7 de noviembre: «Cuando me muera, que me entierren al lado de Carlos Fonseca»
Entrevista a Tomás Borge, del 25 de julio de 2010, de Radio La Primerísima, donde recuerda al Comandante Carlos Fonseca Amador, asesinado por los esbirros de Somoza el 7 de noviembre de 1976.
tomado de Filmfonseca
El en aquél entonces único sobreviviente de los fundadores del Frente Sandinista de Liberación Nacional, Comandante Tomás Borge Martínez, deseaba que lo enterraran al lado de Carlos Fonseca Amador el día que partiera de este mundo (Borge moriría 2 años más tarde, en abril de 2012), según sus propias declaraciones en una extensa entrevista que se publicó en el portal Oficial El 19 Digital, y de la cual Filmfoseca publicó lo que sigue.
A continuación parte de la entrevista:
– Comandante ¿cómo se integra usted a la lucha armada contra la dictadura somocista?
Yo me integro a la lucha antisomocista a los 13 años, hace ya bastante. Yo me acuerdo, cuando en Matagalpa salieron las primeras manifestaciones contra Somoza, sentí la vocación de la lucha desde que tenía 13 años, sentí una emoción especial, y me incorporé a la lucha antisomocista desde los 13 años. Yo saqué un periódico y el jefe de la Guardia de ahí me sacó de Matagalpa, como era amigo de mi padre, dijo… “para no matarlo, mejor que se vaya para Managua.” ¡A los 13 años!
Pasaron los años, llegué a la universidad, junto con Carlos Fonseca, sacamos un periódico, vino la muerte de Somoza, caímos presos, estuve dos años y medio en la cárcel. Carlos encabezó la lucha por sacarme, finalmente salí. Nos encontramos después en el exilio, en Cuba sobre todo. Yo me entrené militarmente, soy Sub-Teniente, no soy Comandante, porque me gradué en una Academia Militar; mi grado de Comandante es político, y Sub-Teniente de militar. Me sirvió haber estado en una Academia, para darles clases, darles entrenamiento militar a los compañeros del Frente Sandinista.
«Fundamos el Frente Sandinista con Carlos, Silvio Mayorga, el Coronel Santos López, Faustino Ruiz, Francisco Buitrago, Jorge Navarro, y otros. Desgraciadamente, murieron todos; el único que murió por causas naturales fue el Coronel Santos López, los demás murieron en combate o asesinados por la Guardia. Y yo te digo, honestamente, hubiera dado ¡cualquier cosa! por ser yo el muerto y no Carlos Fonseca».
Comandante Tomás Borge
– Comandante, precisamente sobre eso ¿qué significó para usted, haber crecido y luchado al lado del Comandante Carlos Fonseca Amador?
Carlos y yo nos conocimos en Matagalpa, muy jóvenes, él era un poco menor que yo, pero éramos chavalos los dos. Una vez llegó Somoza a Matagalpa y, un grupo de muchachos, me acuerdo de Carlos, Jaime Vargas y otros, no le dimos la mano a Somoza cuando nos quiso dar la mano a los estudiantes. Me quedé viendo a Carlos Fonseca, en aquel momento, con sus ojos miopes, en ese momento no andaba anteojos, o los andaba, no me acuerdo, pero de todas maneras, quedó viendo a Somoza, todo serio, y no le dio la mano; y yo por supuesto tampoco, siguiendo el ejemplo de Carlos Fonseca. Fue el primer ejemplo que me dio Carlos Fonseca.
Seguimos siendo amigos, y un día de tantos, Carlos encontró unos libros de Marxismo y nos fuimos donde una tía mía, que quedaba a la orilla del Río Matagalpa, y empezamos a estudiar Marxismo. Después nos vimos en la universidad, fundamos “El Universitario”, y después, en Tegucigalpa, Honduras, el Frente Sandinista.
Carlos hizo la primera guerrilla en Río Coco o Wangki, en el Bocay. Pero el hombre que mandaba en ese momento, se llamaba Noel Guerrero… no era mal hombre, pero, por rivalidades con Carlos, no le permitió que llegase a la montaña, y Carlos, a pesar de que él quería, no pudo incorporarse a la guerrilla con nosotros. Allá, esa guerrilla… estuvimos en el Río Wangki, en Walakistán y en Raití, hasta ahí llegamos. Y de ahí la guerrilla se dispersó y regresamos. Carlos organizó entonces una nueva guerrilla en Pancasán, junto con Oscar Turcios, Silvio Mayorga y yo, que éramos los Jefes de esa Guerrilla, y Rigoberto Cruz. Como ya ustedes conocen, esa Guerrilla fue acribillada a balazos, en un golpe artero que dio la Guardia, donde murió Silvio, Francisco Moreno y otros compañeros.
Por suerte, Carlos no estaba en ese grupo, nos venimos para Managua, empezamos a reorganizar el Frente Sandinista, ya bajo la dirección directa de Carlos Fonseca.
«Ahí ocurrieron sucesos como el de la muerte de Julio Buitrago, Aníbal Castrillo, Leonel Rugama, y otros hechos heroicos, que despertaron a la juventud de Nicaragua, que en masa quiso ingresar a las filas del Frente Sandinista. Estos fueron los grandes reclutadores, Julio Buitrago, Leonel Rugama, fueron reclutadores de jóvenes, por su ejemplo extraordinario de heroísmo. Decía Carlos Fonseca, refiriéndose a Julio: “podrá en el mundo haber héroes tan grandes como Julio, pero no más grandes”. Y el ejemplo extraordinario de Julio y de Leonel también, sirvieron para estimular la presencia de jóvenes en el Frente Sandinista».
Comandante Tomás Borge
– ¿A qué se refería usted cuando en la cárcel dijo: que Carlos Fonseca es de los muertos que nunca mueren? ¿Y cómo le impactó haber perdido a su amigo?
Yo estaba en la cárcel cuando llegó Nicolás Valle Salinas, así se llama el Coronel de la Guardia, el de Novedades, a decirme que Carlos había muerto; entonces yo dije esa frase que se volvió célebre. Una frase, donde yo quise decir que Carlos era inmortal. Lo dije de una manera un tanto original, que se grabó en la conciencia de los nicaragüenses. Y cuando se inicia la bellísima canción de Carlos Mejía Godoy sobre Carlos Fonseca, al inicio él puso esa frase, cuando yo la pronuncié por primera vez en México, en un mitin, él la grabó, y después la puso encabezando esa canción.
Después, García Márquez escribió un libro sobre Salvador Allende… Y pone: “Salvador Allende es de los muertos que nunca mueren”. Y yo le digo al Gabo… “me plagiaste, Gabo; lo malo va ser que van a creer que yo te plagié a vos.” Bueno, él me plagió. La verdad es que esa frase ha sido repetida numerosas veces por mucha gente, y es una frase, al parecer, afortunada. Porque Carlos, en efecto, ¿cuándo va a morir? ¡Nunca va a morir! La única esperanza que tengo yo cuando me muera, es que me entierren al lado de él; aunque yo no voy a ser de los muertos que nunca mueren, pero voy a estar acariciando los huesos de Carlos Fonseca, lo que algún día quiero, el día que me muera.
– ¿Cómo le afectó la muerte de su amigo entrañable, Carlos Fonseca?
¡Imaginate vos! Fuimos amigos, verdaderos hermanos, fundadores del Frente Sandinista, ambos de Matagalpa, compartimos muchas horas juntos en las Casas de Seguridad; nos peleábamos a veces… Carlos tomaba mucho café, cuando no había café le dolía la cabeza; y un día que no había café y le dolía la cabeza, me dice: “¿no tenés una pastilla para el dolor de cabeza?” “Ahí, le digo, en la mesa de noche”. Y se fue. Yo tenía una compañera que tomaba píldoras anticonceptivas, y se tomó una píldora anticonceptiva, y pasó una semana molesto conmigo. Yo no le di mi brazo a torcer, hasta que él comprendió que había sido injusto conmigo, y me volvió a dirigir la palabra.
Muy pocas veces discutimos. Me acuerdo, cuando después de varios años de haberse ausentado Carlos de Nicaragua, regresó; estaban contra él varios compañeros de aquel entonces, Víctor Tirado, Henry Ruiz, Plutarco Hernández, un tico, estaban contra él; en las reuniones se burlaban de Carlos, y él les reclamaba, porque Víctor había sido en otro momento muy cercano a Carlos, y Plutarco también. Pedro Aráuz, que ahí estaba también, y que estaba contra Carlos, le dije: “¿por qué no lo conocés? Cuando lo conozcás vas a cambiar de parecer”. En efecto, cuando Carlos vino, Pedro Aráuz cambió inmediatamente de parecer, y me dijo: tenías razón, Carlos Fonseca es un extraordinario compañero.
Carlos, cuando lo vi después de tantos años, pegaba unos brinquitos de alegría cuando me vio, que nunca lo voy a olvidar. Pero además, me tenía un enorme cariño y una gran confianza.
«Cuando yo caí preso, Carlos ordenó que nadie se moviera de ninguna Casa de Seguridad, porque él estaba seguro de que yo no iba a hablar».
Comandante Tomás Borge
Pero además, me dice Lumberto Campbell, que en una casa que quedaba en la Carretera a Masaya, que yo conocía, por supuesto, ahí dejé a Carlos; cuando yo caí preso ahí estaba Carlos, y Pedro Aráuz que estaba en Carretera a Masaya.
Y me dice Campbell que un día suena el teléfono, y entonces preguntan: ¿Quién es? ¿No vive ahí fulano de tal? Una llamada rara… no, aquí no vive. Entonces dice Carlos, nos vamos a ir de esta casa, no vaya a ser que caiga en manos de la Seguridad, y crean que fue Tomás el que la delató. No se fueron de la casa, porque en aquel momento era dificilísimo cambiar de casa; yo me acuerdo, no pasó nada. Pero te expongo esa expresión para decirte el cariño, la confianza, la delicadeza también de Carlos Fonseca hacia sus compañeros.
– ¿Qué fue lo más difícil de su lucha contra la dictadura, Comandante?
La división interna del Frente Sandinista, fue el momento más duro para mí; y después de eso, lo más alegre fue la unidad. La unidad que se realizó en Cuba; las tres Tendencias que había en aquel momento, nos juntamos con Fidel Castro, que fue el padrino de la unidad, como ha sido el padrino de tantas cosas buenas; el hombre más extraordinario en la historia de este Continente, después de Bolívar, junto con Sandino y otros, Fidel Castro, irrespetado por algunos, dicho sea de paso.
– Comandante, tenemos entendido que cuando usted estaba en la cárcel, escribió un poema dedicado a una de sus hijas. ¿Qué pensaba en ese momento?
¡Ah! No, cuando yo estaba en la Seguridad, en la Loma de Tiscapa, que dicho sea de paso, ayer estuve con unas amigas mías, en las cárceles de la Seguridad. Y yo le voy a pedir públicamente a Daniel, que rehabilite esas celdas, para que los jóvenes puedan ver lo que era el somocismo. Porque el somocismo, ya mucha gente no lo recuerda, las nuevas generaciones no recuerdan todas las barbaridades, los crímenes que cometía el somocismo.
Y ese es un ejemplo muy visible de las torturas, porque ahí hay constancia, en esas celdas, de las argollas, los aires acondicionados; ahí me metieron en una celda, me desnudaron, en el suelo, con el aire acondicionado, durante un mes o más, y ahí me torturaron, me pusieron una capucha, y me la pusieron durante 9 meses. Ese lugar debe ser rescatado, para que los jóvenes, los estudiantes de este país, vayan a ver las barbaridades que cometía la Seguridad de Somoza.
«Pero además, recordarles ahí, tal vez, que Somoza asesinó durante su dictadura, más de 200 mil nicaragüenses, y lo peor es, no tanto que Somoza haya matado a tanta gente, que haya torturado de una manera brutal a tanta gente, ¡sino que algunos dicen que Daniel Ortega es peor que Somoza! ¿Cómo se atreven a decir eso…? Cuando la historia de Somoza es la historia del latrocinio, de la tortura, del asesinato, de la barbarie. ¡Yo no sé…! La gente ya no recuerda, las nuevas generaciones, porque bueno, ¿hace cuántos años se fue Somoza de aquí? Hace 30 años».
Comandante Tomás Borge
Entonces, los que tienen 30 años, ¡ya no se acuerdan de las barbaridades que hizo Somoza! Hay que recordarles, hay que hacer una campaña aquí. Yo invito al Frente Sandinista, para que haga una campaña, desnudando las barbaridades que hacía la tiranía de Somoza. Que los jóvenes vayan a visitar la cárcel donde fuimos torturados, donde estuvimos todos nosotros, y vayan a ver todo lo que hicieron. Ahí, pegado a esa celda, está el archivo de la Policía, yo creo que hay que sacar ese archivo. Me dijeron ayer los de la Policía que están pensando sacarlo y hacer un Museo de la Policía; creo que es bueno hacer un Museo de la Policía, pero dejar intacta esa celda donde están todas las constancias de las torturas que realizó la Seguridad contra los sandinistas ¡durante años!
Y poner en evidencia los crímenes que cometía el somocismo, el latrocinio, la robadera, la corrupción que había, y que se le quite a las nuevas generaciones la idea… mirá, en este momento, dice la señora de los Derechos Humanos, que “la dictadura de Daniel Ortega es peor que la de Somoza”. Yo le reclamé un día públicamente, ella dice que cuando yo estaba preso me defendió, puede ser, era su deber; pero además, le agradezco que me haya defendido, pero yo estuve 9 meses esposado y encapuchado, ¡era justo que me defendiera…! ¿Qué ciudadano nicaragüense ha estado preso, encapuchado y esposado durante 9 meses, durante el Gobierno de Daniel Ortega? ¿Cuál? Pero además, no sólo encapuchado, esposado y torturado, sino… ¿cuál ha estado preso, simplemente preso? ¡No hay un solo prisionero político!
¿Cuándo ha estado preso Eduardo Montealegre, o Arnoldo Alemán, por razones políticas? Arnoldo estuvo preso por acusaciones de corrupción, pero por razones políticas ¡no ha estado preso nadie en este país! No sólo eso, no hay un solo exiliado, ¿quién está exiliado? Hay exiliados económicos, pero exiliados políticos, ninguno.
Además, ¿cuándo la Policía ha lanzado un garrotazo aquí, o una bomba lacrimógena? ¿Cómo puede hablarse de una dictadura que no ha lanzado nunca una bomba lacrimógena? Me parece que hay que resucitar las barbaridades que hizo el somocismo. Yo invito al Frente Sandinista para que haga una campaña, haciendo evidente todas las barbaridades, para que nadie se atreva a pensar siquiera, que este Gobierno verdaderamente democrático, profundamente humanitario; que este Gobierno que nunca ha rajado una cabeza, que nunca ha lanzado una bomba lacrimógena, que nunca ha echado preso a nadie, que no ha mandado al exilio a nadie, pueda compararse con aquel Gobierno de 200 mil asesinatos, de torturas horribles, de latrocinio, de robadera, de corrupción… ¡hay que poner en evidencia eso!
Yo invito al Frente Sandinista que lance la campaña, denunciando las barbaridades horribles, pero ¡inenarrables, inconcebibles casi! que hizo Somoza. Fijate que en las montañas de Matagalpa, a un compañero que era colaborador nuestro, ¡lo despellejaron vivo con una cuchilla de afeitar! ¿Cómo puede compararse aquel Gobierno con este Gobierno?
Pero doña no sé cómo, de los Derechos Humanos, y no sólo ella, también algunos compañeros que fueron nuestros, de la época del primer Gobierno dicen lo mismo; que además, cuando yo fui Ministro del Interior, yo eché presa a un montón de gente para defender a la Revolución. Todos los que conspiraban contra el Gobierno Sandinista, yo los mandaba a la cárcel; y se fueron al exilio un montón, huyendo de las medidas que nosotros tomábamos para defender a la Revolución… ¡y ellos estaban en el Gobierno!
¿Acaso el Vicepresidente no era Sergio Ramírez? ¡Que no me diga que no aplaudía todas las medidas que nosotros tomábamos! ¿Acaso no estaba ahí Henry Ruiz, que era el Ministro de Planificación? ¿No estaba por ahí la Dora María Téllez, que era Ministro de Salud? Y todos estaban contentísimos, y decían que era un Gobierno Revolucionario, democrático. Y ahora, que no hay ni siquiera eso, porque en aquella época había presos políticos, yo los mandaba a echar presos, yo era el Ministro del Interior, la Policía, la Seguridad del Estado. No echan en cara lo que hicimos, porque ahí estaban ellos, echan en cara lo de ahora, que no hay nada… ¡completamente inconcebible!
«Yo les digo a los nicaragüenses que abran bien los ojos, frente a esta hipocresía, frente a esta demagogia, frente a esta mentira organizada y orquestada con fines odiosos, por cierto, para evitar la inevitable victoria del Frente Sandinista».
Comandante Tomás Borge
– ¿Qué piensa Comandante de estas personas que durante la Primera Fase de la Revolución ocuparon importantes cargos, y que ahora están renegando del Frente Sandinista?
Eso es lo que te estoy diciendo, que son unos hipócritas, que son demagogos, que son men-tirosos… ¡me produce tristeza! no creás que eso me produce odio, ni siquiera malestar, sino una gran tristeza, pensar que aquellos compañeros que estuvieron con nosotros en aquellos momentos difíciles, que se enfrentaron a la agresión norteamericana, estén ahora con esas posiciones tan contradictorias con la realidad… es triste, ¡muy triste, por cierto!