Cuba en los BRICS: oportunidades y limitaciones
El anuncio de la incorporación de Cuba como socio de los BRICS a partir de 2025 constituye un resultado importante de la diplomacia y la política exterior cubana por la aprobación unánime a la asociación de los países miembros del grupo, cuyos fundadores son Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.
CAPAC – por Luis René Tabio (*) en Cubainformación y Mundo Obrero
La significación de este acontecimiento se debe también a la creciente importancia económica y política de los BRICS en la reconfiguración del orden económico y político internacional tendiente a un sistema de gobernanza mundial más justo y equilibrado.
Pese a las desigualdades y diferencias entre sus miembros —de tipo político e ideológico— los integrantes del grupo expresan un consenso en posturas importantes sobre cambios positivos para el balance de poder global.
Acontecimiento que abre oportunidades a la economía cubana, pero para hacerse efectivas debe vencer obstáculos y limitaciones externas e internas, pues su incorporación como socio tiene dimensiones políticas y económicas que de manera general son favorables, pero suponen un esfuerzo propio para hacerlas efectivas.
Las perspectivas de la Isla en el grupo parten de la existencia de las buenas relaciones políticas y económicas con las principales potencias integrantes de ese foro, entre los que sobresalen sus vínculos históricos, políticos y económicos con China y Rusia. Países que podrían proporcionar inversiones y asistencia en áreas como infraestructura, tecnología y energía renovable.
Mediante negociaciones podrían crearse nuevas empresas mixtas y establecer cadenas de valor, para contribuir al crecimiento y la consolidación de mercados para los productos cubanos, tanto de alta tecnología en la industria biotecnológica, como en los sectores agropecuarios y mineros.
También pueden realizarse negocios a través de las distintas modalidades de cooperación en los servicios médicos y educativos, esferas en las cuales Cuba tiene experiencia y fortalezas que pudiera aportar.
Potencialmente, y en correspondencia con las estrategias inteligentes, la nación Antillana podría acceder a recursos financieros del Nuevo Banco de Desarrollo (NDB), o el banco de los BRICS. Fondos que podrían utilizarse en proyectos de infraestructura y desarrollo sostenible con el propósito de ampliar y profundizar la cooperación tecnológica mediante el intercambio de conocimientos y tecnologías aplicadas al desarrollo de nuevos productos y servicios.
Países como India y China poseen importantes avances en sectores tecnológicos que podrían colaborar con Cuba en áreas como la biotecnología, telecomunicaciones, y agricultura sostenible.
Ello permitiría aumentar las exportaciones cubanas mediante la creación de nuevas cadenas de valor, y de tal forma, incrementar y diversificar los ingresos de la nación antillana.
Asimismo, los países BRICS podrían facilitar programas de intercambio educativo y transferencia de conocimientos, especialmente en salud, ingeniería y ampliar la participación de las energías renovables, temas cruciales para garantizar el crecimiento y seguridad de sus suministros de energía.
En tanto, Cuba podría reducir sus vulnerabilidades al diversificar las fuentes de sus relaciones económicas, comerciales y financieras internacionales fuera de la esfera de mayor influencia de las medidas económicas coercitivas de Estados Unidos y de mercados más subordinados a las presiones extraterritoriales del bloqueo norteño impuesto contra el país, como podrían ser los aliados europeos y en otras regiones de Estados Unidos.
De particular importancia son los esfuerzos y propuestas que se presentan y discuten en el marco de los BRICS para impulsar formas de pagos alternativas para transferencias monetarias y financieras. Formulaciones que incluso proponen la creación de un sistema monetario que acelere la disminución de la participación del dólar de Estados Unidos en la economía global.
En tal caso es obvio que para Cuba su integración a cualquier variante que le permita escapar del circuito del dólar dentro de los BRICS, reduce los efectos del bloqueo económico, financiero y comercial.
Industrias como el turismo y la cultura podrían crear y expandir mercados emergentes en países como India, Brasil y China, promoviendo la cultura, la historia y las bellezas naturales.
Algunas iniciativas diplomáticas contribuirían a ampliar y diversificar los lazos culturales y turísticos que aporten nuevos ingresos a la economía cubana.
En todo caso, las principales limitaciones y retos para aprovechar esas oportunidades constituyen a la vez los incentivos para que la estrategia cubana busque alternativas que le peritan la inserción internacional.
Condiciones de infraestructura en sectores clave como energía, transporte y tecnología son un desafío para implementar proyectos a gran escala con los BRICS, en esa línea inicialmente se deberían realizar proyectos para superarlos con ayuda financiara y créditos blandos.
La falta de capacidad financiera cubana se expresa en las restricciones financieras internas, debido a la limitada liquidez y problemas con la deuda externa, lo que eleva los riesgos del país y limita la realización de proyectos de cooperación e inversiones a gran escala como requiere la modernización y expansión económica del país.
Es sabido que el cerco estadounidense tiene un carácter extraterritorial y posee la capacidad de limitar las posibilidades de Cuba para establecer relaciones financieras plenas, incluso con los miembros del BRICS, pues muchos naciones evitan sanciones secundarias y no buscan deliberadamente aislarse del mercado estadounidense.
Se trata de un bloqueo acrecentado en los años recientes por la guerra económica contra Cuba, las llamadas sanciones económicas de Estados Unidos por su propio diseño, unido al carácter central de la mayor economía mundial y las condiciones de la globalización económica.
En medio de ese panorama se han diseñado políticas y estrategias para modernizar, reestructurar y estimular el desarrollo de la economía cubana, pero todavía falta mucho por hacer, se mantienen obstáculos creados por una burocracia como secuela de la estructura administrativa todavía excesivamente centralizada.
Errores en la implementación de las reformas en el sistema económico aún no brindan un escenario suficientemente favorable para el comercio y las inversiones extranjeras, lo que hasta la actualidad no ha permitido diversificar sus exportaciones e incrementar la oferta de productos a los países BRICS.
Para ello, los organismos de las relaciones internacionales de Cuba deben enfrascarse en fortalecer las relaciones bilaterales con los BRICS en general, pero sobre todo intensificar los acuerdos específicos con China, Rusia, India y Brasil, aprovechando sectores estratégicos como salud, educación y biotecnología.
Cuba tiene fortalezas derivadas de su reputación de liderazgo en el Sur Global y puede posicionarse como un aliado estratégico dentro de los BRICS en América Latina y el Caribe desde su condición como socio de la agrupación.
Al tiempo que debe prepararse para facilitar inversiones extranjeras directas, eliminar barreras burocráticas y promover marcos legales regulatorios más claros y flexibles que otorguen seguridad y confianza a las contrapartes dentro de los BRICS.
La Isla también debe trazar estrategias específicas para reducir vulnerabilidades y dificultades internas, así como diseñar y negociar proyectos de colaboración y negocios, para un aprovechamiento de la participación de Cuba como socio de los BRICS.
Cuestiones que permitirían al país insertarse beneficiosamente en este importante grupo que marca el paso en el proceso de establecimiento de un nuevo orden de gobernanza mundial justo y beneficioso para el desarrollo compartido, ajeno a las pretensiones hegemónicas del imperialismo estadounidense.
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(*) Luis René Fernández Tabío. Doctor en Ciencias Económicas; profesor Titular del Centro de Investigaciones de la Economía Internacional adscrito a la Universidad de La Habana