El asesinato de niños en Gaza: una situación “casi única en la historia” dice la ONU (+video)
La sudafricana Ann Skelton, jurista de prestigio del Comité sobre los derechos del Niño, es concluyente: “Más niños han muerto en esta guerra que mujeres y hombres. Eso es masivo”. Son casi 17 mil menores que han sido víctimas fatales en casi un año.
CAPAC – por Gustavo Veiga en Derribando Muros
Nunca es fácil poner en palabras el horror que vive Palestina. Se corre el riesgo de banalizarlo. Aún a riesgo de hacerlo, el islandés Bragi Gudbrandsson, funcionario de Naciones Unidas, se atrevió a decir lo que sentía. Un día antes de la primavera declaró: “La indignante muerte de niños es casi única en la historia”. Pero son más gráficas que cualquier testimonio las imágenes de chicos mutilados, quemados vivos, al borde de la inanición o enterrados bajo sus casas y escuelas demolidas por las bombas. Cuando los videos y fotografías circulan en redes sociales, espantan. Los crímenes de guerra cometidos por el estado de Israel en Gaza y Cisjordania son imposibles de ocultar entre los escombros.
Esta vez no fue el gobierno de la Franja o lo que queda de él, ni su autoridad sanitaria, ni ninguna otra de los territorios ocupados quienes denunciaron esas violaciones del derecho internacional. Lo hicieron funcionarios como Gudbrandsson de una organización que navega al garete, y que recién da testimonio cuando las infancias son las principales víctimas de un genocidio en marcha. El vicepresidente del Comité sobre los derechos del Niño fue tan elocuente como la máxima autoridad de ese espacio, la sudafricana Ann Skelton: “Más niños han muerto en esta guerra que mujeres y hombres. Eso es masivo”, dijo ella, una jurista de prestigio internacional formada en la Universidad de Pretoria.
Según cifras en constante progreso que maneja el Comité, hay casi 17 mil niños asesinados, 6.168 heridos y miles más que siguen desaparecidos en Gaza. Los datos de víctimas infantiles cubren el período entre el 7 de octubre de 2023 y el 10 de septiembre último. Aquel día del que pronto se cumplirá un año, Hamás tomó por sorpresa a Israel en un ataque fulminante que terminó con más de 1.200 muertos, 6 mil heridos y 253 secuestrados que fue repelido de inmediato.
Lo que siguió ya se sabe. Hasta este lunes 23 de septiembre las masacres se extienden por 353 días. La abrumadora mayoría sobre Palestina con un plan sistémico liderado por Benjamín Netanyahu que tiene fuerte respaldo de Estados Unidos y la Unión Europea.
Otros datos aportados por Skelton y Gudbrandsson amplían la dimensión de la tragedia humanitaria. Al menos un millón de los menores palestinos fueron desplazados, 21.000 han sido confirmados como desaparecidos, 20 mil perdieron a uno o ambos padres, 17 mil se encuentran solos o separados de sus familias, decenas han muerto por desnutrición y 3.500 niños corren riesgo de muerte por la falta de alimentos.
El funcionario islandés, visiblemente conmovido, explicó en conferencia de prensa: “No creo que hayamos visto antes violaciones tan descomunales como las que hemos visto en Gaza. Hay tres violaciones de las seis más graves, que no queda duda de que Israel las está cometiendo: matar y mutilar a niños, atacar hospitales y escuelas y denegar el acceso humanitario. Estas son violaciones extremadamente graves que no solemos ver a menudo”. El vice del Comité posee una reconocida trayectoria como coordinador del grupo de trabajo para emergencias que se encarga de la situación de la infancia en Ucrania desde que comenzó la guerra con Rusia.
Skelton agregó: “Sabemos que bajo el derecho internacional humanitario, que Israel admite está obligada a cumplir, matar a objetivos civiles en esta escala es inaceptable… Los niños son siempre civiles”. El Comité sobre los derechos del Niño también concluyó que los ataques “indiscriminados y desproporcionados”, se produjeron con el empleo de armas explosivas y efectos de gran alcance en zonas densamente pobladas.
El organismo de Naciones Unidas denunció además los continuos secuestros, las detenciones arbitrarias y reclusiones prolongadas de una gran cantidad de niños palestinos a manos de las fuerzas de ocupación israelíes. La mayoría son encarcelados sin cargos, ni juicios e incluso se les impide el acceso a la defensa con abogados o a tomar contacto con sus familiares.
La agencia turca de noticias Anadolu realizó un informe en febrero pasado cuyo título es: “Escolasticidio: cómo Israel destruye sistemáticamente la educación palestina en Gaza”. Hasta ese momento Israel llevaba arrasadas alrededor de 370 escuelas y había dejado a más de 620.000 alumnos sin escolarizar. Si miles de niños palestinos sobrevivieran a la catástrofe humanitaria que están soportando en la Franja, resultaría imposible que vuelvan a estudiar.
En el mismo artículo, el historiador palestino Abdel Razzaq Takriti de la Universidad de Rice en Estados Unidos, decía que el objetivo de Israel es hacer que el territorio sea inhabitable, no sólo “matando a la persona, sino también matando el conocimiento que tiene”.
El otro grave problema que condiciona la supervivencia de los niños palestinos en Gaza, hoy un territorio baldío a orillas del mar Mediterráneo, es que su infraestructura sanitaria está destruida al 80 por ciento y medio millar de trabajadores de la actividad han sido asesinados, según denunció el ministro palestino de Salud, Majed Abu Ramadan, en la última asamblea de la OMS realizada a fines de mayo en Ginebra, Suiza.
A la guerra de exterminio desatada por el gobierno de Netanyahu sobre Gaza y Cisjordania -donde los colonos siguen apropiándose de tierras palestinas, se sumaron en la última semana los ataques a través de miles de beepers (unos antiguos dispositivos de comunicación) y walkie-tokies que Israel hizo explotar en Líbano, aunque oficialmente no se atribuyó la operación. El conflicto se desplazó ahora a la zona sur de ese país donde el régimen de Netanyahu maniobra sobre las milicias de Hezbolá, el blanco de esa sofisticada acción que también alcanzó al interior de Siria. Varios niños resultaron heridos y dos murieron. Es el saldo provisorio y trágico de infancias bajo asedio en medio de la guerra y que puede dejar como secuela principal la extensión del conflicto a toda la región.