«Las sanciones matan»
El bloqueo de Estados Unidos contra Cuba es el más severo y prolongado aplicado contra país alguno, pero la lista de naciones sometidas a medidas coercitivas es larga y se estima que una tercera parte de la población mundial sufre sus efectos.
Por Carmen Esquivel. tomado de Prensa Latina
De acuerdo con la escritora y activista estadounidense Sara Flounders, las sanciones en manos de las potencias militar y económicamente dominantes provocan en la actualidad más muertes que las bombas o las armas. En un periodo de la historia en el que el hambre y la enfermedad tienen solución científica, privar a cientos de millones de personas de cubrir sus necesidades básicas es un crimen contra la humanidad, opina Flounders.
En el caso de Cuba, los daños acumulados durante casi seis décadas de injusto cerco económico, comercial y financiero alcanzan la cifra de más de 922 mil 630 millones de dólares, tomando en cuenta la depreciación del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional. Durante el gobierno del presidente norteamericano, Donald Trump, las agresiones se incrementaron con la restricción de las remesas, la reducción de visas, la prohibición de los cruceros, la suspensión de los vuelos chárter a provincias cubanas y las penalizaciones a compañías, buques y empresas para impedir la llegada de combustible a Cuba.
En el ámbito de la salud, esta guerra económica entorpece la adquisición de tecnologías, materias primas, reactivos, medios de diagnóstico, equipos y piezas de repuesto, así como de medicamentos para el tratamiento de enfermedades graves, como el cáncer.
No hay familia cubana que no sufra sus consecuencias, denunció el pasado 7 de noviembre el ministro cubano de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, al presentar ante la Asamblea General de la ONU el informe ‘Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos’.
El canciller citó varios casos de cómo este asedio afecta la salud y dijo, por ejemplo, que un niño cubano con insuficiencia cardíaca severa no puede contar con el sistema más avanzado de asistencia circulatoria para empleo pediátrico porque es de origen estadounidense.
Otro país que durante los últimos años ha enfrentado los efectos de la política hostil de Estados Unidos es Venezuela.
Desde que en 2015 Washington declaró de manera arbitraria al país sudamericano como una amenaza a la seguridad nacional, se impusieron contra Venezuela más de 150 medidas unilaterales con el propósito de derrocar al gobierno constitucional de Nicolás Maduro.
El daño global causado a esa nación es inconmensurable. El gobierno de Estados Unidos aplicó embargos a las exportaciones petroleras que proveen el 95 por ciento de sus ingresos y prohibió al Estado venezolano usar cuentas bancarias para importar medicamentos y ejecutar sus programas de protección social.
Un estudio del Centro de Investigación Política y Económica, radicado en Estados Unidos, asegura que sólo entre 2017 y 2018 las medidas aplicadas por la administración Trump causaron la muerte de alrededor de 40 mil personas en Venezuela.
El informe titulado ‘Sanciones Económicas como castigo colectivo: El caso de Venezuela’, afirma que tales medidas redujeron la disponibilidad de alimentos y medicamentos, aumentaron las enfermedades y la mortalidad’.
Las sanciones provocaron una fuerte disminución de la producción de petróleo en Venezuela, principal fuente de ingresos de divisas a la economía, lo que ocasionó un gran daño a la población, indicó el documento.
Durante su intervención en la XVIII Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, celebrada en Bakú en octubre pasado, el embajador venezolano ante la ONU, Samuel Moncada, denunció que esta forma de terrorismo económico afecta a una tercera parte de la humanidad, con más de ocho mil sanciones en 39 países.
Desde el fin de la II Guerra Mundial, Washington usó su poderío económico y militar para tratar de someter a países que no se alinearon a sus intereses y entre las naciones que sufren los cercos más severos se encuentran Irán, Siria, la República Popular Democrática de Corea, Cuba y Venezuela.
‘Este es un instrumento tan omnipresente que apenas pasa una semana sin que haya nuevas sanciones, incluso contra aliados’, denunció la activista estadounidense Sara Flounders.
En la Lista de Personas Especialmente Designadas y Bloqueadas por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés), del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, constan más de seis mil 300 nombres.
Flounders considera las medidas coercitivas como la forma de guerra más brutal que afecta deliberadamente a los civiles indefensos, como niños, ancianos y enfermos.
Este ataque calculado está haciendo retroceder décadas a los progresos logrados en los ámbitos de la atención sanitaria, los sistemas de saneamiento, la vivienda, las infraestructuras esenciales y el desarrollo industrial en todo el mundo, dijo.
En su artículo titulado ‘Las sanciones perjudican a una tercera parte de la población del mundo’, la activista norteamericana citó el caso de las aplicadas en la década de 1990 por Estados Unidos contra Iraq.
‘Cuando se le preguntó a la Secretaria de Estado de Bill Clinton, Madeleine Albright, acerca del medio millón de niñas y niños iraquíes que habían muerto a consecuencia de las sanciones que Estados Unidos había impuesto a Iraq, respondió: ‘Creemos que el precio vale la pena’.
La también codirectora del International Action Center (IAC) señaló la paradoja de que Estados Unidos, que posee el mayor arsenal nuclear del mundo y 800 bases militares y emprendió guerras contra Iraq, Afganistán, Siria y Libia, declare a Irán y la República Popular Democrática de Corea como las mayores amenazas a la paz mundial.
Flounders opina que no se puede dejar que los países atacados luchen ellos solos de forma aislada. ‘Romper el silencio mediático y sacar a la luz este crimen supone un enorme esfuerzo político. Tenemos que poner un rostro humano al sufrimiento’, afirmó. Con ese objetivo se coordinan en estos momentos unas Jornadas Internacionales de Acción contra la Guerra Económica, que tendrán lugar del 13 al 15 de marzo, con la consigna: ‘Las sanciones matan. Las sanciones son la guerra’.