De la Invasión de EEUU a Panamá (1989) a la recolonización de América Latina (parte 2 – por Stella Calloni)
Segunda parte del análisis de los hechos acaecidos el 20 de diciembre de 1989 con la invasión a Panamá por parte de EE.UU y el terrible bombardeo a la población civil. También se desarma el relato sobre los generales Torrijos y Noriega instalado por la CIA y los medios de comunicación cómplices.
CAPAC – por Stella Calloni (*)
La invasión a Panamá el 20 de diciembre de 1989-aunque los primeros disparos comenzaron en las últimas horas del 19-comenzó con los bombardeos en la capital que se extenderían a distintos lugares del país y la entrada de las tropas probando todo tipo de armas contra una población indefensa, debió ser estudiada en nuestros países amenazados como nunca en este año 2024 por un proyecto Geoestratégico de Recolonización continental, no sólo para conocer la verdad sobre la historia de una ocupación ilegal colonial impuesta por Estados Unidos a partir de 1903 y que se prolongó a lo largo del siglo XX a pesar de la eterna lucha del pueblo panameño, sino por el relato canalla de la mayoría de los medios de comunicación, que mintieron, desinformaron, causando confusión y lamentables e imperdonables silencios.
“En realidad Panamá es el país más desconocido en América Latina porque cuando se habla de nosotros se haba del Canal y de la Zona franca. Un lugar en lo que todo se compra, una tierra de tránsito. Somos una población fantasma en la memoria latinoamericana y la solidaridad también es el gesto de conocer al otro. No se puede amar lo que no se conoce”, decía Rogelio Sinán, escritor panameño, de 85 años en esos momentos, el patriarca de las letras que anduvo por el mundo, a quien entrevisté para un suplemento literario de un diario de México en 1980.
Ventiún años antes de la invasión en 1968, el general Omar Torrijos de la Guardia Nacional panameña se rebeló y tomó el poder, desalojando a la oligarquía pro estadounidense, produciendo un profundo cambio en la vida del pueblo panameño, instalando al país en el mundo y comenzando la lucha por la independencia y el fin del enclave colonial de lo que era la Zona del Canal para lo cual debía terminar con la presencia del Comando Sur de Estados Unidos.
Las negociaciones con Estados Unidos, contando con la solidaridad de una cantidad de países pudo avanzar con la llegada al gobierno de Estados Unidos del demócrata presidente James Carter con quien firmó finalmente el Tratado Torrijos-Carter en 1977. Se comprometía Estados Unidos a entregar la Zona del canal a la República de Panamá y a desmontar el Comando Sur y sus bases militares a fines 1999, aunque al final y mediante severas presiones de los republicanos sobre Carter se introdujo un cambio antes de la firma del Tratado que dejaba al Canal “bajo el paraguas” de Estados Unidos ante determinadas situaciones.
MANUEL ANTONIO NORIEGA.
En el año 1969 a menos de un año de haber tomado el poder Torrijos se produjo un golpe encabezado por militares relacionados con la CIA en el Comando Sur de Estados Unidos mientras el general estaba en México con una delegación donde se enteró de lo que estaba sucediendo en su país. Torrijos se mantuvo informado por el entonces Teniente Coronel Manuel Antonio Noriega. En una acción novelesca, Torrijos y sus acompañantes contrataron un avión privado en México para regresar por Costa Rica y entrar a Panamá por la frontera común. En comunicación permanente con Noriega, al acercarse al territorio costarricense Torrijos le confesó al piloto que no tenían dinero pero que se le pagaría cuando llegaran a Panamá, explicándole la situación, lo que al parecer le pareció como una aventura jamás vivida antes.
Los militares golpistas habían ordenado cortar la luz eléctrica en la zona de Chiriquí, frontera con Costa Rica, pero Noriega se había trasladado al cuartel de la Guardia Nacional en ese lugar, donde en la doble oscuridad de la noche recurrió a encender antorchas para iluminar la pista y que pudiera aterrizar el avión. Así Torrijos recuperó el poder casi de inmediato mientras los golpistas se refugiaban en el Comando Sur.
A partir de esos momentos Torrijos consideró a Noriega. como el “hombre de la lealtad” y lo mantuvo siempre como Jefe de Seguridad. La ligereza con que se habla del “dictador panameño”, lo que también le adjudicaban a Torrijos, es parte de la mentira y más grave aún, es que nunca Noriega fue presidente de Panamá, como se lo continúa mencionando en todos los ámbitos, incluyendo a sectores de izquierda que debieran actuar con responsabilidad diferenciándose en todos los casos de los mercenarios del periodismo, nunca tan fortalecidos como en estos últimos tiempos. Curiosamente Noriega figuraba como un “comunista” encubierto en los archivos del Paraguay.
Torrijos fue perseguido y denigrado durante años hasta su muerte en mayo de 1981 durante un viaje corto de unos 15 minutos, cuando el avión explotó, se dice que estrellándose contra una montaña. Todos los campesinos de la región donde se produjo el supuesto accidente hablaron de una primera explosión antes de estrellarse el aparato. Además, la forma como encontraron los restos de las víctimas, como los dispersos pedazos del avión, repartidos en los alrededores con inexplicables distancias, que no condecían con lo que sucede cuando se estrella un avión, efectos de una posible segunda explosión. Esto fue atribuido a un atentado de la CIA.
En un resumen cronológico reducido en 1983, Estados Unidos intentó mantener la Escuela de las Américas, de trágica trayectoria para el Continente, pero el general Antonio Noriega, Jefe de seguridad se negó en forma terminante a estas imposiciones de Washington, lo que indicaba que algo estaba sucediendo en Panamá.
Noriega también fue clave para la conformación de la Iniciativa de Paz de Contadora (isla panameña donde se iniciaron las reuniones) que se constituyó con los gobiernos de México, Panamá, Colombia y Venezuela en 1983. Fue uno de los hechos más importante de aquellos momentos, donde se desarrollaban las guerras de liberación en Guatemala, El Salvador y Honduras, mientras este último país había sido convertido en la rampa de ataque de la guerra encubierta de EE.UU contra el gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) que había triunfado derrocando a la dictadura somocista el 19 de julio de 1979.
La Iniciativa de Paz de Contadora explicaba el verdadero origen de la violencia en países sometidos a dictaduras militares de largos años, como sucedía en los antes mencionados y además se intentaba terminar con la guerra terrorista de Estados Unidos contra Nicaragua, demostrando cuáles eran las graves condiciones de las poblaciones frente a las regímenes militares que asolaron a la región bajo los mandatos de Washington y reconocían como justa la rebelión de los pueblos en esas circunstancias.
Estados Unidos intentó sabotear esa iniciativa de paz que proponía un escenario distinto a sus planes y trataba de impedir que continuara, por lo cual fue uno de los objetivos de la invasión. Sin recordar estos hechos, no se podría entender la feroz campaña contra Noriega -y otros funcionaros gubernamentales- que les había asestado dos fuertes golpes y que cambió el nombre de Guardia Nacional por el de Fuerzas de Defensa de Panamá (FDP), un proyecto del general Omar Torrijos.
Estas Fuerzas de Defensa estaban destinadas a ejercer el derecho de que fueran militares panameños los que cuidaran el Canal de Panamá una vez que se cumpliera la salida del Comando Sur (en el día final de 1999,) y las tropas de Estados Unidos se retiraran del enclave colonial de la Zona Canalera. Su destrucción fue otro de los objetivos logrados en la invasión.
En 1985 Noriega se negó a que Panamá fuera una base para la “Contra” como le demandó Estados Unidos desde el más alto nivel. Esta reunión terminó con la furia de los enviados especiales de Washington. Cuando se estudia lo sucedido en el narco-gate se pone evidencia lo que era la realidad, al hacer pública las “tareas” de las tropas de EE. UU estacionadas en el Comando Sur en sus acciones en Colombia y el papel de Israel en la venta de armas y asesoramiento de los paramilitares colombianos afectando al gobierno panameño.
El 7 de mayo de 1989 hubo elecciones en Panamá. La activa oposición agrupada en la Cruzada Civilista se convirtió para la disputa electoral en Alianza de Oposición Democrática Civilista (AODC) que agrupaba a la derecha, bajo el control de Estados Unidos. El gobierno de George Bush (padre) había ordenado comenzar una campaña previa anunciando que iba a haber fraude, tema que se instaló incluso en Europa. La AODC, enfrentaba al Partido Revolucionario Democrático (PRD) creado por Torrijos que gobernaba el país en esos momentos.
Todos parecía transcurrir con total normalidad hasta que comenzaron acciones vandálicas por parte de la oposición, como el asalto a lugares de votación, quema de actas, lo que no sólo está documentado, sino que incluso algunos medios estadounidenses se refirieron a una “operación” trazada en Washington. La opositora ADOC llevó sus actas y las entregó a la Iglesia con lo cual se terminó anulando las elecciones. Nunca se recordó, salvo en informes de investigadores panameños, que Panamá estaba sometido a un bloqueo de Estados Unidos que había comenzado desde los años 82 y 83 y llevado al máximo en 1988 y todo 1989.
No debe sorprender a nadie que esa metodología se utilizara en diversos países y especialmente en Venezuela en este año 2024 y en 2019 con la participación activa de la Organización de Estados Americanos (OEA) en el golpe de estado contra Evo Morales en Bolivia. Al voto comprado se añade la metodología del fraude instalando el caos con acciones violentas y los llamados de los dirigentes opositores a pedir una invasión estadunidense para “salvar a la democracia”.
De hecho, también la prensa internacional, especialmente las agencias europeas, manipularon la información cuando ya habían comenzado la escalada hacia lo que hoy es parte del conglomerado de medios super-concentrados que han convertido la desinformación en un arma de guerra imprescindible para el Pentágono estadounidense.
Antes de comenzar la invasión el candidato de la oposición Guillermo Endara, y sus acompañantes en la fórmula electoral, fueron llevados en automóviles al Comando Sur desde donde siguieron los acontecimientos y el 20 de diciembre de 1989 en una base militar de Estados Unidos, juró como presidente de Panamá, mientras se incendiaba el Chorrilllo y el pueblo panameño estaba sufriendo la mayor crueldad de los invasores.
Endara tenía largas relaciones con la CIA y fue abogado de la Chola Corporation en Chile, una empresa que servía a las necesidades de la dictadura de Augusto Pinochet, lo que surgió de las investigaciones sobre la Operación Cóndor en los archivos de la larga dictadura del general Alfredo Stroessner en Paraguay descubiertos en diciembre de 1992.
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(*) Stella Calloni narradora del Tercer Mundo, periodista de la Patria Grande.
Stella en Panamá, en México, en África o en Medio Oriente, en la cocina donde se cocinó la historia de nuestras historias. Ella con Fidel, con Gadafi, con Torrijos, con Chávez, con Correa, con Evo y más. Stella la de Cuba.