Resistir a la tiranía mundial
«Debemos hacer conciencia -leyendo en las páginas de la historia- que los imperios no son inmortales ni eternos», afirma Iván Márquez, uno de los dirigentes de la Fuerza Revolucionaria Alternativa del Común de Colombia, para convocar a la lucha contra el imperialismo.
por Iván Márquez. fuente: ABP Noticias
El mundo entero está presenciando la decadencia del imperio más brutal de la historia de la humanidad: el de los Estados Unidos. La Casa Blanca siente por dentro el tremor de estar perdiendo el control del mundo, y por eso intenta desesperadamente imponer una dictadura fascista mundial que le permita vivir más allá del ocaso.
Metido en el ojo del huracán de su angustia, Estados Unidos se cree con patente de corso para aplicar las arbitrariedades que le venga en gana contra los países del hemisferio, mientras lanza tarascazos contra Rusia, China, Korea del Norte, Siria e Irán -que tienen cómo defenderse. La ira impotente del imperio que se marchita, radica en que éstos no son países subordinados ni satélites de nadie. De ahí su agresividad.
Cuba y Venezuela son blancos, sin duda, menos poderosos materialmente que los capitalistas de Estados Unidos, pero son mucho, mucho más poderosos en decoro, en dignidad. Y esa es la fuerza que puede. No necesitan que nadie les perdone la vida. Saben resistir. Sus pueblos tienen la estirpe de Bolívar y de Martí, de Chávez y de Fidel, que no se doblegan ni se humillan. Y los pueblos latinoamericanos nunca han tenido afecto por la Doctrina Monroe del terrible monstruo del norte.
Es hora de desencadenar la solidaridad del mundo hacia Cuba bloqueada y agredida desde 1959. Nada justifica la destrucción de la soberanía de ese país ni la obra socialista de su revolución. La razón obliga a condenar la aplicación del título III de la Ley Helms-Burton, la transgresión al derecho internacional y a las leyes del comercio, que afectan no solo a Cuba sino a terceros Estados.
Fuera manos de Venezuela! Washington le está cobrando al bravo pueblo su sueño de socialismo bolivariano que se erige como muro de contención al saqueo del petróleo, el oro, los diamantes y los minerales que generan nuevas energías; por eso conspira para derrocar al gobierno legítimo del presidente Maduro, agudizando la crisis humanitaria con sus inhumanas medidas de bloqueo, expropiación de empresas como Citgo y la congelación de fondos que impide la compra de alimentos y medicinas.
Si no le dan lo que quiere, Estados Unidos lo toma de todas maneras. Con mentiras descaradas edifica la manipulación mediática. Amenaza con guerras de invasión. Suelta sus halcones locos para que justifiquen el atropello. No le importa las resoluciones de la ONU. No le importa destruir el planeta, y menosprecia los esfuerzos que buscan frenar el cambio climático.
Debemos hacer conciencia -leyendo en las páginas de la historia- que los imperios no son inmortales ni eternos. Que la respuesta a los desafueros es la movilización de los pueblos en rebeldía mundial. Se deben crear confederaciones de repúblicas hermanas en todos los continentes para resistir por encima de creencias religiosas, tonalidades de la piel, y todo prejuicio social, si se quiere preservar la vida, la dignidad humana.
Una alianza de Estados y pueblos soberanos por la dignidad y el respeto. La construcción de un mundo mejor exije hoy la movilización de la resistencia contra la tiranía mundial. De nada sirve la inacción. La estupefacción y la parálisis de nada sirven. Hay que reaccionar, pasar a la respuesta unida del mundo contra el atropello. Necesitamos la unidad para derrotar siglos de injusticia, con la certeza de que tendremos de nuestra parte a la inmensa mayoría del pueblo norteamericano.
La estrategia de dominación que conjuga en una poderosa batería de fuego, tecnología, manipulación de la mente, guerra cultural, pedagogía del miedo, ciencia aplicada, diplomacia, desestabilización, azuzamiento de conflictos, no logrará disuadir la lucha por la dignidad humana.