La economía mundial en 2024 y perspectivas para 2025: Los impactos para Cuba (II)

Un conjunto de factores externos negativos han provocado que —a partir del 2019— la economía cubana haya recibido —acumulativamente— el impacto del bloqueo norteamericano recrudecido, las consecuencias de la covid-19, los efectos de la crisis económica internacional, que se mantiene desde el 2008 y las consecuencias de los conflictos bélicos en Ucrania y el Medio Oriente. A estos factores se añaden fenómenos climáticos adversos, que han golpeado con una fuerza creciente a nuestro país.

CAPAC.- por José Luis Rodríguez, tomado de Cuba Debate

Objetivamente los factores externos apuntados han tenido un peso determinante para que la economía haya crecido solo 1.2% en el 2021 y 1.8% en el 2022, frente a crecimientos planificados en esos años de 6 y 4% respectivamente, mientras que de un aumento previsto en un 3% para 2023, el PIB decreció en un 1.9%. Todo esto ha ampliado la brecha que nos separa de lo alcanzado en el 2019, que ya alcanza un 10% en el Producto Interno Bruto entre 2019 y 2023.

Por otra parte y resumidamente puede decirse que los elementos esenciales de la política económica aplicada entre 2021 y 2023, no alcanzaron los objetivos para lo que fue diseñada en esta etapa, debido a la conjunción de factores externos e internos y los efectos acumulados de esos fallidos resultados impactaron con una fuerza multiplicada en la economía cubana en el 2024.

¿Cuáles han sido los elementos que explican este comportamiento negativo en el pasado año?

Ampliando el análisis de los factores externos, en esta coyuntura Cuba ha debido hacer frente a la lenta recuperación en el turismo; los elevados niveles de precios mundiales de los alimentos, los incumplimientos internacionales de acuerdos que debían garantizar las importaciones de petróleo. Resumidamente, todo esto ha provocado que el país haya sufrido entre el 2019 y el 2024 una pérdida que puede estimarse superior a 3 000 millones de dólares en los ingresos externos, brecha que —presumiblemente— aumentó en el segundo semestre del año.

En medio de los innegables esfuerzos de la dirección del país, esta situación ha llevado a la necesidad de tomar sin dilación más medidas urgentes, que, como ha señalado el presidente Díaz Canel, nos deben llevar a “…no insistir en una ruta que ha demostrado ser impracticable por insostenible.”[1]

Ampliando el análisis en cuanto a los factores externos que han incidido en la evolución económica del país, continúa destacándose, en primer lugar, el bloqueo económico de EE.UU., que sigue siendo el obstáculo fundamental para nuestro desarrollo, el que se mantiene sin cambios sustanciales, con un efecto negativo acumulado, hasta febrero de 2024 de 164 061 millones de dólares, lo que representó más de 5 057millones de dólares solamente entre marzo de 2023 y febrero de 2024.[2]

Paralelamente, la dinámica de la economía mundial registró un débil crecimiento estimado de 3.3% en 2023, 3.2% en 2024 y un pronóstico de 3.3% en 2025, según datos del FMI,[3] con un comportamiento fluctuante del incremento del PIB en América Latina y el Caribe de 2.2% en 2023, un estimado de 2.4% en 2024 y una proyección de 2.5% en 2025, cifras todas que reflejan tendencias mayormente desfavorables para el sector externo cubano, incluyendo también el impacto negativo de la guerra en Ucrania, y los efectos de la agresión desarrollada por Israel contra el pueblo de Palestina y sus repercusiones en la zona del Medio Oriente y el resto del mundo, especialmente, en las cadenas logísticas y las cadenas globales de valor.

En el caso de las exportaciones cubanas, solo resultó favorable –temporalmente- un aumento en el precio del níquel, que de un promedio de $18 452 USD/TM en 2021, cerró 2022 en unos $25 841 dólares, pero descendió nuevamente hasta $21 981 dólares en el 2023, con la producción nacional que también se redujo a un estimado de unas 41 000 TM.[4] En el 2024 la producción estimada fue de 32 000 TM y no se cumplieron los ingresos por exportación previstos,[5] con un precio promedio anual del níquel de 17 185 dólares por TM, un 20.1% más bajo que el promedio del año anterior, precio que continuó decreciendo hasta unos 15 500 USD en la segunda quincena de diciembre del 2024.

Por su parte el precio del azúcar crudo aumentó durante el 2023 un 27.8%, promediando 24.05 centavos.[6] No obstante, en el 2024 el precio promedio mundial del azúcar cayó un 13.2% ubicándose en torno a 20.92 centavos la libra y en la segunda quincena de diciembre el precio se ubicaba en una cota inferior de 19.55 centavos por libra.

Por el lado de las importaciones, ya nos había afectado negativamente el aumento del precio del barril de petróleo WTI, a $94.91 dólares en 2022, un 39% mayor que 2021, aunque en 2023 este precio promedió $77.58 dólares, cifra que llegaría a un pronóstico de $77.99 dólares en 2024.[7] No obstante,  en la segunda quincena de diciembre el precio solo llegaba a 70.44 dólares el barril. Esta tendencia decreciente —que resulta favorable— al parecer se mantendrá también en el actual año.

En el caso de los alimentos, los precios promedio en el 2023 cayeron un 13.7%, aunque resultan aún superiores a los precios previos a la covid-19.[8] El precio promedio de los alimentos en el mundo disminuyó un 2.1% en 2024, pero siguen superando los precios promedio de 2014-2016.

En relación al sector externo globalmente, en el año 2023, según la información brindada por el MEP en la ANPP,[9] el total de exportaciones de bienes y servicios alcanzó $9 070 millones de dólares, pero fueron $770 millones por debajo de lo planificado. Al cierre del 2024 se informó que el plan de exportación alcanzó 9 639 millones de dólares, cumpliendo el plan al 92.5%, en los bienes, en tanto que la exportación de servicios alcanzó el 101.6%, con mayor incidencia de los servicios médicos, aunque disminuyeron los ingresos previstos en el turismo y las telecomunicaciones. Por su parte las importaciones previstas solo alcanzaron el 82.4% de lo planificado en 2024, concentrándose en combustibles, alimentos, medicamentos e insumos médicos.

Producto de estas circunstancias, los ingresos de la economía fueron en 2024 900 millones menos de lo esperado, lo que ha obligado a trabajar con mayores tensiones aún que en años anteriores.

Igualmente desde el punto de vista de las finanzas externas, se registró en la economía mundial una tendencia al aumento del 3% en la inversión extranjera directa, (IED) durante el 2023, aunque disminuyó un 9% en los países en desarrollo. En el caso de Cuba, en el 2023 se alcanzaron 42 nuevos acuerdos, por un valor de 484 millones de dólares, para un total de 343 negocios activos al cierre del año. En el 2024 se estimaba cerrar el año con unos 30 nuevos acuerdos de IED,[10] para un total de 328 negocios vigentes, de ellos solo 3 con la participación de cubanos residentes en el exterior.[11] De este modo, tanto las cifras de inversión ofrecidas por Cuba como las estimadas internacionalmente[12] resultaron inferiores a las necesidades del país, calculadas entre $2 000 y $2 500 millones de dólares anuales para alcanzar ritmos de crecimiento en torno al 5%, según estudios realizados al respecto.[13].

La disminución en el incremento de la IED en el país refleja la incertidumbre que reina en los mercados internacionales de capital y los impactos del bloqueo de EE.UU., pero también muestra las dificultades que siguen afectando su desarrollo en Cuba, tomando en cuenta los adeudos de Cuba con los inversionistas y limitaciones de la economía nacional para el desarrollo de nuevos negocios. De igual modo, para el avance de la IED se requiere un enfoque que tenga más en cuenta el riesgo mayor que asume el inversionista extranjero en Cuba[14], e igualmente se demanda una política más flexible y ágil en las negociaciones. Sobre este tema señalaría el Primer Ministro: “…en la inversión extranjera no se alcanzan los resultados esperados en materia de establecimiento de nuevos negocios, ni se logra mejorar la situación de los negocios en operaciones.”

Por otro lado las remesas que ingresaron a Cuba mostraron un descenso según fuentes no oficiales, de un 53.8% en el 2021 calculándose el mismo en unos $1 084 millones.[15] En el 2023 situaron las remesas en $1 972 millones de dólares.

Aunque no se tienen cifras más confiables sobre las remesas en 2024, algunas tendencias continúan manifestándose. Así continúa preponderando el envío informal de remesas a Cuba, existe una sustitución de dólares en efectivo por envíos en especie (especialmente alimentos) y se observa una tendencia a la disminución del valor total de las remesas.

Cabe recordar que las remesas juegan un papel importante como capital de trabajo del sector no estatal[16] y sustentan un apreciable nivel de consumo en el mercado que funciona en MLC.  Al respecto un estudio de 2021 concluía que un estimado del 26% de los hogares cubanos recibían remesas —computando alrededor del 2% del PIB—, un 83.7%  provenían de EE.UU. y más del 60% llegan por vía informal.[17] No obstante, otro estudio reciente de Inter-American Dialogue[18] mostraba que las remesas enviadas a Cuba alcanzaron los 2 458 millones de dólares en 2023, aunque no existen evidencias claras que apoyen esta cifra.

Un elemento negativo desde 2019 —a pesar de los esfuerzos realizados— ha sido el incumplimiento de los pagos ya renegociados del servicio de la deuda externa, situación que se recrudeció a partir del 2020, que se mantuvo en los años transcurridos hasta el 2024.

Como se ha explicado en otros trabajos, esta coyuntura obligó a Cuba —luego del acuerdo del 2015— a solicitar una nueva renegociación con el Club de París en mayo del 2020, donde solo se logró una posposición de los pagos de ese año. Con posterioridad se estableció un plazo suplementario para el pago de la deuda hasta el 2027.[19] También trascendió que se logró posponer los pagos hasta el 2040 en el caso de Rusia y se trabaja en la reestructuración de la deuda con China.[20]

Sobre este tema se reportó que en una gira internacional realizada en noviembre de 2022  por el presidente Díaz-Canel, que incluyó a Argelia, Rusia, Turquía y China, se logró la cancelación de intereses de la deuda por pagar con Argelia y la posposición indefinida del reinicio de las erogaciones. Así mismo también se acordó destrabar una serie de inversiones pactadas con Rusia y China que estaban paralizadas en Cuba por los impagos. A ello se añadió un donativo de 100 millones de dólares realizado por este último país.[21]

Un elemento favorable en el 2024 es que se informó en la ANPP por el Primer Ministro que la deuda externa vencida había disminuido en relación al año anterior, ubicándose en unos 303 millones de dólares.[22].

Por otro lado,  y aunque recientemente el Primer Ministro ratificó en la ANPP la voluntad de Cuba para pagar la deuda externa, cuando mejoren las condiciones económicas para el país, es preciso subrayar que —como una parte importante de un Programa de Estabilización Macroeconómica— resulta indispensable retomar la alternativa de una renegociación más flexible de la deuda, que al cierre de 2024 se estimaba, —según fuentes de los acreedores— en unos $29 800 millones de dólares, lo que representa una cifra aproximadamente similar al saldo del 2019.

En la actual coyuntura, se requiere aplicar nuevas formas de pago –con un mínimo de liquidez- tales como swap de deuda por inversión,[23] pagos en moneda nacional con tasas de cambio preferenciales, emisión de bonos de deuda pública (incluyendo los llamados bonos verdes), recompra de deudas con descuentos, cancelación de deudas por obligaciones mutuas y pago de deudas con flujos de ingresos por exportaciones de bienes o servicios, como variantes a aplicar para restaurar gradualmente la confianza de los acreedores y —consecuentemente— la entrada de flujos financieros externos que hoy no existen. Adicionalmente, en una estrategia financiera a mediano y largo plazo, es necesario asegurar fondos para cubrir el servicio de la deuda, que permitan su sostenibilidad en el tiempo. Finalmente, el 17 de enero de 2025 se dio a conocer un nuevo acuerdo para el pago de la deuda vencida con el Club de París, que ofrece un mejor espacio para el cumplimiento de los pagos por la parte cubana, creando —potencialmente— mejores condiciones financieras para el 2025.[24]

En síntesis, la compleja situación internacional que se ha creado, impone costos adicionales y muy fuertes a la economía cubana, retrasando la recuperación económica, por lo que resulta indispensable aplicar otras medidas urgentes con vistas a impulsar la misma.

II

Al revisar la evolución macroeconómica en Cuba, se observa que la caída de 1.9% en el PIB de 2023 revela una coyuntura muy negativa para la economía nacional. Por su parte, la situación en 2024 se agravó notablemente, reflejando fuertes impactos externos, a lo que se añadió —como ya se apuntó— el efecto acumulado de un grupo medidas de política económica interna que no dieron los resultados esperados.

En efecto, durante el pasado año 2024 el país debió enfrentar todavía mayores desafíos y ya desde el primer semestre del año la caída en el volumen de las importaciones del 22% suponía una situación crítica, que podía llevar a un nuevo decrecimiento en la economía. Ya al cierre del año, el plan de importaciones solo se cumplió al 82.4%. Con estos resultados parciales, en ausencia de cifras oficiales sobre la evolución del PIB el pasado año, es —sin embargo— posible utilizar un modelo económico matemático[25] el cual muestra evidencias —tomando en cuenta lo ocurrido en el segundo semestre del año— que la economía ha decrecido en una cifra posiblemente superior al 2%[26].

Por otra parte, las inversiones entre enero y septiembre de 2024 crecieron un 7.3% y de ellas el 37% continuó concentrado en el turismo, mientras que la agricultura recibió solo el 2.8%,[27] situación que demanda un incremento urgente en este último sector para apoyar la producción de alimentos. También es preciso asegurar los recursos necesarios para garantizar la estabilidad de la generación eléctrica en el país, la que recibió el 11.4% del total invertido al cierre del período señalado. Actualmente resulta indispensable revisar las prioridades inversionistas del país, incluyendo la inversión extranjera directa.

En el 2024, según la información ofrecida en la ANPP, se reportaban descensos continuados en sectores clave como la producción de alimentos, donde hoy la canasta familiar normada se cubre hoy en un 100% con productos importados.[28]

En la ANPP de diciembre de 2024 se destacaba resumidamente que “…las principales producciones agropecuarias han mantenido la tendencia al incumplimiento, fundamentalmente la leche, el huevo, la carne y el maíz. Sin embargo, las cifras de arroz, hortalizas, frijoles y viandas se cumplen y crecen en relación a igual período del año anterior”.

Adicionalmente una información del Ministerio de la Agricultura ofrecía datos del 2024 a la altura del mes de octubre, los que mostraban una caída —en relación al 2019—  de las gallinas ponedoras en un 63% y de la producción de huevos del 95%; una reducción del 73% de las reproductoras porcinas;  un 83% en los piensos; una disminución de la entrega de combustible del 90% y una reducción del área regada del 31 al 7%.[29]

Desde luego, debe considerarse también que los huracanes que azotaron al país dañaron 17 000 hectáreas de plantaciones, 190 naves porcinas, 134 naves avícolas y 60 casas de cultivo, entre las afectaciones más significativas en la agricultura. Finalmente, aun en medio de estas dificultades, se sembraron en el año fiscal 985 000 hectáreas de diversos cultivos, cifra que resulta la mayor de los últimos 10 años.

Al resumirse este punto en la ANPP, el Primer Ministro concluía: “…no se alcanzaron los resultados esperados, en los que han impactado limitaciones objetivas de insumos, combustibles, bajos rendimientos y falta de energía, unido a problemas subjetivos y al no generalizarse las buenas experiencias que existen”.

En relación al turismo se recibieron en 2023  2 millones 436 979 visitantes, con un crecimiento de un 51% sobre 2022, pero con  una recuperación más lenta, con un incumplimiento de la cifra planificada, que se ajustó de 3.5 a 2.5 millones de visitantes.[30] Por su parte, en el 2024, se recibieron 2.2 millones de turistas, lo que representa un descenso de 9.7% en el año.[31] De este modo, si bien, la recuperación continúa, no es a los ritmos previstos, por lo que la meta de alcanzar 3.1 millones de visitantes este año, fue modificada a 2.7 millones de turistas, cifra que tampoco  fue cumplida. El índice de ocupación continuó siendo bajo, con un 24.2% de enero a septiembre del 2024, frente a un 25.8% el año anterior.[32] La lenta recuperación del turismo, vuelve a plantear la necesidad de priorizar inversiones extra hoteleras, y adoptar otras medidas para asegurar una mayor rentabilidad del sector.

Entre las actividades industriales deficitarias registradas en 2023, se encuentra también la producción de azúcar, que de 455 mil TM planificadas, alcanzó unas 340 mil TM, lo que muestra un incumplimiento significativo. La zafra del 2024 supuso una cifra de azúcar planificada de 412 mil TM, alcanzándose solamente el 39%, unas 160 mil TM, en una campaña fuertemente afectada por la falta de combustible y piezas de repuesto para equipos agrícolas e industriales.

En conjunto el volumen físico de la producción industrial bajó de un 61.6% de 1989 en 2019, al 38.6% en 2023, tendencia que no se logró revertir en el  2024

Una coyuntura crítica se enfrentó desde finales del 2023, cuando se perdió el suministro estable de diferentes tipos de combustibles, situación que se agudizó durante el 2024, reflejándose en la capacidad de generación de electricidad,[33] que ya había disminuido un 16.4% entre 2016 y 2021.

Por otro lado, el financiamiento para la operación de las plantas generadoras no ha sido suficiente, lo que ha demandado medidas excepcionales, como la contratación inicial de ocho plantas flotantes de generación.[34] Al respecto la UNE informó que, durante varios meses, de una capacidad nominal instalada de 6 558 MW, la disponibilidad alcanzó solo 2 500 MW, lo que equivale al 38% de esa capacidad.[35]

En 2024 y particularmente en el segundo semestre, la generación eléctrica, tanto por fallas en los equipos, la incidencia de dos huracanes, como por falta de combustible, especialmente el diesel, enfrentó una aguda crisis, con afectaciones de entre 1 400 y 1 500 MW diarios, incluyendo tres desconexiones totales del SEN entre octubre y noviembre.[36] La generación a partir de las FRE fue solo el 3.45% del total. Esta complicada situación incidió fuertemente la economía cubana y también a la población, especialmente, fuera de la capital del país.

Dada la magnitud de la crisis, se aprobó —de forma emergente—, un Programa para la Recuperación del SEN, que parte de un cambio radical en la estructura de generación de electricidad, apoyándose en las fuentes renovables de energía.

En relación a la disponibilidad de combustible, y particularmente en relación a las importaciones, han existido problemas con el suministro de Venezuela —que según fuentes de PDVSA—, promedió una entrega promedio de 55 615 barriles diarios en 2023, debido a dificultades en ese país con su producción.[37] Esta situación se mantuvo en el 2024, cuando las exportaciones a Cuba promediaron 32 000 barriles diarios.[38]

La coyuntura energética del 2024 obligó a la compra a otros suministradores como PEMEX. También cabe destacar que —como ya se apuntó— en el 2023 se firmó un acuerdo de suministro energético con Rusia, que comenzó a implementarse en marzo de 2024 y que debe ofrecer mejores perspectivas para el 2025.[39]

A pesar de las dificultades, en el caso de la industria petrolera destaca positivamente el estimado en 2024 del plan de producción de petróleo crudo, que alcanzó  alrededor de tres millones  de TM y el mismo se cumplió al 98.5%. La producción de petróleo equivalente de CUPET equivale a unos 40 000 barriles diarios lo que asegura -en buena medida- la generación eléctrica nacional en las termoeléctricas, entre otros destinos.[40]

La poca información disponible de otros sectores de la economía en 2024 mostró que hubo caídas  significativas, en relación a lo previsto y esta situación se agudizó a lo largo del año. Estimados del EIU destacan una contracción del 2% en la agricultura, un 0.7% en el sector industrial y un 2.3% en los servicios.[41]

En la atención a los problemas sociales la información de 2024 mostró  también situaciones críticas, especialmente en lo referido a la construcción de viviendas, la disponibilidad de medicamentos, el poder de compra de los salarios, así como  de las pensiones de los jubilados y la alimentación de la población.

En el caso de las viviendas, ha ocurrido una ralentización de las construcciones  en los últimos años En el 2022, se concluyeron solo el 55% de las viviendas previstas. y en 2023 se terminaron, un 65.2% del plan, por la falta de materiales de construcción, cuya producción  alcanzaba en el primer semestre del 2024 el 0.5% de las necesidades.[42] En el 2024 se estima se construyeron menos de 7 500 viviendas.[43]Igualmente hubo un bajo nivel de recuperación de las viviendas afectadas por eventos climatológicos de los últimos años. Estas dificultades no han logrado superarse, a lo que se añade el negativo impacto de los ciclones Oscar y Rafael, que cobraron la vida de 8 personas y afectaron más de 50 000 viviendas, con unas 115 unidades de salud impactadas, entre otros daños.

Por otro lado, según el MINSAP, el faltante de medicamentos se agravó en el año, y a la altura del mes de octubre se reportaba un faltante del 51% del Cuadro Básico de Medicamentos.[44]

Como indicadores básicos de salud, se mantuvo en 2024 la tasa de mortalidad infantil en 7.1 por 1000 nacidos vivos, mientras que la tasa de mortalidad materna por 100000, subió un 9.4% en el año, según información del MINSAP. Estas cifras superan todavía  lo alcanzado antes de la COVID 19.

En relación a las pensiones, se informó en la ANPP de diciembre de 2023 que se mantuvo un 44% de jubilados que cobran la pensión mínima o por debajo de esta (1 528 pesos mensuales), siendo la pensión promedio anual 2 075 pesos mensuales. También aumentó el número de personas calificadas como vulnerables, a pesar de los esfuerzos realizados para la atención a los segmentos más sensibles de la sociedad. No obstante las acciones realizadas, se impone un análisis de las personas en situación de vulnerabilidad, ya que —según estimados que tienen en cuenta las personas que hoy reciben asistencia social, los pensionados que cobran menos o por debajo de la pensión mínima y las personas que perciben salarios mínimos— la cifra de personas calificadas como vulnerables puede ubicarse en torno del 20 al 25% de la población.[45]

Por otro lado, en el 2023 el desempleo se mantuvo en 1.9%, el salario medio en el sector estatal aumentó y llegó a 5 750[46] pesos mensuales, mientras que la Tasa de Actividad Económica se redujo nuevamente de 65.6% en 2022 a 63.3% el pasado año. El empleo no estatal representó el 37.6% del total. Entre las empresas estatales aplicaban salarios flexibles un 26%, lo que cubría el 37% de los trabajadores los que mejoraron sus ingresos en el año. Igualmente, este año se dio a conocer que el nivel de informalidad de las personas que trabajan en Cuba alcanza actualmente el 20% de los trabajadores.[47]

Finalmente, en lo referido a la alimentación de la poblaciónse observa un deterioro. En efecto, según investigaciones del Centro de Estudio de la Economía Cubana de la UH,[48] el estimado del insumo calórico y proteico de la alimentación de la población cubana muestra un retroceso entre el 2020 y el 2022, en tanto que las kilocalorías descendieron de 3 150 a 2 800, para una disminución del 11.1% y las proteínas bajaron de 85 a 63 gramos diarios, para una caída del 25.9%. Por otro lado, se ha estimado que, por la inflación de los últimos años, el costo de la canasta básica de bienes y servicios, estimada para un hogar de tres personas, rebasa varias veces los ingresos salariales percibidos por las mismas.[49] A esto se añade que se ha estimado que alrededor del 70% del ingreso de la población se destina a su alimentación.

En relación a otros factores sociales, que están incidiendo en el desempeño económico y social del país, en la ANPP se examinó la dinámica demográfica, con una población que decrece a partir de la reducción del número de nacimientos en relación a las personas que fallecen y debido al saldo migratorio externo negativo en más de un millón de personas en los últimos años.[50]

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