Escalada criminal de EE.UU contra Venezuela amenaza a toda América latina.(nota 1) x Stella Calloni
Trump comenzó una escalada sobre Venezuela y América Latina que no conoce límites, en una nueva versión de la “Guerra infinita y sin fronteras” que anunciara George W.Bush después del sospechado atentado contra las Torres Gemelas
CAPAC – por Stella Calloni
Bajo el increíble y disparatado argumento de que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, elegido democráticamente, y el diputado y vicepresidente del Partido Socialista Unido de ese país (PSUV) Diosdado Cabello, son “jefes del Cartel de los Soles”, inexistente en todos los documentos que se pueden consultar, el gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump comenzó una escalada sobre ese país y América Latina que no conoce límites, en una nueva versión de la “Guerra infinita y sin fronteras” que anunciara George W.Bush después del sospechado atentado contra las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001, utilizando ahora la misma estrategia y forzando la teoría de que el “narcotráfico” debe ser entendido como “terrorismo” cuando amenaza la seguridad nacional estadounidense.
Esto significa que pueden actuar sin autorización del Congreso, ni convalidación de organismos internacionales como Naciones Unidas y otros, violando la legislación vigente en estas circunstancias en nuestra región y en el mundo.
En el discurso de Bush, que marcó todos los sucesos criminales de los primeros años de este siglo, como las invasiones coloniales (Afganistán, Irak Libia, Siria y el resto de naciones sometidos a un genocidio silenciado) advirtió que “la respuesta estadounidense al terrorismo se está librando tanto dentro del país como en el extranjero por medio de operaciones múltiples que incluyen medidas diplomáticas, militares, financieras, de investigación, de seguridad del territorio nacional y humanitarias”.
El 17 de octubre de 2001 Bush afirmó que: «La nuestra será una campaña amplia, combatida en muchos frentes. Es una campaña que será librada de día y de noche, en la luz y en las tinieblas, en batallas que verán y batallas que no verán. Es una campaña librada por soldados y marineros, soldados de infantería y aviadores; y también por agentes del FBI y oficiales de agencias que velan por el cumplimiento de la ley, diplomáticos y agentes de inteligencia. Es una campaña que se está librando en territorios distantes, y una campaña que se está librando por nuestra nueva Oficina de la Seguridad del Territorio Nacional”, tal como figura en los archivos de la Casa Blanca.
En estos momentos, de acuerdo al decreto emitido por el gobierno de Trunp el 7 de agosto pasado, las tropas de Estados Unidos pueden entrar a cualquier país de América Latina, no sólo en aquellos cuyos gobiernos sean señalados como “narcotraficantes” con argumentos falsos , como el actual, sino también los que “refugien terroristas” o los que “promuevan el terrorismo”, argumentación que puede ser rápidamente inventada como lo han demostrado a los largo de dos siglos, los ”tanques pensantes” más por tanques que por pensantes de Estados Unidos,
POR QUÉ VENEZUELA
Es importante conocer pantallazos de lo actuado por Washington contra Venezuela, país sometido en lo que va del siglo XXI a decenas de intentos de golpes de estado y atentados terroristas, que provocaron muertes y destrucción, movilizaciones golpistas de viejo cuño, a lo que se añaden los intentos de invasiones fracasadas en su decisión de abatir a un gobierno y un pueblo que se han convertido en una muralla latinoamericana.
La nueva escalada sólo ha logrado consolidar y fortalecer al gobierno de Nicolás Maduro, con la decisión de millones de venezolanos de inscribirse para ser parte decisiva de la defensa del país, al frente de cuyas fuerzas armadas está el general Vladimir Padrino López, ministro de Defensa de Venezuela, reconocido por su capacidad militar y su preparación política.
Las Fuerzas Armadas Nacionales de Venezuela (FANB) tienen como doctrina militar la “guerra de todo el pueblo” que significa una defensa integral de la nación, sostenida en la unidad de civiles y militares para defender la soberanía nacional, y dada la situación de dependencia de los países de nuestra región, con una posición antimperialista, y en favor de la emancipación definitiva.
Tal como resulta de los principios de la Revolución Bolivariana y del “Bolivarismo”, el pensamiento contrahegemónico surgido de las realidades del país y la región en este siglo XXI e inspirado en las ideas del libertador de América, general Simón Bolívar (siglo XIX) que fue renacido por el comandante Hugo Chávez Frías cuando encabezó un alzamiento cívico-militar en 1992 dirigido a la necesidad de lograr un cambio profundo en Venezuela en defensa de las mayorías populares y para terminar con la corrupción demoledora de gobiernos y empresarios que disfrutaban de los dineros del petróleo, el oro negro de Venezuela.
Una minoría que vivía en un limbo de enormes riquezas, en grandes rascacielos, y una extensa mayoría de pobres en las alturas de los cerros que rodean la capital, Caracas, similares a las “favelas” que enmarcan a Río de Janeiro en Brasil, donde los colores vivos no pueden ocultar las enormes desigualdades. El alzamiento fracasó militarmente pero no a nivel popular, por lo cual Hugo Chávez Frías estuvo detenido, pero salió en 1994 y comenzó una acción política que terminaría con su llegada a la presidencia de Venezuela a fines de 1998, por una abrumadora mayoría, que aumentó permanentemente.
Revertir la situación de injusticia, de desigualdad y dependencia es lo que logró ampliamente Chávez que falleció el 5 de marzo de 2013 siendo presidente de Venezuela, después de haber designado como sucesor a Nicolás Maduro Moros, quien fue elegido en elecciones que debían realizarse ese mismo año, apoyado por millones de venezolanos que demostraron al mundo, durante el enorme y sentido funeral con que se despidió y se “sembró “a Chávez, el amor profundo y la toma de conciencia de un pueblo que renació con ese liderazgo y rompió con un pasado de falsas democracias, acompañando además el proyecto de unidad latinoamericana, el gran sueño posible del Bolivarismo.
En Washington se creyó que con la desaparición física de Chávez se acababa con la Revolución Bolivariana y Socialista y continuó aumentando el embate de golpes, la brutal guerra económica y la guerra terrorista, como lo hizo y lo sigue haciendo desde hace más de 60 años contra la Cuba revolucionaria, que sigue resistiendo heroicamente, a pesar del terrorismo, bajo todas sus formas posibles, como el mediático, entre tantas otras tácticas de la contrainsurgencia que se nos está aplicando hoy.
Ante la imposibilidad de lograr rendir a Venezuela, el 24 de enero de 2019 se produjo un hecho, inconcebible en cualquier país del mundo, en el marco de las numerosas operaciones estadounidenses, cuando un diputado opositor, Juan Guaidó, que ejercía entonces la presidencia de la Asamblea legislativa, salió de esa sede, simulando que huía, en el marco de un debate y se autoproclamó presidente designado (por el mismo) e inmediatamente reconocido por Washington y gobiernos colonizados de la “civilizada” Europa y otros, demostrando que era una acción preparada por las Fundaciones de Estados Unidos que habían invadido Venezuela desde hace años.
Siempre la tragedia de los pueblos tiene pasos de comedia, como ésta de Guaidó quien se convirtió en un presidente sin sede presidencial en su país, “gobernando” a nadie desde su casa en Washington y viajando por el mundo mientras recibía migajas millonarias del dinero que saquearon a Venezuela las corporaciones imperiales, como mascarón de proa que era, hasta convertirlo en un millonario ahora inservible que viaja en un barco cargado de oro y millones de dólares junto a una tripulación permanente de piratas modernos, sin espadas, pero con misiles y armas letales, entre otros.
En 2019 se produjeron dos intentos de invasión a Venezuela, el 23 de febrero la “Operación Cúcuta” y el 30 de abril “Operación Libertad” que Estados Unidos llamó “simulacros de invasión”, para disimular el fracaso. Cúcuta es una ciudad colombiana en la frontera con Venezuela desde dónde intentó Washington, con apoyo de sus socios de la oposición venezolana y algunos pocos militares y policías tratar de ingresar supuestos camiones de “ayuda humanitaria” en realidad armas y municiones, detrás de lo cual llegarían los mercenarios invasores, contando con las complicidades necesarias. Nueva frustración.
Pero ¿quién estaba en Cúcuta junto a Juan Guaidó? Nada menos que Marco Rubio, representante entonces del Estado de La Florida, activo militante del lobby cubano americano con sede en Miami, que utiliza terroristas propios que a la vez son agentes “estrellas de la CIA” estadounidense y ahora Secretario de Estado del gobierno de Trump. La foto de ambos dio la vuelta al mundo.
No lograron invadir, rechazados por multitudes populares y las fuerzas militares patrióticas y lo intentaron nuevamente el 30 de abril en la Operación Libertad, una insurrección interna que dejó decenas de víctimas, al mando del supuesto “líder pacifista” Leopoldo López y su “barra” de golpistas, que como su compañera de tareas Corina Machado, actúan, muy bien pagados por Washington, desde donde han pedido una y otra vez una invasión de Estados Unidos contra su país, como traidores a la patria que son.
Todos los intentos fracasados dejaron graves daños en hospitales, centros de salud, escuelas y edificios del Estado y de infraestructuras indispensables que luego derivaron en un bloqueo criminal contra ese país, que de alguna manera ya había comenzado más sigilosamente en tiempos de Chávez, y se disparó en forma ascendente desde 2014 extendiéndose todos estos años.
Fue una guerra que afectó los proyectos en marcha, impidiendo entrar al país alimentos, medicamentos, todo lo necesario para la infraestructura en general y también impidiendo la comercialización del petróleo venezolano con cualquier país del mundo, afectando al sistema bancario a nivel mundial y quedándose, gracias a la cobardía de gobernantes colonizados, con el dinero depositado por empresas que comerciaban con Venezuela. Un ejemplo fue la apropiación de un dinero depositado por el gobierno venezolano en un banco de Portugal para comprar medicamentos, que nunca pudieron llegar, cobrándose vidas, otro crimen del que tiene que dar cuenta EE.UU.
Esa tragedia del pueblo fue inculpada al gobierno, como está previsto en las tácticas contrainsurgentes, sobre el que se desató una jauría, opositora que utilizó todos los frentes, incluyendo informes -documentadamente falsos- entre los cuales figuraban miles de ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas, para denigrar al gobierno venezolano acusándolo de violador de los derechos humanos, como lo han hecho y lo están haciendo en todo el mundo cuando el imperio quiere destruir a quienes defiende los derechos de su países y sus pueblos.
Pero en los últimos años, Venezuela fue emergiendo al abrirse las posibilidades comerciales con Brasil, China, Rusia, Irán, los países integrantes del BRICS, un modelo alternativo que reúne a las naciones más grandes y más pobladas del mundo, y otros, lo que encegueció de odio a EE:UU y sus socios imperiales, que ahora actúan con total impunidad, a cara lavada, como lo hace Israel con el lento genocidio y exterminio del pueblo palestino, día a día, sin que nadie detenga esta perversión de crímenes atroces, sólo comparables con los cometidos por el nazismo, que llevaron a la Segunda Guerra Mundial.
Esto es sólo un resumidísimo pantallazo de temas que hay que profundizar para entender “por qué Venezuela” y conocer que esto, en realidad, es parte del Proyecto Geoestratégico de recolonizar América Latina en este siglo para el control directo de sus recursos, que nos aplica un Estado Terrorista Mundial.
CRONOLOGÍA DE LA NUEVA ESCALADA
Venezuela y otros países postergados de región y del mundo entendieron las posibilidades que se abrían desde que comenzó a surgir un Nuevo Orden Mundial, que en principio acabó con la unipolaridad instalando nuevamente la multilateralidad. Por supuesto que el imperio decadente iba a reaccionar, como lo hizo salvajemente y volvió a tratar de recuperar en forma urgente su llamado “patio trasero” América Latina, cuyos países salvo Cuba, son hasta ahora dependientes de Estados Unidos.
Es lo que estamos viendo hoy; ¿Cómo no “reapoderarse” de Venezuela que tiene las mayores reservas de petróleo del mundo y una enorme riqueza en recursos de todo tipo, ahora en manos del pueblo y el Estado venezolano?. Más aún cuando como han declarado, tanto funcionarios demócratas y republicanos de EE.UU, que en este siglo XXI se está aplicando sobre América Latina, la Doctrina Monroe que data de los años 1823, cuando los gobernantes determinaron en Washington que “América (del sur) era para América (del norte)”.
Después del decreto del gobierno estadounidense al que me he referido al comienzo de esta nota y con escasas horas de diferencia, Trump anunció otra medida, aumentar a 50 millones de dólares la recompensa para quien entregara al presidente Nicolás Maduro por considerarlo una “amenaza contra la seguridad estadounidense”, redoblando las cifras anteriores, 15 millones en el primer gobierno de del mandatario actual y 25 millones durante la presidencia de su antecesor, el demócrata Joe Biden.
Maduro no figuró nunca en ningún registro de narcotraficantes ni delito alguno, pero su rostro apareció en un “aviso de recompensa” como los que se utilizaba en el far-west en los años de la invasión de películas de la brutal colonización del territorio que sería después los Estados Unidos de Norteamérica, que incluía entre otros el robo de la mitad del territorio de México y otros países, como Puerto Rico, en situación colonial bajo el eufemístico título de ser un “Estado Libre Asociado” del imperio
Debajo de la fotografía de Maduro se enumeraban los supuestos “delitos” acusándolo de ser muy peligroso” para la seguridad de Estados Unidos.
La última medida anunciada cuando el presidente Donald Trump regresó de Alaska después de reunirse con su par Vladimir Putin de Rusia el pasado 25 de agosto intentando cruzar propuestas sobre el tema de Ucrania, fue leer los papeles preparados sobre su escritorio y anunció el envío de buques de guerra hacia el extenso y cálido Mar Caribe, y como advirtieron los gobernantes venezolanos no “a las costas” precisamente de Venezuela, pero cercando a ese país y a otros. Luego redobló la apuesta.
Al comenzar septiembre de este año están en el mar Caribe, tres destructores, un escuadrón anfibio con tres buques de guerra, cuatro mil infantes de marina, a lo que añadió el gobierno de Trump el envío del crucero lanzamisiles USSE Erie (unos dos mil) y un submarino rápido de propulsión nuclear el USS Newpot News, lo cual activó la alarma en toda la región.
Todo esto para ¿combatir al narcotráfico? No sólo se trata de una escalada de guerra contra Venezuela, sino que amenaza y advierte a todos los países de América Latina y el Caribe, y ni siquiera se salvan de lo que pueda suceder los Estados norteamericanos que están sobre el Atlántico, como tampoco los que están de cara al Pacífico por donde navega irresponsable y criminalmente otra cantidad de buques de la Flota de Estados Unidos. Como dijo el mandatario venezolano, hablando recientemente en la sede del poder Legislativo de Caracas es “un zarpazo terrorista, militar, inmoral, criminal e ilegal”. Se trata ahora de salvar el destino de la humanidad amenazada como nunca antes.