Cuba: Con la presencia de Díaz-Canel sesiona jornada final del IX Congreso UNEAC
Por Thalia Fuentes Puebla / Fotos: Irene Pérez. Tomado de Cubadebate.
Con la presencia de Miguel Díaz- Canel Bermúdez, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, dio inicio este domingo la jornada final del IX Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), con sede en el Palacio de las Convenciones de esta capital.
La cita, que sesiona desde el día 28, da fin al proceso orgánico iniciado en el 2018 que ha servido para analizar a fondo las principales dificultades en el funcionamiento de la organización y para que los artistas e intelectuales cubanos plantean sus preocupaciones.
La plenaria comenzó recordando a Fidel Castro Ruz, pues hoy se conmemora el aniversario del discurso conocido como “Palabras a los intelectuales”, fruto del diálogo abierto del entonces Primer Ministro con los intelectuales y artistas.
A la jornada dominical asistieron también Esteban Lazo Hernández, Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular; Victor Gaute, Jefe de la Oficina de Asuntos Ideológicos del Comité Central del PCC; Alpidio Alonso, ministro de Cultura; Miguel Barnet, presidente de la UNEAC; y los intelectuales Eusebio Leal, Abel Prieto Jiménez y Graciela Pogolotti.
Bajo el lema “Sin cultura no hay libertad posible”, los casi 250 delegados participaron la víspera en seis comisiones de trabajo sobre temas referentes a la creación artística y su relación con las instituciones; la proyección social de la cultura; medios y redes sociales; turismo y mercado; enseñanza artística y relación con los jóvenes creadores. La última comisión debatió los estatutos que regirán el trabajo de la UNEAC en lo adelante.
Desafíos actuales de la cultura cubana
En tiempos en que el Gobierno de Estados Unidos ha resucitado la Doctrina Monroe y la filosofía del macartismo; cuando derrotar a la Revolución es una de sus principales obsesiones y ha recrudecido el bloqueo con la activación total de la Ley Helms-Burton, “los escritores y artistas cubanos debemos ser portadores de la verdad de Cuba dondequiera que pueda hacerse escuchar”, afirmó Miguel Barnet este domingo, en el inicio de la sesión plenaria del noveno congreso de la UNEAC.
Al leer el informe Desafíos actuales de la cultura cubana, Barnet apuntó que desde que comenzaron los trabajos preparatorios del congreso, varias preguntas han estado presentes en los participantes en el proceso: ¿Cómo podemos los escritores y artistas agrupados en la UNEAC ayudar más a nuestro país en la presente coyuntura? ¿Cómo contribuir de manera más activa al perfeccionamiento de nuestra política cultural?
“Luego de la aprobación por amplia mayoría de la nueva Constitución, nuestra institucionalidad se halla inmersa en un proceso de cambios trascendentes que se reflejan, de un modo u otro, en la cultura”, dijo.
En ese sentido, afirmó que, al ratificar la voluntad de seguir avanzando en la construcción de una sociedad socialista, caracterizada por la sostenibilidad del desarrollo económico y social, la democracia participativa, la solidaridad, la inclusión, la justicia y estrategias que promueven la equidad, los escritores y artistas “tenemos el deber de ayudar, desde la creación y el pensamiento, a la materialización de las aspiraciones del pueblo cubano”.
En esa dirección -continuó Barnet-, “nos anima el interés de ser más útiles y consolidar un diálogo sistemático, fecundo y propositivo con la vanguardia política y otras instancias del gobierno y la sociedad civil. Queremos contribuir con mayor inteligencia y responsabilidad al continuo mejoramiento y puesta en práctica de nuestra política cultural y de aquellas áreas que se interrelacionan de modo inseparable con la cultura, como la educación, las ciencias sociales y los medios de comunicación”.
La experiencia y la capacidad de análisis de los miembros de la UNEAC, dijo, pueden hacer contribuciones útiles en este momento histórico.
“Los intentos de los enemigos de Cuba de crear una quintacolumna intelectual contra la Revolución se han malogrado durante todos estos años y están destinados a seguir fracasando”.
“Los pocos que han podido reclutar no significan nada dentro del poderoso movimiento cultural cubano, que incluye igualmente a muchos y muy valiosos creadores fuera de la Isla, comprometidos con el destino de la nación”.
La UNEAC, apuntó, acepta el papel del mercado nacional e internacional como vía legítima de circulación del arte, “pero rechaza poner en manos de la lógica mercantil el establecimiento de jerarquías artísticas y, en su conjunto, la política cultural, que no puede privatizarse”.
“Con una correcta regulación institucional, consideramos que deben estudiarse alternativas de promoción bajo formas no estatales de gestión”.
Y subrayó: “Pensar esta nación, que se fraguó en sostenido combate contra el colonialismo y el neocolonialismo, contra intervenciones e injerencias, es otro de nuestros grandes e impostergables desafíos. Resulta imprescindible saber en qué punto nos hallamos, cómo llegamos hasta aquí y qué retos nos esperan en adelante”.
“Si estamos de acuerdo en que el ser humano es a la vez sujeto protagónico y principal beneficiario de nuestra sociedad, y lo entendemos como portador de la cultura e identidad cubanas, todo lo que hagamos desde la creación y el pensamiento tendrá que tributar a la dignidad, igualdad y libertad plenas”.
Tras refrendar la aspiración a un ciudadano que incorpore en su práctica cotidiana la ética de la solidaridad, la justicia y la equidad, y rechace el materialismo vulgar, las conductas marginales, el egoísmo, la discriminación y la intolerancia, dijo que “debemos cobrar conciencia de que la cultura es terreno fértil para desarrollar tales valores”.
Los creadores, más implicados con el país y su política cultural
Al inicio de la sesión plenaria, se conocieron los dictámenes de las seis comisiones que sesionaron la víspera en distintas salas del Palacio de Convenciones, en los que resaltó la importancia de la política y la institución cultural y su integración con creadores artísticos y literarios, la implicación de estos en procesos educativos y sociales, y la lucha contra la banalidad, el intrusismo profesional y la imposición de patrones culturales colonizadores, así como la salvaguarda del patrimonio y la memoria histórica.
Del debate en la Comisión I, “Creación artística y relación con las instituciones”, trascendió la necesidad de una mayor incidencia en el vínculo de las jerarquías artísticas y literarias con el trabajo y los propósitos que le han encargado al sistema institucional de la cultura.
Al leer el documento, Lesbia Vent Dumois, presidenta de la sección de Artes Plásticas de la Uneac, señaló, entre las conclusiones, que sin el apoyo estatal, el auténtico creador del arte y la literatura que daría expuesto sin protección a normas mercantiles de oferta y demanda; que no es el mercado del arte el que determina las jerarquías artísticas y literarias; que se debe establecer la programación cultural como uno de los ejes centrales para la jerarquización cultural, y que el fortalecimiento de la institucionalidad debe ser la batalla fundamental para evitar el intrusismo profesional y la manipulación de los principios de la Revolución.
Que sea mayor la participación de los creadores en la elaboración de estrategias y toma de decisiones vinculadas a la circulación y promoción del acto creativo, subraya el texto.
En la Comisión II, “Proyección social de la cultura”, los delegados recalcaron que la política cultural es una sola, y que se impone “velar por la calidad de las presentaciones artísticas tanto las que se generan de las instituciones estatales como en aquellas no gestionadas por el sector no estatal”.
En las conclusiones de esta comisión, se plantea que la programación cultural no puede ser fruto de la inercia y la espontaneidad. “Tiene que ser un ejercicio de pensamiento colectivo que articule criterios de los responsables de las instituciones y de los creadores, y tome en cuenta las exigencias y las demandas de los públicos, sin que esto implique concesiones populistas que indefectiblemente apuntan a entronizar la mediocridad (…) La programación debe ser un instrumento de primerísimo orden para la formación de las audiencias y la ampliación de horizontes culturales”.
Entre las proyecciones sociales necesarias está la de propiciar una mayor implicación en la concepción y desarrollo de las políticas de salvaguarda y promoción de los valores patrimoniales de nuestras ciudades y paisajes.
“Es imprescindible el diálogo con las autoridades encargadas de la protección del patrimonio y con las entidades que en el cumplimiento de sus misiones se relacionen con esos valores (…) Promover la toma de conciencia acerca de la pertinencia de vindicar la arquitectura como un ejercicio profesional eminentemente cultural, y entender la ciudad como un espacio de integración interdependiente de valores arquitectónicos, urbanísticos, sociales y culturales”.
También, que los creadores acompañen a los ministerios de Educación y Educación Superior en los procesos de perfeccionamiento de los procesos educativos, y que se perfilen con mayor alcance y efectividad los proyectos socioculturales comunitarios para que contribuyan a la formación y desarrollo de mujeres y hombres con una cultura ciudadana responsable, comprometida y participativa.
La Comisión III, “Cultura, medios y redes sociales”, incluyó en su dictamen la necesidad de seguir trabajando en la estrategia país para la preservación de la memoria histórica con una visión integradora de todas las entidades y organismos que atesoran el patrimonio sonoro, audiovisual e impreso.
Las redes sociales y el lenguaje de internet, con su impacto actual en nuestra sociedad, deben formar parte de la agenda de trabajo de la Uneac como asunto de gran relevancia, para lo cual deberá trazarse una política en el corto plazo, señala el documento, que destaca, además, la necesidad de priorizar en las agendas académicas la formación de guionistas para la radio, la televisión y el cine, y de estimular todas las iniciativas que impulsen el dramatizado, un género deficitario hoy en el escenario mediático.
“Debe tomarse en cuenta, cada vez más, la necesidad de estimular la creación destinada a los públicos específicos, especialmente el infantil y juvenil, y a temáticas de gran impacto social como las de género, racialidad, participación y ejercicio del criterio”.
La Comisión IV, “Cultura, turismo y mercado”, llamó a conciliar intereses en el vínculo entre cultura y turismo, pero en una dinámica en la que debe primar la salvaguarda de la cultura y la identidad cubanas.
“Nos hemos pronunciado acerca de la necesidad impostergable de realizar una proyección que muestre lo mejor y más representativo de nuestro arte en sus más variadas manifestaciones y en sus múltiples escenarios, tanto dentro como fuera de Cuba”, señala en su dictamen esa comisión.
Al turismo, uno de los motores de la economía -continúa el texto-, “no es preciso ofrecerle espectáculos diferenciados. De lo que se trata es de entregarle al visitante, sin cursilerías, nuestra cultura en su estado más orgánico y natural en cualquiera de los espacios que utilicemos”.
Para articular un programa verdaderamente responsable que contribuya a brindar productos de alta calidad en cualquiera de nuestras plazas y escenarios, “deben conjugarse varios elementos que conspiran en su desenvolvimiento, como la cadena de impagos a artistas y el intrusismo profesional en el ejercicio de las actividades, que tiene una efectiva contraparte en el Decreto 349, herramienta eficaz contra las malas prácticas artísticas en cualquiera de sus expresiones, no solo las de carácter musical”.
Son también importantes las comisiones de Cultura y Turismo en los territorios, que deben regular de manera sistemática lo concerniente al arte.
“La dinámica cultural transita por un ciclo que abarca desde el proceso productivo hasta la venta y socialización de cualquier obra en sus más variados soportes, desde el papel hasta lo que se escucha en un escenario, de modo que estamos no solo urgidos, sino obligados a revertir todo lo que constituyan malas prácticas en cualquier esfera cultural”.
Los delegados llaman la atención, además, a una más sistemática y efectiva promoción de la producción cultural; la “inexplicable demora de la Ley de Derecho de Autor”, y el papel más activo que deben jugar agencias como la de Autores Musicales y la Agencia Literaria Latinoamericana.
La comisión se pronunció, de manera unánime, “por fortalecer el papel de la cultura no solo en la esfera del turismo, sino por contribuir con nuestras capacidades intelectivas a seguir forjando de la mejor manera, a escala nacional y territorial, un movimiento cultural que sea de todos y para todos, nacionales y extranjeros”.
La Comisión V, “Enseñanza artística y relación con los jóvenes creadores”, advirtió que “la formación artística cubana no puede subordinarse a las contingencias ni banalizarse en medio de la difícil situación que afronta el país, y debe constituirse ella misma en la expresión más genuina de nuestra identidad, tradición y valores culturales”.
Los participantes en su debate destacaron la necesidad de elevar el respeto al magisterio, elevar la calidad de los claustros y reorganizar el Consejo Técnico Asesor de las escuelas de nivel medio y las comisiones de carrera en el nivel superior, así como garantizar el funcionamiento de los grupos de expertos.
“En la Uneac, urge comprometer a las figuras emblemáticas de nuestra cultura para que se acerquen a la enseñanza artística como tutores y maestros”, apuntaron.
Además, señalaron que “los jóvenes tienen que convertirse en una de nuestras prioridades, no solo a nivel social sino en la Uneac, donde han comenzado a establecerse alianzas con la Asociación de Hermanos Saíz para la planeación de acciones comunes”.
Los intelectuales toman la palabra en Congreso de la UNEAC
Los artistas e intelectuales tomaron la palabra durante la clausura del IX Congreso de la UNEAC para debatir los díctamenes de las comisiones de trabajo y el informe central del Congreso leído por Miguel Barnet.
“Sin creernos el ombligo del mundo, no podemos minimizar lo que somos, lo que hemos sido y hecho. Tenemos que ir a las Palabras a los intelectuales, al fondo y al trasfondo de esas palabras. Fidel entendió muy bien la integración entre la creación artística, la cultura y la sociedad”, afirmó la doctora Graziella Pogolotti en su intervención.
Con esa visión, apuntó, “el desarrollo de lo que tradicionalmente se había considerado cultura se integraba a un proyecto que, a su vez, se integraba a la transformación de la educación y el país”.
Pogolotti afirmó que hoy la UNEAC no es la de entonces, como tampoco su membresía -que ya no reúne a artistas y escritores en el sentido tradicional, sino a historiadores, científicos sociales-. “Es una situación mucho más compleja pero, al mismo tiempo, por su complejidad y heterogeneidad, ofrece un potencial de conocimiento y experiencia que puede contribuir efectivamente a proponer y alentar soluciones para los problemas acuciantes que afrontamos”.
“La Uneac puede ser, es, una institución que desempeñe un papel participativo y activo en el enfrentamiento a los grandes temas del momento, que contribuya en un momento dado a alertar ante fenómenos que pueden ser dañinos, al análisis constructivo y la confrontación de ideas”.
El delegado Víctor Fowler tomó la palabra para alertar sobre los recientes desafíos para el desarrollo de la teoría socialista en las plataformas de Internet.
“Estamos en un mundo nuevo donde conservamos un contenido determinado y tenemos que ir más allá; hay un debate que convence a los pobres, un pensamiento desalineador. Tenemos que hacer nuestra contribución desde la teoría socialista”, afirmó Fowler.
Por su parte, Waldo Leiva llevó hasta el debate una de sus principales preocupaciones: “Siento que la subcultura se ha ido metiendo en el país por la fanatización por lo extranjero, que ha ido minando nuestra identidad. Hay que establecer el dialogo con los jóvenes para erradicar ese cáncer que esta creciendo”.
En este sentido, Esteban Morales habló de los retos que tiene Cuba como país cuando lidia con los Estados Unidos. “Estamos lidiando con una cultura donde siempre nuestra Isla es un pedazo de EE.UU y eso es sumamente peligroso. En la UNEAC hay un potencial extraordinario para que le brinden atención a ese asunto y puede partir de potenciar los intercambios con los americanos, que sepan realmente la realidad de Cuba. El gobierno de los Estados Unidos se vale mucho de la ignorancia de su propio pueblo y hay que luchar contra eso. No hay otra forma de ganar la guerra que con inteligencia”.
La musicóloga Nerys González Bello habló de la necesidad de que la UNEAC potencie el estímulo a sus mejores artistas y busquen estrategias que velen por visibilizar los resultados de los artistas, para que así tengan mayor sentido de pertenencia con la organización. Además, evaluar la idoneidad de las personas encargadas de implementar la política cultural del país.
Se propuso además, incluir al Centro Histórico de La Habana como patrimonio de la Nación.