Tres referentes del periodismo femenino
En el periodismo argentino, temas como política, justicia, sindicatos y policiales estaban reservados al ejercicio profesional masculino. Pese a todo, algunas colegas lograron saltar el cerco.
CAPAC – Por Nora Lafon, Télam
Este raro país del Sur de América del Sur también generó periodistas que lograron abrirse paso en temas reservados absolutamente al ejercicio profesional masculino. Política, justicia, sindicatos, policiales eran coto cerrado. Pocas mujeres trabajaban en las redacciones y su actividad estaba circunscripta a critica teatral, cultura, cocina. Pero siempre ajenas a las grandes redacciones.Trabajando en casa y llevando “la costura” (asi se consideraban las colaboraciones) hasta la redacción.
Prueba de ello es que Crónica inauguró su nuevo edificio a mediados de los ’70 y en el piso de la redacción no había baño para mujeres.
Pese a todo algunas lograron saltar el cerco para dedicarse nada menos que a política internacional. Esta nota está dedicada a su decisión y total valentía. Me refiero a Silvia Odoriz, Telma Luzzani y por supuesto a Stella Calloni. Solo una porteña, Telma, ya que Silvia es mendocina y Stella entrerriana. Stella y Telma tienen en común que ambas son mamás de dos hijas y autoras de varias publicaciones. Antes que nada quiero presentarlas. Aquí van las historias.
Silvia Odoriz
Odoriz comenzó su carrera periodística en «El diario» en su Mendoza natal (que había fundado Jacobo Timmeman hacia fines de los ’60, pero del que ya se había desvinculado). Desde allí fue enviada a Europa y consiguió que Juan Domingo Perón le concediera la primera entrevista para un diario argentino.
Tiempo después, ya en Buenos Aires, ingresó a la redacción del diario “El mundo”, que dirigía Manuel Gaggero, a principios de los ’70 para cubrir educación. Allí nos conocimos (yo era jefa de Interior).
Ante el cierre, ambas emigramos a la redacción de “La calle”, que dirigía Marta Mercader. Silvia siguió con política y educación mientras yo me ocupaba de la séptima, hasta que Isabel Perón lo cerró por la carta abierta que le dedicó Mercader en la portada del diario.
El 8 de marzo de 1976, Silvia Odoriz partió con destino a Madrid. Solo dos semanas antes de la dictadura cívico militar eclesiástica que asolaría nuestra Patria.
Su partida además de oportuna fue muy acertada: a los pocos meses ya estaba trabajando en la Agencia EFE y de ahí en más su brillante carrera. Su primer destino como corresponsal fue Washington. De ahí la enviaron a Varsovia, en Polonia, donde vivió para cubrir los dos años de ley marcial que decretó Wojciech Jaruselski por la lucha de Solidaridad (desde 1981 a 1983).
Desde Varsovia viajó nuevamente a Estados Unidos, en esta oportunidad a Nueva York, para cubrir Naciones Unidas (de fines de 1983 enero de 1988). Su próximo destino fue Moscú, donde vivió el fin del comunismo y todas sus consecuencias desde febrero de 1988 hasta septiembre de 1997.
Finalmente, pasó a dirigir la corresponsalía de EFE en Roma en un momento muy interesante de la historia, desde un palacete del año 1500 en piazza Navona donde se dice vivió San Agustín. Esto se desarrolló desde septiembre 1997 hasta mediados de 1999.
Pero nada es para siempre. Esta situación placentera finalizó con la llegada del PP, que decidió reemplazar y jubilar en la Agencia EFE a todos los profesionales que según ellos habían sido designados por compartir la ideologia de los gobiernos socialistas. De todas maneras, conociendo el pensamiento machista hispano, la carrera de Silvia Odoriz fue casi milagrosa ya que siendo mujer y sin nacionalidad española alcanzó tales rangos con destinos históricos envidiables.
Telma Luzzani
Conocí a Telma (que es egresada de la carrera de Letras de la UBA), en la redacción de Tiempo Argentino que dirigía Raúl Burzaco en 1981. Estaba en el suplemento cultural que dirigía Osvaldo Tcherkaski, mientras yo tenía una página como Enriqueta Roca (todavía usaba pseudónimo).
En 1989 ingresó a Clarín en internacionales. En ese momento había sólo 14 mujeres trabajando en la redacción y sólo podían firman con iniciales, no les dejaban usar su nombre completo. Sin duda, pese a que desarrolló una brillante carrera, fue la que más sufrió de las tres por haber realizado todo su trabajo para nuestro país.
Entre sus coberturas mas importantes y de relevancia histórica figuran: la caída de la Unión Soviética y el periodo de transición hacia el capitalismo en Rusia de 1991 hasta 2007 con la consiguiente cantidad de viajes para relatarlo paso a paso; el traspaso de Hong Kong a China (1997) la guerra en Cachemira entre India y Pakistán (1998); los conflictos en Gaza e Israel y la última Guerra del Líbano (2006); entre otras muchas.
Dejó Clarín en 2010 e ingresó a Radio Nacional. Fue editora de Caras y Caretas, y algunos meses después comenzó a compartir la conducción de Visión 7 internacional junto a Pedro Brieger y Rulo Latorre.
A principios de 2016 directamente la excluyen de la televisión pública luego de cinco años y medio.Pudo despedirse en cámara el último programa comentando que era decisión de las autoridades del canal que no estuviera más en pantalla, cosa según su interpretación tenia que ver con sus ideas.
Actualmente conduce “Voces del mundo”, programa diario de política internacional que se emite por AM770 Radio Cooperativa y por Sputnik.
A lo largo de su carrera recibió varios importantes premios tanto en el país como internacionales.
Telma Luzzani es autora de varios libros: “Venezuela y la Revolución, escenarios de la vida bolivariana”(2008), “Territorios vigilados. Como opera la red de bases norteamericanas en Sudamérica ” (2012) y ”Todo lo que necesitas saber sobre la Guerra Fria” (2019), que recomiendo especialmente porque es la más clara explicación para entender como llegamos a este mundo de hoy.
Stella Calloni
Creo que conozco a Stella desde siempre, aunque no puedo definir el momento. Lo único que sé es que desde hace años nos consideramos gemelas porque cuando una llama a la otra las dos estábamos pensando lo mismo.
A partir de 1968 comienza a escribir en la Revista Política Internacional y tiempo después también en Cristianismo Revolución, dirigida por García Elorrio. También colabora en el diario “La Calle”.
No sabe explicarse la razón, pero siempre le interesaron especialmente los problemas africanos y los de nuestro continente.
Ya exiliada en México, comienza a escribir en “Uno mas Uno” y desde ese espacio “descubre” la Revolución Sandinista y decide ocuparse especialmente de los conflictos centroamericanos. Va de México a Panamá, y de Panamá a México, hasta que finalmente decide quedarse en Managua, donde es parte de la fundación de la Agencia Nueva Nicaragua.
Desde entonces ha vivido prácticamente saltando de una trinchera a otra, lo que la transformó en una verdadera corresponsal de guerra.
Desde siempre se transformó en la corresponsal de “La jornada“ de México en Sudamérica.Mientras tanto también ha sido corresponsal de revistas de Estados Unidos, Italia y Francia.
Se ha entrevistado y conocido de cerca a todas y todos los líderes del continente: Fidel Castro, Rigoberta Menchú, Nidia Díaz, Hugo Chaves, Lula da Silva, Nélida Piñon, Omar Torrijos, Danille Mitterand, Evo Morales, Gladys Marín, Ernesto Cardenal, Monseñor Romero, Gloria Gaitán, Manuel López Obrador, Gloria Gaitán.
En 1987 obtuvo el Premio Latinoamericano de Periodismo José Martí. Y desde entonces los ha cosechado todos.
Es una notable escritora. Ha publicado varios libros de poesía: “Los subverdes”, “Carta a Leroi Jones” y “ Poemas de Trashumante”; de cuentos: “El hombre que fue yacaré” y ensayos: “Torrijos y el canal de Panamá”,”Nicaragua, el tercer dia”, “Panamá: pequeña Hiroshima”, pero sin duda el más trascendente fue “Los años del Lobo”, Operación Cóndor que publicó en 1980 y que tiene prólogo de Adolfo Pérz Esquivel y contratapa de Eduardo Galeano.De todas maneras los más recientes son “Mujeres de fuego”, historias de amor, arte y militancia, (2016); y ”Evo en la mira.: CIA y DEA en Bolivia” (2018).
¿Cuál fue el momento más emocionante o conmovedor de toda tu carrera?
Para conocer sus opiniones se me ocurrió hacerles una sóla pregunta a las tres. Aunque en el caso de Odoriz, como todo su trabajo no fue recopilado sentí que debíamos tener una opinión concreta a través de su mirada
Silvia Odoriz
Para mi fue muy importante estar en Varsovia, conocer un pueblo que sufrió tanto a lo largo de su historia. Aunque parezca un detalle menor nunca pude enterarme la razón por la cual los polacos cuando acaparaban compraban sal gruesa. Pero lo más importante fue comprender que pese a lo brutal de la ley marcial, Jarulseski la usaba para disimular su verdadero objetivo de evitar cualquier invasión externa. Por eso, a pesar de la represión y si comparamos con Argentina, hubo muy pocas víctimas. La dureza de su política fue esa. Ninguna fuerza ajena en su territorio. Creo que me ayudó a ver todo tan claramente el tener ojos del Tercer Mundo.
Sin duda la caída de la URSS. Fue la Nochebuena del 25 de diciembre de 1991. Me cayó mal. Gorvachov era muy interesante, su proyecto me conmovió. La URSS era como un castillo de naipes. Cuando llegó Gorvachov le sacó la única carta que hizo derrumbar todo el sistema que era el secretismo. Todo funcionaba a secretos.
Por ejemplo en Moscú todo el mundo tenía teléfono, pero no había guias de teléfono por el tema del secreto que imponía la KGB. Cuando entró la luz se derrumbó el sistema anterior. Las transformaciones son eso. A veces hacer cosas nuevas y enmendar lo anterior como lo que apareciera como algo nuevo. Con Yeltsin a la cabeza la transformación, no funcionó.
Hace dos años estuve en China, me quedé deslumbrada. Los chinos cuando vieron lo que había en la URSS avanzaron, pero no dieron las libertades. Se dieron cuenta de que no podés abrir las compuerta de un momento para otro sino de a poco. Es imposible advertir con antelación como puede reaccionar un pueblo
Telma Luzzani
Mi primera cobertura en el exterior fueron las elecciones entre Lula y Collor de Melo en noviembre de 1989. Lula perdió, pero entrevistarlo, seguir su campaña, ver lo que ese estadista producía en la gente, fue uno de los momentos mas emocionantes de todos mis trabajos fuera del país. Fue conmovedor.
Tengo dos anécdotas: hice una importante cobertura sobre Los Garimpeiros -los buscadores de oro- , y los indios Ianomamis en el Amazonas el año 93, y estuve secuestrada por los Garimpeiros durante 24 horas. La pasé muy muy asustada, pero finalmente zafé.
La segunda tiene que ver con Cristina. Recuerdo que en aquel viaje a Rusia en abril de 2015 se inauguró en el museo en el centro de la Plaza Roja una hermosísima exposición sobre Evita, ahí en Moscu. La inauguró Cristina y habló como siempre con su brillante inteligencia y con su conocimiento de la historia y la política y dijo algo que me llegó, que fue contarles a los rusos presentes la persecución política que sufrió Evita, incluso su cadáver, y la persecución y la difamación que sufrió Evita también cuando estaba viva y cuando era parte de la política argentina. Dijo una frase que me quedó: “Evita trascendió la historia, es una de las figuras políticas mas importantes del Siglo XX, conocida por todo el mundo, mientras que a sus perseguidores no los conoce nadie… cayeron en el pozo del olvido de la historia”.
Stella Calloni
Tengo demasiados momentos que me conmovieron, pero hay uno que los cubre a todos. Yo tenía que entrevistar a Monseñor Oscar Arnulfo Romero (a quien el Papa Francisco le rindió el verdadero homenaje que se merecía beatificándolo hace unos años), y fui hasta su pequeña iglesia. Nunca voy a olvidar su imagen a contraluz cuando llegó.
Empapado de caminar bajo la lluvia, con un niño en cada brazo, la sotana enrrollada y otro niño abrazado a su pierna.
Ese hombre maravilloso que venía de salvar lo que quedaba de una aldea arrasada por el Ejército salvadoreño y los “escuadrones de la muerte”. Ese arzobispo que se sumó a la lucha de la defensa de su pueblo al contemplar ininterrumpidamente la matanza de inocentes decidió que algo debía cambiar. Ese mismo prelado que días después pronunció aquel famoso discurso: “En el nombre de Dios les pido que desobedezcan las órdenes y dejen de matar al pueblo”, refiréndose a las fuerzas armadas.
Fue el mismo que, de tanto enviar denuncias sobre lo que estaba pasando en El Salvador, fue a la plaza San Pedro y cuando el Papa Juan Pablo II realizaba su recorrida se arrodilló ante él y le entregó fotos y notas para que se diera por enterado.
Lo asesinaron a balazos cuando en la capilla del Hospital de la Divina Provindencia en San Salvador cuando abrió los brazos para ofrecer la eucaristía. Durante su sepelio frente a la catedral del Salvador, el pueblo que lo estaba honrando, también autoridades eclesiásticas llegadas de otros países latinoamericanos, diplomáticos, comenzaron a ser baleados desde las ventanas de los edificios ministeriales que rodeaban la plaza. Con el féretro a cuestas lograron ingresar a la pequeña Catedral, pero el lugar no alcanzaba y la ceremonia en paz terminó siendo una matanza. Fue conocida en el mundo porque un grupo de periodistas logró filmarlo. Son imágenes que siempre estarán en mi cabeza y que no puedo olvidar.