La guerra contra la salud pública de Cuba (+video)

EEUU, para aplicar la asfixia a la economía de Cuba y, a la vez, justificarla, atacó las misiones médicas cubanas, contando con la complicidad de medios de comunicación y ONG subalternas como el Grupo Vocento y Prisoners Defenders

CAPAC – por José Manzaneda, coordinador de Cubainformación (+video)

El Departamento de Estado de EEUU, para aplicar la asfixia a la economía de Cuba y, a la vez, justificarla, cuenta con los servicios de poderosos medios de comunicación y ONG subalternas.

También en Europa: hoy pondremos el ejemplo del Grupo Vocento y de Prisoners Defenders, ambas entidades con sede en Madrid.

En su guerra contra toda entrada de divisas a Cuba, Washington persigue, desde hace años, los convenios médicos que La Habana ha firmado con diversos gobiernos del mundo y que, en algunos casos, generan ingresos que se destinan a sostener el sistema público y gratuito de salud de la Isla.

Aunque hoy esta política macabra se mantiene, fue la administración de Donald Trump la que la llevó a su máxima expresión. Su mayor hito fue la ruptura del acuerdo de salud Brasil-Cuba, decisión tomada por su satélite político Jair Bolsonaro. De 2013 a 2018, este convenio, además de beneficiar a 113 millones de pacientes en Brasil, supuso una importante fuente de ingresos para la sanidad pública de la Isla.

Este ingreso desapareció de un plumazo lo que, unido a lo que vendría después -la ruptura de similares convenios de salud con Bolivia y Ecuador; una avalancha de doscientas nuevas sanciones; más la pandemia-, llevó a un deterioro palpable del sistema de salud en Cuba, hasta llegar al crítico momento actual. Hoy, la falta de medicamentos o de material quirúrgico provoca, por ejemplo, importantes listas de espera en las cirugías en todo el país.

Bolsonaro justificó la ruptura del convenio de salud con Cuba mediante los informes de organizaciones como Prisoners Defenders y los reportes de la prensa brasileña e internacional que, repitiendo el guion de Washington, acusaron a La Habana de “esclavizar” a sus cooperantes y hacer un “negocio”, al robarles sus salarios.

Hace cuatro años, un reportaje de Cubainformación desmontó las mentiras de Prisoners Defenders y denunció su papel colaborador en la guerra de la Casa Blanca contra la salud pública de Cuba. Su reacción fue presentar una querella criminal contra el autor del reportaje, pidiendo para él seis años de cárcel y una descomunal indemnización. Hoy, este periodista reitera la misma denuncia: Prisoners Defenders realiza trabajos de lobby al servicio del Gobierno de EEUU, con el objetivo de acabar con los ingresos que necesita el sistema de salud de Cuba. Esto causa incontables víctimas directas. Y no solo en la Isla. También en los países receptores de la cooperación médica cubana, cuando esta desaparece. En el caso de Brasil, cerca de 60 millones de personas, ubicadas en lugares de pobreza extrema, como favelas urbanas o Distritos Especiales Indígenas de la Amazonía, se quedaron, de la noche a la mañana, sin la única atención médica gratuita que recibían: la cubana.

Nada de esto leeremos en la prensa que sirve de aparato de propaganda del Gobierno de EEUU. Por ejemplo, hace unos meses, los 17 diarios locales del Grupo español Vocento publicaron un extenso reportaje titulado “La nueva esclavitud cubana se instala en España” que, sin contraste de fuente ni opinión alguna, divulgó las mentiras de Prisoners Defenders, para justificar sus ataques a la cooperación cubana en el mundo. La principal: que esta se basa en la “esclavitud laboral” del personal cooperante, ya que recibe “menos de la mitad del dinero” que pagan los países receptores, “yendo el resto a las arcas del régimen”.

Traducido: Cuba, un país pobre y cuya economía está bloqueada, obtiene ingresos por ciertos convenios internacionales, principalmente sanitarios. Con este dinero, mejora las condiciones económicas del personal cooperante, multiplicando el salario que recibe este en Cuba: pero, además, destina la mayor parte del ingreso a mantener los hospitales de la Isla, comprar medicamentos y tecnología, incluso a pagar el salario del resto de personal médico no expatriado. Lo que en cualquier otro país sería descrito como “dinero del presupuesto público”, en Cuba se convierte en “las arcas del régimen”.

Pero, aunque no haya un solo papel, una sola cuenta, ni siquiera un testimonio, que pruebe que un solo funcionario cubano se lleve un solo dólar de dicha operación, el Grupo Vocento consigue convencer a miles de lectores de una falacia indemostrable, fabricada por el Gobierno de EEUU, y colocada, para mayor descaro, en la sección de “Derechos Humanos” de 17 importantes diarios.

Por cierto, volviendo a la querella que quiso encarcelar a un periodista de Cubainformación. La sentencia judicial no solo lo absolvió. Además, señaló que afirmar que las “misiones médicas” cubanas son “esclavitud” es una forma de “recriminación desmedida”.

Un duro golpe, sin duda, para la retórica mentirosa de Prisoners Defenders, del que no leerán una palabra en los diarios del Grupo Vocento.

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