Día de la Prensa Cubana, a 132 años del Periódico Patria
Si el Partido Revolucionario Cubano es la gran obra política de José Martí, Patria es la culminación de su quehacer periodístico. Patria surge «de la voluntad y con los recursos de todos los revolucionarios cubanos y puertorriqueños conocidos en Nueva York» el 14 de marzo de 1892
CAPAC – por Jorge R. Bermudez en Cubaperiodistas
El 14 de marzo de 1992, centenario de la fundación del periódico Patria, los periodistas cubanos reunidos en la Plaza de la Revolución “José Martí” de La Habana, acordaron instaurar la fecha como Día de la Prensa Cubana. A 132 años de la creación de Patria, y a 32 de tan crucial acuerdo, los periodistas cubanos hacen firme su decisión de entonces; el periódico que los inspiró, no es un referente cualquiera, fue, es y seguirá siendo siempre la voz viva de lo mejor de nuestro pueblo.
Si el Partido Revolucionario Cubano es su gran obra política, Patria es la culminación de su quehacer periodístico. Hombre de la imprenta, tanto por su condición de periodista como por la de editor, traductor y escritor, a ella se deberá ahora con más empeño que nunca. Patria surge «de la voluntad y con los recursos de todos los revolucionarios cubanos y puertorriqueños conocidos en Nueva York». Y así es. A su lado tiene como más cercanos auxiliares un puertorriqueño, Sotero Figueroa, y un cubano, Gonzalo de Quesada y Aróstegui, quienes también se alternan en la dirección del periódico en ausencia de Martí. Además, están Benjamín Guerra, Abelardo Agramonte, Rafael Serra, Antonio Vélez Alvarado y Francisco González Marín, entre otros.
Ganado el pan de cada día, de noche hornean el de su ideal; y lo hacen de manera voluntaria, sin paga alguna.
Martí se reserva para Patria: se siembra entre cajistas y prensistas, escribe solamente en sus páginas, y procura que el periódico alcance la cualidad de contenido indispensable para un acto mediático que no le cabe otro lujo que el de orientar, organizar y unir a todo un pueblo en el exilio, y en ambas islas a la vez.
Bien sabe que «las grandes ideas no alcanzan acceso a las muchedumbres, hasta que una propaganda constante y abnegada no logra despertar el sentimiento del deber en las conciencias aletargadas por la acción represiva dominante». Y en pensar semana tras semana cada página, cada artículo, cada nota, la suya y la del colaborador de turno, y de valorar lo que es más conveniente de ser publicado según la situación política del momento, camina pensativo entre la anónima muchedumbre con un lío de periódicos y revistas bajo el brazo, como si aspirara a detentar un mundo en las noticias del día.
Al final, ¡gran gozo!: el olor que despide el periódico recién impreso, es el de la patria…