Cuba-EEUU: ¿dictadura que dialoga con estudiantes, democracia que apalea? (+video)

Analizamos la nueva oleada macabra de fake news, desinformación, manipulación y mentiras sobre Cuba, acerca de una supuesta “huelga” o “paro” en las universidades cubanas que, sencillamente, no ha existido.

CAPAC – fuente Cubainformacion

Todo es una construcción, un invento, un montaje, una campaña construida, una vez más, desde los centros de poder de Washington y Miami, impulsada por periodistas mercenarios y medios digitales financiados por el Gobierno de EEUU y divulgada por la prensa corporativa occidental.

¿Lo cierto? En las universidades cubanas muchas y muchos jóvenes se mostraron descontentos, enfadados, críticos con la subida de tarifas de Internet, anunciada por parte de la empresa pública ETECSA, pero tanto esta compañía como el Gobierno de la Isla están dialogando y negociando con el estudiantado algunas formas de aliviar el impacto de la decisión. Una decisión, por cierto, inevitable: el Estado cubano no tiene divisas para sostener las redes, debido a la guerra económica de EEUU. Sí, sí, la guerra criminal y genocida de quienes dicen, desde allá, que “apoyan” a unos estudiantes que “protestan por el tarifazo” del Gobierno cubano. Cínicos, hipócritas, criminales.

Repasaremos y recomendaremos algunos artículos que profundizan en este asunto, del que la primera conclusión es: ¿en qué país del mundo un gobierno y una empresa de telecomunicaciones se ponen a dialogar con la población, tras una medida de este tipo que, evidentemente, es impopular y no deseada?

Pero hay sinvergüenzas que, a la vez que condenan a Cuba por el supuesto “tarifazo”, no dicen esta boca es mía ante la represión brutal del régimen de Trump contra migrantes y activistas, con miles y miles de policías y militares. Se han quedado mudos los Alejandro Sanz, Melendi y demás mediocres de la burguesía farandulera.  

Tere Felipe, en un brillante artículo en Diario Red, nos dice: “La juventud cubana ha dado una lección de madurez política. Lejos de plegarse a lógicas binarias, supo sostener una crítica lúcida y situada, sin ceder a la lógica injerencista. Su actitud demuestra que el ejercicio crítico, lejos de debilitar los procesos de transformación, los fortalece”. Pero ha habido un “patrón de la guerra de cuarta generación: una forma de agresión no convencional que sustituye los tanques y las bombas por la manipulación simbólica, el control emocional y la fabricación mediática del relato. En este escenario, cualquier disonancia interna se convierte en prueba de un fracaso estructural, sobre todo si proviene de países que no se alinean al paradigma neoliberal hegemónico. Mientras en Cuba se abrían espacios institucionales para canalizar el descontento juvenil, especialmente a través de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU); fuera del país se activaban campañas orquestadas”.

Enrique Ubieta, por su lado, en otro memorable escrito, nos dice: “La FEU se ha ganado un liderazgo y encabeza el diálogo; el diálogo con el pueblo, la toma de decisiones conjuntas, es la esencia de la Revolución. La contrarrevolución quiere maniatar la rebeldía, impedir su crecimiento como auténtica expresión revolucionaria. No podrán convertir a la FEU en el sindicato Solidaridad. Su historia revolucionaria, y la historia de la Revolución, lo impiden. Cuba es otra cosa”.

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