Seísmo en Washington: El largo dosier de la USAID
En 1971, la CIA organizó un intento de asesinato contra el presidente Fidel Castro, aprovechando un viaje del líder cubano a Chile, y encargó este proyecto criminal al terrorista de Alpha 66, Antonio Veciana, quien trabajaba entonces en Bolivia como funcionario de la USAID.
CAPAC.- Raúl Antonio Capote tomado de Telesur
En los días que corren (…) salió a relucir el tema de los cuantiosos recursos otorgados a la extrema derecha venezolana para derrotar a la Revolución Bolivariana.
La Alianza para el Progreso fue un programa que debía brindar ayuda económica, política y social a América Latina, una especie de Plan Marshall concebido, en realidad, por el gobierno de EE. UU. para impedir el surgimiento de «más Cubas» en la región.
Este proyecto fue la base de los programas de la USAID para Latinoamérica en los años sesenta. Pero sus fondos no fueron utilizados para el desarrollo económico-social y el progreso, sino que se pusieron a disposición de la represión, financiaron la tortura y el crimen, y pagaron el entrenamiento de las fuerzas golpistas.
En lugar de fábricas y escuelas, se construyeron centros de detención y tortura; lejos de formar ingenieros, técnicos y obreros calificados, adiestró policías, soldados, paramilitares y asesinos inescrupulosos en países como Chile, Uruguay, Paraguay, Brasil y Argentina.
Entre las páginas más tristes de la historia de esa organización, se encuentra la labor del «célebre» Dan Anthony Mitrione, instructor norteamericano en técnicas de tortura que viajó a Uruguay con credencial de funcionario de la USAID a finales de los 70 para adiestrar a represores.
Célebre por sus técnicas de interrogatorio, este psicópata con credencial de la USAID torturó a cientos de personas inocentes utilizadas como sujetos de estudio y base material para la enseñanza de las fuerzas represivas del continente. De él es la frase: «El dolor exacto en el lugar exacto, en la cantidad exacta para lograr el efecto deseado».
En 1971, la CIA organizó un intento de asesinato contra el presidente Fidel Castro, aprovechando un viaje del líder cubano a Chile, y encargó este proyecto criminal al terrorista de Alpha 66, Antonio Veciana, quien trabajaba entonces en Bolivia como funcionario de la USAID.
Durante todos estos años, la agencia estadounidense creó, a lo largo y ancho del mundo, una profunda red que capta cuadros, fabrica líderes y penetra la sociedad civil. Organizó un verdadero ejército intervencionista al servicio de Washington.
Acercándonos en el tiempo
Solo de 2007 a 2011, la USAID destinó un presupuesto de 158 millones de dólares a programas dedicados a crear supuestos sistemas políticos competitivos en América Latina y el Caribe. Agencias norteamericanas afiliadas a esa organización financiaron a las fuerzas opositoras a los gobiernos de Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Ecuador.
Informes mesurados sitúan la cifra total distribuida entidad yanqui para desestabilizar la Revolución cubana, en más de 500 millones de dólares desde 1996.
En los días que corren, gracias a la «guerra» de Trump para domesticar a la Agencia, salió a relucir el tema de los cuantiosos recursos otorgados a la extrema derecha venezolana para derrotar a la Revolución Bolivariana.
Se habla de la astronómica cifra de 31 mil millones de dólares entregados a la oposición fascista. De esos millones, 700 fueron a parar a los bolsillos ávidos de Juan Guaidó.
Alguien tendrá que responder por los millones volatilizados, incluso el artífice de aquel plan contra Venezuela: el actual Secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, el Gepetto de Guaidó.
Rubio negoció el apoyo del mandatario anaranjado a cambio de su respaldo en la construcción del muro en la frontera de EE. UU. con México. Resulta irónico que el político involucrado en la gran estafa ahora sea el administrador interino de la USAID.
Otro método predilecto utilizado por la CIA y financiado por la USAID, es la utilización de actores y músicos de renombre que reciben millones de dólares para respaldar la narrativa del gobierno estadounidense.
Pagar a periodistas, crear agencias de prensa y sobornar medios de comunicación por todo el mundo forma parte de los modos de actuación más antiguos de la institución.
Recordemos que en Ucrania hasta el 90% de los medios de comunicación fueron financiados a través de USAID. En total, más de 6200 periodistas de 707 medios de comunicación y 279 organizaciones no gubernamentales recibieron fondos a través de la Agencia, incluidos los principales medios estadounidenses.
Por otro lado, se gastaron 159 millones de dólares para construir 106 escuelas resistentes al clima en Pakistán, que en realidad son una ruina, totalmente inservibles y sin las más mínimas condiciones.
Suman miles las «proezas» de la institución yanqui. Por ejemplo, recientemente, Mike Benz, exfuncionario del Departamento de Estado de EE. UU., afirmó en una entrevista con el periodista Tucker Carlson que la USAID «básicamente» sostenía «el suministro mundial de heroína», el 95% de la cual procedía de Afganistán, según refiere RT.
También se le imputa a la organización estar implicada en la proliferación de COVID-19. Igor Kirillov, jefe de las fuerzas RCBZ (Tropas de defensa radiológica, química y biológica) de Rusia, acusó a la USAID de estar comprometida en la creación y proliferación de la COVID-19.
El militar ruso, asesinado en un atentado recientemente, declaró en repetidas ocasiones que la USAID y otras agencias estadounidenses utilizan proyectos civiles para encubrir investigaciones militares.
Fuentes: RT. Ministerio de Defensa de la Federación Rusa. La Guerra que se nos hace libro de Raúl Antonio Capote y Pasaporte 11333: Ocho años con la CIA de Manuel Hevia Cosculluela.