayable de la cultura y el sentimiento de la isla.
En 1931 comienza a colaborar con el suplemento dominical del periódico El Mundo. En este año publica el libro de poemas Sóngoro cosongo, en el cual prosigue la búsqueda iniciada de sus raíces africanas, de su ritmo y sus costumbres, de sus voces y colores que se mezclan con los frutos típicos del trópico:
«¡Ah,
Nicolás Guillén
qué pedazo de sol,
carne de mango!
Melones de agua,
Plátanos.
¡Quencúyere, quencúyere,
quencuyeré!»
Guillén definió su Sóngoro Cosongo como poemas mulatos para recalcar que estos versos se encontraban formados de la misma amalgama étnica que constituía la composición racial de la isla, y en el prólogo de los mismos señaló su propósito explícito con estas palabras:
«(…) son unos versos mulatos. Participan acaso de los mismos elementos que entran en la composición étnica de Cuba, donde todos somos un poco níspero. ¿Duele? No lo creo. En todo caso, precisa decirlo antes de que lo vayamos a olvidar. (…) Opino por tanto que una poesía criolla entre nosotros no lo será de modo cabal con olvido del negro. (…) Por lo pronto, el espíritu de Cuba es mestizo. Y del espíritu hacia la piel nos vendrá un color definitivo. Algún día se dirá: ‘color cubano’.»
Nicolás Guillén
En 1934 Guillén publica West Indies Ltd., libro que, desde su irónico título que evoca a las compañías trasnacionales americanas, denuncia la explotación sufrida por el archipiélago antillano a manos del imperialismo estadounidense, que lo considera como una factoría más dentro de su proyecto crematístico de explotación continental. En estos versos el poeta se mantiene fiel a su hallazgo de lo poético cubano en lo que se refiere a la búsqueda de su origen y a la recreación de los ritmos y tradiciones mulatos del folclore criollo que se hace explícita en poemas como «La llegada», «Balada de los dos abuelos» y «Sensemayá», pero acentuando su incursión en el dominio de lo social, de tal manera que la protesta que apenas se esbozaba en Sóngoro cosongo termina por transformarse de la rebeldía sorda insinuada en «Nocturno en los muelles» y en «Canción de los hombres perdidos», a la desesperación que se advierte en el son caminando:
«Al que yo coja y lo apriete,
Nicolás Guillén
caminando,
ése la paga por todos,
caminando;
a ese le parto el pescuezo,
caminando,
y aunque me pida perdón,
me lo como y me lo bebo
me lo bebo y me lo como
caminando,
caminando,
caminando».
Y en los sones de la charanga de Juan el Barbero, cuyo ritmo y cuya letra ya no invitan al baile sino a la lucha frontal y definitiva que acabe con la injusticia secular y trace un futuro mejor para la isla:
«Las cañas —largas— tiemblan
Nicolás Guillén
de miedo ante la mocha.
Quema el sol y el aire pesa.
Gritos de mayorales
restallan secos y duros como foetes.
De entre la oscura
masa de pordioseros que trabajan,
surge una voz que canta,
brota una voz que canta,
sale una voz llena de rabia,
se alza una voz antigua y de hoy,
moderna y bárbara:
—cortar cabezas como cañas,
¡chas, chas, chas!
Arder las cañas y cabezas,
subir el humo hasta las nubes,
cuando será, cuando será!».
En 1935 obtiene un empleo en el Departamento de Cultura del Municipio de La Habana, del que quedaría cesante por sus actividades oposicionistas.
Escritor revolucionario
En el año 1935 se vincula al izquierdismo cubano formando parte del cuerpo de redacción de su revista Resumen, órgano de prensa del Partido Comunista.
En 1936 comienza a editarse la revista literaria Mediodía, órgano de expresión de los escritores de izquierda, en la cual Guillén llega a tener una influencia marcada siendo miembro de su comité editor, y en la que colaboran intelectuales de la talla de Carlos Rafael Rodríguez. El poeta pierde su trabajo en el Departamento de Cultura del Estado por su ideología de izquierda y por sus escritos y manifestaciones contra el gobierno vigente. Es arrestado por varios días y juzgado, junto al comité editor de la revista por su actividad política, proceso en el que resulta finalmente absuelto. En julio de 1936 estalla la Guerra Civil española, cuyo eco de dolor y muerte será sentido de manera muy honda por el poeta.
En 1937 ingresa en el Partido Socialista Popular. El 19 de enero parte en barco con destino a Veracruz con el fin de participar en el congreso de escritores y artistas convocado por la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios de México). Su estancia en tierra mexicana le produce honda impresión, y le permite vincularse con artistas como Silvestre Revueltas, José Mancisidor, Diego Rivera, Alfaro Sequeiros, y otros. En territorio azteca escribe España, poema en cuatro angustias y una esperanza y publica su libro Cantos para soldados y sones para turistas en la editorial Masas, con prólogo de Juan Marinello. En este libro, sin descuidar el lenguaje poético, apela a la conciencia de los trabajadores convertidos en soldados que defienden intereses ajenos para que vuelvan los ojos hacia su origen proletario y se solidaricen con los intereses de su pueblo y de su clase:
«Soldado, aprende a tirar:
Nicolás Guillén
tú no me vayas a herir,
que hay mucho que caminar.
¡Desde abajo has de tirar,
si no me quieres herir!
Abajo estoy yo contigo,
soldado amigo.
Abajo, codo con codo,
sobre el lodo.
Para abajo, no,
que allí estoy yo.
Soldado, aprende a tirar (…)».
De México viaja a España para participar en el II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura en la República Española, allí se encuentra con otros intelectuales latinoamericanos, entre ellos Octavio Paz y Alejo Carpentier. En suelo español participa en diversos actos en Valencia, Barcelona y Madrid. En ese país, en plena guerra civil antifascista, se vincula con lo más destacado de la intelectualidad española y se relaciona con Antonio Machado, Miguel Hernández, Pablo Neruda, Ilya Ehrenburg, Rafael Alberti, César Vallejo, León Felipe, Juan Chabás, Octavio Paz, Tristán Tzara, Anna Seghers, y reanudó trato con Ernest Hemingway, a quien conociera en Cuba.
En Valencia, Manuel Altolaguirre edita su libro España en cuatro angustias y una esperanza, en el que expresa la solidaridad del pueblo mulato de Cuba con la República Española amenazada:
«Yo,
Nicolás Guillén
hijo de América,
hijo de ti y de África,
esclavo ayer de mayorales blancos dueños de látigos coléricos;
hoy esclavo de rojos yanquis azucareros y voraces;
yo chapoteando en la oscura sangre en que se mojan mis Antillas;
ahogado en el humo agriverde de los cañaverales;
sepultado en el fango de todas las cárceles;
cercado día y noche por insaciables bayonetas;
perdido en las florestas ululantes de las islas crucificadas del Trópico;
yo hijo de América,
corro hacia ti, muero por ti».
Tras la escala en Valencia parte junto a toda la delegación hacia París, donde se reunirán con intelectuales franceses. En julio regresa a España y se hace miembro del Partido Comunista Español; desde Madrid publica numerosas crónicas sobre España que son reproducidas por la revista Mediodía en Cuba.
En junio de 1938, y tras año y medio de ausencia, regresa a Cuba y es designado miembro del Comité Nacional de Unión Revolucionaria Comunista y elegido como candidato para alcalde de Camagüey en las elecciones de 1940. En 1939 ejerce como jefe de información del periódico Hoy, editado por el Partido Comunista de Cuba. También lleva a cabo tareas relacionadas con el Frente Nacional Antifascista, del cual era dirigente.
Durante la década de 1940 Guillén desarrolla una intensa actividad política y cultural: es redactor del diario Hoy, candidato a alcalde de su ciudad natal, miembro del comité nacional del Partido y del Frente Nacional Antifascista, organismo de ayuda y solidaridad con los combatientes de la URSS durante la Segunda Guerra Mundial —cuya representación lleva en una visita a Haití en 1942 tras una invitación del poeta comunista Jacques Roumain, director del Instituto de Etnología de Haití—, publica el libro Sóngoro cosongo y otros poemas, selección de su obra anterior con avances del libro inédito El son entero, y en marzo de 1944 funda y trabaja de coeditor de la revista cultural Gaceta del Caribe, labor que comparte con los intelectuales cubanos Mirta Aguirre, J. A. Portuondo y Ángel Augier. Esta revista, a pesar de su indudable estatura literaria y cultural, apenas alcanza a sobrevivir hasta los dos últimos meses del año.
Gira latinoamericana
En 1945 el poeta parte en dirección a Venezuela, invitado por el escritor y periodista Miguel Otero Silva. Tras su llegada ofrece distintas conferencias y es designado miembro de la Asociación de Escritores Venezolanos. En el país sudamericano visita Valencia, Maracaibo y Cumaná. Desde allí inicia una gira latinoamericana que se prolongará por tres años y en la que habrá de recorrer el continente de norte a sur, empezando por Colombia y terminando en Argentina, luego de atravesar Perú, Chile, Brasil y Uruguay.
El primer país visitado es Venezuela. En este país asiste, el 10 de enero de 1946, a una celebración en el Teatro Municipal de Caracas donde se realiza un recital de Guillén y de otros poetas, entre los que se encuentran Miguel Otero Silva, Andrés Eloy Blanco y Vicente Gerbasi. Viaja por el río Orinoco y visita la región petrolera de Barlovento.
De Venezuela viaja a Colombia, donde dicta conferencias en Bogotá y realiza recitales de poesía, como el del Teatro de la Media Torta. Visita Cartagena de Indias, donde se encuentra con los poetas Luis Carlos López y Jorge Artel. En junio visita Barranquilla desde donde se embarca para realizar un recorrido por el río Magdalena que le llevará hasta Barrancabermeja. Fruto de este viaje es el poema Canción en el Magdalena. Visita Bucaramanga. En julio regresa a Bogotá y se le da una comida de despedida. Desde allí sale en dirección a Cali para continuar su viaje, por avión esta vez, hacia Lima, capital de Perú. En Lima ofrecerá distintos recitales y conferencias. Tras esta escala marcha en dirección a Santiago de Chile, Chile, donde lo esperaba su anfitrión, el poeta Pablo Neruda. En esta ciudad participa en el festival conmemorativo del vigésimo noveno aniversario de la revolución rusa. Tras el evento recorrerá el país austral, visitando Antofagasta, los campos salitreros de Calama, Chuquicamata, Tocopilla, etcétera. Tras este recorrido regresa a la capital y parte hacia Argentina.
A la capital argentina, Buenos Aires, llega el 20 de enero de 1947. Una vez allí viaja hasta Montevideo, donde dicta una serie de conferencias. Aprovecha el viaje para visitar las ciudades de Salto y Paysandú. Regresa a Buenos Aires, dicta la conferencia «Presencia negra en la poesía cubana» en la Casa Teatro. Vuelve a Uruguay y allí visita San José, Minas, Durazno, etcétera. Tras este recorrido y el homenaje que recibe en el país, retorna a Argentina y viaja por Rosario, Santa Fe, [Córdoba]], Paraná, Tucumán, etcétera. En la capital argentina aprovecha y publica en la editorial Pleamar su libro El son entero el cual, desde su título, habla del son con todo su tamaño, con todas sus posibilidades como forma poética expresiva de la sensibilidad cubana. En estos poemas Guillén apela al molde rítmico del cancionero popular, que, en algunos casos, es sometido a combinaciones métricas inusitadas, y es en él que su verso alcanza una depurada perfección artística sin perder sus elementos primarios, para expresar con genuino lirismo rasgos y reacciones del espíritu del hombre de la isla en sus más variadas manifestaciones.
El merodeo de la muerte, el rastro del amor o la evocación histórica de las iniquidades sufridas por el hombre negro bajo el sol de los trópicos tornan con percutiente ritmo y con profunda voz como si, asentada en su base mulata, la poesía de Guillén solo pudiera avanzar sobre sí misma en círculos concéntricos que cubren cada vez una superficie más amplia y calan de manera más honda en el dolor de su pueblo:
«Yoruba soy, lloro en yoruba
Nicolás Guillén
lucumí.
Como soy un yoruba de Cuba,
quiero que hasta Cuba suba mi llanto en yoruba,
que suba el alegre llanto yoruba
que sale de mí».
También comenta sobre el paradójico destino de su isla:
«Mi patria es dulce por fuera,
Nicolás Guillén
y muy amarga por dentro;
mi patria es dulce por fuera, con su verde primavera,
y un sol de hiel en el centro».
De Argentina viaja hacia el gigante sudamericano, Brasil. En tierras brasileñas visita las grandes y famosas ciudades de Río de Janeiro y São Paulo donde recibe sendos homenajes de la Academia Brasileña de Letras y de la Sociedad Brasileña de Escritores.
En 1948 un nuevo gobierno se instaura en Cuba con el abogado Carlos Prío Socarrás al frente. Este hecho sorprende a Guillén aun en su gira por Brasil, donde visita la ciudad de Santos para dictar una conferencia, pero la policía se lo impide y cierra la sala donde se iba a efectuar el evento. Regresa entonces a Río de Janeiro, donde escribe sobre el carnaval. Tras su estancia en Río prosigue viaje hacia Belo Horizonte, Sabará, Ouro Preto y vuelve a Río, donde es despedido por los intelectuales del país. Viaja finalmente al puerto de Bahía, donde toma un avión hasta Camagüey y posteriormente a La Habana a donde regresa luego de dos años y medio de ausencia.
Regreso a Cuba
El año 1949 lo sorprende en La Habana, donde publica escritos periodísticos en el diario Hoy. La resonancia alcanzada por su obra, luego de la publicación de El son entero, convierte a Guillén en una de las principales voces de la poesía viva de su tiempo y su nombre adquiere cada vez mayor presencia en el ámbito de la cultura internacional.
Tras recibir una invitación para participar en la Conferencia Cultural y Científica por la Paz Mundial junto a otros intelectuales cubanos como Mirta Aguirre,Juan Marinello y Domingo Villamil, decide viajar a Nueva York en el mes de marzo para asistir a dicho evento. De la ciudad financiera estadounidense parte hacia París, donde asistirá al Congreso Mundial de Partidarios de la Paz y posteriormente a Praga, a donde llega invitado por el gobierno checo para asistir al IX Congreso del Partido Comunista Checoslovaco. Torna a París y, cuando prepara su regreso a Cuba, es invitado a visitar la URSS. Luego de este viaje por el país de los sóviets retorna a París y, desde allí, parte con destino a Cuba, acompañado del poeta francés Paul Eluard y, luego de una corta estancia en La Habana, siguen a México, con el fin de participar en el Congreso Continental por la Paz.
En 1950 publica una serie de sátiras políticas en el diario Hoy, estas son vistas por el gobierno cubano de aquel entonces como un acto de provocación y es acusado de conspiración pero resulta absuelto en el juicio que se realiza en su contra. El gobierno de Prío Socarrás clausura el diario Hoy, en el que participaba el poeta. Durante la mayor parte de este año, Guillén trabaja en la Elegía a Jesús Menéndez, obra que publica al año siguiente.
En 1951 viaja a Berlín, vía París, para asistir al Festival de la Juventud. Tras este evento viaja a Bucarest y recorre otras ciudades del país. Su próximo destino es Bulgaria, donde visita Sofía, Plovdiv y Dimitrograv. De allí partió hacia Hungría, donde también recorre el país. Se desplaza hasta Checoslovaquia para participar en una reunión del Consejo Mundial de la Paz. Visita Polonia y parte nuevamente en dirección a Berlín para iniciar desde allí su segundo viaje a la URSS.
En territorio soviético lo alcanza el año 1952, donde visita primeramente su capital, Moscú, para luego viajar hacia Omsk, lugar donde tomará el tren transiberiano hasta Pekín. Durante este viaje escribe las décimas El soldado Miguel Paz y el sargento José Inés. Realiza esta travesía acompañado por su esposa, Rosa Portillo, y por el escritor brasileño Jorge Amado. Tras visitar China viaja Mongolia y luego regresa nuevamente a la URSS. Durante este viaje es atendido por dirigentes partidistas y líderes socialistas de cada una de las ciudad visitadas lo que le posibilitó ver los cambios sociales del país y conocer de primera mano la realidad de la nación. De la URSS viaja a Praga para ir posteriormente a París, lugar desde el que emprende el regreso a Cuba.
A su regreso a la isla se suceden numerosos homenajes: el semanario La Última Hora le dedica un número completo; en Santiago de Cuba, Holguín, Matanzas, Cienfuegos, y Camagüey se hacen actos en su honor. El gobierno de Carlos Prío Socarrás es depuesto por un nuevo golpe militar dirigido por Fulgencio Batista que anula las libertades ciudadanas e instaura una sangrienta dictadura. El poeta es detenido en dos ocasiones por el Servicio de Inteligencia Militar[15], pero puesto nuevamente en libertad. Ese año escribe sus Coplas de Juan Descalzo y Elegía cubana.
En 1953 viaja como delegado de Cuba a Santiago de Chile para participar en el Congreso Continental de la Cultura. De allí parte hacia las ciudades brasileñas de Río de Janeiro y São Paulo, para luego viajar París. Durante su estancia en la capital francesa un grupo de jóvenes revolucionarios cubanos al mando de Fidel Castro asaltan el cuartel Moncada en la ciudad cubana de Santiago de Cuba. Tras este suceso a Nicolás se le niega la entrada al país tras ser acusado de comunista.
Exilio
Tras su exilio comienza una larga peregrinación que lo lleva de París a Italia donde ofrece distintos recitales y conferencias en Roma, Nápoles, Venecia, Turín, Milán, Bolonia y Florencia. Regresa a París y se embarca rumbo a México desde donde inicia un recorrido por Guatemala y Centroamérica. Viaja a Estocolmo para participar en el Congreso de la Paz (1954). Sigue a Varsovia y luego a Moscú, donde recibe el Premio Internacional Lenin de la Paz.
En 1955 regresa a París, procedente de Moscú, y se establece en la capital francesa donde permanecerá algunos meses. Allí asiste al lanzamiento de una antología bilingüe de su obra, cuya presentación está a cargo de Louis Aragon. Viaja a Helsinki, y nuevamente a Moscú —donde se publica una antología de sus versos en ruso con una tirada de 150.000 ejemplares—, Zurich, Sofía, Budapest y Varsovia son las nuevas escalas de su dilatado viaje.
Entre los años 1956 y 1958 prosigue con su viaje por diversos países de todo el mundo. Escribe la Elegía a Emmett Till. Visita Bucarest, Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Bélgica, Varsovia, Estocolmo, la URSS, Bruselas, Nápoles y las ciudades indias de Bombay y Ceilán. En París remite los libros Elegías y La paloma de vuelo popular a Buenos Aires para su publicación en la prestigiosa editorial Losada.
En 1958 su pasaporte caduca y el consulado cubano en París se niega a renovárselo, el poeta es detenido e interrogado por la inmigración francesa. Es llevado a juicio y absuelto pero se le exige abandonar el país. Rafael Alberti acude en su auxilio y consigue que el gobierno argentino le otorgue el visado del país austral. Viaja a Argentina y ofrece recitales y conferencias en Buenos Aires y en otras localidades, como Santa Fe, Corrientes y Rosario. En diciembre sale de las prensas la primera edición de su Paloma de vuelo popular y empieza a agitar las alas de su protesta contra la injusticia.
La caída del dictador cubano Fulgencio Batista y la llegada al poder del Ejército Rebelde en Cuba es recibida con gran agrado por el poeta cubano, quien, con el fin de conmemorar el momento histórico, publica en el semanario Propósitos el soneto Che Guevara, dedicado a la figura del joven revolucionario argentino que empieza a erigirse como nuevo héroe romántico de Latinoamérica.
Revolución en el poder
Década de 1960
El poeta regresa a Cuba tras casi seis años de exilio y a su llegada ofrece un recital de poesías para el victorioso Ejército Rebelde en La Habana, al frente de las fuerzas insurgentes se encuentra el Comandante Che Guevara. A este recital le siguen otras presentaciones que realiza a lo largo y ancho del país. Restituido en sus derechos ciudadanos y convertido en un símbolo del carácter popular que la revolución desea imprimir a su gobierno, el poeta reanuda sus colaboraciones en diarios y revistas de la isla y de distintos medios internacionales y emprende, nuevamente, su vida itinerante pero ahora como principal representante de la cultura de su país. Viaja a Budapest, Viena y Pekín. En julio aparece en Buenos Aires la segunda edición de su libro La paloma de vuelo popular pero, esta vez, incluida dentro de la colección «Poetas de España y América» que dirigía Rafael Alberti. En este libro, desde el «Arte poética» que le sirve de obertura, puede verse cómo los temas de la injusticia, la esclavitud, y el colonialismo, simbolizados en el trabajo de los cañaduzales, asumen un primer plano no solo por la denuncia que encierran sino porque los mismos parecen llegar a su término ante el inminente advenimiento de un reino de justicia y fraternidad:
«Se alza el foete mayoral.
Nicolás Guillén
Espaldas hiere y desgarra.
Ve y con tu guitarra
dile al rosal.
Dile también del fulgor
con que un nuevo sol parece:
en el aire que la mece
que aplauda y grite la flor».
En 1960 viaja a la URSS, donde preside la delegación cubana enviada con motivo de la celebración del primer aniversario de la Revolución Cubana. Un año después es enviado a México como parte de la delegación cubana que participaría en la Conferencia Latinoamericana por la Soberanía Nacional, la Emancipación Económica y la Paz, en ese momento ya era Consejo Nacional de Educación bajo la tutela del Ministerio de Educación. En tierras mexicanas ofrece recitales en el auditorio de la Facultad de Humanidades, en la Ciudad Universitaria, en fábricas, escuelas y otras instituciones del país. Luego regresa brevemente a Cuba para participar en las actividades por la victoria de Playa Girón y escribe el poema La sangre numerosa. El 25 de mayo de nuevo vuelve a México, en esta ocasión invitado por Escritores y Artistas Asociados de Yucatán para visitar Mérida, allí se entrevista con Lázaro Cárdenas, expresidente del país y gran amigo de Cuba[18].
En el mismo año 1961 se produce el Primer Congreso Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, de donde nace la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) siendo elegido Guillén para presidir la misma, labor que desempeña hasta 1985.
En el año 1962 se dedica a los asuntos relacionados con la recién creada UNEAC. Ese mismo año, con motivo de su 60 aniversario, las instituciones culturales celebraron actos en su honor, incluyendo una exposición sobre su vida y su obra, en la Biblioteca Nacional José Martí y publica Prosa de prisa, recopilación de sus textos periodísticos, crónicas, comentarios. Al año siguiente viaja a Brasil enviado por el gobierno cubano para participar en el Congreso Continental de Solidaridad con Cuba celebrado en Niteroi. De allí viaja a Praga y asiste al Congreso de la Unión de la Juventud de Checoslovaquia. Luego es enviado a Santiago de Chile, capital de Chile, para participar en la Asamblea Nacional de Amigos de Cuba, con motivo del décimo aniversario del asalto al Cuartel Moncada. En la Universidad de Concepción ofrece un recital al que acuden más de dos mil personas. Tras este recital ofrece otro en Valparaíso antes de partir del país austral.
De regreso en su patria sigue alternando sus funciones de dirigente intelectual con su pasión por la escritura. En 1964 publica su libro Tengo con el apoyo de la Universidad Central de Las Villas. En este material brinda testimonio de su apoyo a la naciente Revolución Cubana y su alegría por los cambios que vive el país:
«Tengo, vamos a ver,
Nicolás Guillén
tengo el gusto de andar por mi país,
dueño de cuanto hay en él,
mirando bien de cerca lo que antes
no tuve ni podía tener.
Zafra puedo decir,
monte puedo decir,
ciudad puedo decir,
ejército decir,
ya míos para siempre y tuyos, nuestros,
y un ancho resplandor
de rayo, estrella, flor».
En 1965 aparece su Antología mayor en la colección Bolsilibros de la UNEAC. Prosigue el recorrido por varias ciudades europeas que había comenzado un año antes. De allí regresa a Cuba y participa en trabajos voluntario y actividades de solidaridad con el pueblo de Vietnam.
En 1967 participa en el Encuentro de Escritores organizado por la Casa de las Américas con motivo del centenario de Rubén Darío. Se desplaza a Ciudad de México para asistir al II Congreso de Escritores Latinoamericanos, pero no llega a leer la conferencia que tenía preparada sobre Rubén Darío porque la delegación cubana se retira del congreso al no estar de acuerdo con la orientación ideológica del mismo. Viaja a Chile para asistir al encuentro organizado por el Comité Chileno de Solidaridad con Cuba.
En el propio 1967 es invitado al país africano de Costa de Marfil para participar en el Congreso Internacional del Pen Club. En ese mismo año es asesinado en Bolivia el Comandante Ernesto Che Guevara, el acontecimiento marca profundamente al poeta que escribe el poema Che Comandante para conmemorar el suceso:
«No porque hayas caído
Nicolás Guillén
tu luz es menos alta.
Un caballo de fuego
sostiene tu escultura guerrillera
entre el viento y las nubes de la Sierra».
En 1968 participa en los actos conmemorativos del centenario del escritor soviético Máximo Gorki celebrados en la URSS. Recibe un homenaje en la Casa de la Amistad con los Pueblos en Moscú y se desplaza luego a Helsinki y Bucarest. Regresa a Cuba y publica El gran zoo, libro en que el poeta parece estar de vuelta de todos los artificios y aventuras de su tiempo pues, con un estilo desnudo y directo, nos muestra la riquísima gama de seres maravillosos que pueblan la geografía latinoamericana —el Aconcagua, el ciclón, el mar Caribe—, como si se trataran de animales de un extraño e imaginario jardín zoológico. El carácter escueto y sencillo de estos versos no los priva, sin embargo, del ritmo, el criollismo y la ironía que constituyen los rasgos principales de la obra de Guillén.
En 1969 aparece la segunda edición de su Antología mayor. El Consejo Nacional de Cultura edita Cuatro canciones para el Che. Viaja a Armenia, Moscú, Bulgaria, Mongolia y Corea del Norte.
Década de 1970
En 1970 Guillén organiza en la UNEAC actividades para celebrar el centenario del natalicio de Lenin, pronunciando el discurso inaugural del inicio de la jornada conmemorativa. Comienza una serie de viajes por Europa invitado por diferentes organizaciones intelectuales. Primero viaja a Berlín, invitado por la Academia de Letras de Alemania, luego se desplaza a Budapest invitado por la Unión de Escritores Húngaros, sigue a Moscú invitado por la Unión de Escritores Soviéticos con motivo del centenario de Lenin, por último viaja a las naciones asiáticas de Mongolia y Vietnam. A su regreso a Cuba participa en las jornadas conmemorativas a la muerte del Che Guevara y posteriormente asiste en Santiago de Chile a la toma de posesión de la presidencia de Salvador Allende.
En 1971 es ingresado en un hospital de la capital cubana debido a trastornos cardiovasculares, tras recibir el alta médica es obligado a guardar reposo. Una vez recuperado, asiste al V Congreso de Escritores Soviéticos en Moscú, hacia donde viaja con el reconocido escritor cubano Ángel Augier. Se publica la segunda edición de El gran zoo. Al año siguiente la UNEAC publica su libro de poesía La rueda dentada y el misceláneo volumen el Diario que a diario. Aparece el primer tomo de sus Obras completas. En Roma se le otorga el Premio Viareggio, el más importante premio literario italiano y que rara vez se le entrega a escritores nacidos fuera de Italia.
En 1972 el Instituto Cubano del Libro publicó su Obra poética (1920-1972), en dos tomos, prologada y anotada por su biógrafo Ángel Augier y la Casa de las Américas publica el volumen Recopilación de textos sobre Nicolás Guillén en su serie Valoración Múltiple”, con una selección y un prólogo de Nancy Morejón. Dicho volumen incluye también entrevistas y dibujos del autor. Ese mismo año la Biblioteca Nacional José Martí publica la Bibliografía de Nicolás Guillén, preparada por María Luisa Antuña y Josefina García Carranza.
En 1975 viaja a Gran Bretaña, invitado por Arts Council y participa en el Festival de Poesía Internacional ofreciendo lectura de poemas en las Universidades de Londres y Bristol. Ese mismo año publica el segundo volumen de su Prosa de prisa, libro que reúne una selección de sus artículos, ensayos y conferencias, y el libro El corazón con que vivo. En diciembre de ese mismo año tiene lugar en Cuba el Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba en el cual Guillen fue designado miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, en su presentación habló del respaldo de los intelectuales a la Revolución:
«Sabemos que con nosotros cuenta, y ello es un honor inmenso, ese complejo de sueños que es la nueva patria, que es la Revolución; sueños que se cumplen cada día, que crecen y concretan ante nuestros ojos asombrados y nos incitan a buscar la más íntima, la más fiel, la más honrosa manera de servir por siempre, cada día a nuestra cultura liberada.»
Nicolás Guillén
En 1976, durante al I Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, es elegido diputado de la misma. Ese mismo año publica Por el mar de las Antillas anda un barco de papel: poemas para niños mayores de edad. Se crea el Ministerio de Cultura, dirigido por Armando Hart. Al año siguiente es nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Burdeos. En 1979 aparece su Nueva antología mayor y publica los libros Música de cámara y las Coplas de Juan Descalzo.
Década de 1980
En la década de 1980 se dedica a publicar volúmenes de sus obras ya que debido a sus problemas de salud y su edad evita los viajes al exterior. En este tiempo también es merecedor de diversos premios nacionales.
Comienza la década publicando dos volúmenes, la compilación de su Obra poética completa y Páginas vueltas. Memorias. Al año siguiente, 1981, el Consejo de Estado de la República de Cuba le otorgó la Orden José Martí, máxima distinción que otorga el gobierno cubano a personalidades cubanas o de otros países que hayan contribuido de forma extraordinaria en la educación, la cultura, las ciencias y el deporte.
Por su maravillosa obra muchos países le otorgaron honrosas distinciones nacionales, reconociéndolo como uno de los grandes poetas de nuestro siglo, es por ello que en 1982 fue merecedor por la calidad de su obra -que aborda la cubanía y las raíces africanas de la nación cuabana- del apelativo de Poeta Nacional de Cuba.
Entre 1982 y 1894 publica varios textos, entre ellos publica Sol de domingo, El libro de los sones y Cronista en tres épocas. Con ocasión del octogésimo aniversario de su nacimiento recibe múltiples homenajes. Recibe el Premio Nacional de Literatura de 1983 que otorga el Ministerio de Cultura. Mientras que el Instituto Cubano del Libro publicaba, en dos tomos, una antología de su obra titulada Obra poética (1920-1972).
Fallecimiento
El 17 de julio de 1989, tras una larga enfermedad, fallece en La Habana, Cuba, a los 87 años de edad. Los últimos años de Guillén fueron una agonía para el escritor quien padecía de arteriosclerosis y del mal de Parkinson, durante este tiempo sufrió varios infartos, y a finales de junio del propio 1989 fue sometido a una operación en la que se le amputó la pierna izquierda.
En reconocimiento a su obra literaria y actividad política, el Consejo de Estado de la República de Cuba decretó dos días de duelo nacional mientras que la bandera cubana debían ondear a media asta en los edificios públicos y establecimientos militares durante el duelo nacional. El cuerpo de Guillen fue expuesto en la base del monumento a José Martí, de la Plaza de la Revolución, para que el pueblo habanero en representación de todos los cubanos le rindiesen los honores que correspondían a una figura de la talla de Nicolas Guillen. La última guardia de honor fue rendida por el Buró Político del Partido Comunista de Cuba.
Obras de Guillén
Fue un incansable creador y cultivador de la palabra. Su quehacer como hombre de letras va desde el periodismo hasta la poesía, pasando por las composiciones musicales de corte poético. Fue un periodista fecundo e incansable que colaboró en casi todas las publicaciones periódicas cubanas y en las más importantes del extranjero. Desde su juventud participó intensamente en la vida cultural y política cubana, lo que le costó el exilio en varias ocasiones.
Inició su producción literaria en el ámbito del posmodernismo y la afianzó en el de las experiencias vanguardistas de los años veinte, en cuyo contexto se convirtió pronto en el representante más destacado de la poesía negra o afroantillana. Sin renunciar a otras posibilidades, en Motivos de son (1930), Sóngoro cosongo (1931), y poemas dispersos en libros posteriores, usó todos los recursos característicos de esa poesía con la voluntad de lograr una expresión auténtica para una cultura mulata, la propia de un país mulato como él mismo, y manifestó una preocupación social que se fue acentuando con el paso de los años.
Poco después, con West Indies Ltd (1934) se alejó del mero ejercicio rítmico para incorporar la protesta política y antiimperialista, orientándose hacia una cólera militante y comprometida con el hombre. La obra de Guillén evolucionó rápidamente hacia esas preocupaciones políticas y sociales: en Cantos para soldados y sones para turistas (1937), El son entero (1947) y La paloma de vuelo popular (1958), mostró su compromiso con la patria cubana y americana, con sus hermanos de raza y con todos los desheredados del mundo, mientras en España. Poema en cuatro angustias y una esperanza (1937) acusó el impacto de la Guerra Civil española y el asesinato de Federico García Lorca.
El poema más conocido del libro, Balada de los dos abuelos, indicó la madura aceptación de lo africano y de lo español en una misma sangre: el abuelo blanco y el abuelo negro, que evocan además la crueldad del tráfico de esclavos. En poemas como Sensemayá y La muerte del Ñeque se inspiró en ritos y creencias africanos, sin que ello supusiera un rechazo de la cultura blanca.
Crítico con la injusticia y el imperialismo, eso no le impidió verse afectado por las inquietudes neorrománticas y metafísicas que también dominaron la literatura de esa época, pues el amor y la muerte son también temas fundamentales en su poesía. Con Tengo (1964) manifestó su júbilo ante la Cuba revolucionaria, y Poemas de amor (1964), El gran zoo (1967), La rueda dentada (1972), El diario que a diario (1972) y Por el mar de las Antillas anda un barco de papel (1977).
Poemas para niños y mayores de edad demostrarían su capacidad para conjugar preocupaciones diversas y encontrar formas de expresión siempre renovadas.
Podemos afirmar que su producción poética gira alrededor de dos grandes temas: la exaltación del negro y la situación social. Gracias al valor intrínseco de su obra, así como al de la de Emilio Ballagas y Luis Palés Matos, los problemas de la raza negra han adquirido relieve y categoría dentro del ámbito de la literatura de la lengua española. En Guillén esos temas cobran aliento superior. Junto a composiciones que imitan el ritmo de las danzas negras están las de intención social formando una mezcla.
En Prosa de prisa (1975-1976) se han recogido sus trabajos periodísticos.