A 96 años del nacimiento de Abel Santamaría Cuadrado, inmortal en el alma cubana (+ video)
Fidel Castro Ruz calificó a Abel Santamaría como el «alma» del Movimiento 26 de Julio. Sacrificada su vida en los albores de la Victoria, siempre resultará imposible encontrar adjetivos que puedan abarcar su inmensidad. Un día 20 de octubre como hoy nacía Abel Santamaría Cuadrado.
CAPAC – por Pedro Ríoseco López-Trigo – tomado de Granma
Abel Santamaría Cuadrado, calificado por Fidel Castro Ruz como «el alma» del Movimiento 26 de Julio durante el juicio a los asaltantes del Cuartel Moncada en Santiago de Cuba, cumpliría 96 años este 20 de octubre si no hubiera sido asesinado hace 70 años por los esbirros de la dictadura batistiana.
Con solo 25 años al momento de morir, Abel era ya entonces el segundo jefe del movimiento revolucionario que inició la lucha el 26 de julio de 1953, dirigido por el joven abogado Fidel Castro, y demostró en su vida revolucionaria su valentía, capacidad organizativa, seriedad probada y discreción absoluta.
Nació el 20 de octubre de 1927 en Encrucijada, antigua provincia de Las Villas, en la parte central de Cuba, a unos 400 kilómetros de La Habana. Hijo de un matrimonio de origen español establecido en el central Constancia, Benigno Santamaría y Joaquina Cuadrado —él, jefe de carpintería del central, y ella, ama de casa— en el mismo Central donde laboró en sus colonias el gran dirigente de los trabajadores azucareros Jesús Menéndez.
Desde niño Abel fue recibiendo la influencia revolucionaria del también conocido como el General de las Cañas y del movimiento obrero azucarero por su vindicación. Su casa estaba instalada en el perímetro azucarero. De manera que Abel, junto a su hermana Haydée Santamaría, y sus hermanos Aldo, Aida y Ada, pasaron su niñez y adolescencia en un ambiente rural e industrial a la vez, ya que su medio era la agroindustria azucarera.
Sus primeros años los pasó en el central trabajando como mozo de limpieza y despachador de mercancía y posteriormente como empleado de oficina. En 1947 se traslada a La Habana a vivir agregado en un cuarto con un primo suyo e ingresa por oposición en la Escuela Profesional de Comercio y, por la misma vía, en el Instituto Número 1 de Segunda Enseñanza.
Cursa ambos estudios hasta que continúa sólo el bachillerato hasta completar el segundo año cuando consigue empleo de oficinista en la Textilera Ariguanabo, y posteriormente en la agencia representante en Cuba de los automóviles Pontiac, en la que lleva la contabilidad y la caja.
El salario de este nuevo trabajo le permitió alquilar un pequeño apartamento, el 603 del edificio ubicado en la calle O # 164 en El Vedado, donde trae a vivir a su hermana Haydee Santamaría y adquiere a crédito un automóvil de uso.
Abel fue siempre un lector incansable, al llegar a La Habana tenía una escolaridad de sexto grado y conocimientos rudimentarios de contabilidad, pero a los pocos meses ya discutía con su primo sobre sistemas de contabilidad por lo que se presentó a los exámenes de ingreso en una escuela de comercio aprobándolos y, llegó a cursar hasta el tercer año de la carrera de contabilidad. Por esa misma época comenzó a estudiar las obras de Lenin abrazando de hecho la teoría revolucionaria del proletariado y como sus antecesores en la lucha estudió, interpretó y amó profundamente a José Martí.
Ingresó en el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) y se incorporó a la Comisión de Asuntos Campesinos con su amigo Jesús Montané, quien ocupa un cargo similar al suyo en la General Motors. Junto a su hermana Haydee, en La Habana, se integra a la lucha, primero contra la corrupción del gobierno auténtico de Carlos Prío y luego contra la tiranía de Fulgencio Batista.
El insospechado encuentro entre Abel Santamaría y Fidel Castro, el 1 de mayo de 1952 en el Cementerio de Colón, selló los destinos de ambos jóvenes. A partir de este momento transitaron juntos en pensamiento y acción para la preparación de la lucha revolucionaria. La residencia de Santamaría en 25 y O, en el Vedado, se convirtió luego en lugar de reunión del grupo que, encabezado por Fidel, realizaría la gesta heroica el 26 de julio de 1953.
Desde los primeros momentos, se convirtió en el segundo jefe del Movimiento, integrando el comité civil y militar de esta organización, e intervino en la elaboración del plan de asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes. De Fidel, Abel asumió la táctica y estrategia de lucha, de forma tal que fue ocupando cada día mayores responsabilidades dentro del proyecto que, con su colaboración como segundo al mando, maduraba Fidel con José Martí como centro y modelo de las mejores y más puras corrientes de nuestro acervo revolucionario, antimperialista, internacionalista y liberador nacional. Los propósitos ideológicos de ese proyecto asimilaban igualmente las concepciones del Marxismo-Leninismo y su metodología para el cambio social.
Participa Abel en todas las líneas de actividad, organización y disciplina, entrenamiento de las células, propaganda, movilización de los grupos hacia las manifestaciones de calle, adiestramiento militar, búsqueda de recursos económicos y compra de armas, uniformes, disponibilidad de transporte de los hombres para la provincia de Oriente, haciéndose cargo personalmente del acondicionamiento de lo que será el cuartel general en la Granjita de Siboney en Santiago de Cuba, y el hospedaje en tránsito de los hombres en esa ciudad y en Bayamo. Tenía Abel el mismo estilo de trabajo de Fidel y su convicción era tan profunda que no pensaba nunca en que pudiera tener un resultado adverso y estaba seguro que la causa revolucionaria algún día triunfaría.
En la acción del 26 de julio y por orden de Fidel, Abel que contaba entonces con 25 años, llevó a cabo la toma del Hospital Civil Saturnino Lora aledaño al Moncada con otros 19 hombres, más el doctor Mario Muñoz, Haydee y Melba Hernández. Fidel le había ordenado dicha acción tratando de evitarle peligros mayores de modo que si él (Fidel) caía en el combate, fuera Abel quien lo sustituyera al mando del movimiento. Sin embargo, Abel fue hecho prisionero después de haber cumplido con éxito su misión de tomar el hospital y tras fracasar la toma del cuartel al fallar el factor sorpresa. Fue salvajemente torturado por los esbirros batistianos y asesinado el 26 de julio de 1953.
Su ejemplo perdurará siempre como un paradigma de la juventud cubana.