En 2021, los servicios de inteligencia de EEUU apuntaron a Cuba, utilizaron  los medios y las redes que pueden distorsionar la realidad. Pero no suplantarla. Y el pueblo cubano dijo No a un nuevo intento evidente de injerencia y golpe de estado.

CAPAC – fuente Cubainformación TV – Basado en un texto de Rosa Miriam Elizalde – La Jornada

En 2021, los servicios de inteligencia de EEUU apuntaron a Cuba, aprovechando un escenario propicio: el desabastecimiento generalizado, producto de la desaparición del turismo y de dos centenares de nuevas sanciones contra su economía.

En río revuelto de colas, inflación, cansancio y desesperación, la CIA y el Departamento de Estado activaron un programa de guerra comunicacional sin precedentes, valiéndose de los medios digitales que financian y de contratistas especializados en el bombardeo en redes sociales.

El 11 de Julio consiguieron un pequeño avance. Varios miles de personas en la Isla salieron a protestar contra la penuria económica, y una parte de ellas contra el gobierno.

Intentaron llevar el 11J a un escenario superior, convocando una marcha para el 15 de noviembre. Y fracasaron. María Elvira Salazar, legisladora de Florida que amadrinó la protesta, llegó a emitir por Twitter más de 20 llamados. Pero el 16 de noviembre no escribió ni un mensaje. No quiso ser cronista de su propio fiasco.

Y es que los medios y las redes pueden distorsionar la realidad. Pero no suplantarla. Y el pueblo cubano dijo No a un intento evidente de injerencia y golpe de estado.

En esta guerra encubierta, Washington ha conquistado algunos nuevos espacios, y lo seguirá intentando en un contexto de debilidad económica máxima, que no desaparecerá en breve.

Pero en Cuba también han sacado sus propias lecciones de este nuevo y desafiante campo de batalla.