La crisis en Haití se profundiza
Por Henry Boisrolin*
La crisis haitiana viene profundizándose desde hace varios meses, en los cuales el pueblo ha protagonizado reiteradas huelgas, bloqueos y contundentes manifestaciones. El Coordinador del Comité Democrático Haitiano, Henry Boisrolin, alerta sobre la crisis que atraviesa Haití.
La crisis haitiana viene profundizándose desde hace varios meses, en los cuales el pueblo ha protagonizado reiteradas huelgas, bloqueos y contundentes manifestaciones, en las que millones de personas se movilizaron en todo el país, protestando contra el gobierno corrupto de Jovenel Moïse y sus socios-secuaces, que han despilfarrado en provecho propio, miles de millones de dólares de fondos públicos del Programa Petrocaribe, destinados a obras y desarrollos para mejorar la calidad de vida del pueblo de Haití.
Sin embargo, frente a la voluntad de la inmensa mayoría de su pueblo y sus organizaciones sociales, estudiantiles, sindicales y políticas, el presidente haitiano se mantiene en el Palacio Presidencial y sigue formalmente al frente del Gobierno, ya que cuenta con el respaldo de las fuerzas imperiales, lideradas por los Estados Unidos de Norteamérica, que lo protegen con su guardia pretoriana formada por mercenarios y fuerzas de ocupación de las Naciones Unidas.
En las últimas semanas, la crisis se agudizó críticamente. Por un lado, la Cour Superieure des Comptes (el Tribunal Superior de Cuentas) ha presentado un segundo informe donde se exponen pruebas contundentes acerca del desfalco de 4,2 mil millones de dólares de los fondos de Petrocaribe. Entre los principales involucrados en esta gran estafa criminal, se encuentra el propio Presidente Moïse, el ex presidente Martelly y otros miembros del Partido Gobernante (PHTK).
Por otra parte, al no poder doblegar la férrea oposición de un grupo de senadores, el presidente Jovenel Moïse se ha mostrado incapaz de reacomodar y poner en ejercicio un nuevo Gobierno, para el cual necesita ratificar a su nuevo Primer Ministro (Jean Michel Lapin), luego de la caída del anterior, que fuera removido de su cargo en un intento de poner “paños fríos”, ante la marea de protestas populares de febrero pasado.
Frente al enorme descontento popular, el gobierno sólo responde con represión y más represión, valiéndose de las fuerzas de seguridad “legales”, -como la Policía Nacional Haitiana y las fuerzas de la ONU-, así como de mercenarios extranjeros protegidos por la Embajada Norteamericana y también de “pandillas armadas”.
Otro elemento que acelera y se recrudece la ya explosiva situación, es la caída vertiginosa de la Gourde (la moneda nacional haitiana) ante el dólar (1dólar U$S = 95 gourdes), con sus nefastas consecuencias para la mayoría del pueblo haitiano, que cuenta con los ingresos más bajos del continente, con los que no puede alcanzar los productos de subsistencia elementales, ni cuenta con los servicios más básicos como agua potable, luz eléctrica, acceso a la salud, y un largo etc. de privaciones que generan un modo de vida infrahumano.
Frente al enorme descontento popular, el gobierno sólo responde con represión y más represión, valiéndose de las fuerzas de seguridad “legales”, -como la Policía Nacional Haitiana y las fuerzas de la ONU-, así como de mercenarios extranjeros protegidos por la Embajada Norteamericana y también de “pandillas armadas”, sustentadas por miembros del gobierno y de la burguesía local, que asesinan, violan y siembran el terror en barrios populares, cometiendo crímenes de toda naturaleza con una crueldad inusitada, buscando amedrentar a la población y frenar la resistencia.
Ante esta profundización de la crisis y los intentos infructuosos del Gobierno por recomponer su institucionalidad, todas las organizaciones populares, sindicatos, organizaciones civiles, estudiantiles, barriales, intelectuales, religiosas, etc. el domingo 9 pasado protagonizaron una gigantesca manifestación y bloqueos en todo el país, en la que se movilizaron más de 3 millones de personas, -tal como ocurrió en febrero pasado-, para exigir la renuncia incondicional del presidente Jovenel Moïse y su detención inmediata.
Ya desde el viernes 7 al mediodía, se levantaron barricadas en varias zonas neurálgicas de Puerto Príncipe (la capital del país), llevadas adelante por jóvenes de las barriadas, estudiantes de algunas facultades del Estado y organizaciones populares. También se alzaron barricadas frente a algunos Ministerios, por parte de los empleados que también se manifiestan exigiendo la renuncia y detención del Presidente. Esta situación de confrontación se replica en numerosas ciudades y pueblos de todo el país, de sur a norte.
Otra vez, la respuesta del gobierno fue y sigue siendo, la represión salvaje: con gases, balas de goma y de plomo. La policía abriendo fuego sobre la población desarmada, fusilando manifestantes en plena vía pública, ante las cámaras y a la vista de todo el mundo, con absoluta impunidad. Imágenes aterradoras recorrieron el mundo ante la mirada impávida y reticente de gran parte de la comunidad internacional, de la prensa e incluso de muchos organismos de DDHH, partidos políticos, organizaciones progresistas, etc.
A esta altura, se prevén nuevas jornadas de protesta frente al Palacio Presidencial para los próximos días 13 y 14 del corriente.
Frente a esto, las organizaciones haitianas declararon una huelga general que se cumplió exitosamente por dos días, durante el lunes 10 y el martes 11. Y la Resistencia popular continúa, con bloqueos en rutas nacionales, calles y avenidas, que en algunos casos mantienen ciudades completamente bloqueadas.
En el día de ayer, al cumplirse un nuevo aniversario de la creación de la Policía Nacional Haitiana, el Presidente Moïse se hizo presente en un acto de la Institución, en el cual felicitó a sus fuerzas por el “compromiso” y “profesionalismo” demostrado y aprovechó la ocasión para ratificar su permanencia en el cargo presidencial. Lo que desató nuevamente la indignación y la ira de la población, generando nuevos enfrentamientos y disturbios.
A esta altura, se prevén nuevas jornadas de protesta frente al Palacio Presidencial para los próximos días 13 y 14 del corriente, ya que el pueblo sigue en su firme determinación de exigir la renuncia y detención del criminal Presidente Jovenel Moïse.
Por todo ello, es imprescindible asumir una solidaridad plena y concreta para con la lucha del pueblo hermano de Haití, que hoy nuevamente enfrenta esta pelea heroica por su liberación, por romper las cadenas de la opresión y la explotación, para construir la vida digna que merece.
*Coordinador del Comité Democrático Haitiano