Después de Hebe de Bonafini, la madre rev/belada
“El día que me muera no tienen que llorar. Tienen que bailar, cantar, hacer la fiesta en la Plaza, porque hice lo que quise, dije lo que quise y peleé con todo”, expresó en su momento Hebe de Bonafini. Indispensables mensajes de agradecimiento afloraron desde todos los sectores de la vida nacional por la líder histórica de las Madres de Plaza de Mayo.
CAPAC.- tomado de Telesur
«Me olvidé de quién era, el día que ellos desaparecieron; nunca más pensé en mí». Hebe de Bonafini (1928-2022).
Tras la muerte de la madre argentina Hebe de Bonafini, siempre presente como guía en los momentos difíciles, su pueblo agradeció por su ejemplo con una inmensa manifestación de duelo. El Gobierno de Argentina decretó tres días de duelo nacional y rindió homenaje a su memoria y su lucha.
«Te llevamos en el corazón», «gracias Hebe», «ella sí que era el fuego», «alerta que están vivos, todos los ideales de los desaparecidos», «la lucha continúa», «el amor pudo más que el odio», «30.000 veces, gracias», coreaban en las calles.
Así reconocieron al símbolo internacional de la búsqueda de memoria, verdad y justicia por los 30.000 desaparecidos durante la dictadura en Argentina (1976-1983). Tal como refirió la prensa, los mensajes fueron multiplicados en la Plaza de Mayo en cantos, impresiones de fotos, cartas, ramos de flores y banderas argentinas ondeando entre una multitud.
“Dios te llamó el día de la Soberanía Nacional, no debe ser casualidad. Simplemente gracias y hasta siempre”, dijo la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en su cuenta de Twitter.
Yo era una mujer del montón
“Antes de que fuera secuestrado mi hijo, yo era una mujer del montón, una ama de casa más. Yo no sabía muchas cosas. No me interesaban. La cuestión económica, la situación política de mi país me eran totalmente ajenas, indiferentes. Pero desde que desapareció mi hijo, el amor que sentía por él, el afán por buscarlo hasta encontrarlo, por rogar, por pedir, por exigir que me lo entregaran; el encuentro y el ansia compartida con otras madres que sentían igual anhelo que el mío, me han puesto en un mundo nuevo, me han hecho saber y valorar muchas cosas que no sabía y que antes no me interesaba saber».
«Ahora me voy dando cuenta que todas esas cosas de las que mucha gente todavía no se preocupa son importantísimas, porque de ellas depende el destino de un país entero; la felicidad o la desgracia de muchísimas familias”.
Así, la Madre de todos, rememoró en la muestra fotográfica titulada «Hebe de Bonafini, una madre rev/belada», donde oportunamente se le rindió merecido homenaje en el Centro Cultural Kirchner.
«A mi mamá el pasado le molestaba, ella tiraba las fotos y yo las guardaba», recordó, y agradeció ver su vida retratada junto a sus hijos, mientras evocó su infancia, donde era normal ‘que no hubiera ciertos derechos’, como las vacaciones o los sindicatos», pero dijo que tuvo una «niñez alegre donde uno aprendía a disfrutar de las pequeñas cosas».
En ese escenario que para muchas personas y adolescentes, sería como el primer contacto con un organismo de derechos humanos, por el mensaje de las Madres la Plaza (de Mayo), solicitó que se invite a los chicos de los barrios populares a visitar el Centro Cultural Kirchner. «Quisiera que acá hubiera clases de todo, todo el tiempo para los chicos».
Puso como ejemplo a sus padres y a su abuela, quienes le «enseñaron el valor del trabajo». «En mi vida tuve muchos maestros, aunque no hice la secundaria», contó la titular de las Madres.
Basada en el libro Los Caminos de la Vida de Ulises Gorini, la muestra enfatizó en la historia de la emblemática madre de Plaza de Mayo. En tres espacios, se expusieron las imágenes de la infancia y la adolescencia de Bonafini. La Hebe chiquita, posando en la playa a sus 16 años de edad y otras imágenes con sus padres aparecieron en la sala central.
Seguidamente, su casamiento, su lucha al frente de las Madres e intercambios con personalidades argentinas y mundiales. Fotos junto a Néstor y Cristina, múltiples líderes del mundo, con el papa y Diego Armando Maradona. Una foto intervenida por la artista plástica Renata Schussheim, destaca con su azul celeste cristalino, entre los tonos sepia de las primeras imágenes de la exposición.
En una enorme pantalla, se transmitió una entrevista en video que resume sus virtudes, ofrendadas permanentemente. Luego encuentras una sala a oscuras donde se iluminó, únicamente, el pañuelo blanco montado en un atril. De fondo sus palabras, con algunos fragmentos de discursos de la Madre Bonafini.
Kika
Hebe, la madre de dos hijos desaparecidos, defensora y activista de los derechos humanos, hubiera cumplido 94 años el pasado 4 de diciembre de 2022.
Nació como hija mayor en 1928, en condiciones de humildad de un barrio obrero de Ensenada, en la que el padre se ganaba el pan trabajando en una fábrica de sombreros de esta localidad de la provincia de Buenos Aires.
“Kika” tenía el sueño de ser maestra. Pero solo consiguió que sus padres le permitieran aprender corte, confección y telar.
Temprano conoció a “Toto” en el barrio, un poco mayor que ella, trabajaba en Vialidad Nacional porque era obrero como su padre. Con solo 14 años, en 1949, Kika se casó en la Iglesia San Francisco de La Plata, donde cuatro años antes lo hizo Evita y Juan Domingo Perón.
Con Humberto Alfredo Bonafini -Toto- tuvo tres hijos. Hebe quedó embarazada de Jorge Omar, su hijo mayor que nació en 1950. A los tres años, llegó Raúl Alfredo.
Toto resolvió un trabajo como obrero de la empresa nacional Yacimientos Petrolíferos Fiscales, S.A. (YPF) Con ello mejoraron un poquito y consiguieron mudarse a una casita más cerca de La Plata y, en 1965, nació la chiquita: María Alejandra.
Un día Hebe dijo que los chicos pudieron hacer lo que ella no había logrado: estudiar. Los varones mayores entraron a la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Jorge, como estudiante de Física en Ciencias Exactas y Raúl en Zoología en Ciencias Naturales. Ambos con filiaciones políticas de izquierda, en un contexto adverso.
Pocos meses después del golpe del 24 de marzo de 1976, se instauró en Argentina un proceso genocida. A través del terror, la violación sistemática de los derechos humanos, centros clandestinos de detención, desaparecidos, bebés robados, presos políticos y asesinatos, también llegó el final de los días felices de la familia de Hebe.
Se han llevado a Jorge
La vida transcurría hasta que se detuvo aparentemente el 8 de febrero de 1977; su hijo Jorge Omar de 26 años fue secuestrado y desaparecido en La Plata durante la última dictadura cívico militar.
Su segundo hijo Raúl, la llamó para darle la noticia, porque Hebe estaba cuidando a su hermano que estaba muriendo de cáncer. Entonces comenzó la búsqueda por comisarías, hospitales e iglesias. El habeas corpus escrito a mano fue presentado por su marido Humberto Alfredo Bonafini. Tras el recurso legal que obliga a las autoridades a informar si tienen a alguien detenido y presentarlo ante un juzgado, se preguntaban dónde está nuestro hijo.
Junto a otras madres, ella intentaba juntar dinero y firmas para publicar una denuncia pública sobre su sufrimiento, cuando el 6 de diciembre de 1977, diez meses después de haber desaparecido su hijo Jorge Omar, le sucedió lo mismo a su segundo hijo Raúl, desde su casa de Berazategui. Dos días antes de que se produjeran los secuestros de dos de las Madres, en la iglesia de la Santa Cruz.
Antes de la desaparición del segundo hijo, Hebe no había pisado la capital más de dos veces. Dejó de lado su apellido de soltera y adoptó el de casada, con el objetivo de que la identificaran más fácilmente con el de sus hijos. Como hicieron muchas otras madres que también buscaban a sus hijos.
Los encuentros fortuitos entre las madres pasaron a ser más formales. Buscaban a cada persona en los periódicos para empezar a ver qué hacer juntas. Así lo contó años después, en sus conferencias conocidas como «Mateando con Hebe».
Todas buscaban a sus hijos
Unas 16 mujeres marcharon tomadas del brazo, un 30 de abril de 1977, alrededor de la Pirámide de Mayo. Reclamaban al presidente de facto Jorge Rafael Videla, el paradero de sus hijos desaparecidos frente a la sede del Gobierno, la Casa Rosada.
Fue Azucena Villaflor quien la convenció de que había que continuar, seguir adelante. Así lograron que el diario La Nación publicara un texto el 10 de diciembre, el Día Internacional de los Derechos Humanos. Ese mismo día la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) secuestró a Azucena, Esther Ballestrino de Careaga y Mary Ponce de Bianco.
“Fue durísimo cuando asesinaron a Azucena, a Esther y a Mary. Les secuestraron, las torturaron, las violaron y las arrojaron vivas al río. Quedamos en el mayor desamparo, con una gran soledad y nadie quería volver a la plaza, las familias nos decían ‘No sigan más, qué están haciendo, las van a matar a todas. Fuimos casa por casa para convencer a muchas madres de que volvieran y volver a empezar”, rememoró Hebe.
El 25 de mayo de 1978, un año después, la dictadura militar secuestró y desapareció a María Elena Bugnone Cepeda, esposa de Jorge, su nuera. Al año siguiente, Hebe fue elegida presidenta de Madres, constituida como asociación civil en agosto de 1979.
«Nos empezamos a juntar en la plaza. Hasta que un día la policía nos pegó y dijo: ‘Caminen’, y nos agarramos del brazo y empezamos a caminar de a dos», conmemoró Bonafini. La marcha en círculos alrededor de la Pirámide de Mayo, monumento símbolo de libertad. Esta ceremonia se repetía cuando estaba colmada de personas, cada jueves a las 15H30 (hora local).
Para Hebe, la maternidad se volvió colectiva. Así siguieron semanalmente hasta convertirse en un símbolo de la lucha por los derechos humanos y contra la dictadura militar. Emblema de la resistencia a los genocidas, a la pobreza y al neoliberalismo.
«Somos una organización política, ahora con un proyecto nacional y popular de liberación», dijo Bonafini para visibilizar la desaparición de personas durante la última dictadura.
Hebe de Bonafini denunció las leyes del perdón, sancionadas durante el Gobierno de Raúl Alfonsín en la década del 80. La Ley 23.492 de Punto Final fue promulgada el 24 de diciembre de 1986, paralizó los procesos judiciales contra los imputados de ser autores, penalmente responsables, de haber cometido el delito de desaparición forzada de personas durante la dictadura cívico-militar-eclesiástica.
En los 90, la líder de las Madres de la Plaza de Mayo criticó los indultos del presidente Carlos Menem a los exmiembros de las juntas de comandantes condenados en el Juicio a las Juntas de 1985, Jorge Rafael Videla, Emilio Massera, Orlando Ramón Agosti, Roberto Viola, y Armando Lambruschini. Indultó también a los militares condenados en crímenes de lesa humanidad Ramón Camps y Ovidio Riccheri.
Aún los jóvenes que se acercaban a ella recuerdan su intransigencia ante la injusticia. Así lo expresaron los H.I.J.O.S La Plata, a quienes cariñosamente les ofrecía alguna comida y, durante la sobremesa, les orientaba incluso políticamente.
Profunda tristeza
El comunicado de la familia a la prensa refirió que “con mucho dolor informamos que hoy, 20 de noviembre de 2022, a las 9.20, falleció Hebe de Bonafini. Agradecemos enormemente las demostraciones de amor, acompañamiento y preocupación que en estos días de internación en el Hospital Italiano de la ciudad de La Plata, como en toda su trayectoria militante, ha recibido mi madre”.
“Son momentos muy difíciles y de profunda tristeza, y comprendemos el amor del pueblo por Hebe, pero en este momento como familia tenemos la necesidad de llorar a la Madre de Plaza de Mayo, a Hebe, en intimidad, por lo que iremos informando a partir de mañana cuáles serán los espacios para los homenajes y recordatorios”, expresaron en su momento.
“Desde ya no hay palabras que signifiquen realmente mi profundo agradecimiento para con el equipo de salud médico que durante tantos años la asistieron y cuidaron, como, así también al equipo médico, de enfermería, auxiliares y directivos del Hospital Italiano de La Plata, que durante los días de internación estuvieron al lado de mi madre cuidándola con mucho amor y respeto”, continuó el comunicado.
“¡La seguiremos encontrando a Hebe en la Plaza y en las luchas de pueblo!”, firmó su hija Alejandra.
Para decirle «hasta siempre» desde la Plaza de Mayo, ese lugar en el que ella enseñó que no había que dar ni un paso atrás, La Red Nacional de H.I.J.O.S reunida en La Matanza tomaron la decisión inmediata de llamar a una ronda por Hebe.
El sumo pontífice Jorge Mario Bergoglio, electo el 13 de marzo del 2013 y nacido en la capital argentina, la calificó como un “ejemplo universal de resistencia, memoria y lucha inclaudicable por los derechos humanos”.
En su misiva, el papa Francisco afirmó que acompañó «con la oración, pidiéndole al Señor que le regale el descanso eterno y no permita que se pierda todo el bien realizado», según fue publicado el propio 20 de noviembre de 2022.
Duelo y mucho pesar, así aseguró el presidente de Argentina, Alberto Fernández, quien despidió con profundo dolor y respeto a Hebe de Bonafini, Madre de Plaza de Mayo y “luchadora incansable por los derechos humanos”.
“El Gobierno y el pueblo argentino reconocemos en ella un símbolo internacional de la búsqueda de memoria, verdad y justicia por los 30.000 desaparecidos. Como fundadora de Madres de Plaza de Mayo puso luz en medio de la oscura noche de la dictadura militar y sembró el camino para la recuperación de la democracia desde hace 40 años. Por todo esto, el Gobierno decreta tres días de duelo nacional y rinde homenaje a Hebe, su memoria y su lucha que estarán siempre presentes como guía en los momentos difíciles”, sentenció el dignatario.
«Es un deber tributarle honores por su alto compromiso con la Memoria, Verdad y Justicia por un país más justo hasta el último momento de su vida», sostuvieron las titulares de ambas cámaras del Congreso sobre la figura de la titular de Madres de Plaza de Mayo.
El ministro de Cultura, Tristán Bauer, afirmó en ese momento que «hoy despedimos a una mujer única, referente de los derechos humanos en Argentina y en el mundo. Dueña de una fortaleza y una convicción inigualables con la que reclamó, durante toda su vida, memoria, verdad y justicia frente a las atrocidades que sufrió ella misma y todo el pueblo argentino. Solo nos queda agradecer su paso por este mundo, tan necesario y tan imprescindible. Hasta siempre, querida Hebe, Madre de Plaza de Mayo».
Indispensables mensajes de dolor y agradecimiento afloraron desde todos los sectores de la vida nacional por la líder histórica de las Madres de Plaza de Mayo, la asociación de mujeres que se enfrentó al Gobierno militar de Argentina.
Sus cenizas quedaron para siempre en Plaza de Mayo, evocando todos los jueves, en que sus pies cansados de tanto buscar caminaron por allí.
“Que la gente sepa que no soy la mujer maravilla”, respondió Hebe en una entrevista de la Universidad Nacional de San Martín (UNSaM) cuando le preguntaron cómo quería ser recordada. Insistió, para que supieran que era una madre común, que salió a la calle a buscar a sus hijos. Ella se convirtió en la madre de los 30.000 desaparecidos.
“El día que me muera no tienen que llorar. Tienen que bailar, cantar, hacer la fiesta en la Plaza, porque hice lo que quise, dije lo que quise y peleé con todo”, dijo a la Asociación Madres de Plaza de Mayo, aquellas que para reconocerse entre la gente adoptaron su icónico pañuelo blanco. En un principio lo fabricaban con tela de los pañales, como cuando criaron a sus hijos asesinados.