Cuba y el 2021: victorias estratégicas

Los logros de Cuba en este año que culmina son comparables o, tal vez, de un alcance histórico superior, a aquel decisivo 1961, porque se han conquistado objetivos que parecían inalcanzables, en las peores condiciones imaginables

CAPAC – por Leonel Nodal – Juventud Rebelde

Cuba concluye este año con nuevas victorias de un alcance estratégico comparable a los logros de 1961, cuando derrotó la invasión mercenaria organizada por Estados Unidos para destruir la Revolución, y le infligió su primera derrota militar en las arenas de Playa Girón.

Los que vivimos aquellos tiempos con 14, 15, 16 años —quiero decir, los jóvenes de aquel momento— y hoy tenemos la oportunidad de recordar tantas emociones, podemos, tal vez, hacernos una idea más exacta de lo que significa lo alcanzado por la Revolución Cubana en este 2021, 60 años después.

Entonces, Cuba también logró la gran victoria de la Campaña de Alfabetización cuando más de cien mil jóvenes, compañeros nuestros de las escuelas secundarias, de los institutos y de todas las áreas de la enseñanza, incluso, algunos de primaria que con 12 o 13 años se inscribieron para alfabetizar, junto a algunos otros contingentes de trabajadores y mujeres, consiguieron vencer el analfabetismo y proclamar a Cuba territorio libre de ese flagelo el 22 de diciembre, fecha recién celebrada.

Fue también el año en que se proclamó el carácter socialista de la Revolución en las horas previas a la invasión mercenaria, y todo aquel año 1961 transcurrió en la efervescencia de nuestro nuevo carácter de país socialista, de ser el primer país de América Latina que decidía construir una sociedad más justa, más igualitaria; una sociedad con todos y para el bien de todos como lo había soñado José Martí, y como se comprometió llevar a cabo Fidel al frente de sus compañeros.

Los logros de Cuba en este 2021 son comparables o, tal vez, de un alcance histórico superior, porque se han conquistado objetivos que parecían inalcanzables, en las peores condiciones imaginables.

Hay que recordar que, en las últimas seis décadas, 12 administraciones de Estados Unidos, sus aparatos de inteligencia, los cerebros de la subversión y del espionaje de la contrarrevolución, decidieron que el momento oportuno, si no había otra oportunidad mejor, sería cuando ya no estuviera Fidel al frente de la Revolución. Y hace cinco años que ya el Comandante en Jefe no está físicamente con nosotros.

Habían apuntado que sin Fidel y sin Raúl sería mucho más fácil esperar el derrumbe de la Revolución, confiando en que las nuevas generaciones ya no tendrían la entereza ideológica, política o moral para seguir defendiendo el proyecto que había diseñado la Generación del Moncada.

Esta generación de jóvenes de hoy bien pudiera llamarse la Generación de la Continuidad o, más que ello, la Generación de la Revolución Cubana del Siglo XXI, digo yo, por expresarlo de alguna manera, porque es una Revolución nueva en el sentido de que ha alcanzado logros tan importantes como controlar la mortífera pandemia de la COVID-19, que nos causó tantas víctimas como una guerra; más que las que nos provocó la invasión por Playa Girón, pero una guerra enfrentada ahora con armas que solo una Revolución podía desarrollar; una Revolución legítima y genuina, proyectada al futuro y al mejoramiento de toda la sociedad.

Hablo de la Revolución Científica que comenzó Fidel en la década de 1980 y que permitió el desarrollo de cinco candidatos vacunales; tres de ellos, ya, vacunas con las que se ha logrado inmunizar a más del 95 por ciento de la población vacunable, incluyendo a los niños de dos años en adelante.

Esas son conquistas que parecerían fantásticas en un escenario como el que nos impuso este año la administración de los Estados Unidos; el momento perfecto, según ellos, porque no estaba Fidel, no estaba Raúl ya al frente del Gobierno; porque teníamos una nueva dirección. Y con los efectos del bloqueo, recrudecidos por sus medidas de asfixia y con la pandemia, todo les indicaba que había llegado el momento de destruir la Revolución.

Por eso incrementaron todas las campañas de subversión.

Y sin embargo, debemos subrayarlo, ha sido esta nueva generación de dirigentes, el Partido rejuvenecido, la Asamblea Nacional del Poder Popular rejuvenecida, los CDR y la FMC rejuvenecidos, con nueva visión; la aprobación de leyes que atienden los problemas de hoy y que se hacen carne en la población, las que han logrado derrotar todas esas maniobras y la perspectiva estratégica de Estados Unidos cuando creyó que podía frustrar nuestro proyecto.

Y Cuba se consolida con el ejercicio de la solidaridad y en su capacidad de influencia; no mediante «la intervención» o «la injerencia», sino con el ejemplo, porque la demostración de que otro mundo es posible ha sido siempre la primera razón de influencia cubana en los movimientos políticos y revolucionarios en todo el mundo. Los resultados del año que termina consolidan esa verdad ante las hermanas naciones latinoamericanas y caribeñas.

No es necesario decir nombres, esa influencia está presente en todos los acontecimientos que se están desarrollando hoy en América Central, en el Caribe, en Sudamérica: en Nuestra América, que es la que nos interesa, como decía Martí.

Por tanto, he creído que es importantísimo darles a conocer esta opinión de un joven de los años 60 que seis décadas después mantiene confianza en su Partido, en el nuevo liderazgo de la Revolución y en los que le sucederán, porque se está trabajando con fe en la juventud, y en los propósitos de la Revolución.

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