Stella Calloni: La cultura como resistencia
La periodista y escritora Stella Calloni recibió un homenaje en la Feria del Libro de Buenos Aires, donde presentó su novela “La cabeza desaparecida de Pancho Ramírez”, que obliga a reconquistar la memoria
CAPAC – fuentes La Jornada y Página12
En el stand del Grupo Octubre, la escritora y periodista estuvo acompañada por Adolfo Pérez Esquivel, Luisa Valenzuela y Marta Vassallo, con el editor Jorge Gurbanov como moderador de la charla. «La memoria no es para quedarnos en el pasado sino para iluminar el presente. Stella trajo la memoria de un momento de la lucha de liberación del pueblo», señaló el Premio Nobel de la Paz y militante por los derechos humanos.
La escritora y periodista Stella Calloni fue homenajeada este viernes en la Feria del Libro de Buenos Aires (Filba) por su trayectoria y obra de más de 60 años. El reconocimiento, en forma de presentación de su novela «La cabeza desaparecida de Pancho Ramírez», ocurre en tiempos tan oscuros, por lo menos en mi país, donde el gobierno actual ha cerrado los organismos culturales y hay una persecución contra la cultura y el arte, mencionó la poeta.
Calloni hizo énfasis en que hemos decidido que se levanten las voces poéticas, todas las voces, y que revivamos la cultura que en Argentina fue muy fuerte e hizo posible la resistencia a lo largo de toda nuestra historia. Cultura como resistencia.
Recordó que pensó La cabeza desaparecida de Pancho Ramírez: Una novela de caudillos, luchas y amores desde que era adolescente, porque “quería contar que la provincia de Entre Ríos se volvió independiente de Buenos Aires como la República de Entre Ríos, que duró de 1820 a 1821.
Una cabeza desaparecida atormenta a quien ordenó separarla de su cuerpo. La cabeza pertenece a Francisco «Pancho» Ramírez; la orden a Estanislao López. Ambos fueron lugartenientes de Artigas, pero en algún momento se convirtieron en rivales y todo terminó en decapitación. Ese episodio retoma la escritora y periodista Stella Calloni en su novela, La cabeza desaparecida de Pancho Ramírez (Ediciones Continente), que se presentó este viernes en el stand del Grupo Octubre con la participación de Adolfo Pérez Esquivel, Luisa Valenzuela y Marta Vassallo. El editor Jorge Gurbanov presentó a los oradores, agradeció la presencia del embajador de Cuba –Pedro Prada– y definió el encuentro como «un homenaje a una gran periodista, escritora, poeta, novelista, cuentista y fundamentalmente una gran militante».
El primero en tomar la palabra fue Pérez Esquivel, quien definió a Calloni como «una gran amiga y hermana, compañera de caminada por el mundo y gran luchadora». Él planteó la necesidad de «rebeldía» frente a una dominación cultural que es cada vez más fuerte. «Pancho Ramírez es un desaparecido. Su cabeza no fue encontrada hasta el día de hoy, mientras que hay otras cabezas que siguen sobre los hombros pero no piensan», advirtió. Uno de los ejes centrales de su intervención fue el nexo entre la historia y la actualidad: «La memoria no es para quedarnos en el pasado sino para iluminar el presente. Stella trajo la memoria de un momento de la lucha de liberación del pueblo».
Valenzuela destacó a su colega como una persona que «siempre ha puesto el cuerpo», recordó los tiempos de la revolución sandinista y destacó la construcción de la novela: «No hay una voz autoral omnisciente; es pura conversación, puro diálogo». La escritora contó una anécdota personal sobre la última vez que vio a Cortázar, quien confesó su deseo de escribir una última novela aunque la época demandaba ensayos políticos, no ficciones. «Stella ha logrado su novela», celebró Valenzuela, y citó a la homenajeada en la voz del cronista: «No escribí para el poder, no quise reverenciar a nadie».
Vassallo se remontó a los tiempos compartidos en la redacción de El Periodista de Buenos Aires y recordó que desde aquel entonces Calloni tenía la idea de escribir una novela sobre la cabeza de Ramírez. Allí la periodista solía contar que al atardecer los campesinos de Entre Ríos –su provincia natal– veían en el horizonte a un jinete sin cabeza envuelto en un poncho rojo y decían: «Ahí va Pancho Ramírez». «La novela pone en evidencia las crueles paradojas de nuestra historia», aseguró Vassallo, y al igual que Pérez Esquivel estableció varias conexiones con el presente.
«Fueron muchas vidas en una vida», destacó la homenajeada, y recordó su carrera periodística, sus viajes, las coberturas como cronista y una trayectoria dedicada a narrar los acontecimientos más notables de América Latina. «Me sorprende a mí misma todo lo que viví. El periodismo militante me absorbía todo el tiempo, pero siempre escribía algún poemita», dijo, y reivindicó su relación con el campo, la magia y los personajes inventados, algo que nunca quiso perder. En relación al presente, planteó la necesidad de recuperar la memoria y el lenguaje en pos de la resistencia cultural, y concluyó: «Mi presencia aquí es un llamado a la imaginación».