Cuba: ¿Por qué el pueblo no permitió “susurros” en su Plaza? (II)
Las plazas de relevancia política en Cuba han sido un objetivo permanente de cuanto intento de desestabilización se ha promovido bajo los preceptos de la Guerra No Convencional.
CAPAC- Por José Ramón Rodríguez Ruiz (09-01-2015)/ Tomado de Cuba Defensa / Foto: Yaimi Ravelo.
Resulta evidente que el supuesto “performance” no era más que el pretexto para intentar generar un escenario de desobediencia civil, en concierto con la contrarrevolución interna, en un lugar simbólico para Cuba, donde aguardaba ya la prensa extranjera para informar, (des)informar y si hiciera falta, magnificar los sucesos.
Las plazas de relevancia política han sido un objetivo permanente de cuanto intento de desestabilización se ha promovido bajo los preceptos de la Guerra No Convencional. Recientemente, cuando similares estrategias pretendían avanzar contra la República Popular China con origen en Hong Kong, una convocatoria con base en las redes sociales llamaba a expandir la “Revolución de los Paraguas” a la plaza de Tiananmen, lo cual era probablemente el principal objetivo de aquel efímero show de luces y colores promovido por la USAID.
La negativa de la “artista” promotora de trasladar su “obra” para una institución cultural, en vez de insistir en aquel que ha sido terreno sagrado de todas las batallas de nuestro pueblo, es quizás una de las mayores evidencias del carácter de provocación política del acto.
El discurso y la intención de la promotora al decir: “[…] ese día no queremos pedir nuestros derechos, los vamos a ejercer […] sin violencia pero sin miedo. Si ocurre algún tipo de desorden generado por grupos violentos en contra de la obra, las responsabilidades caerán sobre el Gobierno”, es otra evidencia de que este concierto “mediatiquero” estuvo diseñado a partir de los guiones de “lucha no violenta” y “revoluciones de colores”, que cumplen su cometido en la etapa “cero” de las estrategias de Guerra No Convencional del imperialismo.
El cambio de política de EEUU hacia Cuba no tenía aún 24 horas de anunciado y ya surgían iniciativas desestabilizadoras como esta, definiendo que en los nuevos escenarios, los métodos subversivos de siempre buscarán perfilarse. Como hemos expresado con anterioridad, la Guerra No Convencional, en esencia, redefine el modo en que se procuran alcanzar los objetivos estratégicos del agresor. Es una guerra en la que predomina la subversión en general y dentro de ella la subversión político-ideológica, la cual se realiza a través de las guerras psicológica y cultural.
El ataque a la gobernabilidad; a la estabilidad social; la proyección del presunto carácter represor del Gobierno cubano; la venta de una imagen del pueblo cubano reprimido, amordazado y descontento, es el objetivo verdadero de acciones como la pretendida el 30 de diciembre. Paralelamente, intentar fortalecer a una gastada y poco creíble “oposición interna”, desprestigiada y sin base moral y ninguna influencia en el pueblo, es otra de sus pretensiones.
Como pícaros que son, requieren de tinieblas. Así lo advirtió el Maestro. La contrarrevolución pretendía invadir la Plaza de la Revolución disfrazados de artistas, en respuesta a ese propósito del enemigo que nuestro Apóstol advirtió tempranamente: “Sobre nuestra tierra hay otro plan más tenebroso que lo que hasta ahora conocemos, y es el inicuo de forzar a la Isla, de precipitarla a la guerra –para tener pretexto de intervenir en ella, y con el crédito de mediador y de garantizador, quedarse con ella […]. ¡Y hay cubanos, cubanos que sirven con alardes disimulados de patriotismo estos intereses!»¹
Vigilar es lo que nos toca, indicó el Maestro, y vigilantes permanecemos ante cada artimaña enemiga, pues ya vengan “susurrando” o dando alaridos, no podrán tomar nunca las tribunas del pueblo.
Citas:
1-Carta a Gonzalo de Quesada, Diciembre de 1889. Obras Completas , p.128, t.6.