“Si el mundo va hacia la ultraderecha, no puede haber un fútbol de izquierda” – Angel Cappa
Entrevista a Angel Cappa, técnico, profesor de filosofía y psicopedagogía y militante de ideas. Desde Madrid, el ex entrenador de River, Huracán y Banfield analizó la actualidad política y deportiva con su mirada siempre crítica del capitalismo. Una voz insurgente entre tantas complacientes que se someten a las leyes del mercado.
CAPAC – por Gustavo Veiga en Derribando Muros
La mirada de Ángel Cappa sobre el fútbol entraña mucho más que el puro juego, las tácticas de manual o el uso de la tecnología que lo penetra todo. Ex futbolista, técnico, profesor de filosofía y psicopedagogía, suele parapetarse en su trinchera de ideas. Pero no para ocultarse ni pedir tregua. A los 78 años sigue indignándose desde la izquierda. En tiempos de fascismos a la ofensiva, desde Madrid su voz se suma a otras voces insurgentes. Escribe columnas, hace un programa con sus amigos Fernando Signorini, Rubén Rossi y Mauro Navas y se enoja con el sistema. No con el 4-4-2 de algunos entrenadores. Se rebela contra el capitalismo, la palabra o su familia de palabras que más repetirá en el extenso diálogo de casi una hora.
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– Publicaste Fútbol y Política con Marcos Roitman en 2022. Una relación entre dos temas que a menudo no se estudia desde la izquierda. ¿Por qué?
– Primero hay que ver a qué llamamos izquierda. Acá en España, por ejemplo, la izquierda institucional no tiene nada que ver con la izquierda. La izquierda está dentro del sistema capitalista y aspira a recoger algunas migajas para repartir un poco mejor lo que todo el mundo quiere y que se quedan los grandes capitalistas. En Europa en general es así. Y en Sudamérica yo creo que también, no sé qué es lo que queda de la izquierda. Yo entiendo de izquierda aquel sistema económico y de vida que rechace el capitalismo, que le dé protagonismo a la democracia real, con participación en todos los problemas siempre, y que los representantes sean simplemente los que obedezcan donde reside la soberanía de los pueblos, en la gente. Eso yo llamo izquierda. En Argentina la izquierda, que es la izquierda trotskista, es la única que mantiene, digamos, esa propuesta de superar el capitalismo.
-¿Y el fútbol cómo queda dentro de la sociedad capitalista? ¿Cómo se defiende la soberanía de los socios y los hinchas en sus clubes cuando avanzan las sociedades anónimas?
– En Europa son empresas. Acá en España hay cuatro que no lo son: Barcelona, Real Madrid, Osasuna y el Athletic Bilbao. El resto sí. Que un club de fútbol sea una empresa, significa que tiene los valores empresariales. ¿Cuáles son los valores empresariales? Yo creo que en el discurso de Trump hay una frase que se puede trasladar al fútbol directamente. Dice Trump: “todo lo que defendemos es ganar”. Sería el fútbol que dice: lo único que vale es ganar. Entonces ya se apoderó de los valores del fútbol. Siempre ganar fue lo primero y lo principal porque es una competencia. Pero al mismo tiempo estaba el cómo. No se podía ganar de cualquier manera. Ahora sí, vale cualquier cosa. Se terminó el hecho de darle importancia al juego. Pasó a ser un negocio. Cuando el Flaco Menotti dijo que la pelota saltó de la cancha a los escritorios se terminó el fútbol que amábamos.
-¿Cómo se combate ese retroceso?
– Yo soy muy pesimista en ese sentido. Creo que el fútbol no puede estar ajeno a lo que pasa en la sociedad. Mientras salga de una sociedad capitalista, y en este momento que el mundo va hacia la ultraderecha, no puede haber un fútbol de izquierda. No puede haber un fútbol que sea capaz de ilusionar más allá del resultado. El fútbol es el resultado y punto. El que no gana, pues no sirve. Y el que gana es maravilloso, más o menos queda a la altura de Dios. Mientras gane. Ese es el fútbol en este momento.
– Vuelvo a la política y el fútbol, cuya relación a menudo se niega o se intenta disimular con poco éxito. ¿Qué opinión te merece que Messi le dedicara una camiseta a Milei?
– Yo no sé si Messi le mandó la camiseta al presidente, pero en todo caso, no sé a qué atribuirlo. Lo único que me sugiere eso es que Maradona hay uno solo dentro de la cancha y fuera de la cancha también. Eso es lo único que me sugiere, porque después no lo sé, a lo mejor tiene muchas camisetas firmadas, no sabía para qué era, no lo sé. Sí sé que primero Maradona no hubiera jugado en un equipo de los Mas Canosa y segundo que Maradona no hubiera firmado ninguna camiseta para Milei. Eso sí que lo sé. Eso es lo que me sugiere ahora y me preocupa muchísimo, porque Mas Canosa significa eso, significa el submundo tenebroso de Miami. Además de los fondos buitres, además de los grandes empresarios, el fútbol ya cayó en manos de algo sumamente sospechoso de ser mafioso.
– ¿Los grandes capitalistas dirían que el fútbol es un gran negocio para ser un deporte, no lo contrario: un gran deporte para ser un negocio?
– El capitalismo convierte todo en un negocio. Todo lo compra y lo vende, absolutamente todo. Inclusive los sentimientos. Todo es compra-venta.
– ¿Es imposible que el fútbol sudamericano deje de ser una factoría del fútbol europeo?
– Es que su papel es el de abastecer de los mejores jugadores al poder económico futbolístico. Eso es el papel que tiene. Vamos a la Argentina. Nuestros campeonatos no tienen ninguna identidad, los jugadores se van cada vez más jóvenes. Ni les respetan el proceso de formación. Se van inmediatamente. ¿Cuál es la diferencia? Que vos ves los clubes europeos, los más grandes, y están llenos de los mejores jugadores del mundo a partir de la ley Bosman. Y nosotros, por el contrario, cuando traemos a un jugador europeo son de treinta y pico de años, están de vuelta. Esa es nuestra función dentro del fútbol, dentro del movimiento internacional futbolístico. Abastecemos de jugadores jóvenes al poder económico. Antes de la Ley Bosman, la mayor parte de los campeonatos entre Europa y Sudamérica los ganaban los sudamericanos. A partir de ahí, que fuimos desmantelados, no solamente los europeos ganan. También nos ganan caminando, nos ganan humillándote. Es imposible competir.
– ¿No te parece que los futbolistas quedan también sometidos a una especie de cuasi-esclavitud porque estos pibes que van a Europa, se los llevan con 16, 17 o 18 años, incluso antes y después quedan sujetos, si no se consolidan, a andar girando de club en club?
– La situación económica en Argentina es ahora dramática. Entonces, salvo algunos jugadores que podrían más o menos vivir holgadamente, el resto se quiere ir. En otra época, y no te digo cuando yo jugaba en Olimpo, sino mucho después, la ambición era jugar en River, en Boca, en Independiente. Hoy la ambición es irse. Han logrado meter eso en la cabeza el jugador de fútbol, de olvidarse del juego. Una vez un chico que tenía un club de barrio acá en Madrid, donde participé en una charla con él, dijo que el jugador de fútbol no quiere ser más jugador de fútbol. Quiere ser Cristiano Ronaldo. Pero no por cómo juega. Por lo que tiene. Por el dinero que tiene, por el avión propio, por todo lo que ostenta. Eso quiere ser.
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– ¿Qué responsabilidad les atribuís a los medios de comunicación en la construcción de esa subjetividad?
– Los medios de comunicación relacionados con el fútbol son una maquinaria de idiotización muy fuerte. Por ejemplo, promueven la venta de la camiseta de Cristiano Ronaldo o de Messi, sabiendo que no es la camiseta ni de Cristiano Ronaldo ni de Messi. A cualquier camiseta le ponen ese nombre. Y la gente va a ir a comprarse una y hacer cola para conseguirla. Cuando vino Mbappé al Real Madrid había una cola de no sé cuántas cuadras para comprar la camiseta que no es la camiseta de Mbappé. Es algo tremendo. Y los medios de comunicación también ocultan la verdad.
– ¿Por qué?
– Porque hay una cuestión que a mí me parece importante en esto de las sociedades anónimas deportivas. Porque en los medios que están implicados en esto, se trata al inversor como si fuera un benefactor. Que viene a ver, que tiene suficiente dinero y va a apoyar a un club. No es eso. Si un inversor pone un dólar, es para llevarse cuatro. De ninguna manera viene a ayudar al club. Porque si no le reditúa ese beneficio, pone el dinero en otro lado. Vienen a sacarte lo tuyo.
– ¿Los técnicos no tienen su cuota de responsabilidad cuando alimentan una especie de burocracia futbolística al integrar grupos de trabajo con decenas de colaboradores como varios ayudantes de campo, video-asistentes, operadores de drones, guardaespaldas? ¿No están sobrevaloradas esas funciones?
– Yo me pregunto: ¿por qué casi todos los equipos del mundo hacen la misma salida del arco? Son todas iguales, ponen a los dos centrales abiertos, el arquero con la pelota. El arquero es el Beckenbauer de los equipos actuales, entonces ¿para qué tienen quince tipos con una computadora? ¡No se puede creer! Los goles en contra que se han tragado y se siguen tragando por eso, o si no, termina el arquero tirando la pelota a cualquier lado. Entonces a nadie se le ocurre decirles a esos quince o veinte tipos que tienen, miren, ¿vamos a hacer otra cosa para salir desde el arco? He visto videos de entrenadores de arqueros, en un vagón abandonado en la vía, que lo subían al arquero al tren y se tiraba desde ahí. Es una barbaridad.
– ¿Qué habría que cambiar en el fútbol aún con la dificultad para modificar las reglas a que somete el capitalismo?
-Una frase que se me ocurrió es que no hay mejor futuro del fútbol que volver al pasado. Al fútbol nuestro, porque tenemos un pasado riquísimo. Yo he leído muchísimo, porque me interesó siempre nuestro fútbol. He leído a Nolo Ferreira, a Pedernera, a Peucelle, a todos los que han escrito algo, que han dejado algo… entrevistas, he leído todo. Hay que volver a eso, a ese concepto. No a volver a jugar como en los años 30, porque algún idiota puede decir ¿Este quiere jugar como los años 30? No, no. Volver a los conceptos de nuestro fútbol. Volver a lo que significa el fútbol.
– Y de la sociedad que lo contiene en Argentina, ¿qué dirías de la situación que atraviesa el país?
– Estamos siendo saqueados por un gobierno al que yo califico de dictadura civil. Cuando el presidente tiene impunidad para decir zurdos hijos de puta, tiemblen, bueno, estamos en presencia de una dictadura civil. Cuando el presidente dice, lo que resuelva el Congreso me importa tres carajos, lo veto y ya está, seguimos en presencia de una dictadura civil. De una dictadura que para mí tiene dos pilares fundamentales, que son la mentira y la represión. Bueno, ¿ cómo se combate eso? Se combate como siempre ha combatido el pueblo