El terrorismo eterno de EE.UU contra Cuba 1959-2024 (parte 1 por Stella Calloni)
La hipocresía evidente conque actúa Washington al mantener a Cuba en la lista de los “patrocinadores del terrorismo” cuando en realidad es víctima del Estado Terrorista Mundial de Estados Unidos.
CAPAC – por Stella Calloni
Cuba está más que nunca en la mira de Estados Unidos, mediante todo tipo de acciones encubiertas que se desarrollaron y se desarrollan desde 1959 hasta estos días, después de admitir funcionarios de Washington que mientras el gobierno y el pueblo de ese país continúe resistiendo, negándose a rendirse, a pesar de que se profundizó el bloqueo, lo mantendrá en la lista de “patrocinadores del terrorismo” con las gravísimas consecuencias que esto tiene como un crimen de lesa humanidad.
El Ministerio del Interior de Cuba informó el pasado 7 de julio que se había desmantelado un plan terrorista, organizado y financiado por Estados Unidos, presentado las pruebas concretas con la detención de Ademys García Alvarez quien entró ilegalmente por vía marítima con una cantidad de armas y municiones, para comenzar un nuevo plan de reclutamiento y de esta manera ejecutar acciones violentas en todo el país.
El aumento de sanciones al Bloqueo de más de medio siglo, añadidas por el presidente Donald Trump, mantenidas y agravadas bajo el gobierno de Joe Biden, nos retrotrae al terrorismo de Estados Unidos contra Cuba, como una política de Estado emprendida desde 1959.
Cuando el presidente Biden asumió el gobierno en enero de 2021, el periodista e investigador cubano Raúl Antonio Capote, escribió en el periódico de Cuba Gramma sobre lo que podía esperar este país de un “posible cambio de política de la nueva administración demócrata ya que tendría que enfrentar a un lobby anticubano «crecido» por el apoyo del mandatario saliente, Donald Trump.
Citó Capote como nuevo escenario “la cifra récord de diez cubanoamericanos en el Congreso de Estados Unidos. Se trata de los republicanos Carlos Giménez, María Elvira Salazar y Nicole Malliotakis; Albio Sires, demócrata de Nueva Jersey, y los republicanos Mario Díaz-Balart, de Florida; Alex Mooney, de Virginia Occidental, y Anthony González, de Ohio.Los otros electos son los senadores Marco Rubio, por Florida, y Ted Cruz, de Texas, dos republicanos a los que se suma el demócrata Bob Menéndez, de New Jersey”.
En este panorama recordaba que “la reinclusión” de Cuba en la lista de estados “que patrocinan el terrorismo” contó siempre con el apoyo entusiasta de Marco Rubio y Ted Cruz. “Desde el año 2017, Rubio le entregó a Rick Scott, entonces gobernador de la Florida, un memorando de dos páginas que incluía esta propuesta (…) Las acciones de presión fueron constantes por parte de la extrema derecha cubanoamericana, y por funcionarios de alto nivel de la administración Trump”.
Se refirió también a Mauricio Claver–Carone, “arquitecto de la política hacia Cuba y Venezuela en la Casa Blanca” que en ese momento era presidente del Banco Interamericano de Desarrollo(BID), al que caracterizó como una ”eminencia gris detrás de todas las maldades contra el pueblo cubano” por lo cual “marcar a la Antilla indómita como malvada y terrorista” fue considerado vital para eliminar las medidas de Obama y comenzar una espiral de acciones agresivas que terminaran con el rompimiento de las relaciones diplomáticas y llegar más lejos. Añadió que la idea de Carone, Rubio y compañía, era de una agresión militar, utilizando una fuerza multinacional e invocando el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR).
Lo cierto es que Biden continuó y profundizó el bloqueo, entre otras medidas. Esa violencia terrorista aplicada contra la isla del Caribe, no pudo lograr la rendición del gobierno y el pueblo cubano, pero Washington sigue persistiendo, desconociendo que la mayoría de países del mundo han votado masivamente en la Asamblea de Naciones Unidas que se reúne cada año para examinar este tema, demandando terminar con el bloqueo que es un crimen de lesa humanidad y es el más largo sitio de guerra en la historia mundial.
En 2023 sólo Estados Unidos e Israel se opusieron a todos los países que votaron por el levantamiento del bloqueo. Ucrania se abstuvo. Se está viviendo en pleno siglo XXI la hipocresía evidente conque actúa Washington al mantener a Cuba en la lista de los “patrocinadores del terrorismo” cuando en realidad es víctima del Estado Terrorista Mundial de Estados Unidos.
El pasado 15 de mayo el departamento de Estado norteamericano anunció que se retiraba a Cuba de los países que no cooperaban “por completo” con los esfuerzos antiterroristas, argumentando que se produjeron cambios entre 2022 y 2023, lo que permitió reanudar la cooperación entre ambos países, incluyendo la lucha antiterrorista.
La cancillería cubana, si bien celebró esa decisión advirtió que no se trataba sólo de la eliminación de Cuba como “no cooperante” porque continuaba como “patrocinador del terrorismo” lo que confirmó Washington el 16 de mayo incluyéndolo en la “lista del mal” junto a Corea del Norte, Irán, Siria y Venezuela.
En este caso el argumento era que Cuba no había accedido a extraditar a Estados Unidos a los dirigentes del Ejército Nacional de Liberación (ELN) de Colombia, que participaban en negociaciones con el gobierno colombiano para llegar a un acuerdo de paz. De hecho en agosto de 2022 y de conformidad con una orden del presidente colombiano, Gustavo Petro, la Fiscalía General de Colombia había suspendido las órdenes de arresto contra 17 comandantes del ELN, incluidos aquellos que Estados Unidos había solicitado a Cuba extraditar.
La decisión de Donald Trump en enero de 2021 de reincluir a Cuba antes de dejar el gobierno, además de aplicar más de 240 sanciones que recrudecieron el bloqueo criminal de Estados Unidos, agravó la situación con la imposibilidad de que llegue ayuda de organizaciones humanitarias para enfrentar los graves problemas de alimentos, medicamentos vitales y equipos, además de las penalidades que se aplican ilegalmente, a las empresas o bancos en distintos países del mundo, que son severamente multados si comercian con el gobierno cubano. Durante la administración Biden el mismo grupo de “asesores” siguen tomando decisiones siempre negativas para la isla caribeña y la región.
Este lobby es la “cara política” del terrorismo aplicado contra Cuba ya que los ejecutores de las acciones terroristas eran y son las organizaciones terroristas de Miami desde los años 1959, cuando conformaron un equipo especial bajo el control de la Central de Inteligencia (CIA).
El canciller cubano Bruno Rodríguez explicó que sacar a Cuba de la lista de países que (supuestamente) “patrocinan el terrorismo” significaría que debían cesar “las medidas económicas coercitivas que acompañan a esta injusta designación”, calificando la decisión estadounidense como «manipulación política».
En realidad la agresión y las formas de hostilizar a Cuba, suceden desde el mismo momento en que triunfó la Revolución cubana el 1 de enero de 1959, lo que significó una fuerte e inesperada derrota para Estados Unidos. Además el triunfo revolucionario se produjo cuando la isla de Cuba estaba rodeada de dictaduras en el Caribe y en América Central, por lo que fue más heroico aún al enfrentar en esos momentos a la mayor potencia mundial en la región.
Esto se repetiría de alguna manera cuando la dirigencia revolucionaria cubana y el pueblo lograron una victoria extraordinaria derrotando el intento de invadir a Cuba en 1961 por Playa Girón, que fracasó convirtiéndose en la primera gran derrota militar contra los invasores en el siglo XX en toda la región, a partir de lo cual la guerra contra Cuba se convertiría en una política de Estado de Estados Unidos que se impuso y se mantiene hasta hoy.
La situación es gravísima ya que bancos, instituciones financieras y vendedores internacionales han dejado de facilitar el comercio regular incluso, la cooperación con grupos religiosos que intentan apoyar humanitariamente a Cuba. “Una mayoría de bancos se niegan a procesar pagos cubanos y han congelado los fondos para actividades religiosas y humanitarias permitidas, lo cual exige una licencia adicional”.
Acusar a la víctima como victimario es una tradición en la política criminal del imperio, y eso es lo que sucede en estos momentos cuando Estados Unidos decide mantener su acusación a Cuba como “patrocinador del terrorismo” con gravísimas consecuencias como la prohibición de que reciba cualquier tipo de ayuda humanitaria, negocio, inversión y comercio, para afectar hasta la asfixia la vida cotidiana de los ciudadanos cubanos.