La Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) y los médicos cubanos
Refexiones del Secretario Gremial de ATE sobre la posible llegada de médicos cubanos a Argentina y el odio visceral de la derecha más antidemocrática a las políticas de salud pública solidaria y Cuba.
CAPAC – Por Alejandro Garzón, Secretario Gremial nacional de ATE y Secretario de Interior de la CTA-A Santa Cruz
¿Te molesta mi amor?
La reciente polémica mediática por la posible llegada de 200 médicos y médicas cubanas para ayudar a combatir la pandemia en la Provincia de Buenos Aires ha puesto de nuevo en la agenda pública la vieja discusión que desde los sectores de derecha más antidemocráticos se propiciaba en los ‘70: El odio contra todo lo que huela a cubano, todo “lo cubano”. Y por obvia asociación también contra Venezuela. Esto motiva algunas reflexiones.
¿Qué es lo que estimula el recrudecimiento del odio contra quienes vendrían a salvar vidas de compatriotas? Porque seamos serios, dan risa los argumentos sobre que son agentes de inteligencia. Entonces está claro que ese sentimiento visceral es estimulado curiosamente por lo bueno que ha hecho para su pueblo el proceso liderado por Fidel, Raúl e inspirado en los valores más humanitarios que representaba el ‘Che’.
La cooperación internacional de Cuba en materia de Salud ha sido reconocida hasta por Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud. Su compromiso con la Salud como Derecho Humano se ve en cada misión, como lo han hecho enfrentando al ébola en África, el dengue y la ceguera en América Latina y el Caribe, el cólera en Haití y en catástrofes y pandemias en Pakistán, Indonesia, México, Ecuador, Perú, Chile y Venezuela, y ahora en Italia, Andorra o Qatar combatiendo el CoVid-19. En este sentido, la ayuda no sería tan necesaria y urgente para nuestro país, si no hubiéramos sufrido la devastación del Sistema Público de Salud durante la gestión de Macri y Vidal.
Y otra vez el rechazo a todo lo que es generoso, a todo lo que no es mercantil, estimulado por los propagandistas del odio. Te molesta mi amor, mi amor de humanidad, ya bien lo dice Silvio. Porque a los perros guardianes de los privilegios, que hablan a través de sus medios de comunicación y agitan en redes sociales, “lo cubano” que viene con los médicos es la humanidad, es el amor por la vida, es la capacidad de conmoverse por lo que están pasando sus hermanos y hermanas, y sentir como propio el dolor ajeno. Sí. Las mentiras, la xenofobia y el macartismo de los ‘70, nunca se fue. Y vuelven multiplicados cada vez que “hace falta”.
Como trabajadores y trabajadoras identificadas con las necesidades de nuestro pueblo y de todos los pueblos, entendemos la Salud como un Derecho Humano universal. Y la pandemia del Coronavirus puso al desnudo la verdadera grieta en la Argentina: La de los mega millonarios y grupos concentrados de la Economía que pretenden seguir beneficiándose aún sin Macri, mientras que 11 millones de argentinos y argentinas están yendo a comer a centros comunitarios y no en sus hogares, en el mejor de los casos. Este dato sería suficiente para conmover a cualquiera, pero no. “Los miserables” volvieron a utilizar sus recursos y soltaron los lobos mediáticos por el intento de ponerle impuesto a los mega millonarios.
Una vez más intentan distraernos de una pregunta fundamental: ¿Debemos como sociedad buscar mayor justicia y equidad en la distribución de la riqueza que es generada por todos los trabajadores y trabajadoras? Yo afirmo que sí, y esto me dispara un segundo interrogante: ¿Estamos como pueblo en condiciones de llevar adelante las acciones necesarias que democraticen el acceso a los bienes y servicios básicos para una vida plena y que permita a todos y todas realizarnos como personas?
La clase trabajadora y los sectores populares han demostrado que están dispuestos a acompañar un proyecto político y social transformador, si hay un liderazgo claro, democrático, participativo, sin corrupción y sin privilegios.
En vísperas del 1°de Mayo, como trabajador del Estado reivindico a mi clase y reivindico a mis compañeros y compañeras que hoy, enfrentando una de las mayores crisis que está afrontando nuestro país y el mundo, están en la primera línea de esta batalla.