Misiones cubanas en Venezuela: 18 años de solidaridad y humanidad

El 30 de octubre de 2000 fue una fecha emblemática para la cooperación y la solidaridad en Nuestramérica: Cuba y Venezuela firmaban el Convenio Integral de Colaboración.

Por Laura V. Mor / Tomado de Resumen Latinoamericano Corresponsalía Cuba. Fotos: Yaimi Ravelo (*).

Desde aquel día han estado presentes 26 organismos cubanos formando parte de las Misiones internacionalistas y el sistema empresarial de la nación bolivariana y se han firmado 1.466 proyectos de intercambio entre ambos países; entre los cuáles cobraron gran importancia aquellos relacionados con los servicios sanitarios y el suministro de medicamentos, así como en la formación de profesionales de la salud donde se enfatiza una formación profesional social y humanitaria.

LA SALUD

Las misiones Barrio Adentro I y II han llevado salud al pueblo de Venezuela con esa forma altruista y solidaria que caracteriza a los profesionales de la salud formados en Cuba, sumando más de 140 mil colaboradores de salud, entre ellos más de 50 mil médicos y más de 12 mil estomatólogos que han sido parte de este programa social implementado en el año 2003.

Este programa alcanzó, sólo en lo que va de este año, 62.247.868 atenciones médicas y 97.849 intervenciones quirúrgicas realizadas en 24 estados y 335 municipios del país, donde la colaboración médica cubana tiene amplia presencia. Entre los más de 10 mil servicios médicos que se prestan a venezolanos y venezolanas está la atención a personas con discapacidad con la Misión José Gregorio Hernández y la atención a 209.607 pacientes diabéticos con el medicamento cubano Heberprot-P, el cual permitió reducir el nivel de amputaciones a un 3%, una cifra que si bien se busca reducir es notoriamente baja en comparación con el punto de partida tal como nos comentaba Julio César García, actual Jefe de las misiones de colaboración cubanas en Venezuela.

Desde que comenzó la colaboración médica cubana no sólo han trabajado en el país más de 140.000 colaboradores de la salud -quienes han ofrecido gratuitamente millones de atenciones médicas- sino que se han formado más de 24.000 médicos integrales comunitarios que continuarán la tarea de llevar salud a los lugares más recónditos de la geografía venezolana.

Nosotros cuidamos mucho la atención, se trabaja en función de que las cosas salgan bien, para eso trabajamos y por eso estamos acá” relata con orgullo y satisfacción al ser consultada sobre la aceptación del pueblo venezolano la Dra. Blanca Garrido, quien es oriunda de la provincia cubana de Pinar del Río y se encuentra cumpliendo su segunda misión en Venezuela como Especialista en Anestesia en el Centro Diagnóstico Integral Julio Rodríguez en Cumaná.

Hay bastante aceptación del pueblo venezolano debido a la calidad de atención” nos dice el santiaguero Aliesky Oliva, Especialista en Ortopedia y Traumatología del CDI Julio Rodríguez, quien se encuentra cumpliendo su primer misión internacionalista médica y que al igual que la Dra. Garrido afirma que “es el objetivo de nuestra función aquí, que vean el apoyo de la parte cubana”.

Dentro del campo de la salud existen otros proyectos de colaboración como por ejemplo Biocubafarma que permite suministrar más de 300 líneas de medicamentos producidos en Cuba, y que cuenta en la actualidad con la producción en Venezuela de doce de ellas, lo cual se espera que ascienda a una veintena para fin de año. Pero este programa no sólo comprende la creación de consultorios en las comunidades más excluidas y la atención médica especializada, preventiva y gratuita para la población venezolana, sino que tiene también su componente en educación y deporte.

EL DEPORTE

La Misión Barrio Adentro Deportiva -creada 31 de julio de 2004- lleva 15 años “impulsando el desarrollo deportivo” según nos relataba el espirituano Víctor Francisco Sánchez Arrechea, quien está en su primer año de colaboración en Cumaná, en el estado de Sucre.

El trabajo de nosotros es asesoramiento” nos explica el artemiseño Félix Fernando Salgado Perdomo, quien actualmente labora como metodólogo en Cumaná, mientras nos detallaba los logros obtenidos en materia de competiciones deportivas en esgrima, taekwondo, karate, atletismo, remo, canotaje, balón mano y la recientemente agregada disciplina de balón mano de playa. La misión, como nos relata la gloria deportiva cubana Juan Hernández Hernández, “se basa en lo priorizado (por el Estado venezolano) en los deportes que más dificultades tiene el país y sobre los cuáles solicitan asistencia”.

“Los problemas de bloqueo en el país con la adquisición de implementos, con las vitaminas, con la alimentación nos ha golpeado por demás”, explica Juan, lo cual ha repercutido a pesar de los esfuerzos en el rendimiento de los deportistas venezolanos.

“La preparación de Cuba nos permite trabajar en condiciones difíciles” asegura Milagros Garbey Lozada, la “profe” de taekwondo que bien conoce sobre las afectaciones generadas por el bloqueo económico, comercial y financiero que pesa sobre Cuba hace casi seis décadas; mientras Félix nos especificaba las dificultades que genera también al deporte la guerra económica que la administración Trump impone a la nación bolivariana y los esfuerzos que deben realizar para “hacer bien” su trabajo y “mantener su prestigio” como profesionales dentro de las posibilidades y condiciones materiales que actualmente tienen en el país.

Ese mismo potencial y formación que nos caracteriza como cubanos lo trasmitimos en cualquier lugar del mundo que estemos” afirmó la Licenciada en Cultura Física, Deporte y Recreación oriunda de la provincia cubana de Mayabeque Idarmis Rivera Parrado, asesora de Barrio Adentro del programa venezolano Chamba Juvenil, el cual busca “asesorar a los jóvenes en los barrios para que ellos sean los que impartan en los barrios”. Sobre este programa de inclusión laboral y productiva creado por el gobierno de Nicolás Maduro en el año 2017 que alcanza a más de un millón 500 mil jóvenes y que cuenta con distintas áreas como educación, salud, mantenimiento urbano y recreación, la Lic. Idarmis nos cuenta que desde la misión Barrio Adentro Deportes se busca formar “promotores deportivos para que puedan trasladar esos conocimientos en cualquiera de sus esferas” de acción y contribuir así a la incorporación de jóvenes a este proyecto social implementado por el gobierno bolivariano.

Buscar y crear estrategias para que el conocimiento sea adquirido por cada uno de ellos para poder obtener buenos resultados” y “adecuar el programa a las cualidades de las personas” son las difíciles tareas a las que se enfrentan día a día estos colaboradores según nos relata Minerbis Martínez Beltrán, quien transcurre su segundo mes en misión también como asesora de Chamba Juvenil en Cumaná. “El objetivo del proyecto que nosotros tenemos es asesorarlos para que sean capaces de llevarlo a la comunidad, a la calidad de vida del adulto mayor, la bailoterapia, la recreación” explica, orgullosa -al igual que Iarmis- del trabajo que realizan aún bajo las difíciles condiciones que impone una feroz guerra económica que no sólo afecta al pueblo venezolano, sino también a los colaboradores que prestan sus servicios allí.

El matancero Yoel Flores Ibáñez, quien está por cumplir el 11vo mes de su primer misión internacionalista como profesor de balón mano luego de transcurrir una década de su vida en la Selección Nacional de Cuba, enfatiza el prestigio con el que cuenta la escuela deportiva cubana en cuanto a disciplina, preparación y superación y nos explica con orgullo que los colaboradores cubanos “no trabajamos por interés, trabajamos por sentimiento, eso es lo que lleva a que se logren mejores resultados”, valores aprehendidos que se reflejan en cada uno de los colaboradores que hemos conocido en nuestro paso por Venezuela.

LA EDUCACION

La Misión Educativa es otro de los proyectos de amplio espectro que abarca desde la enseñanza inicial hasta la Educación Superior, donde también se evidencia el alto nivel de compromiso y altruismo que caracteriza a estos proyectos de colaboración cubana.

La Misión Robinson -creada el 1 de julio de 2003- trabaja sobre la alfabetización y la conclusión del sexto grado de personas mayores de 15 años que no hayan tenido por diversos motivos la posibilidad de escolarizarse bajo las vías formales.

Desde el 2015 -al igual que la misión Ribas que compete a la educación de nivel medio- se ha incorporado en estos programas el componente productivo, que permite una formación integral que posibilite una mayor inserción laboral del estudiante una vez graduado. Para ello cuentan con “maestros pueblo” que, como nos comentaba el Coordinador de la Misión Robinson Frank Mata, “son aquellos que tienen saberes empíricos en las diferentes áreas” y que permiten realizar prácticas productivas dentro de los ámbitos de clase en el campo agrícola y textil o en oficios como la carpintería y la panadería. Se trata de una “manera de producir dentro de los ambientes” y lograr una inserción social real acorde a la realidad del país y las políticas de atención social del gobierno bolivariano, algo que se evidencia al “llevar lo que aprenden a sus comunidades”.

Robinson cuenta con un logro más que elocuente: haber alfabetizado a más de 1 millón 800 mil venezolanos y venezolanas bajo el método cubano “Yo Sí Puedo” y que más de 1 millón 200 personas concluyeran su educación inicial, dejando solo un residual de analfabetismo del 2,2% a nivel nacional.

La misión Ribas, por su parte, tiene como objetivo llevar a los estudiantes egresados de la misión Robinson y a otras personas que sean mayores de 18 años al nivel de escolaridad medio y cuenta hasta la fecha con 48.500 graduados según nos detalla la cubana Odalys Torriente Díaz, quien se desempeña como Asesora de la Misión en el estado de Sucre.

En algunos casos existe también la asignación de becas según la situación socioeconómica del estudiante: “una manera de apoyarlos y que sientan que no deben abandonar los estudios, es aportar una ayudita para que no se vayan de los ambientes de clase y que ellos vean que no sólo la misión busca que ellos obtengan el título, sino que se mantengan” explica Odalys, puesto que el objetivo primordial es incluir a aquellos que por diversas razones estaban excluidos, ayudando así a construir una sociedad más equitativa en cuanto al acceso a oportunidades.

Es evaluar el conocer, pero también el hacer, formar ese nuevo ciudadano” nos dice Elvira Estudillo, Coordinadora de la Misión Ribas en el Estado de Sucre. De eso se trata una misión esencial que va más allá de lo formalmente educativo, contemplando la esencia humana y social de sus integrantes, involucrándolos en el quehacer diario y las realidades de su propia comunidad.

Sucre es “la misión caracterizada por llevar a los municipios la Educación Superior” nos detalla la villaclareña Aleida Suárez Ramírez, quien tiene a su cargo la dirección de este proyecto asesorando al cuerpo colegiado de la misión en el estado de Sucre. Esta misión, creada el 8 de septiembre de 2003, cuenta con más de 500 mil graduados universitarios en todo el país en los 16 años de existencia, con títulos avalados por el Ministerio de Educación y acreditados por distintas universidades venezolanas con las que se han firmado convenios.

Las tres misiones atienden sectores vulnerables donde la educación formal no ha logrado penetrar eficientemente, como centros penitenciarios y población indígena, detalla Diana Trujillo, una de las tantas colaboradoras venezolanas que laboran en estas misiones educativas, enfatizando el carácter humano, la gratuidad y la equidad de esta forma de educación no convencional.

La guerra económica contra Venezuela también repercute en el ámbito educativo, que ha visto disminuida su matrícula dada la situación que enfrenta el país a causa de este asedio externo. “Muchas veces los estudiantes deben dedicarse más al trabajo que al estudio para garantizar el alimento de su familia” explica Odalys Torriente Díaz, situación a la que se suma el encarecimiento del costo del transporte y la necesidad de realizar segundos y terceros trabajos para lograr cubrir el gasto de la canasta básica familiar.

En este contexto de guerra no convencional la cooperación y la solidaridad son entonces, dos conceptos que inevitablemente se unen para darnos el mejor ejemplo de resistencia y humanidad, aquello que “se hace con el alma y con el corazón” como nos decía el “profe” Yoel y que 18 años después sigue dando sus frutos.

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